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Martí y la música
por Jesús Dueñas Becerra
jesus@infomed.sld.cu

Con motivo del aniversario 160 del natalicio de José Julián Martí Pérez (1853-1895), la Asociación de Pedagogos de Cuba (APC), desarrolló en la Dirección Provincial de Educación de La Habana, el coloquio Martí y la música.

El programa, en forma de panel, fue moderado por la Lic. Eulalia Dopazo Reyes, presidenta de la Cátedra Bolívar-Martí, e integrado por los profesores, M.Sc. Elina Hernández Galarraga y Lic. José Manuel García Remedios. Los ponentes analizaron in extenso el pensamiento musical del Apóstol.

Según el fundador del periódico «Patria», « […] hay una lengua espléndida, que vibra en las cuerdas de la melodía y se habla con los movimientos del corazón: es como una promesa de ventura, como una vislumbre de certeza, como prenda de claridad y plenitud. El color tiene límites: la palabra, labios: la música, cielo. Lo verdadero es lo que no termina: y la música está palpitando perpetuamente en el espacio»[1].

Martí percibía la música como « […] la compañera y guía del espíritu en su viaje por los espacios»[2], y es mucho «más bello lo que brota de ella, que ella misma»[3].

Para los panelistas, el Maestro encontraba « […] en la música respuesta a todos nuestros deliquios, expansión para todos nuestros encogimientos. […]. Es como un hada invisible: en las ciudades invita a la alegría, al perdón y al movimiento: en campaña, pone las armas en manos de los combatientes»[4].

De acuerdo con los integrantes del panel, el mundo mágico de las corcheas y las semicorcheas « […] es el hombre escapado de sí mismo: es el ansia de lo ilimitado surgido de lo limitado y de lo estrecho; es la armonía necesaria, preludio de la armonía constante y venidera»[5].

El poeta mayor la patria grande latinoamericana estima que «la música es más bella que la poesía, porque las notas son menos limitadas que las rimas: la nota tiene el sonido, el eco grave, y el eco lánguido con que se pierde en el espacio […]»[6]. 

Conforme con el pensamiento martiano, la vida es música y color, porque eso es —precisamente— lo que sugieren el pentagrama sonoro y el arte de los pinceles, concluyeron.

En ese ámbito martiano por excelencia, se le hizo entrega del Premio «Evangelio Vivo», que otorga la APC (Filial Provincial de La Habana), al profesor Heberto Ricardo Castillo por su consagración a la docencia y a las luchas revolucionarias del pueblo cubano.

Por último, la violinista Adriana Hernández interpretó una obra, con letra y música de la joven autora, dedicada a los maestros, y laureada con el primer premio en el Concurso «Aniversario 122 de la Edad de Oro»; Pieza que, por sus valores estético-artísticos, deviene himno del magisterio cubano.

Notas

[1]. Martí, José. Citado por Ramiro Valdés Galarraga. Diccionario del pensamiento martiano. La Habana: Editorial Ciencias Sociales, 2002: p. 459.
[2]. Ídem.
[3]. Ídem.
[4]. Ídem.
[5]. Ídem.
[6]. Ídem.

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