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poema de Emily Dickinson

 

Sentía un Funeral, en un Cerebro,
Los Enlutados iban y venían
Sin parar -hasta que pareció
Que se abría camino el Sentido- 

Cuando todos estuvieron sentados,
El Servicio, lo mismo que un Tambor
Redobla que redobla- y yo pensé
Que mi Mente se estaba entumeciendo- 

Y les oí después alzar la Caja
Y su chirrido atravesó mi Alma
Con sus Botas de Plomo, nuevamente
Luego el Espacio -comenzó a doblar.

Cual si los Cielos fueran la Campana,
Y el Ser, sólo un Oído,
Y yo y el Silencio, alguna extraña Raza
Naufragada, solitaria, aquí-
Y luego se le quebró una Tabla a la 
                                                Razón,
Y me caía más y más abajo-
Y en cada golpe, me daba contra un 
                                               Mundo,
Y Dejé de saber -entonces-.

 

Emily Dickinson
El País Cultural
6 de diciembre de 1996

 

Editado por el editor de Letras Uruguay

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