Objetos cotidianos

de "Testigo de la bruma"
poema de Patricia Díaz Bialet
info@patriciadiazbialet.com

Me encuentro irremediablemente seducida por este vampiro.
(Digo vampiro porque él es más que un hombre.)

Tiene veinte brazos para acariciarme en las noches en que no sufro pesadillas
y los líquidos de mi cuerpo bajan hasta su vientre de animal en cautiverio.
Toda su piel podría enloquecerme.
Pero él no lo ha intentado aún.

Qué marca de cigarrillos besará sus labios de fruta abrillantada
o recorrerá su garganta de lagarto enfurecido
o rozará sus pulmones de ballena en celo.

De qué color serán las sábanas que calientan sus pies de hombre que no pisa en esta tierra.
Qué clase de manzana morderá sus dientes de ángel
y aquella lengua que pude vislumbrar cuando cantaba la canción de la sed.

De qué textura será la espuma que devora sus piernas de árbol milenario
o su sexo de diluvio prehistórico.

Cuáles serán los sillones que acarician sus muslos de barco encallado.
Qué perfume roerá su cuello de dios fraudulento.
Qué talle de camisa morderá sus hombros de gorila enamorado
o excitará su espalda de plumas de cóndor en vuelo hacia su nido después de varios siglos.

De qué metal precioso estará hecho su anillo
que adiestra a sus dedos para que no puedan tocarme.

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