Hacia una nueva Bossa Nova a partir de la Bossa Nova. 

(En conmemoración de los 50 años de Bossa Nova)  
Alejandro F. Della Sala
[1]

“...Rio é mar/Eterno se fazer amar/ O meu Rio é lua/Amiga, branca e nua. É sol, é sal, é sul/ Sâo mâos se descobrindo em tanto azul.”

                                Rio. (Roberto Menescal/Ronaldo Bóscoli)

I.- El contexto. II.- Su desarrollo sustentable . III- Las proyecciones futuras.

 

I.- El contexto.

 

Así como los viajes transoceánicos y los descubrimientos  generaron un nuevo mundo en el siglo XVI y XVII, la culminación de la II Guerra Mundial  generó una nueva forma de ver al mundo.  Era el mismo “carpe diem” o “vivir el momento presente” del Renacimiento lo que motivó a una serie de  pensadores y artistas a enfocar  sus creaciones  o diseños  para interpretar mejor la condición humana.

 

La demostración de la inventiva humana para destruir tanto hombre como  naturaleza tanto  con bombas atómicas como convencionales, generó por un lado, un profundo sentimiento de  desolación y por el otro optimismo, es decir, la posibilidad de conectarse con el mundo de otra manera, a través del diálogo entre el hombre y la naturaleza. Sus diseños, por ejemplo en el plano de la arquitectura debían referirse al ambiente, al contexto en el que se construía tal o cual edificio o monumento.  De allí la lógica modernista de las construcciones  nuevas,  como las  de la ciudad de Brasilia.

 

Desde un contexto de guerra fría  entre los principales dueños del mundo de aquel entonces – los cuales eran casi los mismos dueños que ahora- las cuestiones internacionales comienzan a desenvolverse  con la lógica  amigo-enemigo pero sin llegar a otra conflagración mundial de carácter devastador como lo acontecido en la Segunda Guerra Mundial.  Era la época de la contención mutua o “mutual deterrence”. Todos los Estados, o al menos los que estaban en capacidad de hacerlo, se rearmaban como metodología de  acumulación de poder,  pero sin necesidad de usar las armas abiertamente.

 

En el plano económico se trataba  de mantener la división entre países  desarrollados o industrializados de los demás   subdesarrollados o sea todos aquellos que no habían ganado  la guerra y en especial en relación  a los que no  habían ayudado  a ganar la guerra.

 

En ese contexto, el Brasil, al haber colaborado  con Estados Unidos, desde  la construcción de bases militares  en el nordeste brasileño como parte de un programa de cooperación e intercambio con aquel país, hasta el envío de soldados  a luchar del lado aliado en Monte Casino en Italia, marcó definitivamente una  diferencia importante  con los demás países latinoamericanos.

 

En ese escenario global, un grupo de estudiantes, luego artistas   de la zona sur de Río de Janeiro lanzaran una serie de músicas que tomaban elementos  del samba tradicional y lo articulaban con el jazz  de Cole Porter, Larry Hart y Gershwin, entre otros,  los boleros de Lucho Gatica y Francisco Alves, junto a  armonías sofisticadas del modernismo  que venía de la música clásica como los boleros  de Ravel y la influencia de Debussy. Mucho antes de esa época, había compositores  que incursionaron en el terreno de la samba canción, desde el romanticismo de los boleros  hasta  el tango y las milongas. Artistas como Dolores Durán, Maysa, Dorival Caimmi y el multifacético abogado y  radialista  Ary Barroso – autor del clásico “Aquarela do Brasil” que fue símbolo de la samba exaltación porque exaltaba las bellezas y valores del Brasil- contribuyeron al desarrollo de este nuevo estilo musical.

 

También se forma en la década de los 40 en  Río de Janeiro, más precisamente en el barrio de Tijuca,  el grupo vocal “Os Cariocas” inspirado en  famosos grupos vocales de la época como “Bando da Lua”, “Os anjos do Inferno” e “Os quatro Ases e um Coringa”.

