Amigos protectores de Letras-Uruguay

 

Si quiere apoyar a Letras- Uruguay, done por PayPal, gracias!!

 
 

La música popular cubana y la invisibilidad mediática de sus agrupaciones insignia
por Jesús Dueñas Becerra
jesus@infomed.sld.cu

 
 
 

En la sección Látigo y Cascabel, del periódico Juventud Rebelde, el colega José Luis Estrada Betancourt, jefe de la página cultural, tocó un tema muy sensible para la música popular cubana en el artículo de opinión "¿Qué nos identificará mañana?" [1]: el presunto desdén mostrado por los jóvenes protagonistas de la teleserie "Con palabras propias" hacia el chachachá u otros ritmos genuinamente criollos.

Estoy plenamente de acuerdo con el "latigazo" perpetrado por el también escritor, crítico y periodista tunero a los directores y realizadores de espacios musicales en la radio y la televisión nacionales.


El autor de esta crónica también ha incursionado en ese tema poco explorado y mucho menos explotado en los más disímiles medios de la prensa digital, donde ejerce la crítica artístico-literaria y el periodismo cultural.

No soy —nada más lejos de la realidad— un anciano nostálgico, que sueña despierto con los éxitos musicales de las primeras siete décadas del pasado siglo. Pero sí estimo, no solo como crítico y periodista, sino también como amante de la buena música, que las agrupaciones (charangas, conjuntos soneros y orquestas tipo jazz band), apenas se escuchan en el espectro sonoro caribeño.

El autor de esta crónica percibe como un hallazgo arqueológico que los números musicales incluidos en el repertorio clásico —o actual— de las orquestas típicas o jazz band y conjuntos, por ejemplo, se escuchen por la radio. O en vivo y directo por los espacios musicales que ofrece la pequeña pantalla, donde siempre son los mismos grupos los que se alternan, en detrimento de esas emblemáticas agrupaciones, que por lo general brillan por su ausencia.

Al menos en la capital cubana, Radio Progreso y Radio Rebelde son las emisoras nacionales que no han echado al "saco del olvido" la función clave desempeñada por esas orquestas y conjuntos en la historia de la música popular del país.

A esas orquestas tipo charanga, conjuntos y jazz band se les puede escuchar en el estelar espacio "Alegrías de sobremesa", donde la legendaria Orquesta Aragón tiene un día fijo (los lunes) a la semana. Para deleite no solo de la radioaudiencia, sino también de quienes asisten a sus grabaciones en vivo.

En ese popular programa, fundado por el maestro Alberto Luberta, Premio Nacional de Radio y del Humor, y conducido por el locutor Eduardo Rosillo, Premio Nacional de Radio, participan otros colectivos con formato charanguero, jazz band y conjuntos.

Sin embargo, no es solo en "Alegrías…" donde se escuchan los acordes musicales de esas desempolvadas orquestas y conjuntos, sino también en los espacios "Discoteca del Ayer", "Un domingo con Rosillo" y "Discoteca Popular", entre otros no menos importantes de la emisora de la familia cubana.

Mientras que, por Radio Rebelde, sale al aire —en horario vespertino dominical— un espacio dedicado a las orquestas típicas danzoneras por donde desfilan las mejores agrupaciones que, a lo largo del tiempo, han cultivado nuestro baile nacional.

Por otra parte, quiero desmentir —con hechos concretos de los que fuera testigo de mayor excepción— la falacia de que la juventud cubana subestima la buena música interpretada por dichas orquestas y conjuntos.

Como parte de mis actividades habituales como colaborador de la página web de la Onda de la Alegría, fui a cubrir una matinée bailable en el Delirio Habanero del Teatro Nacional de Cuba, donde la Orquesta "Estrellas Cubanas" (1959)[2], era la principal anfitriona. Así como un homenaje que se le tributara, en el centro habanero Palacio de la Rumba, al maestro Melquiades Fundora[3], flautista, compositor, arreglista y director —hasta su jubilación— de la orquesta "Sublime", con motivo del aniversario 85 de su natalicio. Homenaje postmortem amenizado por las orquestas "Sublime" (1956) y "Jorrín" (1954). En otra ocasión, me correspondió reportar un concierto de la septuagenaria Orquesta "Aragón" (1939)[4], en esa misma institución cultural.

