Guaraníes y Querandíes
De "Se vienen Los Pampas"
Susana Dillon

Mucho antes de arribar los españoles a las costas de nuestro Río de la Plata se habían encontrado estas dos etnias en territorio pampeano, en busca de abundante cacería. Según las crónicas de los españoles, los querandíes se habían establecido, de a temporadas en el Delta del Paraná donde pesca y agua jamás les faltaría, tan así que eran, la gran mayoría gordos, siendo su dieta principal el pescado, de allí que los guaraníes les llamaron "los de la grasa", pero no logramos saber cómo se llamaban a sí mismos.

Cien años después los querandíes habían desaparecido, tal vez corridos o aniquilados por los españoles, en guerras tribales o lo más probable absorbidos por los guaraníes que eran grandes guerreros y por la gente venida del norte y de la Patagonia. Así se mezclaron creencias, costumbres, artes, de modo que de los querandíes quedaron pocos rastros. Por contactos personales con los guaraníes actuales, se ha podido establecer que para ellos y sus antiguos vecinos el ser morrudos y adiposos es signo de prosperidad y buena vida. Todo cacique muestra con orgullo a su gorda mujer para que se compruebe que ha resultado ser buen cazador o al menos, en estos tiempos, ser buen proveedor, por lo tanto reúne una de las virtudes principales para acceder a la jefatura. En cuanto a su lengua, hablaban el "het".

Grandes caminadores y pescadores, no se alejaban de los grandes ríos para abastecerse de su riqueza ictícola, pero en épocas de langostas, las dejaban tostar al fuego para luego reducirlos a harina con la que fabricaban un pan muy nutritivo por su elevada cantidad de proteínas. Hay que remarcar que esta dieta de langosta también era comida para todos los aborígenes americanos. Aún en México se ofrecen en los mercados como para nosotros los porotos o las lentejas.

La caza de venados, guanacos y choiques era su principal ocupación. Originariamente fueron pacíficos, temperamento que varió a la llegada de los araucanos, que eran guerreros pues se habían enfrentados con las huestes invasoras de los incas y las de los españoles conquistadores.

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