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Cada vez que en una
representación de Sexteando…
debo caracterizar a una negrita
bufa (herencia del teatro
vernáculo), una italiana, una
inglesa, una española, una
argentina (bonaerense, para ser
más exacta), una estadounidense
y una cubana —síntesis de los
ingredientes multi-étnico-culturales
que, según el sabio don Fernando
Ortiz, alimentan nuestra
personalidad básica— tengo que
desdoblarme y adoptar sus
respectivas formas de pensar,
sentir y actuar.
Componentes principales en que
se estructura la personalidad
humana, y que debo conocer al
pie de la letra, para convencer
al auditorio, y
consecuentemente, transmitirle
el mensaje
educativo-terapéutico, con
marcado enfoque ético-humanista,
que esa joya de las artes
escénicas contemporáneas le
envía al espectador en materia
de educación y terapia sexuales.
Mi interlocutora hizo una
pequeña pausa, la cual aproveché
para indagar sobre las
concepciones defendidas —en ese
contexto dramatúrgico— por su
autor, laureado con el Premio
Nobel de Literatura, acerca de
la educación y la terapia
sexuales, que devienen un
leitmotiv en la trama de
Sexteando…
El genial escritor y dramaturgo
italiano tiene una forma
originalísima de percibir la
Sexología como disciplina
científica. Pero, en lo que
respecta a la elaboración del
texto, cumple —al pie de la
letra— los indicadores
conceptuales,
teórico-metodológicos y
prácticos en los que se sustenta
esa relativamente joven
especialidad biomédica».
Acto seguido, inquiero acerca de
cómo, en las tablas, conjuga el
verbo actuar.
[…] Actuar es dejar de ser,
abandonar mi ego, anular la
parte de mi personalidad que no
me sirve para hacer lo que estoy
haciendo en ese momento sobre el
escenario. Es quedarse vacía
interiormente y llenarse —una
vez más— de energía positiva. El
juego con otra identidad, que
uno construye mental y
espiritualmente. Utilizar los
recursos técnico-interpretativos
de que disponemos, así como
proyectar vivencias,
experiencias, conflictos,
frustraciones […]. Para mí,
actuar es darlo todo sin esperar
nada a cambio […], ni siquiera
el aplauso del “respetable”.
Si no soy lo suficientemente
humilde ante la tarea me
repetiré y seré siempre yo misma
en diferentes situaciones […]
sin una transfiguración de fondo
con el personaje al cual, en el
escenario, tengo la sagrada
obligación de insuflarle aliento
vital, para darle credibilidad
ante el público.
«Al respecto, el escritor y
periodista Ernesto Sábato estima
que “[…] actuar es como vaciarse
de uno. La actuación deviene un
sacerdocio […]”. Esas dos
afirmaciones las he comprobado
en la práctica artística,
aunque, a veces, la cotidianidad
lo impide, pero se trata de una
de las tantas utopías que
debemos —y tenemos— que
perseguir».
¿Cuáles son los temas
predilectos por Teatro de la
Utopía para llevar a los
escenarios de la región más
occidental del país o a las
giras que —con relativa
frecuencia— dicho colectivo
realiza por la capital cubana?
La agrupación teatral a la que
pertenezco y a la que me he
entregado en cuerpo, mente y
alma por razones de índole
artístico-profesional y
estrictamente personal (soy la
esposa de su director, y madre
de nuestro hijo), ha ido —y
seguirá yendo— en busca de una
exploración de textos que nos
permitan enfrentar conflictos
que agobian, e incluso enajenan,
al ser humano contemporáneo, y
en consecuencia, encontrar
respuestas coherentes a los
cuestionamientos
filosófico-antropológicos que
constantemente se plantea:
¿quién soy?, ¿qué objetivos
concretos quiero alcanzar en la
vida? y ¿hacia dónde dirigir mis
pasos? Esos son, en apretada
síntesis, los temas puntuales a
los que Teatro de la Utopía les
ha dado y dará prioridad en su
repertorio.
Por último, Yuliet Montes quiso
evocar —con no disimulada
emoción— la visita que, en una
función dominical de
Sexteando…, le hiciera la
fallecida primerísima actriz
Adria Santana.
[…] Realmente, fue una
sensación especial, impactante.
Admiré mucho a Adria, ella es y
será para mí una maestra
inolvidable, en quien descubrí
—con el discurrir del tiempo— el
conjunto de valores éticos,
ideo-estéticos, artísticos,
culturales, humanos y
espirituales en que se sostiene,
cual roca inconmovible, la
personalidad del actor y la
actriz. En honor a su memoria,
espero que, en la próxima
temporada […], mi trabajo
actoral esté mucho más
perfilado, más completo,
concluyó. |
