El diálogo de Guiomar y Antonio Machado |
Luego
de vivir algunos años
en Washington, de regreso a Colombia en 1981, mi madre me había guardado
una noticia aparecida en el periódico El
Tiempo, en
la página editorial, titulada: Apareció
Guiomar, en
la cual informaban que luego de dos años de la muerte de la poeta, Pilar
de Valderrama,
se había presentado en Madrid, España, su libro: Sí, soy Guiomar.
Memorias de mi vida,[1]
donde ella daba fe de haber sido Guiomar,
la mujer inmortalizada por Antonio Machado, en sus Canciones a Guiomar.
De dichas
Canciones hace parte, este fragmento: |
Por ti el mar ensaya olas y espumas, |
Para
hablar de mi imaginario acerca de Guiomar
(Pilar de Valderrama) y Antonio
Machado,
debo
remontarme a mi infancia, incluso al origen de mi nombre. Mi padre, Héctor
Cuesta Ángel, tuvo como libro de cabecera, Antonio
Machado. Poesías Completas.
(Segunda Edición). Colección Austral. Espasa-Calpe, Buenos Aires, 1943.
Y al abrir la página 328 me encontraba, con el poema CLXXIII, Canciones
a Guiomar, poema
destinado a alguien que llevaba mi nombre. Mi padre estudió en Popayán y
una hija de Guillermo Valencia se llamaba Guiomar
Valencia. Por varias razones, entre ellas, las Canciones
a Guiomar,
mi padre resuelve que si algún día tiene una hija, la llamará Guiomar. Mi
madre y mi padre fueron magníficos lectores de poesía, además de
excelentes intérpretes, como era lo usual en ese momento. Los escuché
muchas veces, de niña, en tertulias muy íntimas, declamarse poemas el
uno al otro, con voces de gran calidad y con una dicción insuperable. Nos
llevaban a mi hermano y a mí al Teatro, a escuchar a Víctor Mallarino, a
la declamadora argentina, Berta Singerman y a Fausto Cabrera. Y de la
misma forma intercambiaban conceptos e ideas, ya fueran literarios, políticos
o que tuvieran que ver con el Derecho, la profesión de mi padre. Elvira
Escobar de Cuesta, mi madre, era una gran lectora como ya lo dije, tanto
de poesía como de novelas, de política y de biografías, también una
buena escritora en el género epistolar. Sus lecturas e influencias venían
de la Literatura española y árabe. Redactó las cartas para el novio de
su prima, Luz Ochoa de Barrera, relación que gracias a estas cartas,
culminó en matrimonio. Pero mi madre y sus hermanas, siete en total, a
pesar de su excelente formación literaria, fueron incapaces de escribir,
y mucho menos de publicar, esto no era bien visto para las mujeres, en
aquel entonces. Los poemas y las cartas eran documentos que hacían parte
del universo privado e íntimo, de cada mujer, al cual nadie tenía
acceso, al punto de hacer desaparecer o quemar cualquier vestigio de sus
pensamientos y emociones. Me
quedó muy difícil descubrir mi vocación de poeta, puesto que estaba
convencida que este camino era para gente que vivía, quizá en otro
planeta y las mortales como yo, no podíamos acceder a tan complejas
esferas. Cuando comencé a escribir mis poemas, y mi madre se entera, fue
muy difícil para ella aceptarlo, y más aún en el momento en que me
publican en un periódico de Bogotá, en 1974, y unos años después, a
finales de 1977, realizar una Lectura de mis poemas, en la Biblioteca Pública
Piloto de Medellín. Ella se enfermaba, como una forma de ejercer una
presión más fuerte, para que desistiera de esta decisión, que según
ella, avergonzaría a la familia y nos traería solamente sinsabores y
problemas. Todos
los antecedentes que tengo de escritores y escritoras, en mi familia,
Escobar Restrepo, como uno de mis tíos, Jairo Escobar, han dejado su obra
inédita. Y no es un caso aislado, son muchos los talentos que se han
perdido, a través de los años. Pero fui muy consciente de que no podía
perpetuar una actitud tan compleja, como este temor a enfrentar las críticas,
debía superarlo a consta aún de la salud, tanto física como mental, de
mi madre. Era mi elección el ser poeta, mi vocación y el amor a la
palabra me sobrepasaban. Por lo tanto, era absolutamente necesario hacer
todos los esfuerzos, puesto nadie cumpliría con esa labor, que solo a mí
me correspondía. Era el precio para lograr mi gran objetivo. Entonces, me
di cuenta de mi tremendo temor para hablar en público, tomé varios
cursos de Expresión Oral, que me permitieran superar, con creces, mis
limitaciones. Mis
tías, Carlina y Lía Escobar Restrepo, han sido pintoras de oficio, en
esta forma le dieron curso a esa vena artística tan fuerte, que llevan en
la sangre, con la salvedad de que nunca han hecho una gran Exposición de
su pintura, puesto que para ellas este es un divertimento que comparten
con la familia, y con sus amigos más cercanos. Exponer sería un gran
atrevimiento, razón por la cual se han negado siempre a hacerlo. Desde
mis inicios en la poesía, busqué una pareja con la cual compartir, de
igual a igual, el oficio poético. A mi regreso de Washington, donde me
desempeñé como Segundo Secretario, en la Misión Permanente de Colombia
ante la OEA, contraje matrimonio, y desde el momento que nos casamos, mi
marido se convirtió en el mayor enemigo y adversario de mi poesía.
Faceta que no dejó al descubierto antes, al contrario, se mostraba
orgullo y cómplice de mi vocación poética. Pero una vez iniciamos
nuestra convivencia, le declaró la guerra a mis poemas. Mujer
América- América Mujer[3], mi primer libro de poemas,
publicado en 1978, antes de casarnos, era el responsable de todos nuestros
conflictos como pareja. Por lo tanto, el acuerdo era no volver a nombrar
la palabra poesía
en nuestras conversaciones cotidianas, ni con nuestras amistades. En otras
palabras, mi vocación estaba condenada a muerte.
