A Sophie 
Tito Devrek
Buenos Aires

Es madrugada. Camino 
a través de sitios conocidos.
La Luna me hace un guińo, 
travesura plateada.
Llegan voces. Me hablan:

“Ya lo ves, así son todos los oasis, espejismos:
en ellos se desvanecen los momentos compartidos. 
No busques enraizarte donde da su luz el Sol. 
Tampoco, donde hay penumbra fresca.
Sólo camina, camina, camina…solo.”

Juntos, transitemos este sendero,
conversemos, entre nos, otras palabras, 
gozemos de una estrella pasando frente a nuestros ojos 
y al llegar la alborada a nuestros corazones
el Tiempo los separará,
obligándolos, obligándonos, a romper el hechizo.

Como esa estrella fugaz que aun creemos ver, 
recordándonos recuerdos que aun recordamos, 
déjalos que coloreen nuestras almas …, 
déjalos que se crucen en nuestros caminos.
Nunca…Nunca habrá rastros de rencor entre nosotros.

Tito Devrek

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