Métodos para apoyar la labor cultural de Letras-Uruguay

 

También puede colaborar con la labor cultural de Letras Uruguay por medio de COLECTATE

 

Otro método para colaborar con la obra cultura de Letras Uruguay, desde 3 euros: splitfy.com

 

‘La amante del pintor’ y Eduardo Manet, el cubano
por Belkis Cuza Malé 
belkisbell@aol.com

 
 

En 1967 conocí en La Habana a Eduardo Manet. Era ya un destacado director y crítico de cine, pero mi timidez me impidió en más de una ocasión acercarme y saludarlo. Recuerdo con precisión al Manet de entonces, y a su primera esposa, una francesita delgada, que a veces lo acompañaba.

Han pasado los años, más de cuatro décadas, y Manet se ha convertido en un famoso escritor, vive en París desde 1968 y ha publicado más de una docena de novelas, donde el tema de su isla no ha dejado de estar presente: La Isla del lagarto verdeRapsodia cubanaUn cubano en París, y más recientemente, Los tres hermanos Castro, así lo demuestran.

Manet ha incursionado en diversos géneros, y Las monjas, por ejemplo, es ya una obra clásica de la dramaturgia, que no cesa de presentarse en los teatros. Como director de cine tiene en su haber tres filmes que lo sitúan con solidez en la cinematografía de Cuba, y entre la que descuella la comedia musical Un día en el solar, con la participación de la bailarina Sonia Calero, y el coreógrafo Alberto Alonso.

Como Manet escribe casi toda su obra en francés hay que celebrar que Plataforma Editorial, de Barcelona, haya traducido ahora su más reciente título, La amante del pintor (en francés, Le fifre), para regocijo de los lectores hispanos. Una novela única en su género, inspirada en un secreto familiar, y que a la vez nos permite conocer de primera mano al París de finales del siglo XIX y el surgimiento de los pintores impresionistas.

La historia se sustenta en los diarios de Jeanne, la hermana de la joven, de origen español, Eva González, quien a su vez era conocida como la discípula preferida del gran pintor Edouard Manet. De la pasión de Eva por Manet y de sus secretos y turbulentos amores, se nutre la narración.

El novelista ha creado personajes femeninos únicos, a la manera en que lo hicieron Stendhal, Flaubert y Tolstoy, por ejemplo, mujeres que vivirán eternamente en la literatura universal. Eso de por sí convierte al novelista Manet en un escritor de primera. Su personaje central masculino, el célebre pintor Edouard Manet, aparece en cambio dibujado, casi opacado por la pasión de Eva, por ese amor que la llevó a morir casi al mismo tiempo que él. Pero la escena de la enfermedad y muerte del autor de Desayuno en la hierba es sencillamente conmovedora e impresionante, sobre todo cuando luego de que le amputan la pierna comida por la gangrena, el médico la lanza al fuego.

La trama se bifurca, y encuentra soluciones casi inexplicables, pero comprensibles a la larga, cuando Eva se casa con uno de los personajes secundarios de la novela, y tras la muerte de su hermana, Jennie ocupa su lugar junto al viudo.

El nacimiento del hijo de Eva y Manet nos hace recordar una historia parecida: el de la hija clandestina de Gertrudis Gómez de Avellaneda, resultado de sus frustrados amores con el poeta Gabriel García Tassara. Pero el hijo de Eva y el pintor Manet no muere, sino que crece en España y luego... bueno, ahí comienza la parte biográfica del novelista cubano Eduardo Manet.

Un día, siendo un joven, el padre de Manet le confiesa que proceden del famoso pintor de igual nombre, y le muestra los diarios de la tía Jeanne.

El nombre original de Manet es Eduardo González Manet, nacido en 1930 en la ciudad de Santiago de Cuba, quien atraído de seguro por esa extraña fuerza que lo arrastraba, decide indagar en la verdadera historia de sus apellidos, y viaja a Francia en los años 1950, donde estudia para convertirse en la figura literaria que vemos hoy.

Con la llegada de la Revolución, regresa a Cuba, ya que sus antiguos amigos, ahora en el poder, le han ofrecido importantes cargos en la vida cultural de esos años: director del Teatro Nacional, cineasta y crítico de cine, además de promover su obra como teatrista. Pero, tras conocer de primera mano la realidad del sistema imperante en Cuba, Manet decide regresar en 1968 a París, e instalarse para siempre en la que habría de ser desde entonces, su ciudad.

En Francia, Eduardo Manet se ha labrado una reputación como narrador y teatrista, y ha obtenido varios premios importantes. Su obra se ha publicado en las mejores editoriales francesas. Para los cubanos, tanto los de la Isla como los que viven fuera, Manet es una figura a la que debemos reconocimiento y mayor difusión.

Para el ganador del premio Goncourt de los estudiantes, y de muchos otros, la publicación en español de La amante del pintor es una buena oportunidad para rendirle el tributo que se merece: leer su obra, y dar gracias por contar con este gran escritor cubano que, para mayor gloria, es nieto de los pintores Eduardo Manet y Eva González.

por Belkis Cuza Malé 
belkisbell@aol.com

 

Publicado, originalmente, en el Nuevo Herald, de Miami (USA) el 12 de abril de 2014

 

http://www.elnuevoherald.com/2014/04/12/1723975/la-amante-del-pintor-y-eduardo.html

 

Ir a índice de ensayo

Ir a índice de Cuza Malé, Belkis

Ir a página inicio

Ir a índice de autores