Esta
relación duró muy poco, me sentía acorralada, atrapada en una jaula
donde estaba limitada a ser lo que no era, y más aún, no encontraba
dentro de mí, el fuego ni los deseos para escribir. Este era el talento
que había recibido, y por tanto, el único que le daba ese propósito
verdadero a mi existencia. La separación fue traumática para él, pero
feliz para mí, puesto que al otro día de haberme separado, me senté a
escribir todos los poemas que tenía pendientes, de modo que pude liberar
mi espíritu de toda carga opresora. La
vida da sus compensaciones, mientras fui Secretario Privado del Canciller,
Indalecio Liévano Aguirre, 1974- 1978, conocí al presidente Alfonso López
Michelsen, y al publicar mi primer libro de poemas, se lo hice llegar, a
finales de 1978. Así que cuando me separé, le solicité un Prólogo para
un nuevo libro, y no dudó ni un momento, en darme una respuesta
afirmativa. Tan pronto tuve listo el material poético, se lo envié y a
los pocos meses tenía su Prólogo en mis manos, para mi segundo libro: Tiempo
del No, Tiempo del Sí.
Este
Prólogo: La
fiesta de la vida,
era una novedad, dentro de los diversos artículos y temas sobre los
cuales había escrito, el presidente López. En este texto me dice: Toda
nuestra actitud frente a la mujer esta gobernada por el concepto de la
desigualdad de los sexos… El amor, los labios, los cuerpos, los besos,
pueden mencionarlos libremente los hombres, pero cuando emana de la pluma
de una mujer joven y bonita como usted, se vuelve tabú, y la tortura de
la soledad, que usted expresa tan bellamente, se prestará a distorsiones
inmediatistas[4]. En
el fondo de mi poesía, como lo dice López Michelsen, había una
esperanza de ese encuentro con una persona, con la cual pudiera compartir
la vida, el gozo, el amor. Y continúa el ex presidente, en su Prólogo: …
una obra primaveral por excelencia, que le devuelve a quien la lee y la
disfruta, el deseo de vivir, en una comarca en donde, a pesar de todos los
trastornos, se eleva una voz que es un canto para celebrar la fiesta de la
vida. (Bogotá, 1984). Tuve
muchos tropiezos para hallar ese amor, la pareja que respetara mi poesía
y me considerara su igual en el oficio poético. Pasarían muchos años
hasta que encontrara a Alfredo Ocampo Zamorano. Pero en el largo período
que transcurrió hasta el 2001, tuve profundos abatimientos. En el 2000
escribí: Fuego
Cruzado[5],
poemas duros y descarnados sobre mis fallidos intentos por encontrar el
amor, y los descalabros y decepciones que viví, a causa de la inseguridad
de los varones con quienes me había tropezado. Cuando
descubrí en 1996, en una Librería de Miami, el libro: Antonio
Machado. Cartas a Pilar, en edición de Giancarlo Depretis,[6]
me sentí sobrecogida, no imaginan mi
emoción ante este inesperado hallazgo.
Comencé a leer, o más bien a devorar las cartas de Antonio Machado a Guiomar,
y quedé fascinada con este monólogo de amor profundo. Cartas que nacían
de lo más profundo del corazón y de la pluma de Antonio Machado, y que
en principio, estaban destinadas a permanecer en una total reserva. Quiero remontarme a la España de 1928 a 1935, años en los cuales establecieron su relación amorosa, Antonio Machado y Pilar de Valderrama. Trasladémonos por un momento, a esa época, y profundicemos en el diálogo implícito que existe entre estos dos poetas. Para hacerlo debemos tener muy presente, la sociedad tan conservadora y difícil, en la cual vivieron, que no les permitía a las mujeres separarse de sus maridos, a menos que se sometieran a perder tanto a sus hijos, como su fortuna, y a ser excluidas de todos los círculos sociales.
Antonio le dice a Pilar: |
Todo a esta luz
de Abril se transparenta; todo en el hoy
de ayer, el Todavía que en sus
maduras horas el tiempo canta
y cuenta, se funde en una
sola melodía, que es un coro
de tardes y de auroras. A ti, Guiomar, esta
nostalgia mía.[7] |
Aunque
Pilar tenía todo a su favor para separarse de su esposo, puesto que le
había sido infiel durante ocho años, y él mismo se lo confesó un
viernes en la tarde, luego del suicidio de su amante, pero ella nunca se
atrevió siquiera, a iniciar el proceso de separación[8]. El médico de
Pilar le recomendó reposo y un cambio de ciudad, alejarse de su hogar por
largas temporadas, para que recobrara su paz interior y su salud, tanto física
como mental. Su sistema nervioso estaba totalmente afectado con este
terrible suceso, que ella había ignorado, durante este largo tiempo y que
partió su vida en dos. En 1928, Pilar publica su libro Huerto Cerrado, el cual tiene una gran acogida, y un poco después se conoce con Antonio, en el vestíbulo del Hotel El Comercio de Segovia, donde ella se hospedaba. Pilar era una ferviente admiradora de la poesía de Machado: La leía con tanta frecuencia, recuerda en su autobiografía: Sí, soy Guiomar (1981)…yo que nunca tuve en la memoria ni los versos míos, me sabía los suyos de tanto repetirlos en silencio. La profesora de sus hijos, María Calvo le había entregado una carta de presentación para Machado, y en esta forma Pilar hace su primer contacto con nuestro poeta[9]. Desde un primer momento, él queda fascinado con esta mujer a quien convertiría en Guiomar, para evitarle problemas con su marido, su familia y con la muy compleja y estricta sociedad española. Antonio Machado nos dice en un poema no publicado en vida: Tú me buscaste un día / -yo nunca a ti, Guiomar, / y yo temblé al mirarme en el tardío / curioso espejo de mi soledad...” [10] Bien
dice Octavio Paz en su poema, El Cántaro
roto: …para decir los pronombres hermosos y reconocernos y ser fieles a
nuestros nombres / hay que soñar hacia atrás, hacia la fuente, hay que
remar siglos arriba, / más allá de la infancia, más allá del comienzo,
más allá de las aguas del bautismo, / echar abajo las paredes entre el
hombre y el hombre, juntar de nuevo lo que fue separado… (www.
poemas-de-alma.com). Y
esto es lo que pretendo con estas palabras previas a Nuevo
Concierto de Amor a dos voces, de modo que usted, querido lector,
pueda entender la riqueza, la novedad e importancia del legado poético
que nos dejaron, Pilar y Machado.
Cuando analizamos lo que tuvieron que enfrentar nuestros dos poetas para
lograr que su amor sobreviviera a tantas dificultades, nos damos cuenta cómo
la poesía se convierte en el instrumento de construcción y de
reconstrucción de la identidad, para Pilar de Valderrama, quien ya vislumbraba
un Nuevo
Mundo para
la mujer, tanto como género, como para la poesía. Y ella se adelanta y
lo transforma en un Nuevo Canon Poético.