 

Por otra parte, músicos como  Dick Farney,  Jonny Alf , Lucio Alves a través de sus clubes  denominados de “fan clubs” entre ellos, el Sinatra- Farney Club y  Ben Crosby- Lucio Alves  creados en  Río de Janeiro durante los años 50 contribuyeron a la expansión de la bossa nova.  En efecto, la circunstancia de pertenecer a estos grupos,  significaba dar un paso adelante en materia musical. De allí, surgieron nuevos autores de bossa nova,  como el caso del pianista, antes acordeonista,  Joâo Donato seguidor de toda la movida jazzística y en especial de Frank Sinatra que “era la voz del momento”. Es que el cambio de instrumento musical  deviene importante ya que del acordeón –que era ejemplo de la música nordestina- se pasa al piano y la guitarra como elemento primordial de esta  “nueva onda que se respiraba en el aire”.  

 

En tal sentido, también  se agrupaban  simplemente   simpatizantes de la música que luego fueron artistas  de renombre  como ser Ronaldo Bóscoli, Carlos Lyra, Nara Lêao – “ A musa da Bossa Nova”, Sylvina Telles,  Roberto Menescal, Tom Jobim, Jôao Gilberto, Milton Banana, entre otros.  

 

Lo cierto es que tanto cantores  como músicos en general de la década de los 40 y 50,  obedecían al estilo operístico de influencia  europea, vinculados  al exceso  en sus diferentes manifestaciones que se ligaban al tango  al bolero y a las baladas norteamericanas.

 

El suicidio del presidente Getulio Vargas  culpando a “fuerzas oscuras”  que querían derrocarlo de la mano con la nacionalización de la empresa de petróleo Petrobrás, ya que  dicho presidente en su segundo período  constitucional de gobierno no quería  la privatización total de la empresa  para sostener  una política de estado que  se mantuvo – con altos y bajos- hasta  nuestros días.

 

Luego de los años 1950, se  abandona el estilo operístico  y de “lágrimas derramadas”  por causa del engaño amoroso y los celos tan comunes en el tango, el maxixe y el fado portugués, para pasar a desarrollarse  un nuevo estilo musical que recibía influencias de otras partes del mundo y agregaba  otras nuevas, siempre con esa idea de experimentación musical. Así, la grande orquesta fue sustituida por un conjunto menor, mas camerístico con uso principalmente de guitarra, piano, percusión y bajo en armonía cada uno de ellos  sin excederse uno de otros. También la voz sigue ese parámetro intimista, pasando a colocarse de otra manera: es una voz más pequeña, que dialoga con el instrumento musical en vez de exhibir su propia potencia.[2]

 

Es que la democracia en el Brasil de aquellos tiempos,  potenció el surgimiento de este tipo de música, la cual fuera liderada por el bahiano Joâo  Gilberto, aunque debemos reconocer que  dicho  liderazgo vino acompañado de  otros músicos,  es decir,  su liderazgo no fue único ni excluyente.  En tal sentido,  consideramos que  todos los músicos de esa época  contribuyeron al surgimiento de este estilo musical,  ya que ha sido  una verdadera movida colectiva que si bien  tomaron como base el estilo tan particular de Jôao Gilberto, agregaron otros y difundieron ese género musical  mejor que cualquier  estrategia comercial moderna para ubicar un producto en el mercado sea nacional como internacional.

 

Por ello, la bossa nova, no se constituyó  como movimiento con un líder determinado ni o como un proyecto colectivo vinculado a través  de programas, manifiestos y  espíritu combativo como lo fue el tropicalismo de la década de los 60  constituido a partir de los Centros Populares de Cultura (CPC) en las diversas universidades  y el rechazo a la dictadura militar  que asumió el poder “de facto”desde 1964 en adelante.  Se trataba de una movida cultural que receptó el optimismo de una época y lo lanzó al mundo de la mano de otros ingredientes que potenciaran la cuestión,   como el haber ganado el mundial de fútbol de 1958 en Suecia, la construcción de Brasilia, el desarrollismo de Juscelino Kubitschek, entre otras cuestiones coyunturales de ese entonces.

