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Recuerda a Dios. Apuntes para una espiritualidad
por Jesús Dueñas Becerra
jesus@infomed.sld.cu

 
 

[La] espiritualidad [es] dolorosa, gozosa y gloriosa […]”.

Cintio Vitier.

 

El padre Marciano García (ocd), Director del Instituto de Espiritualidad del Caribe, es el autor del libro Recuerda a Dios. Apuntes para una espiritualidad, prologado por el M.Sc. Luis Enrique Ramos Guadalupe, funcionario del Ministerio de Ciencia, Tecnología y Medio Ambiente, y publicado por Ediciones Vivarium.

De acuerdo con el sabio Albert Einstein, “el hombre encuentra a Dios detrás de cada puerta que la ciencia logra abrir”,[1] ya que “[…] sólo la inteligencia divina es capaz de [revelarle] la ‘clave’ a la inteligencia humana […] para [que pueda] descubrir los más celosos secretos guardados por la naturaleza, la sociedad y el pensamiento del homo sapiens”.[2]

Con apoyo en dicha premisa, el ex asesor del Centro de Estudios Arquidiocesanos de La Habana (CEAH), le muestra al lector que entre ciencia y fe no existe abismo alguno que los separe, y para ello sustenta su “tesis conciliadora” en la frase Recuerda a Dios…,[3] que le da título a la obra y deviene leit motiv al final de todas y cada una de sus reflexiones filosóficas, teológicas y psicológicas, sustentadas en un marcado enfoque ético-humanista y cristiano.

El otrora profesor de Filosofía y Psicología en el Colegio Seminario de San Carlos y San Ambrosio, claustro materno de ciencia, conciencia, ética, cultura y patriotismo en la mayor isla de las Antillas, centra su discurso en lo que él valora como “[…] un hecho  trascendental, único sobre la tierra: la vida espiritual […], vivida por los humanos [a través de] diversas manifestaciones que constituyen la historia de la espiritualidad […]”.[4]

Para el padre Marciano García, “[…] espiritualidad es el conjunto de acciones que el hombre realiza y que le dan [pleno] sentido a su vida […],[5] o “[…] la vivencia de [haber ascendido a un escalón] superior [en el conocimiento de nuestro yo esencial]”.[6]          

El también poeta y ensayista caribeño destaca el hecho innegable de que en las páginas de ese texto él se refiere, básicamente, a la espiritualidad cristiana, cuya evolución -mediatizada por los cambios socio-económicos e históricos que han tenido lugar en el contexto universal de la comunidad humana- reseña desde sus primeras manifestaciones… hasta la sociedad contemporánea, donde el hombre sólo tiene in menti el desarrollo científico-tecnológico, y olvida olímpicamente a nuestro Divino Creador… sin detenerse a meditar que todo lo que nos rodea y nos hace la vida mucho más placentera y confortable es el resultado de esa hermosa obra… sólo atribuible a un Ser Superior, que trasciende cualquier idea, concepto o realidad material con que pueda identificarse, y cuya existencia –hasta hoy- no ha podido ser probada, pero tampoco negada categóricamente por la ciencia.[7] 

Quienes se sumerjan en las páginas de ese “pequeño gran libro”, como diría el poeta y ensayista Cintio Vitier, podrán establecer esa “relación mágica” a la que se les convoca, no sólo con Dios, sino también con todos los adelantos de la ciencia y la “tecnología de punta”, que desde la óptica del autor devienen fuente nutricia de ética, humanismo y espiritualidad cristiana.

Según el profesor Ramos Guadalupe, el sacerdote carmelita nos ofrece “[…] su cosmovisión sin egocentrismos, pletórica de ecumenismo, gnosis [conocimiento] trascendente al que nunca [el soberano de la creación debe] renunciar”.[8]

Dicha obra se estructura en introducción y seis abarcadores capítulos, íntimamente relacionados entre sí: “El hombre y el tiempo” (I); “Dios habla ahora” (II); “Jesús de Nazaret”; “El mandamiento nuevo” (IV); “Amor y familia” (V); y “Una vida nueva” (VI), con las correspondientes notas y citas bibliográficas al pie de página.

Por otra parte, le transmite al lector un mensaje por vía subliminal: la fe en Dios y la ciencia no son contrarios que se excluyen, sino las dos ramas de un frondoso árbol; ramas que se nutren y enriquecen mutuamente para alimentar el intelecto y el espíritu humanos.[9]

La lectura amena y fluida del libro Recuerda a Dios…, del padre Marciano Garcia, nos invita a vivir y disfrutar nuestro “[…] proyecto de vida espiritual, [que elimina per se] el sufrimiento, la expiación o la fuga del mundo [y acepta libre y soberanamente] el compromiso absoluto con la justicia, la igualdad, el amor, la bondad, la verdad, sin la cual nada es justo […], equitativo […], amoroso, ni bondadoso”.[10]

NOTAS

[1] Citado por Jesús Dueñas Becerra, en “Sabiduría: intelecto y espíritu”. Espacio Laical. 2006; 2 (2): p. 14.

 

[2] Ídem.

 

[3] García, Marciano, ocd. Recuerda a Dios. Apuntes para una espiritualidad. La Habana: Ediciones Vivarium, 2008: 100 pp.

 

[4] Ibídem: p. 5

 

[5] García, Marciano, ocd. “Introducción a la espiritualidad cubana”. Vivarium. 1996; XIV: p. 5.

 

[6] García, P.M. Recuerda a Dios… Ob. Cit.: p. 5.

 

[7] Dueñas Becerra. Ob. Cit.: p. 14

 

[8] Ramos Guadalupe, E. “Para recordar a Dios” (prólogo), en P.M. García. Recuerda a Dios…  Ob. Cit.: p. 3

 

[9] Dueñas Becerra. Ob. Cit.: p. 14.

 

[10] García, P.M. Recuerda a Dios… Ob. Cit.: p. 95.   

Jesús Dueñas Becerra - psicólogo, crítico y periodista
jesus@infomed.sld.cu
 

En Letras-Uruguay ingresado el presente trabajo el día 5 de junio de 2013


Autorizado  por el autor, al cual agradecemos.

 

 

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