Espalda 
Tito Devrek
Buenos Aires

Ahora si,
queriendo ser bueno
he parido a la maldad
porque te he herido,
te he herido
en lo mas hondo,
en dónde tu pasión se acalla
para dar paso al intelecto.
¿Sirve? 
De que sirves
sangrante y con odio,
sólo carne y cerebro,
cuando yo quería a tu alma
y a las caricias de tu espíritu.
Fui yo. Triunfal. 
¿Acaso no se mata
aquello que se ama?
Ahora sí,
he terminado al amor,
a nuestro amor,
a mi amor, a tu amor,
he inaugurado al odio
nuestro odio
mi odio, tu odio.
¡Basta!
Recuerda únicamente
a mi espalda,
caminando hacia las olas.

Tito Devrek

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