Entre amigos, espacio semanal de la televisión cubana, que escribe y dirige el veterano realizador Julio Pulido y conduce el estelar locutor y periodista Julio Acanda, dedicó el programa del miércoles último a festejar, con música y baile español, los cinco años de la fundación de la emblemática Compañía Irene Rodríguez.

A esa cita musical, que cuenta con el beneplácito de los televidentes y el público que acude a sus grabaciones, fue invitada la primera bailarina, actriz y maître, Irene Rodríguez López, Premio Iberoamericano de Coreografía Alicia Alonso (2012), y directora de la agrupación danzaria que lleva su nombre, para festejar el quinto aniversario de la creación del novel colectivo. .

El colega Julio Acanda le formuló certeras preguntas para conocer, en apretada síntesis, algunos datos curriculares de tan distinguida visitante: Irene es bailarina profesional con una extensa trayectoria en el campo de las danzas españolas, y concretamente, en el flamenco; género que lleva al tablao con la dosis exacta de amor y pasión; licenciada en Artes Escénicas (Actuación) por la Universidad de las Artes (ISA), donde —además— obtuvo la categoría académica de máster en Ciencias (M.Sc.); y ahora dirige su propia compañía, que ha cautivado a los amantes del baile hispano y a los colegas de la crítica especializada, no solo en la mayor isla de las Antillas, sino también fuera de nuestras fronteras geográficas.

Después de disfrutar de tres coreografías interpretadas por los actuales miembros de la agrupación, y por los pinos nuevos que se forman en la Escuela Profesional de Danzas Españolas, que funciona en el seno de la compañía, cuya recién estrenada sede radica en Malecón y Galiano, en el capitalino municipio de Centro Habana.

En esa ocasión, fueron convocados al set de filmación o por vía telefónica los maestros Enrique Pérez Mesa, director de la Orquesta Sinfónica Nacional (OSN), Frank Fernández, Premio Nacional de Música, el doctor Eusebio Leal Spengler, historiador de La Habana, así como los primerísimos actores Corina Mestre y Fernando Echevarría, quienes fueron sus profesores en el ISA y trabajaron con ella en el montaje de obras teatrales.

Tanto unos como otros expresaron su más sincera opinión acerca de la fecunda trayectoria artístico-profesional que identifica a Irene Rodríguez desde que se despertara su vocación por el baile español, la actuación y la coreografía, hasta el lugar cimero que —sin discusión alguna— ocupa en el fascinante mundo de las danzas peninsulares. Y, además, relataron simpáticas anécdotas acerca de cómo Irene estableció contacto con ellos, no solo desde la vertiente estrictamente profesional, sino también afectivo-espiritual.

Tan elogiosos y merecidos fueron los elogios emitidos por tan relevantes personalidades de la cultura insular, y de un poco más allá del archipiélago cubano, que la talentosa bailaora se emocionó de manera tal, que estuvo a punto de echarse a llorar ante las cámaras, porque los criterios sustentados por los testimoniantes resumían —según su apreciación— las alegrías, tristezas, éxitos, fracasos, reveses, anhelos, esperanzas, así como los buenos y malos momentos que habían signado su carrera artística desde que decidiera salir al ruedo con la compañía Irene Rodríguez, y escalar —como el águila— la cima de la montaña.

Por otra parte, especificó que ello no hubiera sido posible sin el apoyo incondicional de la prima ballerina assoluta Alicia Alonso, directora del Ballet Nacional de Cuba (BNC), y miembro de honor del Consejo Internacional de la Danza, así como de los ilustres entrevistados, quienes habían valorado —desde una óptica objetivo-subjetiva por excelencia— su desempeño artístico-profesional y la habían ayudado a crecer desde todo punto de vista.

Por último, aclaró: “el premio mayor que recibe un artista es el afecto y el cariño del respetable, devenido juez supremo que otorga el veredicto final e inapelable”.

Los entrevistados, por una u otra vía, destacaron el hecho de que Irene Rodríguez tiene asegurado un futuro promisorio en el arte cubano y universal. ¡Que así sea!