 

II.- Su desarrollo sustentable 

 

La bossa nova también ha tomado algunos elementos del modernismo brasileño de los años 20, principalmente del primer período “antropofágico” de 1922 a 1930 generado por los artistas y escritores de la Semana de Arte Moderna del Teatro Municipal de Sâo Paulo de 1922,  por ejemplo  a través del estudio y la aplicación de las técnicas  de  Héctor Villa Lobos que se inspirara  en el modernismo de la música clásica.  Ello es tan así,  porque los músicos de aquella época tomaran elementos   del samba y lo mezclaron con los estilos musicales   que sucedían en ese momento.

 

Podríamos  decir que la primera  vez que se escuchó un tema  interpretado “al estilo  bossa nova”, o sea a  través de la batida de Joâo Gilberto y la voz de Elizeth Cardoso, fue con el lanzamiento de su LP “Cançâo de Amor Demais”  en 1958, con los temas “Chega de Saudade” (por Tom Jobim y Vinicius de Moraes) y “Outra Vez” (por Tom Jobim).  La critica que se le hace a este LP es en realidad  que  Elizete Cardoso  era una cantante más de maxixe que de bossa nova, ya que ella pertenecía a la vieja guardia  del samba-canción de la década de los 30 y de los 40, pero lo interesante de ese disco o LP  era escuchar la novedosa  “batida”, vale decir,  ese estilo especial de tocar la guitarra inaugurado por Joâo Gilberto, en el que tanto voz como guitarra se complementan en un matrimonio perfecto como si fuesen dos eternos enamorados.

 

En efecto, puede sostenerse que la Bossa Nova se constituyó en un trípode,  cuyas bases articularan y potenciaran este nuevo estilo musical, a saber, la batida de Joâo Gilberto como forma de tocar la guitarra en el sentido de  representar el sonido del samba “minimalista” más bien reducida  a las cuerdas de una guitarra,  así como la bateria   también busca esa escala “ de acompañamiento suave” por ejemplo a través de  bateristas como Milton Banana y  posteriormente Chico Batera. La segunda  pata  de ese trípode  lo constituye la  samba  con elementos del jazz y todo su esquema de “blue notes” desarrollados por Cole Porter y Gershwin , el bolero mejicano y el impresionismo de Debussy y Ravel, así como la influencia de aquellos artistas de la Semana de Arte Moderna de 1922, entre ellos, el compositor Villa Lobos.  Y  la última pata de ese trípode está conformada por las composiciones de  Antonio Carlos Jobim y las letras de Vinicius de Moraes entre otros  autores que fueron surgiendo a partir de esa fecha.[3] 

 

Pero la fecha precisa de  aparición en el mercado mundial de  la música o bien desde que se escuchó bossa nova oficialmente fuera del Brasil es el 21 de noviembre de 1962  cuando un equipo completísimo de artistas promovidos principalmente por el palacio  de Itamaraty – o sea el propio gobierno federal brasileño- en combinación con la  grabadora  americana “ Audio Fidelity”  fueron a tocar  ese género musical, al Carnegie Hall en Nueva York. Se destacan,  además de “la batida” de Jôao Gilberto que fue suceso en ese momento, a  Tom Jobim, Luiz Bonfá, Oscar Castro Neves, Agostinho dos Santos, Sèrgio Ricardo, Carlos Lyra, el Sexteto Bossa, el infaltable Roberto Menescal, Milton Banana, Bola Sete, Carmen Costa y Chico Feitosa entre otros.[4]  

 

Y en el palco no estaban solamente brasileños,   sino que también otros genios de la música  jazzística universal como Miles Davis y Tony Bennet  que participaran del evento. Nótese  asimismo que  en Rio de Janeiro durante 1962 hacían furor  el grupo “Os cariocas” con sus  45 días de shows en la casa “ Au Bom Gourmet”.

 

Según el compositor Carlos Lyra  en un reportaje realizado por la CBN –O Globo-   dicho concierto en el Carnegie Hall de Nueva York fue el momento en que la Bossa Nova se instaló en el exterior y  además  tomaron conciencia que estaban haciendo una cosa seria.[5] 

 

De allí, la música  bossa nova se dispersó en el mundo y fue tomada por artistas como Ella Fitzgerald, el saxofonista Stan Getz, artistas francesas y el mítico Frank Sinatra. En  el caso de Joâo Gilberto,  a raíz de dicho recital, ganó 6 Grammys y se quedó un tiempo en Estados Unidos junto a su esposa  Astrud Gilberto.  Así la bossa nova, como decía Jôao Donato, engrandeció al mundo del jazz  y el mundo jazzístico la proyectó  al mundo.[6]

