La sicopatología de Repulsión de Polanski [1]

por Dr. Jesús María Dapena Botero

jesusdapena50@hotmail.com

 

En mi propósito, para nada loco, de celebrar el mes del día de la Salud Mental, aprovecho mi triple condición de médico, psiquiatra, formado en Colombia, psicoterapeuta y psicoanalista, no para aterrorizar con una película como ésta, que está en el límite entre el cine de terror y la psicopatología, sino con una intención totalmente consciente, de hacer lo contrario y es pretender entender qué pasa con la gente, que padece una enfermedad mental, que puede ser gente ordinaria, como veremos en una próxima película, en la que Robert Redford nos acerca a gente como uno, para ver qué pasa en los vínculos familiares, cómo pueden resultar causantes de enfermedad, para que podamos ayudar a nuestros semejantes, que sufren, muchas veces de una manera muy soterrada, de la que quizás no nos demos cuenta, ya que como en sus memorias, el mismo Polanski señalaba que: las personas, que conviven con los enfermos mentales, por el contacto continuado  [con el enfermo] se les adormece la conciencia de lo anormal.[2] 

Creo que aquí es importante referirnos a la historia de la locura, que, en tiempos antiguos, era considerada una posesión demoníaca, con la condena a la hoguera; pero, que, a partir de la Era de la Razón, pasó, en el renacimiento al uso de la stultifera navis, un barco, que lanzaban por los ríos, como el Rhin, para que desaparecieran en el mar y  a establecer una diferencia entre ciudadanos y locos, para proceder al Gran Encierro del que nos hablara Michel Foucault.[3] [4]

Tengo plena consciencia de la advertencia que nos hace Beatriz Vera Poseck, quien nos habla de las confusiones que pueden generarse cuando se habla de psicopatología en el cine, dada la frivolidad con la que se trata muchas veces la enfermedad mental y cuando se exageran los síntomas, con el fin de crear climas dramáticos o espectaculares, lo que puede desvirtuar bastante la realidad de los cuadros clínicos y sus manifestaciones psicopatológicas, como bien lo mostraría en su libro Imágenes de la locura[5].

Por eso, no incluí a Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock, porque el interés del director británico era más hacer una película de terror, que cine, que muestre mejor los procesos psicopatológicos, ya que éstos, pese a la dinámica psíquica de la que habla el psiquiatra forense, no nos parece suficientemente clara; de tal manera que el mago del suspenso no nos permite ver el mundo interior de Norman Bates, el asesino, mientras en Repulsión, a partir de la segunda parte, la del brote psicótico, estamos continuamente ante el mundo interno proyectado a puerta cerrada, así ambas películas puedan tener cierto parecido, aunque de una manera bastante superficial, ya que Polanski hace surgir el terror en la vida cotidiana y si en Hitchcock vemos la locura en un mundo normal, según las categorías tradicionales, Polanski nos mete en la experiencia interior de una psicótica, lo que releva un punto de vista más subjetivo.

Repulsión es una película de la que los estetas de la narrativa llaman cine circular, como si fuera un círculo infinito, gracias a la compulsión a la repetición, como si hubiese una perspectiva fija, en un eterno retorno de lo mismo; entonces,  el inicio reaparece al final del filme, con una narrativa que se va entregando en pequeñas dosis de información, para mostrar el deterioro personal de Carol, que contiene  una primera parte de presentación, un nudo en el que se llega al clímax narrativo y un desenlace en el que todo cobra sentido.

Así, aunque tengamos que tolerar el miedo atávico a la locura, del que nos hablara Freud, en alguno de sus escritos, nos permite ver el proceso de desencadenamiento de una esquizofrenia y espero que podamos soportarlo, en general, en un escenario, que nos encierra a protagonistas y espectadores, aunque muy realista y sencillo, en el que la experiencia interior de la protagonista ofrece un contraste impresionante dentro planos cerrados, en los cuales, el encuadre, mediante un close-up, centra la atención en un detalle específico del campo visual, de tal manera, que resulta ser una metonimia, que nos muestra la parte por el todo, lo cual Polanski lo utiliza en los máximos momentos de tensión, que generan opresión en el espectador, ya sea con sonido o sin él, que se ofrecen como silencios, ruidos sencillos o una obra musical.

De ahí la foto inicial, que nos muestra una grieta estructural en la pared, la cual para los arquitectos es muy grave, en la medida que puede causar el derrumbe de una edificación y sirve como metáfora fílmica, del quiebre de la integración aparente de la estructura psíquica de esta chica, ya sea a través de la alucinación o del delirio. 

