"Buen día, Nostalgia"
Río Cuarto... de donde venimos y como somos
Por Susana Dillon

Estos relatos han sido elegidos entre miles de artículos que la autora guarda en sus archivos. Son un muestrario de lo que está acumulando para incluirlos en un próximo volumen dedicado a la gente de esta ciudad, algunos del pasado no tan lejano, otros para que el lector se regocije con lo acontecido a esta ventosa Trapalanda que tiene una verdadera cantera de personajes entrañables.

Sacar de la sombra del pasado estas narraciones sobre sucedidos reales provoca el agridulce sabor de la nostalgia; otras son desopilantes, algunas tiernas, la mayoría pertenecen a la memoria colectiva de la región, una invitación a recordar hechos y personajes que no sólo nos pintan de cuerpo entero, revelan el paisaje, traducen el espíritu inquieto y retozón, pleno de vida que ostentan los sentimentales que aún nos quedan, como los enfiestados reyes de la noche, los memoriosos filósofos de bar o las modosas amas de casa con olor a pan y afectas a los culebrones. Los que narraremos pertenecen a los tiempos de caballeros de larga y respetable fama, acosados por recuerdos imborrables, de mujeres únicas, audaces y seductoras que son recordadas como "especies originales de la región", pero que las asociamos a una "belle époque" en que ninguna se regalaba y tenía su precio el sólo merecer una sonrisa.

Tiempos en que la ciudad, como si fuera una adolescente, pegó el estirón para convertirse en una dama seductora y soberbia, escurridiza. Se perfiló en el horizonte desde lejos, se enorgulleció de lo que la reverencian sus hijos y se brindó a su región como madre generosa y prolífica.

En estas páginas, nos abre de a poco sus portales para que espiemos sus coloridos y originales personajes.

Los riocuartenses: caramelos surtidos

Conocí Río Cuarto, hace ya más de 45 años; compartí momentos con su gente, recorrí sus calles, me asomé a su cultura, pulsé su ánimos y se me despertó un amor "a primera vista". Tres años antes había pasado como turista veraniega y me sorprendió su limpieza y la afabilidad de su vecindario; fue cuando opté por instalar mi residencia entre Rosario y Córdoba, elegí la ciudad menos populosa pero que tenía las comodidades necesarias. Mi vida de mujer de campo había tocado su fin. Las aspiraciones de mi hija tenían aquí su lugar: estudiar Asistencia Social. Así inicié el conocimiento cotidiano, profundo y entrañable de Río Cuarto. Me di cuenta de que esto era algo así como un ventoso Macondo, un verdadero almacigo de individuos a cual mas pintoresco y original, controvertido y a veces grotesco. Sí, con tanto personaje para perpetuar, nos faltó un Fellini para llevarlos a la pantalla, haciéndolos rodar por el mundo: mujeres fantásticas, originales, como las chicas del Sol de Mayo, como sus poetas locos, como sus pintores notables, como sus cuentos de bares, como sus leyendas de la Trapalanda.

Descubrí damas despampanantes, verdadero "bocatto di cardenalle", liberadas, sensitivas, sabias, tontas, dulces, bravas. Hombres prominentes, prepotentes, generosos, seductores, cancheros, elegantes, honestos, intragables. Amigos en la mala, jóvenes iracundos, geniales, pavos, tuercas, poetas, vagos. A todos los he hecho hablar sin esfuerzo, porque desde que me conozco, siempre me interesaron los individuos en la platea casi más que en el escenario, tanto en el ruedo de toros como en el cine. Antes de que abran la boca, ya palpito lo que dirán y a veces cómo me sorprenden pues representan algo distinto a lo que son: histriónicos, dúctiles, improvisadores en cada circunstancia, adaptables, razonables... a veces descartables.

Después pasó de todo... "pasaron guerras y revoluciones/ perdimos unas cuantas ilusiones/ pero seguimos todos adelante/ como una mágica ferias de cantantes". (María E. Walsh)

Comprobé la valentía de aquellos que se dijeron mis amigos en tiempos en que salíamos a gritar por las calles: "Vamos, compañeros,/ hay que poner un poco más de huevos..." y no sólo los ponían, me acompañaban llevando a mi nieta a cococho. Eran tiempos en que la cana nos seguía en las manifestaciones y no se habían retirado los de la SIDE con los Ford verdes sin patente, los mismos que les habían servido para hacer desaparecer a nuestros jóvenes.

Pero hay una incógnita todavía no resuelta: ¿qué berretín, qué loca fantasía los impulsa a hacerse llamar imperialistas?, porque para lo que nos está pasando y estudiando el cómo han sido los imperios, habrá que decirles, con toda crudeza y sincero afecto, que esa palabra tan altisonante, para los que los padecemos significa servilismo, que nos pongan la pata encima, que nos curren sin asco, que nos vendan sin miramientos aunque nos mientan que estamos ya en el Primer Mundo!!!

Sospecho que ya he dejado de ser una extraña pasajera, más bien me he integrado a esta comunidad laboriosa, que de vez en cuando aparece en las primeras planas con noticias que dan escalofríos, pero también estoy segura de que los buenos son los más y de lo mejor... y ya con 50 años bajo su cielo qué quiere... sigo con el mismo metejón.

Por Susana Dillon
"Buen día, Nostalgia"
Río Cuarto... de donde venimos y como somos

Diario El Puntal (Río Cuarto - Córdoba)

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