 

En el caso de  Antonio Carlos Brasileiro de Almeida Jobim (Tom Jobim),  se había formado con la escuela de Kollenreuter  en la década del 40. Cabe destacar que Hans Joachim Kollenreutter era un músico alemán que se había exiliado del nazismo y que introdujo el dodecafonismo en el Brasil que fuese a su vez creado por  Arnold Schoenberg en 1912 y 1922. Se trataba de un método revolucionario de composición, propuesto como una sustitución de la tradicional tonalidad, en la cual cada pieza se estructuraría en torno a una determinada secuencia de doce tonos.  También Tom Jobim tomó elementos del músico  español Tomás Gutierrez de Terán que se había radicado en Brasil a raíz del proyecto modernista de Villa Lobos.[7]

 

La tropicália,  como expresión político-cultural de la década de los 60, tomó elementos de la bossa nova, para incorporar elementos del baiao, del kitch, del forró, también de  maracatú, jote, ciranda, frevo,  samba de roda, rock inglés – no olvidar que en esa época “The Beatles”  eran “lo moderno” y eran furor en el mundo entero-, la música pop y brega.   Se trataba en tal sentido,  de una música que no era esencialmente regional sino que  al mezclar todos los elementos,  la  estaban nacionalizando aún sin pretenderlo.

 

Por lo tanto,  las músicas surgidas del período tropicalista eran,  por un lado, regionales y por otro, nacionales y universales, reencarnando el modernismo de Oswald de Andrade de los años 20 y en consecuencia,  manteniendo de algún modo, la misma “filosofía de universalismo” de la bossa nova.

 

Más recientemente, podemos observar  algunos reflejos de ese tropicalismo  en el  movimiento “ Mangue Beach”, con Naçâo Zumbi surgido en el estado de Pernambuco en la década de los 90, los cuales  mezclaban músicas nordestinas con  el rock. También puede verse un fenómeno similar en  aquellos artistas considerados de “neotropicalistas” como ser, Marisa Monte, los Tribalistas,  Fernanda Porto,  Carlinhos Brown, entre otros,  cada uno con sus características especiales, tomando algunos elementos de la música electrónica para fusionarlos con lo local y autóctono.

 

Lo importante es que la tropicália, si bien en un primer momento tomó elementos  de música de protesta –especialmente contra los gobiernos militares de ese entonces-  no se quedó allí, sino que avanzó en  el intento de configurar un estilo musical propio que ha  llegado hasta nuestros días. Lo mismo sucedió con la bossa nova que sin ser una música de protesta, más bien  esencialmente  romántica, se proyectó hasta nuestros días  a través de cantantes como  Leila Pinheiro, Paula Morelembaum, Rosa Passos, Eliane Elías,  el grupo samba cuca nova y  en la Argentina,  Beto Caletti,  Adriana Ríos – aunque carioca- y Agustín Pereyra Lucena, entre otros nuevos músicos  que van apareciendo  como resultado del “ redescubrimiento” para  las nuevas generaciones de este género musical que ya es parte de la historia de la música universal.

 

Es de traer a colación en este punto la importancia de los recitales  en el bar “La Fusa” realizados por el poeta y ex-diplomático Vinicius de Moraes, Toquinho, María Creuza y María Bethania,   tanto en la ciudad de Buenos Aires, como en Mar del Plata y posteriormente en Punta del Este (Uruguay),   los cuales dieron vida a la bossa nova en el cono sur. En mi caso particular fue a través de dichos  recitales, reeditados en  compactos,  mi primer encuentro con al bossa nova, encuentro que hasta ahora continúo  enamorado, tanto de sus letras; ojalá pudiera decir: “Eu sei que eu vou te amar, por toda minha vida eu vou te amar…”, como  de sus  refinadas armonías y contrapuntos. 