Creo que sorprenderé al público con una vieja película de Roman Polanski, el segundo largo metraje que hacía con una jovencita Catherine Deneuve, en el papel de Carol Ledoux, una chica belga, la protagonista; es una cinta inspirada en Psicosis (1960) de Alfred Hitchcock, como cine de terror, realizada por encargo y basada en un hecho real ocurrido en París, en Saint Germain de Prés; pero  me parece que supera, en mucho a esa gran obra de la cinematografía del mago del suspenso en la comprensión del proceso del enfermar de Carol, la protagonista y como se va desencadenando su psicopatología, lo que puede tener mayor interés para los profesionales de las ciencias ψ y para quien quiera aprender de ese fenómeno tan humano, tan demasiado humano, que es la locura.

Por eso mismo, para su creación, el director y el guionista deberían documentarse muy bien sobre casos clínicos de las psicosis, cosa que no hicieron, según declararía el propio Polanski en alguna ocasión; lo cual dificulta un diagnóstico diferencial, que siempre es muy importante, no obstante no nos impide presenciar el retorno de lo Real, como diría Jacques Lacan, como parte de las psicosis y, a veces, no sabemos si con tanta referencia a la sexualidad, se un retorno de lo reprimido para hacernos pensar en una Psicosis histérica, aunque más tarde aclararé, por qué me inclino por pensar más en una esquizofrenia. 

Al final del rodaje el mismo Polanski declararía:

Repulsión se convirtió en un compromiso artístico, que nunca alcanzo la gran calidad, que yo buscaba… ahora, en retrospectiva, los efectos visuales se me antojan chapuceros y… que los decorados hubieran podido estar mejor cuidados. De entre todas mis películas… es la más tosca y en la técnica está muy por debajo de los que yo trato de alcanzar[6].

Pero, yo lo disculparía porque, al fin y al cabo, apenas era el cuarto largometraje de un Polanski en su período inglés; la primera en ser producida por una compañía de alguna importancia The Compton Film Group y ganaría el Oso de Plata del festival de Berlín. Lo cual dé cuenta de la exigencia del director polaco sobre sí mismo, puesto que, sin duda alguna, una película como esta precisa de un gran creador, al mostrar una joven, que se aísla dentro de casa para evadir el mundo exterior, como si fuera una extranjera llena de miedo, que puede convertirse en verdadero pánico, en el contacto con otros, que lo es, ya que Carol proviene de Bélgica. 

Desafortunadamente, no contamos con mayores datos de los antecedentes históricos de esta chica, sólo sabemos que es una esteticista, quien vive con su hermana, quien tiene amores con un amante casado, quien le resulta bastante desagradable a la hermana menor, ya que desde su moral no aprueba ese tipo de relaciones.

El beso del pretendiente, que ella rechaza y finalmente propicia, da cuenta de un rostro, como si el joven estuviera besando una efigie, sin pasión, ni deseo, sin alma, con un gran aislamiento afectivo, un momento donde cuenta el deseo del Otro, en una chica, que no ha podido  incluir el Nombre-del Padre, como censor del vínculo con la madre, ya que ese hombre, aunque pueda ser registrado en la vida cotidiana, funciona como un padre, que se va por el hueco de lo Real (fig 1)

Un rostro como el de una efigie, que también vemos en su rostro infantil, única referencia a la infancia, con la que realmente contamos, amímica, sin expresiones faciales (fig 2)

(fig 1)

(fig 2)

Ya, como adulta joven trabaja en un salón de belleza, donde hace unos estados de desconexión con la realidad, como si estuviera hipnotizada, mutista y en un estado de negativismo, en un estado de perplejidad, que se da al comienzo de una crisis psicótica, en una experiencia interior enigmática, que es inefable, incomunicable, como si se desgarrase la identidad, para caer en un vacío, en una especie de falling for ever, algo que sólo le concierne al psicótico, hasta caer en un estado esquizofrénico bastante desorganizado, sin que se elabore un delirio propiamente dicho, todo lo cual da cuenta de un repliegue sobre sí misma, en un aislamiento de la realidad, mientras realiza labores simples y automáticas, inútiles, porque la plancha está desconectada o cose sin finalidad alguna, en medio de un abandono de la realidad, en que no se da cuenta de que el conejo cada vez se pudre más, fuera de la nevera y encima de la mesa del teléfono, lo que aparece en esa inutilidad es un apragmatismo, que tiene que ver con su ruptura con la realidad material, mientras la acosan pesadillas y alucinaciones hipnagógicas,  antes de conciliar el sueño, sumamente angustiantes, que van acompasadas por el tic-tac del reloj, que tiene una diferencia con el plano real, cuando el cobrador abusa de ella, que oímos el diálogo, los ruidos y una música tétrica. 