Es así como Pilar de Valderrama nos dice en su poema, Huerto
Cerrado: |
Por
fuera la vida y
yo aislada dentro sobre
el viejo mundo en
mi mundo nuevo.[11] |
Pilar
utilizaba los viajes a Segovia, como una terapia
mental para solucionar sus conflictos interiores y familiares. Y de esta
forma estableció un espacio autónomo, lejos de su familia, para poder
escribir y contar con la soledad y la independencia que necesitaba, y de
la cual carecieron muchas mujeres, que atravesaban circunstancias,
igualmente difíciles. Ella se valió de dichos viajes para reflexionar y
encontrarse consigo misma. Y en este caso, para escribir una nueva y
estremecedora historia de Amor. Antonio Machado se apartó de los perjuicios machistas, que manejaban el concepto de la relación de la pareja, en aquella época. Fue un hombre abierto y liberal, que consideró siempre a Pilar de Valderrama, su igual en la poesía y en el oficio teatral, por su inteligencia y su gran capacidad como escritora. Nuestro poeta valora sus obras de Teatro, y hace pública su admiración por sus poemas. Pilar publica en 1930 su segundo libro, Esencias,[12] y Machado se apresura a enviar a Los Lunes de El Imparcial, su artículo de octubre de 1930… ¡El amor como el milagro de Cristo! Don Antonio elogia esta lírica femenina, no del intelecto… En suma: más que visiones del intelecto, evidencias del corazón. Escribía don Jorge Guillén en Prólogo al libro de Pilar de Valderrama, Sí soy Guiomar. Memorias de mi vida.[13] También
le manifiesta a Pilar, en forma explícita, a través de sus cartas y
poemas, su deseo de una relación estable, incluso que escaparan los dos y
dejaran lejos, todo ese mundo que les impedía la realización de su amor.
Tal y como lo expresa en el siguiente poema: Conmigo vienes, Guiomar; /nos sorbe la serranía. / De encinar en encinar / se va fatigando el día. / El tren devora y devora/ día y riel. La retama / pasa en sombra; se desdora / el oro de Guadarrama. / Porque una diosa y su amante / huyen juntos, jadeante, / los sigue la luna llena.[14] Al leer los poemas de Machado y sus cartas a Guiomar, comprendí el secreto poético que encerraba la historia de un hombre tan importante para la Literatura y la poesía castellana, como Antonio Machado, y de una poeta tan desconocida, como Pilar de Valderrama. En una de sus cartas, Antonio le confiesa a Guiomar: A ti y a nadie más que a ti, en todos los sentidos -¡todos!- del amor, puedo yo querer. El secreto es sencillamente que no he tenido más amor que éste. Mis otros amores sólo han sido sueños, a través de los cuales vislumbraba yo la mujer real, la diosa. Cuando ésta llegó, todo lo demás se ha borrado.[15] Antonio
Machado le canta en CLXXIV, en Otras
Canciones a Guiomar: |
asomada
al malecón que
bate la mar de un sueño, y
bajo el arco del ceño de
mi vigilia, a traición, ¡siempre
tú! Guiomar,
Guiomar, mírame
a ti castigado: reo
de haberte creado, ya
no te puedo olvidar.[16] |
En
el libro de poemas, De
mar a mar,
de Pilar de Valderrama, encontramos este
poema: Aquella
soy,
su respuesta al anterior poema de Antonio Machado: |
Aquella
soy que un doloroso azar destinó
para ser tu amor postrero. La
Musa de tu nuevo cancionero: en
sueños “¡siempre tú, Guiomar, Guiomar!” Sin
pretenderlo me llegaste a amar con esa fuerza de un amor primero…[17] |
El
compilador de Cartas
a Pilar,
Giancarlo Depretis, nos dice: Una innegable acogida, más feliz y, bajo ciertos aspectos, más ruidosa, tuvieron las cartas que Machado escribió a su protegida y amiga, la poetisa Pilar de Valderrama Alday, conocidas como Cartas a Guiomar, nombre mítico con el que, todavía hoy, se quiere idealizar la identidad femenina y carnal del destinatario de aquellos textos y, en cierto sentido, negar lo concreto de aquella relación infundiéndole una aureola de misterio y de intemporalidad.[18] Me
propuse entonces, conocer la obra poética de la supuesta Guiomar,
es decir de Pilar de Valderrama, cuáles eran sus palabras ante unas
cartas y poemas tan bellos y conmovedores, como la de Antonio Machado. El
monólogo de Machado es fascinante, pero como mujer y poeta que soy, nada
tan importante como poder leer la respuesta de Pilar, a este material tan
poético, porque así se cumpliría el deseo profundo de Antonio: Dicen
que el hombre no es hombre/ mientras no oye su nombre/ de labios de una
mujer[19].