 

Otro hecho histórico para la bossa nova fue la conmemoración que ese hizo en Buenos Aires durante este año  en diferentes bares musicales  y especialmente con la llegada de Roberto Menescal y  de un recital  más que hermoso de Leila Pinheiro el último 2 de octubre en el teatro Gran Rex, con músicos invitados de la estatura de Pedro Aznar así como Osvaldo Mederos en el bandoneón, haciendo una verdadera integración cultural argentino-brasileña. Nuestra impresión sobre dicho recital, es que la  referida cantante brasileña  - por la manera de cantar por medio del uso de todos los registros de voz al muy estilo Elis Regina y por la forma de tocar el piano y de moverse en el escenario  ha realizado un gran recital en  “la reina del plata” inclusive interpretando algunos temas de tango y samba criolla, lo cual ha dejado a muchos espectadores   “sin aliento” o como dirían los franceses de la Nouvelle Vague: “à bout de souffle.” 

 

En definitiva,  la sustentabilidad  estética de la bossa nova, era congruente  con el optimismo que marcó el gobierno de Juscelino Kubitschek – llamado de “Presidente Bossa Nova”- con su utopía de construir Brasilia como “la capital del futuro” y de avanzar  cincuenta años en cinco.  De allí que la arquitectura de Oscar Niemeyer adoptó la misma lógica  de concepción constructivista,   que orientaba al concretismo y el neoconcretismo en las artes plásticas y en la poesía, en el sentido de  buscar  una integración  con el mundo  de la industria y la comunicación de masas que resurgía en ese entonces con una fuerza imparable.[8]  

 

Por lo tanto,  el “desarrollo sustentable”  de la bossa nova, se explica por  haber sido el  instrumento articulador de una época que salía de la guerra mundial, un modo de superar el subdesarrollo  y  la  introducción  en un  mundo  dominado por el  desarrollo tecnológico,  cuestión que entendemos se proyectó hasta nuestros días, por ello la vigencia y la “sustentabilidad” de este  particular estilo musical. 

 

III- Las proyecciones futuras

 

La idea de realizar este trabajo, más allá de pretender que sea una contribución para la recordación de los 50 años de la bossa nova,  fue pensar en un nuevo estilo musical que contribuyó de  alguna  manera para que la gente sea más feliz y a su vez tenga mayor cuidado por la naturaleza o el medio ambiente donde  habita.

 

Por lo expuesto, entendemos que  la bossa nova, cumplió con el objetivo de mostrar  un país optimista, inclusive “saludable”-ya que ahora están tan de moda las “terapias alternativas”- en un mundo que salía del horror de la guerra, de la mano de dos bombas atómicas de destrucción masiva  y no se sabía si iba a haber otra guerra de esas características.

 

Así, una música que era bella como la bossa nova surgía como  respuesta a las agresiones bélicas  y como mensajera de paz y  libertad en estado natural.   Qué mejor mensaje de preservación de la naturaleza que la bossa nova, cuyos compositores adoraban el mar,  que lo veían  todos los días  en un escenario tan natural como lo es la ciudad de  Río de Janeiro, que por cierto, imaginamos mucho más preservado en la década de los 60 que  en la actualidad.  En tal sentido, dice el  periodista  y escritor carioca  Ruy Castro: “ …El día que se reescriba la Constitución, uno de sus nuevos artículos dirá que todo brasileño  tiene derecho a un  canto y a una guitarra. Tiene derecho  también  a ciudades saludables, matas verdes, cielos azules, mares limpios y seis meses de verano. Y tiene derecho además a caminar por la playa, enamorarse de gente linda y ser feliz.”[9]     

                     

De tal modo,  si lo precedentemente manifestado,  también lo reescribiésemos para la Constitución o Carta Magna del Mercosur en un futuro posible  y en vez de brasileños le agregásemos,   “todos los  habitantes  del Mercosur tienen derecho a…”, sería una buena jugada  geoestratégica   de cara al siglo XXII inclusive. En tal sentido, la  reciente declaración de los países del Mercosur en contra de las medidas contra la inmigración ilegal  de la Unión Europea,  constituyen la base de un Mercosur que no es sólo un espacio regional  de intercambio económico, sino que va más allá  e incorpora cuestiones culturales  que afectan a los pueblos en su propia individualidad.