Pero si ella, mata, no lo hace por una compulsión asesina, que es lo que tanto critica Beatriz Vera Poseck, ya que asesinatos por esquizofrenia  sino lo hace frente a un verdadero acosador sexual, como legítima defensa, ya que los esquizofrénicos no suelen ser asesinos. 

Yo creo que si en la esquizofrenia son más comunes las alucinaciones auditivas, que son difíciles de llevar al cine, aunque lo logra parcialmente; pero, Polanski a mostrar alucinaciones visuales, que impactan más al público civil, ya que si no fuera por dichas alucinaciones pueden confundirnos con las pseudoalucinaciones en las Psicosis Histéricas o en los trastornos disociativos; pero, podemos hacer este diagnóstico de lado, dada la personalidad previa de tipo esquizoide, más que histriónico, así pueda confundirnos, que el desencadenamiento psicótico pareciera ser desencadenado por el trauma de escuchar el ruido del coito entre su hermana y el amante, aunque pareciera ser que más que ese registro, lo que desencadena la fase alucinatoria de la psicosis, sea la separación de su hermana Helen, en la medida que ella función como un yo ideal, como un modelo a seguir, que se desvanece y ocasiona un mayor derrumbamiento de su yo.

Es importante que las pseudoalucinaciones auditivas suelen ser murmullos, con mensajes poco claros, mientras las verdaderas alucinaciones de la esquizofrenia son voces claras y aún se da un eco del pensamiento, como nos enseñara ese gran maestro de la psiquiatría francés, Henry Ey, mientras las pseudoalucinaciones, más propias de la Psicosis Histéricas y las neurosis disociativas, suelen ser figuras muy claras, que los verdaderos psicóticos, se sienten incapaces de describir[7].  

Pero, bienvenida, sea esta confusión diagnóstica, porque en nuestra disciplina, es frecuente que se abuse del diagnóstico de esquizofrenia y no se tengan en cuenta las psicosis histéricas o las locuras disociativas, punto en el cual yo aguzaba muchísimo la clínica, al lado del paciente, y encontré multitud de locuras disociativas, aunque no hice una investigación propiamente de ese fenómeno en términos cuantitativos. 

Casi que en esta fotografía podríamos ver a una niña con su madre, que la sostiene al generarle cierto equilibrio, ya que la jovencita anda siempre en el filo de la navaja (fig 3):

(fig 3)

Lo que hemos de tener en cuenta es que las películas sobre casos psicóticos pierden la rigurosidad psicopatológica y hemos de mirarlas con pinzas, para no enredarnos, aunque es un medio interesante para enseñar psicopatología.

En la vida cotidiana, cuando trabaja resulta ser una persona bastante introvertida e ensimismada, como si su personalidad previa, antes del desencadenamiento de la psicosis, además por la foto de infancia, en que se ve aislada la familia y con una cara bastante inexpresiva, pudiera permitirnos pensar en una personalidad previa esquizoide, con cierta tendencia a refugiarse en la fantasía, lo que le genera conflictos laborales, como si fuera una persona congelada y tímida, que no soporta que la toquen y que elude la relación con posibles pretendientes, que parece tener una identidad heterosexual, dada las ilusiones con un fuerte componente afectivo, que parecen tener como origen al hombre como objeto de su deseo, que suelen aparecer en momentos de confusión mental, de perplejidad o en estados emocionales intensos con visiones de figuras terroríficas, que aparecen y desaparecen, aunque los transforme en objetos persecutorios, mientras ella encuentra un conejo putrefacto, que simboliza su lábil yo, cuando se, desencadena el cuadro alucinatorio, como si diera cuenta de su desintegración yoica, para empezar a vivirse como un cuerpo fragmentado y despedazado, que es la vivencia psicótica del cuerpo, mientras observa grietas transversales, que son las que amenazan con el derrumbe de la casa y las rayas del piso, se le convierten asimismo en grietas.

Puede ser que esta cinta no sea perfecta, que dé lugar a ambigüedades; pero, de todas maneras, es superior a Psicosis y nos permitirá reflexionar sobre la psicosis sea esquizofrénica o histérica.