Para él sus poemas no habrían tenido sentido sino lograban el efecto que
tanto había anhelado, y que sólo podía constatar a través de los
poemas y cartas que ella le escribía, en ocasiones se los entregaba
directamente, y en otras, se los hacía llegar a través del correo. Localizar la obra de Pilar de Valderrama fue toda una odisea, ni en España, ni en Colombia, ni por Internet. Fue mi marido, Alfredo Ocampo Zamorano, quien en un viaje a Nueva York, buscó en la Biblioteca Pública de esta ciudad y pudo hallarla, entonces me la fotocopió completa, de modo que yo pudiera conocer uno a uno sus poemas, así como también su autobiografía: Sí, soy Guiomar. Memorias de mi vida. Al igual el libro de Justina Ruiz de Conde: Antonio Machado y Guiomar.[20] Para
Antonio Machado era muy significativo el que su nombre estuviera en labios
de una mujer, como ya lo dije antes, ésta era la reafirmación esencial
para su ser de hombre, de varón. Pero también lo que para él
representaba el hecho de que su amor fuera perpetuado en los poemas de
Pilar de Valderrama, y él no quedara en el olvido. Machado nos revela en
el Poema CLXXI, a
la manera de Juan de Mairena: |
(como
llama que se apaga o
beso que no se logra) su
nombre pasa y se olvida. Por eso nadie la nombra.[21] |
No
sería lo mismo sino hubiera podido leer las dos caras de esta historia de
Amor, puesto que a la visión parcial y patriarcal, estamos acostumbrados,
pero me propuse escuchar la respuesta de Guiomar, a los poemas de Machado,
puesto que sus cartas desaparecieron. Ella, en su Cancionero
Íntimo,
nos dice: |
Mi
nombre escribió en la arena y
se lo llevó la mar. Yo
escribí el suyo en el alma. ¡Nada lo pudo borrar![22] |
El
Olvido
es otra de las constantes en la obra de estos dos poetas. La lucha para
que la poesía de cada uno no se borre, y quede grabada por siempre, en la
Historia de la Literatura. Y más aún, que no quede sin un destinatario o
destinataria, sin un ser que presienta este amor, lo viva, lo llore, lo
escriba y exalte. Leyendo las cartas de Antonio Machado a Pilar,
encontramos esta afirmación en la cual expresa un gran temor, ese hondo
miedo a la muerte: Tal
vez el alma no es más que eso, y donde eso acaba comienza la materia, la
muerte. Así Virgilio, y antes Homero, piensan que la muerte es el olvido,
cuyas aguas muestra Aquiles a Eneas, en el bello canto de su Eneida.[23]
Machado
le temía a la muerte puesto que se convertía en olvido, en algunas de
sus cartas le pide, una y otra vez a Pilar, en forma casi obsesiva, que no
lo olvide: Muchas
veces grito -en el pensamiento- ¡Pilar… No me olvides, mi diosa![23].
Luego, en otra carta le expresa: ¿Y
qué haría yo sin ti, Pilar? Pero tú no me olvidarás mientras yo viva,
¿verdad?[24] Nos
dice Octavio Paz: …el
amor es una de las respuestas que el hombre ha inventado para mirar de
frente a la muerte[25].
Y ante la cercanía de la muerte, la cual ya
presentía Machado, no existía para él mayor desgracia, que la muerte
misma, puesto que podía interponerse, en forma definitiva, entre él y
Guiomar. Según Paz: …la muerte es
la fuerza de gravedad del amor.[26]
Machado
lo manifiesta plenamente, en estos versos: |
Cuando
sienta acercárseme la muerte yo
te pido que acudas a mi lado. Porque
eres la mujer que más he amado quisiera
entonces junto a mí tenerte. Menor
será mi duelo de perderte fiando mi agonía a tu cuidado.[27] |
En
el poema, A
la muerte de Antonio Machado,
Pilar de Valderrama retoma este ruego que le hace Machado, en los versos
que acabo de citar, y lo evoca con profundo dolor y nostalgia: |
Esto
dijiste un día… y te has marchado sin
poder ese ruego concederte. Y
no tuviste, cuando así morías, ni
mi mano piadosa y mi oración en
esa hora suprema que no engaña, lejos
de lo que tú tanto querías… Pero
allí estaban, en tu corazón, tu
Amor, tu Duero, tu Castilla. ¡España!
[28] |
Antonio
Machado, a través de la voz de su poeta apócrifo, Abel
Martín, nos habla de los inicios de este amor y de esa súbita
revelación del mismo, sin que en verdad existiera una mujer, en ese
momento, que le incitara a escribirlos. Esta aseveración la hace Machado,
colocándola en labios de su poeta apócrifo, Abel Martín: La
amada,
acompaña antes que aparezca o se
oponga como objeto de amor; es, en cierto modo, una con el amante, no al término,
como en los místicos, del proceso erótico, sino en su principio.[29] En
este poema de Machado, Primaveral,
el amor empieza a revelarse con la misma fuerza y ardor, que se inicia la
primavera: |
Los
caminos del valle van al río y
allí, junto del agua, amor espera. ¿Por
ti se ha puesto el campo ese atavío de
joven, oh invisible compañera? ¿Y
ese perfume del habar al viento? ¿Y
esa primera blanca margarita?… ¿Tú
me acompañas? En mi mano siento doble
latido; el corazón me grita, que
en las sienes me asorda el pensamiento: eres tú quien florece y resucita.[30] |
Pilar
de Valderrama le escribe al poeta que anhela, al de sus sueños, al que
presiente a la medida de su más ahondo deseo, este poema: Beso
de almas,
que hace parte de su libro, Huerto
Cerrado,
publicado en 1929, escrito mucho antes que conociera a Antonio Machado: |
Tu
espíritu poeta, que al mío va buscando, no
piensa en mi figura, si soy joven o vieja, si
viví sin amores o vivo siempre amando, si
soy flor donde extrajo ya sus mieles la abeja. …. Y
el magnético influjo atraviesa los mares, que
las almas hermanas no conocen fronteras; ni
el rumor de las olas sofocó mis cantares ni apagaron los tuyos las vastas cordilleras.[31] |
Cuando