 

Es que como también afirmaba  Ruy Castro,   “…cuando nadie  hablaba de paz, salud y ecología, esa era la plataforma de la Bossa Nova.” Y como esos temas  actualmente están  en foco de debate y parecería que  han sido puestos en las aspiraciones nacionales, la bossa nova ha vuelto a ser   la trilla sonora  de un Brasil ideal,   nosotros  diríamos de una  latinoamérica ideal.[10] 

 

En este punto no podemos dejar de lado,  que el Brasil es fruto de una cultura antropofágica, cuya característica  fundamental es la de deglutir diferentes culturas para mejorar la propia, apalancada en el mestizaje y  la multiplicidad. Si bien su historia ha sido construida de manera diferente a los demás países latinoamericanos, no deja de tener puntos en común, especialmente desde su  raíz  común ibérica fundado en una gran isla tupi-guaraní.  Por ello consideramos,  que  fomentar  la construcción de  puentes desde y hacia la “isla Brasil” sería una de las tareas  a seguir en los próximos años.

 

Porque en definitiva, entendemos que existe una “lógica relacional”, lo que en el terreno de la  política se llama  de negociación, mediación y conciliación, que en el mundo económico surge  como una combinación  entre una economía  altamente estatizada con una iniciativa privada vigorosa y que en la religión aparece  con la intrigante mezcla entre catolicismo  con religiones afro-populares.[11]  

 

Y en el universo de la  música, con la mezcla de ritmos africanos con europeos e indígenas y en  la bossa nova,  se sintetizaba todo aquello y  se agregaba  a su vez  lo que venía aconteciendo  en la década de los  50 y 60.  Lo cierto es que era un país que avanzaba  rápidamente y que el principal motor de la economía o sea Estados Unidos estaba ligado a la compra de café y a ciertos desarrollos conjuntos.

 

Además, no tenemos que olvidar que la  Administración Nacional de la Aeronáutica y del Espacio (NASA) de los Estados Unidos, la cual cumplió 50 años  el pasado 24 de setiembre  de 2008 como  la bossa nova,  efectuó  investigación y desarrollo (I+D)  durante más de una década para poner al hombre en la luna  antes de 1970.

 

Y todo ello como dice el  sociólogo brasileño Roberto da Matta nos lleva a la pregunta:  “O que faz o brasil, Brasil?”. Y la respuesta que podríamos ensayar sería esa capacidad de “mezclar elementos contrapuestos” de  potenciar los comandos relacionales,  de combinar los elementos rígidos de las leyes con el acontecer cotidiano, de interligar  vida y muerte a través de otro mundo que sería la religión, de utilizar la música en todo momento para hacer ese tipo de mezcla.

 

En suma, recordar los 50 años de bossa nova nos hace reflexionar sobre el pasado que tuvimos y que quizás  desde el cono sur no supimos compartir  con un futuro, en el cual la bossa nova vuelva a reaparecer,  como elemento de unidad y  de fusión del pasado con el futuro. Por ello la idea  de   intentar reelaborar una nueva bossa  a partir de la bossa nova. Así como en la década de los 50 la bossa nova fue una revolución cultural que llegó a instalarse en lo  que era el primer mundo, ahora podría  utilizarse una nueva manera de hacer música para  generar  en los  países del cono sur el   objetivo de “instalar” ese comando relacional   en el mundo  actual y pos-moderno. Como decía  a la sazón  Roberto   Da Matta: “... Seria preciso carnavalizar  un poco más la sociedad como un todo, introduciendo un poco más la sociedad como un todo, introduciendo los valores de esa fiesta relacional en otras esferas de nuestra vida social.  Con eso, podríamos  finalmente profundizar las posibilidades de mediación de que, estoy seguro, el mundo contemporáneo tanto precisa.   Ni el  desencanto crítico que conduce a la primacía ciego del individualismo como valor absoluto, ni  tampoco la primacía igualmente ciega de la sociedad y del colectivo, que aniquila el  primado de un individualismo ciego como valor absoluto; ni el primado también ciego de la sociedad y de lo colectivo, que aniquila la creatividad humana y sofoca el conflicto y  la llama de las contribuciones personales.  Tal vez algo en el medio, que permita  tener un poco  más de casa en la calle  y de calle en la casa. Algo que permita   tener  aquí, en este mundo,  las esperanzas  que tenemos del otro. Algo que permita hacer del mundo diario,  con  su trabajo duro y su falta de recursos, una especie de carnaval que inventa la esperanza de días mejores.“ [12] 

 

Y hacer , como decía el tema “O Barquinho” , un “Dia de luz, festa de sol/E um barquinho a deslizar/ No macio azul do mar//Tudo é verâo e o amor se faz/Num barquinho  pelo mar/ Que  desliza sem parar”  que   con esa estructura  luminosa y futurista de la bossa nova,  acompañó  a los artistas de ese género musical que conquistó al mundo, siendo patrimonio de la humanidad.  