De todas maneras, esta joven pudorosa, nos recuerda a la Beatriz de la Divina Comedia del Dante, como ideal de mujer, en aquel entonces; pero la falta de una pulsión erótica, hace que al final la pulsión de muerte termine por triunfar al llevarla en el ataque final, a una especie de Nirvana, donde la tensión se reduce a 0, tal como lo planteara Sigmund Freud en su obra Más allá del principio del placer.[8] [9]

Algún crítico, como Horacio Ramírez escribe en el 2018, señala que la estructura estética básica de Polanski pretende mostrar el mal, que crece e invade a personajes y situaciones, al menos como lo veríamos repetirse en su siguiente película El babé de Rosemary de 1968, la cual lo consagraría y El inquilino de 1976, un poco más compleja desde el punto de vista psicopatológico.

Yo no creo que la repulsión al sexo, que da título a la película, sea tan importante como la falta de lazo social, por la tendencia al aislamiento (wihdrawl en inglés), que su hermana le impi para no encerrarse en su mundo interno, que retorna en lo Real, como diría Lacan.

La hermana le sirve como una especie de parche, que evita el desencadenamiento de la psicosis, como si fuera una imagen especular, que le dice:  C’est toi.       

Como lo hace el Otro, en general la madre, cuando el niño logra el triunfo jubiloso de ver su imagen integrada en el espejo, en la medida que ese ser semejante a uno mismo, no desaparezca del todo, como fue la vivencia, que ella tuvo cuando su hermana se va y la deja enfrentada con el vacío, que ella llena con sus alucinaciones, en ese mundo de tinieblas, tan siniestro, en los que Carol se enfrentará con sus propios demonios, algo tan caro al director, en donde la chica regresa un egocentrismo y a un narcisismo primarios, como lo pensaran Freud, Bleuler y Jung, cuando quisieron investigar más profundamente la esquizofrenia y definirla [10]

Ella se encierra en un piso, que la protege del mundo interior; pero se convierte en su propia cárcel, con paredes que se agrietan y en un medio en el que se siente perseguida.

Pero nadie es testigo del progresivo deterioro de la joven Carol; nadie ve su hundimiento en ese hueco negro de la psicosis, que la lleva a convertirse casi a ella misma en un fantasma.

Desde el punto de vista cinematográfico, este filme tiene una estructura circular, como había señalado antes, sin elementos retorcidos, donde vemos la titánica lucha de Eros y Tánatos, que nos atrapan la atención, pues, como en las grandes tragedias, según Aristóteles, inspira terror y piedad, donde lo apolíneo y lo dionisiaco se aúnan, sin que Carol pueda acceder al amor.

Aunque esa estructura narrativa circular, será la que le permitirá al espectador encontrarle sentido, a esa historia regida por una lógica alógica, que es la del inconsciente, que retorna con toda la furia de lo inefable, de lo incomunicable, del hueco o del toro topológico de lo Real, que es discontinuo y sin sentido, que se expresa en las alucinaciones, sin simbolismo aparente, por donde se fuga lo que no está en lo Imaginario y lo Simbólico, aunque para alucinar se precisa cierta unión de lo Real con lo Imaginario, que le dé una representación(fig 4)

Si antes habíamos dicho que lo siniestro es tan caro a Polanski, creo pertinente hacer unas consideraciones de ello, al menos, en este filme,  

Para ello, es pertinente definir qué es lo siniestro, que para la Real Academia de la lengua en la cual no es sólo lo izquierdo, sino también lo avieso y malintencionado, lo infeliz, lo funesto, la inclinación al mal, un daño grave, por distintos motivos, como pudiera ser la enfermedad. 

(fig 4)

Pero más allá de las definiciones de diccionario, debemos pensar en qué es lo siniestro o lo ominoso para Sigmund Freud, quien escribiera sobre el tema en 1918, que relaciona con las acepciones referidas a lo inquietante, lo fatídico y lo lúgubre. 

En el primer capítulo de ese ensayo Freud habla de una paradoja, en la cual, lo no familiar, lo extraño (unheimlich) y lo familiar (heimlich) se aúnan, sin principio de contradicción alguno y nos angustia; Polanski destaca que su guionista y él mismo buscaron la inspiración en situaciones, que les eran familiares a ellos mismos, en donde van introduciendo poco a poco das unheimlich, hasta que aparece como una vívida y escalofriante experiencia. 