Pilar de Valderrama escribe un poema, como el que a continuación
transcribo, El
Mar, confirmamos
que Antonio logró su cometido. Pilar de Valderrama, su Guiomar,
jamás dejaría de nombrarlo, y aún después de la desaparición de
Machado, le escribirá durante 40 años hasta el final de sus días, en
1979, año de su muerte. |
Allá
en Colliure, cerca del mar de Francia, emprendió
el postrer vuelo el
gran poeta que era como un niño apasionado
y tierno, que
salió a ver el mar un claro día y
ya no volvió a verlo. Contemplándolo,
acaso sentiría cerca,
los seres que quedaron lejos. ….. El
era de la mar enamorado. Ella
quiso muy cerca retenerlo y
partió para siempre aquel verano, y para siempre me quedé muriendo.[32] |
Guiomar
consignará
su amor en poemas, y poemas solo dedicados a Machado. La diferencia del
amor entre estos dos poetas, radica en que en Antonio quedó la
duda del olvido,
cuando la guerra civil española los separa y ambos se exilian en lugares
muy distantes, ella en Portugal y él en la frontera con Francia. Él jamás
vuelve a tener noticias de Pilar, entonces entra en él la
duda,
y cree que Pilar lo ha olvidado. Y en verdad, Pilar de Valderrama se cansó
de escribirle, pero las cartas que le enviaba jamás llegaron a manos de
Antonio. Y Guiomar jamás dudó del amor incondicional de su poeta. En
este poema de despedida amorosa, que escribiera Machado, como si fuera Abel
Martín,
deja en ese adiós que los alejó, y más exactamente, en el recuerdo de
Guiomar, la visión de su separación definitiva y con ella del olvido, al
que temía como si fuera la muerte misma: |
Sé
que habrás de llorarme cuando muera para
olvidarme y, luego, poderme
recordar, limpios los ojos que
miran en el tiempo. Más
allá de tus lágrimas y de tu
olvido, en tu recuerdo, me
siento ir por una senda clara, por
un “Adiós, Guiomar” enjuto y serio.[33] |
En
este hermoso poema que a continuación transcribo, Machado nos habla de su
separación de Guiomar, a causa de la guerra, y hace una salvedad entre el
amor de ella y de él. A ella su
ausencia la acompaña,
mientras a él le causa dolor su sólo recuerdo. Esto implica que sentía
que su amor por ella, era más fuerte que el que ella le profesaba. Y la
guerra se convierte en su adversario, es la espada que da el tajo fuerte y
le pone punto final a su relación: |
De mar a mar y entre los la guerra, más honda que la mar. En mi parterre, miro a la mar que el horizonte cierra. Tú, asomada, Guiomar, a un finisterre, miras hacia otro mar, la mar de España que Camoens cantara, tenebrosa. Acaso a ti mi ausencia te acompaña. A mí me duele tu recuerdo, diosa. La guerra dio al amor el tajo fuerte. Y es la total angustia de la muerte, con la sombra iracunda de tu llama y la soñada miel de amor tardío, y la flor imposible de la rama que ha sentido del hacha el corte frío.[34] |
En
esta Glosa,
de Pilar de Valderrama, podemos leer
la respuesta al poema anterior de Machado, la diferencia entre el poema de
Antonio y el de Pilar, es impresionante, ella sabe que la ausencia fue
forzada por la guerra, y que ni la guerra ni el mar lograron su objetivo,
como era el separarlos: |
En aquel “tu dolor” de mi recuerdo estaba yo; tú estabas en la
“ausencia” en que “de mar a mar” nos obligaron. En el laberinto de un ayer me pierdo; y veo en esta luz de tu presencia que ni guerra ni mar nos separaron.[35] |
Antonio
Machado permaneció, gran parte de su vida solo, su esposa, Leonor
Izquierdo, tenía solo 15 años y él 34, cuando contrajeron matrimonio,
en 1909. Leonor muere a los 18 años de tuberculosis, en 1912, y Antonio
estará solo hasta los 53, en este momento conoce a Guiomar,
y vuelve a enamorarse, ella contaba con 38 años de edad. Pero
hay que escuchar este poema tan importante en la obra de Antonio Machado,
sobre lo que significa un corazón solitario. Por lo tanto, se deduce que
para nuestro poeta, un poema sin respuesta, no es un poema. Un amor no
correspondido, tampoco es amor. Ahí radica la novedad literaria del Amor
de Pilar de Valderrama y Antonio Machado, en la verdad, en la autenticidad
de este amor, el cual es real y recíproco: |
Poned atención: un corazón
solitario no es un corazón. |
Proverbios y Cantares. LXVI. Antonio Machado[36] |
……. ¡Pero hay que
volar lejos para quedar
prendidos en algún corazón! |
Reflexiones breves. Pilar de Valderrama[37] De
acuerdo con Martín Heidegger: La
esencia del arte es la Poesía. Pero la esencia de la Poesía es la
instauración de la verdad… El poner en la obra la verdad impulsa lo
extraordinario a la vez que expulsa lo habitual y lo que se tiene como tal[38].
La
verdad que expresa la poesía es intemporal y se confirma con la lectura
de los poemas de Machado y de Guiomar, comprobar cómo existe una
comunicación o más bien una comunicación o compenetración, supra-temporal.
Machado desaparece y Pilar continúa escribiéndole, como si estuviese
vivo. Antonio
Machado y Pilar de Valderrama, comparten su admiración por el gran poeta
español, Jorge Manrique, a quien ella debe su nombre poético: Guiomar.
En 1470, Jorge Manrique contrajo
matrimonio con doña Guiomar
de Meneses, tía suya por ser, a la
sazón, hermana de la tercera esposa de su padre, doña Elvira de Castañeda[39]. Y Antonio le rinde un homenaje a su maestro, utilizando el nombre de
Guiomar,
como pseudónimo para su amada. Nos dice Justina Ruiz de Conde, en su
libro: Antonio
Machado y Guiomar: Pero
quizá más importante aún, fue la musicalidad del nombre, la necesidad
de la rima, el número de sílabas, el acento de Guiomar, y el sentido o
sentidos de la propia palabra[40].