 

Esperemos que este siglo, tome  tanto   las armonías de  la bossa nova como  el compromiso político-social del tropicalísimo, para generar una nueva bossa nova construida a partir de la  propia bossa nova  que todos conocemos,  sin perder sus raíces culturales ni su filosofía de paz.  Y que  sus próximos  50 años   sean festejados  con el mismo optimismo que generó a todo ese grupo de artistas modernos, en la misma playa, con la misma arena y con el mismo mar.  

 

[1] Abogado, Mediador, Magíster en Derecho Empresario, Magíster en Defensa Nacional, colaborador de revistas jurídicas  como lexis nexis jurisprudencia argentina, aduananews e literárias  como Letras de Uruguay y Logogrifo de la  editorial ala de cuervo de Venezuela, Encontro Literário da Academia Mineira de Letras  entre otras, nível intermediário de português língua estrangeira por la Universidad Federal do Rio de Janeiro (UFRJ)- Casa do Brasil, estudiante de portugués  nivel proficiência, residente en Buenos Aires, Argentina.  

 

Fuentes consultadas:

 

[2] Cfr. CAMBRAIA NAVES, Santuza, Da Bossa Nova a Tropicália, Jorge Zahar Editor,  Rio de Janeiro, 2001, pág. 13. ( La interpretación del portugués nos pertenece).

[3] Cfr. CAMBRAIA NAVES,  Santuza, op. cit., pág. 22.

[4] Cfr. CAMBRAIA NAVES,  Santuza, op.cit., pág. 24. 

[5] Cfr. El podscats, “Como a Bossa Nova conquistou o mundo”. Realizado por la CBN, 11/4/08 de la cual soy un ferviente oyente. Trátase de uma serie de reportajes realizados por el periodista Juan Carlos Santana,  http//cbn.com.br/séries/os 50 anos da Bossa Nova. Acc. 6/10/08.

[6] Cfr. http//cbn.com.br/ séries/ op.cit. ibídem.

[7] Cfr. CAMBRAIA NAVES, Santuza, op. cit., pág. 17. 

[8] Cfr. CAMBRAIA NAVES, Santuza, op.cit. pág. 30.

[9] CASTRO, Ruy, A Onda que se Ergueu no Mar – Novos mergulhos na Bossa Nova-, Compañía das Letras, Sâo Paulo, 2001, pág.19.

[10] Cfr. CASTRO, Ruy, op.cit., ibídem.

[11] Cfr. DA MATTA, Roberto, O Que Faz o brasil, Brasil?, Rocco, Río de Janeiro, 1986,  págs. 119-20.

[12] DA MATTA, Roberto, op.cit., pág. 122.  ( La interpretación del portugués me pertenece)   Para entender  el uso de las palabras “casa y calle”, nótese que el autor en otros de sus libros “A Casa e a Rua” habla que en la sociedad existen dos comandos relacionales, los del orden y las leyes  como sinónimo de sociedad jerarquizada, que  los individualiza con el término “calle” y los de la “casa” que son todas las costumbres y leyes no escritas que hacen al universo familiar y el autor articula los dos conceptos para explicar el equilibrio que debe existir entre los mismos para que una sociedad sea armónica. También habla del “otro mundo” como parte de una estructura triangular, allí ubica las creencias en el más allá y a la religión y cómo interactúan esos tres términos en una sociedad.

Búsqueda en Internet:  archivos de la cbn.com.br. (red O Globo) y http:// www.luciaverissimo.com.br/oscariocas/biografia.htm. acc. 8/10/08.-

 

Versión en portugués

Dr. Alejandro Della Sala  

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