El médico vienés indaga qué circunstancias permitan que surja lo siniestro, basado en el cuento de E. T. A. Hoffman El hombre de arena, que vendría a ser en España, el hombre del saco, para hacer una profunda reflexión psicoanalítica; para seguir ampliando el concepto en el tercer capítulo, en una análisis estético-psicoanalítico, que los estetas dedicados a lo bello suelen eludir, en tanto a este concepto se refiere a lo malo y a lo feo, que va más allá del placer estético, ya que se asocia con aquello, que nos resulta angustiante; puesto que para la estética clásica concentra su atención en lo positivo y evita los sentimientos desagradables[11]

Ya era clásica de belleza, cuando Aristóteles definía bello es que lo visto agrada, tesis que retomaría la escolástica de Santo Tomás de Aquino y Polanski rompía con esto como lo habían hecho los dadaístas y surrealistas. 

La relación entre unheimlich y hamlich se da precisamente en que lo extraño irrumpe en la realidad, que nos es familiar, con lo cual, causa espanto, en tanto desconocido, aunque no todo lo novedoso sea siniestro, puesto que la calidad es la angustia, que produce ese encuentro paradójico, en el que algo oculto se manifiesta de una manera intempestiva, en tanto algo ha fallado y roto el equilibrio de lo cotidiano, como cuando aparece el hombre de arena, que arranca los ojos a los niños, algo que con frecuencia aparece en el cine de Polanski, donde no se hace mucha diferencia entre lo imaginario y lo fantástico, propiamente dicho, para que no se confunde con la realidad. 

Entonces, el autor de relatos siniestros, suele meternos en el campo de la incertidumbre, para ir borrando  un poco a las fronteras entre la realidad y lo imaginario e irnos confundiendo, aunque todo se inicia en el terreno de lo cotidiano, donde emerge lo siniestro; Freud, poco amigo de la cinematografía nos habla de lo ominoso en la literatura; mientras en el relato fílmico, en principio nos muestran la realidad cotidiana para empezar a dislocar lo establecido de una manera natural y terminar destruyendo la armonía lógica, con la que el espectador se enfrenta en un principio y lo que surge es algo escondido, que está por fuera del discurso lógico, ante lo cual solemos resistirnos, como si proviniera de otra escena[12].

Cuando se quiebra que aquello, que controlamos de una manera consciente, aparece aquello inefable e incomunicable, que, para Lacan, es el hueco de lo Real, como algo incomprensible e ignoto, que será lo siniestro, una herramienta muy utilizada por Polanski a lo largo de su filmografía y el propio director franco-polaco aún en su primer largometraje, cargado de obsesiones y rivalidades entre los hombres por una mujer, como lobos en celo, El cuchillo en el agua (1962), ya hablaría de una raigambre obra freudiana, de ahí la introducción de la teoría psicoanalítica en muchas de sus películas.

Es de anotar que, Polanski se acerca más a las posibilidades de la cámara subjetiva, sin caer en melodramas ni sentimentalismos, ya que nos pone a los espectadores muy cerca del protagonista; pero, con cierta distancia, a su vez, donde no sólo cuenta la empatía, que podamos sentir, sino que el director franco-polaco nos convierte en testigos oculares, que podríamos ir al juzgado a declarar, con un gran manejo de la cámara, que nos lleva de los planos secuencia callejeros para irlos cerrando en la segunda parte de la película, con un buen manejo de la profundidad de cámara, con la que se permite hacer planos largos, a la vez que movimientos de cámara en travelling y panorámicas para mostrarnos la casa, que se va deteriorando a la par, que lo va haciendo Carol.

Al principio, en Repulsión vemos lo mismo que el resto de seres humanos, que comparten la vida laboral, citadina y familiar, una cotidianidad  más o menos anodina, como una narración en tercera persona, con una mirada heterodiegética, muy lejos del monólogo interior, aunque dentro esta realidad anodina, lo siniestro empieza a marcar su compás, en la medida que empieza de forma muy sutil a romper esquemas; pero el espectador no se ve enfrentado con ello, no le presta demasiada atención, hasta que estalla cuando se nos presenta una chica con sus alucinaciones,  que usa los muebles como medidas protectoras, en especial, cuando ve por las mirillas de la puerta, otro elemento reiterativo en las películas de Polanski, que permiten ver a quien viene del mundo externo, ya sea Colin, el pretendiente, que termina por violentar la puerta o el cobrador, quienes son asesinados por ella, en legítima defensa, en medio de una realidad distorsionada como cuando se mira en la jarra convexa, que causa una anamorfosis, una distorsión,  de su rostro.