Y
porque los dos nombres tenían las mismas sílabas, condición
indispensable para poder agasajar a Pilar, con sus poemas. Antonio
Machado en la LVIII,
Glosa, nos dice: |
Nuestras
vidas son los ríos que
van a dar a la mar que es el morir
¡Gran cantar! Entre los
poetas míos tiene Manrique
un altar.[41] |
Y
Pilar de Valderrama, tan castellana como Jorge Manrique, le escribe en el
poema, Tríptico
castellano, que hace parte de su
libro, Holocausto: |
Yo pienso que
hace tiempo, mucho tiempo, este mismo
paisaje contempló el gran Jorge
Manrique, en una tarde
tibia, como ésta que ahora
contemplo yo. Jinete en su
caballo el caballero
por aquí pasó… Y, acaso, como
ésta, aquella tarde resonara en los
aires la canción: “Reina y
madre…!” ¡De antaño aún
queda savia sobre los campos de Castilla en flor![42] |
Para
ambos poetas, Pilar y Antonio (aunque Machado, nacido en Sevilla, pasa a
Madrid con sus padres, a los ocho años) la tierra de Castilla es una de
sus fuentes más importantes de inspiración. Machado nos dice en su poema
Retrato: |
Mi infancia son
recuerdos de un patio de Sevilla, y un huerto
claro donde madura el limonero; mi juventud,
veinte años en tierra de Castilla; mi historia
algunos casos que recordar no quiero.[43] |
Pilar
evocará a Machado en medio de esos campos de Castilla que él amó, en su
poema, Mi
oración |
Para ti mi
oración de cada tarde desde estos
anchos campos de Castilla, mientras el sol
se esconde y se vuelven doradas las
encinas…[44] |
Es
así como hoy le entrego a usted, querido lector, este libro: Nuevo
Concierto de Amor a dos voces. Diálogo poético,
y mi profunda y exaltada conciencia del amor que unió a esta pareja de
insignes poetas, Antonio Machado y Pilar de Valderrama, amor que podemos
develar a través de este diálogo poético, directo o implícito. Por
tanto, podrá usted comprender que en la Poesía, la realidad más
profunda, la que se vive a través del espíritu mismo, y aún no se
conoce o se ha vivido, es inocultable. Existe una comunicación, aún
antes que la pareja de amantes se conozca o reconozca físicamente, la
cual se convierte, poco a poco, en presentimientos, en sueños, en un
mirar hacia adelante, hacia el futuro, y que les augura a estos poetas el
nuevo amor y el encuentro mismo. Por lo tanto, los poetas se transforman
en Vates,
en vaticinadores
de su vida, de su futura relación y
vivencia amorosa. Machado
lo expresa en forma muy hermosa y sutil en una de sus cartas a Guiomar: ¡Qué raíces tan hondas has echado! Se diría que ha estado arraigando en mi corazón toda la vida. Porque esto tiene el enamorarse de una mujer: que nos parece haberla querido siempre… Yo me lo explico pensando que el amor, no sólo influye en nuestro presente y en nuestro porvenir, sino que también resuelve y modifica nuestro pasado. ¿O será que acaso, tú y yo nos hayamos querido en otra vida? … Porque el amor verdadero -no lo que los hombres llaman así- empieza con una profunda amargura. Quien no ha llorado -sin motivo aparente- por una mujer, no sabe nada de amor. Entonces cuando nos vimos, no hicimos sino recordarnos. Aunque te parezca absurdo, yo he llorado cuando tuve conciencia de mi amor hacia ti, por no haberte querido toda la vida.[45] También encontramos un sello de erotismo en el intercambio poético de Antonio y de Pilar de Valderrama. Carlos Bousoño nos dice: Poemas dedicados a Guiomar aparecerán a partir de Nuevas Canciones, y en ellos sí aparecerá por primera vez, en la obra de Machado, un verdadero sentimiento amoroso. En estos versos aparecen las únicas notas eróticas de la literatura machadiana.[46] Por ejemplo: ¡Y en la tersa arena, / cerca de la mar, / tu carne rosa y morena, / súbitamente, Guiomar!.[47] Este
poema de Machado habla de lo que significó como vida y fuego, la
presencia de Pilar de Valderrama, este amor que lo hizo estremecer y
recobrar de nuevo la pasión:
¡Y día
adolescente / -ojos claros y músculos morenos-, / cuando pensaste a Amor,
junto a la fuente, / besar tus labios y apresar tus senos![48] Como
también este hermoso fragmento de su poema, Rosa
de Fuego: …cerca la sed y el
hontanar cercano, / hacia la tarde de amor, completa, / con la rosa de
fuego, en vuestra mano.[49] Pilar en el poema: Dolor y Gozo, hace una confesión que en cierta forma nos emociona y desconcierta, allí refleja el dolor y al mismo tiempo el sentimiento de culpa que la embarga, por su entrega y gozo del amor de Machado. Recordemos que Pilar quiso siempre que se pensara que el amor entre ellos había sido un amor sin entrega, absolutamente platónico. Pero en este fragmento de su poema, nos confiesa la verdad: |
Llanto a un
tiempo de pena y de alegría; pena, porque en
el alma me dolía, esa culpa de
amor que cometí; gozo, porque en
la misma culpa mía mi feminidad
toda le ofrecía, y con dolor y gozo se la di.[50] |
Nos
dice María Zambrano: (El escritor)
Quiere decir el secreto; lo que no puede decirse con la voz por ser
demasiada verdad; las grandes verdades no suelen decirse hablando. La
verdad de lo que pasa en el secreto seno del tiempo, en el silencio de las
vidas, y que no puede decirse. Pero esto que no puede decirse, es lo que
se tiene que escribir. La poesía es secreto hablado, que necesita
escribirse para fijarse… En su soledad se le descubre al escritor el
secreto, no del todo sino en un devenir progresivo[51]
Es muy clara la comunión entre los dos poetas, en este fragmento de su Cancionero Íntimo de Pilar de Valderrama: |
Ni sé lo que pienso ni sé lo que digo, que ya no es mía mi voz ni el pensamiento mío.[54] |
María
Zambrano nos afirma también: El
escritor sale de su soledad a comunicar el secreto. Puro acto de fe el
escribir, y más, porque el secreto revelado no deja de serlo para quien
lo comunica escribiéndolo. Acto de fe el escribir, y como todo acto de
fe, de fidelidad. El escribir pide fidelidad antes que cosa alguna. Ser
fiel a aquello que pide ser sacado del silencio[55]. Pero esa fidelidad, que el poema le exige a nuestros dos poetas, es
a la íntima revelación que han recibido, a ese secreto que es y fue en
un comienzo, sólo suyo por algún tiempo, pero del cual ahora usted y yo,
somos sencillos portadores, y nuestro objetivo es ser sus albaceas, hasta
llevarlo a un feliz término, el mismo que le expresa Machado, en una de
sus cartas a Pilar, acerca de ese amor secreto: Se
diría que, en el sueño, tomaba yo el desquite de nuestro secreto amor,
pregonándolo a los cuatro vientos[56]. Luego, en otra carta, Antonio
le manifiesta a Pilar: Pero yo
proclamo con Miguel de Unamuno, la santidad del impudor, del cinismo
sentimental. Lo que se siente debe decirse, gritarse, verterse. Lo
importante es que el sentimiento sea verdadero, y siéndolo, ¿para qué
avergonzarse de él? ¿Le negaremos al amor el derecho a expresarse?.[57]
Pero
es muy curioso, aunque estamos en el siglo XXI, y las mujeres hemos
transformado nuestras vidas, se derrumbó la sociedad patriarcal y podemos
estudiar, viajar, ser artistas, científicas, economistas, arquitectas,
modelos, o lo que se nos ocurra, las relaciones de pareja siguen siendo
muy complicadas y los fracasos en los matrimonios, son lo más frecuente,
en nuestra y en la sociedad contemporánea. Es
muy grato dejar en sus manos los poemas de Alfredo Ocampo Zamorano y los míos,
establecimos un diálogo poético, desde finales de 2001, momento en el
cual se inicia nuestra relación como pareja. En el 2005, aparece la
primera parte de este libro: Concierto
de Amor a dos voces [58], a
solicitud del público limeño. Estábamos radicados en Lima y nos
escucharon en una Lectura de Poemas organizada por el Embajador de
Colombia en Perú, Héctor Quintero Arredondo, a finales de 2004 y fue tan
abrumadora la solicitud del libro, que nos dedicamos a reunir los poemas y
a publicarlos, para la Feria Internacional del Libro de Lima de 2005. El
libro se agotó muy pronto, y ahora, cuando tanto la relación nuestra,
como la poesía han madurado y nos hemos enriquecido como pareja, con este
compartir cotidiano de nuestra tarea de creación poética. Ahora nos
vemos motivados a publicar una nueva edición de Nuevo Concierto de Amor a dos voces. Diálogo
poético, con la conmoción que me
produce llevar el nombre poético del gran amor de don Antonio Machado, y
estos poemas que van y vienen entre Alfredo y yo.
