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La persistencia de los fragmentos
por Jesús Dueñas Becerra
jesus@infomed.sld.cu

 
 
 

El poeta y escritor Osmán Avilés, Premio de Ensayo Artístico Literario Luis Rogelio Nogueras 2010, es el autor del poemario La persistencia de los fragmentos, publicado por el Ministerio de Relaciones Exteriores y la Universidad del Trabajo de la República Oriental de Uruguay.

Para el exeditor del Portal Cuba Literaria la poesía se le escapa del alma, cual pajarillo enjaulado que, una vez que se libera de las rejas invisibles que lo mantenían prisionero, vuela hacia el espacio infinito en busca de la belleza que irradia el universo subjetivo del bardo.

En los poemas recogidos en ese volumen, el autor va de lo divino a lo humano, de lo místico a lo material, lo cual deviene preludio de la vocación religiosa que venía incubándose en el espíritu de Avilés, quien, al final, decidió abandonar —solo temporalmente— la poesía y el ensayo, para dedicarse por complejo a los estudios eclesiásticos.

Desde una óptica psicoanalítica por excelencia, incursiona en los componentes instintivo y espiritual del inconsciente freudiano. O para decirlo con palabras de san Juan de la Cruz, atraviesa la «noche oscura» para culminar en el estado de paz interior y placer espiritual que caracteriza a quien logra fundir —no sin realizar grandes esfuerzos y sacrificios— el alma purificada con el Amado (el Señor, en lenguaje sanjuanista).        

Según el poeta y ensayista Roberto Manzano: «La poesía  de Osmán Avilés ofrece una gran capacidad de síntesis, y sabe cómo explotar de forma adecuada las posibilidades del blanco y el silencio». El padre Marciano García[1], director de la Editorial de Espiritualidad del Caribe, con sede en Santo Domingo, República Dominicana, estima que detrás del silencio solo puede habitar el espíritu, que es sinónimo de luz, y esa luz —necesariamente— conduce al poeta ante la presencia del Ser Divino.

Para Manzano, los versos del intelectual caribeño «se distribuyen  o contraen, se adensan o suceden, según los reclamos de la vivencia plasmada, bajo  los efectos representativos de la emoción. Son apuntes de la vida cotidiana, donde  la anécdota se presenta siempre de alguna manera, a veces más explícita y a veces  más escorzada. En algunas líneas puede estar la impronta coloquial, pero la  naturaleza de su inspiración, de cimiento afectivo-[espiritual], dispara lo expresado hacia  sintéticas zonas de sugerencia. De aire contenido, su poesía estiliza la vivencia, para  entregar al lector tan solo los salientes más decantados de la experiencia[2]».

De acuerdo con el escritor uruguayo Rafael Courtoisie, Premio de Poesía Casa de las Américas 2013, Avilés «hace dos cosas, aparentemente complejas y complicadas. Sin embargo, logra llevarlas a cabo por virtud de la poesía: se inscribe en la tradición y a la vez rompe [sin violencia con ella], la afirma y la dice de una forma nueva, [signada por un proceso dinámico]. Maneja con habilidad los fragmentos para retornar a una esencialidad humana [y espiritual], a una unicidad en la que, no obstante las confusas geografías sociales de la globalidad […], puede ser identificada sin dificultad alguna[3]».

A continuación, ofrecemos algunos poemas fugados del alma del joven vate habanero para que el lector pueda apreciar la sensibilidad poética y humana que caracteriza la producción intelectual y espiritual de Osmán Avilés. 

 

 

Si no tiene edad la noche
 

Búscame el quince de enero
si no tiene edad la noche
dialoga con su reproche
si el viento aún sopla fiero.
                Si el reloj a la hora cero
niega del tiempo el zumbido,
sea otro huésped bienvenido
si el gallo hereda el albor
y he vislumbrado el amor,
¿mi cuerpo será esgrimido?


A la deshora

A abuela María en su cumpleaños 88

Vela el mar su noche quieta
este suspiro callado
del horizonte apagado
tras la vigilia secreta.
A la cola del cometa
roza el aire su aventura
constelación que fulgura
bordada por un descuido
para el duende amanecido
que aflora con su frescura


Escena íntima

                     A mis padres

El overol de cierto hombre parece
zurcido por una vieja costumbre.
El hilo las puntadas
acaso remedan el espíritu de mi madre.
Ella lleva en sus manos
pequeñas agujas nerviosas
cerrando una abierta tristeza
los hoyos del tiempo
la singladura del alba.
Yerran las costuras
—el sonido del mundo—
detenidas por su luz.
¿En qué misterio residirá su afán
nacer a calladas hebras
salvar las fibras
que nunca interesó a nadie...?
Yo miro esos hilos madrecita
conquistadores de fe
que domeñan ancestrales congojas.
Tus ojos en cambio urden
el silencio que escuchas desde mi infancia

 

Notas

[1]. García, Marciano. Palabras de presentación al ensayo San Juan de la Cruz: de la palabra y el silencio, de Fina García Marruz. La Habana: Centro Cultural Padre Félix Varela, 2013.

[2]. Manzano, Roberto, Citado por Félix Bolaños, en Osmán Avilés desde Los extraños monzones a La Persistencia de los fragmentos. Disponible en www.cubaliteraria.cu  (Ámbito Literario).

[3]. Courtoisie, Rafael. Osmán Avilés, la imposibilidad derrotada (prólogo), en Osmán Avilés. La persistencia de los fragmentos. Montevideo: Ministerio de Relaciones Exteriores, Universidad del Trabajo de la República Oriental del Uruguay, 2011: p. 10.    

Jesús Dueñas Becerra - psicólogo, crítico y periodista
jesus@infomed.sld.cu
 

Publicado, originalmente, en la web de Cuba Literaria http://www.cubaliteraria.cu

 

Link: http://www.cubaliteraria.cu/articulo.php?idarticulo=17375&idseccion=32  - La Habana, 22 de julio de 2014
 

En Letras-Uruguay ingresado el presente trabajo el día 13 de agosto de 2014


Autorizado  por el autor, al cual agradecemos.

 

 

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