Otro elemento, que se repite en varias de las cintas de Polanski son las neveras, un objeto cotidiano, que ella deja de usar como es debido,  dado su trastorno mental, de donde, en el caso de Repulsión, saca el conejo, que se irá pudriendo, al irse llenando de moho y con moscas, que lo rondan,  a la par que se va dando la gran desconexión de la realidad de Carol, undeterioro de sí misma y de su pensamiento lógico, aristotélico, el de la conciencia y del entorno en su realidad material (Wirlichheit)

Así mismo aparece la figura del entrometido, como el viejo vecino, que la joven ignora, el cual aparece en otras cintas de la filmografía de Polanski, el director usa lo siniestro en buena parte de sus cintas para que nos sintamos escindidos, entre la solidaridad con la víctima, a su vez victimaria, para hacer surgir una especie de catarsis, como vehículo de lo trágico y así evacuar nuestros enemigos interiores, como demonios personales, que es lo que termina por gustarle al público y, en el caso de Repulsión, la inocencia de Carol la lleva a un cruel sadismo cuando asesina a Colin y al cobrador.

Sin duda, en Polanski, vemos la influencia del cine de terror, del thriller psicológico, un género inventado por él mismo, que enfatiza lo subjetivo sobre las acciones mismas y el Film Noir, cercano al expresionismo, con sus lenguaje elíptico y metafórico,  más un ambiente en claroscuro y claustrofobígeno, para lograr el efecto de lo siniestro, con personajes como Carol, que están en una crisis, que lleva a agotarlos, dentro de un espacio mínimo, con un medio más psicológico o psicopatológico, ya que tanto Carol como el inquilino Trelkovsky son verdaderos casos clínicos.

A su vez, hay una indudable influencia de Buñuel, tanto en el ojo inicial, que recuerda el ojo de la mujer a quien cortan el ojo en El perro andaluz o el conejo muerto, el cual va corrompiéndose en el transcurso del tiempo, mientras las patatas van echando cogoyos, que nos recuerda el ciervo muerto de la misma cinta, hecha en colaboración con Salvador Dalí.

 

De todas formas, pareciera ser que el recurso a lo siniestro nos quiere advertir que, más allá de la consciencia hay una instancia, que juega desde adentro y tiene un papel definitivo en la vida de los personajes y de nosotros mismos, como si hubiera algo, que ha dejado marcas en los sujetos, sin que nadie reparara en ello, ni siquiera el sujeto mismo; pero, que tiene funestas consecuencias, como un lastre, que mucho nos pesa.

  


Notas:

 

[1] Película presentada por Jesús Dapena Botero, en el mes de la Salud Mental en el Salón García, auspiciada por el Cine-Club Ádega y la Consejería de Cultura de Vilagarcía de Arousa, el día 10 de octubre del 2019.

 

[2]  Polanski, R. Memorias. Malpaso Ediciones, Barcelona, 2017, 528 pp.

 

 

[3] Dörner, K. Ciudadanos y locos. Historia social de la psiquiatría. Taurus, Madrid, 1974, 442 pp.

 

[4] Foucault, M. La historia de la locura en la época clásica (ts. I y II). Fondo de Cultura Económica, Barcelona, 1979, 987 pp.

 

[5] Vera Poseck, B. Imágenes de la locura. La psicopatología en el cine. Calamar Ediciones, Madrid, 2006.

 

[6] Polanski, R. Roman por Polanski. Grijalbo, Barcelona, 1985, pp. 248-249.

 

[7] Henri Ey y cols. Tratado de psiquiatría. 8a. edición, Masson, Barcelona, 1994, 1136 pp.

 

[8] Dante. La divina comedia.Alianza Editorial, Madrid, 2012, 728 pp.

 

[9] Freud, S. Más allá del principio del placer. Amorrortu, Madrid , 2016, 128 pp.

 

[10] Dapena, J. Las lecciones de Schreber: una lectura preñada de consecuencias. (en imprenta)

 

[11]  Freud, S. y E. T. A. Hoffmann. Lo siniestro. El hombre de arena. José J, de Olañeta, Palma de Mallorca, 1979, 96 pp.

 

[12] Mannoni, O. La otra escena: claves de lo imaginario. Amorrortu España, Madrid, 1997,

 

Repulsión - Roman Polanski (Subtitulada al Español)

1 abr. 2017

Terror Thriller Drama 1965

 

por Dr. Jesús María Dapena Botero
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