Cuando Alfredo me entregó, a finales de 2001, el poema Nuevo Día, el primero que me dedicaba, y en el cual podía descifrar un gran amor. Habíamos ya iniciado nuestra convivencia, y el poema me dejó abismada, emocionada, profundamente sorprendida. Al punto, que no sabía como responderle a tan bella y elocuente declaración de amor: |
Guiomar
vestida de agua en
las imágenes del Verbo que
fluye a las vertientes del poema Guiomar
vestida de agua fresca
fuente de su presencia en
mis habitaciones sumergida ……. Guiomar
vestida de agua liquidez
del amor en las galaxias de
carne estremecida al nuevo día |
Bien
saben ustedes que para los poetas, es aún más complejo, hallar una buena
relación de pareja, quien comprenda esos prolongados
silencios y la autonomía de vuelo,
de los cuales nos habla María Elvira Samper, la periodista colombiana, en
un artículo aparecido recientemente, en la Revista Soho, sobre el
matrimonio. Ya los domingos para Alfredo y para mí son días de
independencia, nada de atarnos a rígidas invitaciones por fuera de casa,
permanecemos en pijama todo el día, en un silencio total, dedicados a la
creación poética o a la meditación. Mi
respuesta a Nuevo Día, es Torrente,
sin conciencia de estarle respondiendo a su poema: |
Esta
mujer con
su traje de agua viaja
a la profundidad de
tus pupilas la
subyuga el
azul de
su hoguera …. El
Caribe se asoma entre
nosotros misterio de
entrega y gozo Y
nos conduce ahora a
un nuevo portal Portal
del Paraíso |
Los
invitamos a disfrutar de esta Fiesta de la Palabra,
y quiero recordar con mucho afecto, el Prólogo del ex presidente López
Michelsen: La
Fiesta de la Vida, en su análisis
pronosticó este hallazgo del gozo y disfrute de este amor. Concierto que
ahora para usted se inicia, y que afortunadamente, nunca termina. Poemas
que nacen del profundo erotismo que nos entrega la vida y el amor. Y
como dice Octavio Paz: …la
poesía erotiza al lenguaje y al mundo porque ella misma, en su modo de
operación, es ya erotismo. El agente que mueve lo mismo al acto erótico
que al poético es la imaginación. Es la potencia que transfigura al sexo
en ceremonia y rito, al lenguaje en ritmo y metáfora.[59] Alfredo
juega con Antonio y su Guiomar,
en la doble connotación de Pilar y de su actual Guiomar, en su poema, Villanela:
|
Conservan
tus labios entre
las hojas las
ceremonias de don Antonio Guiomar
del canto …. Hilo
algarero que
los separa verso
en Machado entre dos mares Guiomar
del canto No
se repita por alboaires lo
que ha pasado a
don Antonio con sus Guiomares que
yo te amo Pilar
secreta |
También
hablamos de la intensa geografía de nuestro Trópico
Sur, cuando le digo a Alfredo: |
Me
entregas anacondas
y jaguares en
medio del
abismo Y
vemos llegar de
madrugada el
punto de rocío Devoro
contigo la
marejada y
su intenso rugido que
nos enloquecen al
ritmo de
este Trópico |
Como
también Alfredo juega, en varios poemas con el título de Canciones,
que le da Machado a sus poemas a Guiomar. Primera Canción por seguidillas,
es un buen ejemplo también del uso que le da en el poema, al nombre de Guiomar,
como referencia al amor de Antonio Machado: |
Guiomar
noche en retorno que
se desgrana Noche
de amor trinchera que
nace al viento Noche
bajo tus robles que
me resguardan …… Sumerjo
mis flautas en
tus océanos Hasta
la alta alborada de
tu mar fuego Bebo
Guiomar tu savia Guiomar
en éxtasis |
Les
dejo este poema mío, Primicia,
para que lo lleven grabado como parte de un sueño y de un legado, también
como realidad poética que traduce lo que va de aquella Guiomar
a Antonio Machado y de Guiomar Cuesta Escobar a Alfredo Ocampo Zamorano: |
Rastro invisible del instante en que tú y yo -de puntillas- invocamos su memoria …… Por nuestra sangre -hilo inagotable- corre una lágrima en fuga hacia sus párpados Sus corazones reclaman la
promesa: El amor destierra al
miedo Desciframos la felicidad
reservada a nuestros
cuerpos nacidos en esta nueva
tierra Bajo un agua y
un cielo ahora y siempre
nuevos |
Una
copa de vino o de champaña les entrego ahora, para brindar por el Amor,
siempre único, siempre esencial y ahora renovado en poesía, y como podrán
imaginar, también eterno. Va
este brindis, por usted, querido lector de este Nuevo
Concierto de Amor, ahora con su voz
la cual se une a la nuestra, para darle nueva vida y elevar este diálogo
a gozo y alabanza, Guiomar Cuesta
Escobar Bibliografía [1]
Sí,
soy Guiomar. Memorias de mi vida.
Pilar de Valderrama. Plaza y Janés, Barcelona, 1981. [2] Poesías
Completas.
Antonio Machado. (Segunda Edición). Colección Austral. Espasa-Calpe,
Buenos Aires, 1943. Pág. 330. [3] Mujer
América- América Mujer. Guiomar
Cuesta Escobar. Editorial Pluma. Bogotá, 1978. [4] La
Fiesta de la Vida. Prólogo
de Alfonso López Michelsen al libro: Tiempo del No-Tiempo del Sí. Guiomar Cuesta Escobar.
