Benny Moré: el Bárbaro del Ritmo
por Jesús Dueñas Becerra
jesus@infomed.sld.cu

Dialogar, una vez más, con el realizador Ernesto Agüero Boza deviene, al menos para mí, un placer inefable. Para darle continuidad al ciclo de entrevistas relacionadas con el tesoro musical que posee la Fonoteca de Radio Progreso, hoy les corresponde el turno a las orquestas con formato tipo jazz band.

Según Agüero, dichas agrupaciones constituyen una tradición en la Onda de la Alegría, ya que han desempeñan una función “clave” en el acompañamiento musical a los intérpretes que han actuado en la programación en vivo en el estudio No. 1 de la Emisora de la Familia Cubana. 

Radio Progreso tenía una orquesta acompañante, la de los Hnos. Castro, integrada por excelentes músicos. La estructura de esos colectivos musicales se sustenta en instrumentos de metales, con una fuerza sonora configurada por saxofones, trombones y trompetas.

Los saxofones, se clasifican en: barítono, dos tenores y dos altos. El saxo barítono llena la parte grave de esa cuerda de metales, que se conoce como “híbrido” por el componente de madera que posee la embocadura. 

Los trombones llenan la parte media sonora de los metales hasta llegar al grupo de las trompetas, que pueden ser hasta 4. Esa mezcla de metales puede producir un sonido muy poderoso, aunque —en dependencia del arreglista— se puede lograr una sonoridad muy amable. Un ejemplo de ello era lo que hacía el director de jazz, arreglista y trombonista estadounidense Glenn Miller (1904-1944), quien llegó a introducir un clarinete junto a las cuerdas de los saxofones. Es la experiencia más hermosa que recuerdo haber escuchado en esa cuerda.

El piano desempeña una función muy definida en dicho formato. Ese instrumento genera un “tumbao” para garantizar una expresión —lo más genuina posible— que identifica al género musical que interpreta la orquesta.

El ritmo cubano, constituido por tumbadora, maracas, bongó, clave y la batería, que representa un nuevo elemento en el contexto de la música popular cubana. En ese formato, se hacen notar con mucha más fuerza los pasajes que conocemos con el hombre de bracke (cierre) donde la batería se esfuerza por ser la protagonista.

Las orquestas jazz band interpretan todos los géneros de la música cubana contemporánea: danzones, chachachás, boleros, guarachas, sones, mambos, baladas.

A mí, en particular, me fascina el sonido que producen las agrupaciones de jazz band, porque desde el punto de vista sonoro poseen una forma muy complicada. Por otra parte, es muy interesante cómo fluyen los matices de altos y bajos y sus timbres son —en grado sumo— llamativos y sugerentes.

En la década de los 70 del pasado siglo, desempeñaba la función de grabador musical del Estudio No. 1, de Radio Progreso, donde un día me encontré con el maestro Generoso Jiménez (“que bueno toca usted”; frase acuñada por Benny Moré). En ese momento, él era el primer trombón de la orquesta del Instituto Cubano de Radiodifusión (ICR), hoy Instituto Cubano de Radio y Televisión (ICRT).

En ese feliz encuentro, Generoso descubre mi predilección hacia ese formato orquestal y me pide que sea el grabador de instrumentales suyos con la orquesta del entonces ICR. Fue una solicitud que me satisfizo mucho, porque además de su valor como músico y como persona, estuvo muy ligado a la música cubana, la auténtica, la verdadera. Y en especial, a Maximiliano Moré (1919-1963), cuya fama trascendió nuestra geografía insular y se expandió por todo el orbe sonoro.

El Bárbaro del Ritmo llegó a Radio Progreso y cantó  con la orquesta del maestro Ernesto Duarte, la cual desempeñaba una función importantísima como agrupación acompañante de los espacios musicales que salían al aire por la decana de las emisoras caribeñas.

Él grabó en nuestros estudios y llegó a tener un espacio fijo en la Onda de la Alegría, pero ya con su orquesta de jazz band: la Banda Gigante de Benny Moré, creada y dirigida por ese genio de la música popular cubana de todas las épocas y de todos los tiempos.

Benny Moré había acumulado una gran experiencia después de su regreso de México, donde tuvo el acompañamiento musical de la orquesta del director y compositor matancero Dámaso Pérez Prado (1916-1989). Bebió de la maestría de ese grande durante sus actuaciones en la patria del Benemérito de las Américas, don Benito Juárez (1806-1872).

El público que acudía al Estudio No. 1 disfrutaba tanto de la música como de las expresiones únicas e irrepetibles de Maximiliano Moré. De aquellas presentaciones se preservaron unas cuantas que han sido divulgadas a escala internacional; incluso, han sido llevadas al formato digital para ser distribuidas en los discos compactos producidos por disqueras foráneas. Pensamos que todavía queden piezas por descubrir en el tesoro musical que hay en nuestra fonoteca.

Para concluir, me agradaría hacerlo con el estribillo creado por Benny Moré, y que más impactó, y todavía impacta, a los integrantes de la gran familia de Radio Progreso: “Benny Moré, en la Onda de la Alegría otra vez”.

Ir a índice de periodismo

Ir a índice de Dueñas Becerra, Jesús

Ir a página inicio

Ir a índice de autores