A esas tres actividades no asistió un círculo de abuelos o un asilo de ancianos, como era de esperar; por el contrario, participaron jóvenes de los dos sexos. Parejas ávidas de bailar al compás de la buena música bailable, de divertirse y disfrutar con los hits musicales que, antaño, exaltaron a los primeros planos de la preferencia del público cubano y extranjero a esas tres agrupaciones charangueras de todos los tiempos.

Lo más importante es que, en el lapso en que permanecí en el Delirio Habanero y en el Palacio de la Rumba, no hubo que lamentar un escándalo o una bronca, ni siquiera se oyó una palabra fuera de tono, por parte de los bailadores.

Escenas lamentables que suelen suceder con mucha frecuencia en los lugares a donde van los grupos que, al parecer, sí le agradan a la juventud. Y cuyas letras, sin contenido poético alguno, saturadas de ofensas a mujeres y hombres, y música estridente que daña los órganos auditivos, les exacerban a los bailadores el componente instintivo del inconsciente freudiano. En consecuencia, hace salir de su escondite a la "bestia salvaje" que el soberano de la creación lleva dentro de sí.

Esta crónica no es un furibundo ataque a los directores y realizadores de los espacios musicales, tanto radiales como televisivos, ni a los integrantes de esos controversiales grupos. Entiendo perfectamente que en la Viña del Señor todos, sin exclusión alguna, tienen derecho a un espacio en nuestros medios de comunicación, pero es necesario que se perciba, de una vez y por todas, la amplia diversidad de nuestros ritmos en la vigente programación musical.

Finalizo con una cita de José Luis Estrada Betancourt, que —según mi leal entender y sano juicio— no necesita explicación alguna:

" Todavía estamos a tiempo. De lo contrario no puedo imaginar qué música [y qué] bailes identificarán a nuestros nietos [y biznietos]. ¿Será esa que parece tan resistente como el marabú [mental que paraliza el desarrollo socio-económico de nuestra sociedad], pero que suena incansablemente, plagada de mal gusto, alejada de todo valor cultural y espiritual? Ahí espera […] ese legado que es orgullosa expresión de nuestra idiosincrasia [o personalidad básica]".[5]
 

Notas

[1]. Estrada Betancourt, José Luis. ¿Qué nos identificará mañana? Juventud Rebelde. 29 de abril de 2012: p.8 (Látigo y Cascabel).
[2]. Dueñas Becerra, Jesús. Feliz encuentro con la orquesta Estrellas Cubanas. Cita con el Arte. www.radioprogreso.icrt.cu
[3]. -----. El espíritu del maestro Melquiades Fundora en el Palacio de la Rumba. Cita con el Arte. www.radioprogreso.icrt.cu
[4]. -----. La legendaria Orquesta Aragón en el Palacio de la Rumba. Cita con el Arte. www.radioprogreso.icrt.cu
[5]. Estrada Betancourt. Ob. Cit.

Jesús Dueñas Becerra - psicólogo, crítico y periodista
jesus@infomed.sld.cu
 

Publicado, originalmente, en la web de la Radio Progreso http://www.radioprogreso.icrt.cu/

 

Link: http://www.radioprogreso.icrt.cu/citarte/01050512.html  - La Habana, 5 de mayo de 2012
 

En Letras-Uruguay ingresado el presente trabajo el día 10 de mayo de 2013


Autorizado  por el autor, al cual agradecemos.

 

 

Ir a índice de música

Ir a índice de Dueñas Becerra, Jesús

Ir a página inicio

Ir a índice de autores