Biblioteca Banco Popular. Volumen 121. Talleres Gráficos Banco
Popular. Bogotá, 1984. Pág. 5- 8. [5] Fuego
Cruzado. Guiomar
Cuesta Escobar. Apidama Ediciones. Bogotá, 2002. [6] Antonio
Machado. Cartas a Pilar.
Edición de Giancarlo Depretis. Anaya & Mario Muchnik. Madrid, 1994. Pág.
20. [7] Poesías
Completas.
Antonio Machado. (Segunda Edición). Colección Austral. Espasa-Calpe,
Buenos Aires, 1943. Pág. 331. [8] Sí,
soy Guiomar. Memorias de mi vida.
Pilar de Valderrama. Plaza y Janés, Barcelona, 1981. Pág. 42. [9] Ibídem
Pág. 43. [10] Citado
en Pilar de Valderrama. Literatura española contemporánea, Siglo XX. Mozilla
Firefox. [11] Huerto
Cerrado.
Pilar de Valderrama. Gráficas Canales, S. L. Madrid, 1958. Pág. 14. [12] Obra
Poética. Esencias. Pilar
de Valderrama. Gráficas
Canales. Siler, Madrid, 1958. [13] Prólogo
por Jorge Guillén. Sí, soy Guiomar. Memorias
de mi vida. Pág.
15.
[14] Poesías
Completas.
Antonio Machado. Op. cit., pág. 330. [15] Sí,
soy Guiomar. Memorias de mi vida. Op.
Cit., pág. 158. (16) Poesías
Completas.
Op. cit., pág. 333. [17] De
mar a mar.
Pilar de Valderrama. Madrid, Torremozas,
1984. Pág. 126. [18] Antonio
Machado. Cartas a Pilar. Op.
cit., pág. 20. [19] Antonio
Machado. Nuevo Cancionero y de un Cancionero Apócrifo. Edición
de José María Valverde. Clásicos Castalia. Hyspamérica. Ediciones
Argentinas, 1986, pág. 82. [20] Antonio
Machado y Guiomar. Justina
Ruiz de Conde. Ínsula, Madrid, 1964. [21] Antonio
Machado. Nuevo Cancionero y de un Cancionero Apócrifo. Op.
cit., pág. 240. [22] Obra
Poética. Esencias. Pilar
de Valderrama. Op. cit., pág. 140. [23] Sí,
soy Guiomar. Memorias de mi vida. Pilar
de Valderrama. Op. cit., pág. 195. [24] Ibídem
Pág. 197. [25] Ibídem
Pág. 177. [26] Octavio
Paz, del erotismo al amor. Por
Ignacio Ruiz Velasco N. Mozilla Firefox. Internet. [27] Ibídem.
[28] De
Mar a Mar. Pilar
de Valderrama. Op. cit., pág.
125. [29] Ibídem
Pág. 125. [30] Antonio
Machado. Nuevo Cancionero y de un Cancionero Apócrifo. Op. cit.,
pág. 192. [31] Ibídem
Pág. 192. [32] Huerto
Cerrado.
Pilar de Valderrama. Op. cit., pág. 28. [33] De
Mar a Mar. Pilar
de Valderrama. Op. cit., pág. 105- 106. [34]
Antonio
Machado. Nuevo Cancionero y de un Cancionero Apócrifo. Op.
cit., pág. 89. [35] De
Mar a Mar. Op.
cit., pág. 9. [36] Ibídem
Pág. 129. [37] Antonio
Machado. Nuevo Cancionero y de un Cancionero Apócrifo. Op.
cit., pág. 148. [38] De
Mar a Mar. Op.
cit., pág. 89. [39] Arte
y Poesía. Martín
Heidegger. Breviarios. Fondo de Cultura Económica. México,
1973. Pág. 114 y 115. [40] Antonio
Machado y Guiomar.
Justina Ruiz de Conde. Ínsula, Madrid, 1964. Pág. 191. [41] Ibídem
Pág.
192. [42] Poesías
Completas. Op.
cit., pág. 60. [43] Holocausto.
Pilar de Valderrama. Siler. Madrid, 1958. Pág. 183. [44] Poesías
Completas. Op.
cit., pág. 85. [45] Espacio.
Pilar
de Valderrama. Siler. Madrid, 1958. Pág. 272. [46] Sí,
soy Guiomar. Memorias de mi vida. Pág.
343- 344. [47] La
obra poética de Antonio Machado. Carlos
Bousoño. Machado PDF. Pág. 14. [48] Antonio
Machado. Nuevo Cancionero y de un Cancionero Apócrifo.
Op. cit., pág. 252. [49] Poesías
Completas. Op.
cit., Pág. 275. [50] Espacio.
Op.
cit., pág. 243. [51] Contando
estrellas. Siglo XX. 1920- 1960. La vida escrita por las Mujeres II. María
Zambrano. Lumen, España, 2004. Pág. 665- 666. [52] Sí,
soy Guiomar. Memorias de mi vida. Pág.
273. [53] María
Zambrano. Filosofía contemporánea española del siglo XX. http://html.rincondelvago.com/maria-zambrano.html [54] Obra
Poética. Esencias.
Pilar de Valderrama. Op. cit., pág. 138. [55] Contando
estrellas. Siglo XX. 1920- 1960. Pág.
667 y 668. [56] Sí,
soy Guiomar. Memorias de mi vida. Pág.
138. [57] Ibídem
Pág.
117. [58] Concierto
de Amor a dos voces.
Guiomar Cuesta Escobar y Alfredo Ocampo Zamorano.
Apidama Ediciones. Bogotá, 2005. [59] Monografía
creada por María Elvira Luna Escudero- Alie.
Extraído de: http://www.ucm.es/info/especulo/numero25/o_paz.html |
Ver, además, Antonio Machado en Letras Uruguay
Editado por el editor de Letras Uruguay echinope@gmail.com / https://twitter.com/echinope / facebook: https://www.facebook.com/carlos.echinopearce
linkedin: https://www.linkedin.com/in/carlos-echinope-arce-1a628a35/ Círculos Google: https://plus.google.com/u/0/+CarlosEchinopeLetrasUruguay
Métodos para apoyar la labor cultural de Letras-Uruguay / Si desea apoyar la labor cultutal de Letras- Uruguay, puede hacerlo por PayPal, gracias!!
Ir a índice de ensayo |
Ir a índice de Cuesta Escobar, Guiomar |
Ir a página inicio |
Ir a índice de autores |