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Glorias y penas del folklore anglófono en Cuba
Dr. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
vely175@cubarte.cult.cu

 
 

Se enfatizan las raíces hispanas y africanas en la cultura cubana, y no faltara razón, si no se enfatizaran de modo excluyente de otras raíces; ya no me refiero solo a los chinos e indoamericanos, que por fortuna, están teniendo mayor reconocimiento en los últimos años, sino también a aquellas otras raíces del resto europeo que penetran incluso a desdibujarse en el mismo folklore cubano, según regiones del país pero en general, en toda la cultura cubana. Estas cuartillas se destinan a reconocer las raíces anglófonas en el folklore cubano.  

Entre ellas tan diversas, apenas se mencionan casi ignoradas pero igualmente determinantes (sobre todo, según áreas geográficas y sociales), por solo comenzar por este ejemplo, los jamaicanos, y sobre todo los caimaneros, y sus descendientes, se han dispersado por toda Cuba desde el sur oriental y desde “la Isla”, como cariñosamente se conoce en todo el país a la segunda isla (por tamaño) del archipiélago que es la República de Cuba: la Isla de la Juventud al sur de Pinar del Río (la provincia cubana más occidental), que aun se reconoce por su más tradicional nombre de Isla de Pinos, por lo que sus habitantes se siguen llamando pineros, con todo el legítimo orgullo que les compete; en esos anglocaribeños que en ella conservan especial representatividad y vigor, concretarán los próximos párrafos.

Descienden de aquellos humildes inmigrantes que huyendo de las crisis en busca de mejoras económicas, llegaban a inicios del siglo XX desde Jamaica y sobre todo, las Islas Caimán; mientras que en el sur oriental trascienden más los jamaicanos y otros anglo-caribeños igualmente diseminados por todo el país, y aunque ambas (cada una con su identidad) se emparentaban más unidos en “la Isla”, en esta se destacan las Caimán por su mayor proximidad, y a pesar de las varias generaciones de cubanos que de ellos derivan y de sobresalir por sus aportes a la cultura y a la identidad étnica pinera, siguen siendo denominados por muchos como “caimaneros”.

En ello incide sin la menor duda, que entre sus tradiciones han mantenido el idioma inglés, contra el que además, en determinados momentos del último medio siglo ha habido prejuicios políticos y aunque por supuesto, ya hablan perfectamente el castellano, lengua nacional reconocida en Cuba, sin la menor diferencia con cualquier otro cubano; pero conservan el inglés en sus apellidos, algunos nombres y sobre todo para su música, en la que asimilaron bailes de moda como el fox trop, el one step, el two steps y el charleston, que algunos ya conocían por vía inglesa en sus islas de procedencia, junto a sus ritmos con que llegaron a “la Isla” y que han conservado, como el round dance, el Calipso, el fox trop y el reggae, localizados sobre todo en el norte y en el sur; música toda difundida en el resto de Cuba, siempre según cada identidad local; también mantienen otros aportes sustanciales por ejemplo, desde su cultura culinaria, entre otras.

Por la falta de visión y los dogmas facilistas acríticos y repetitivos, no se ha reconocido este grupo étnico como una zona importante del folklore pinero, que en el resto del país al dispersarse, no se conserva sino como tradiciones familiares básicamente; pero que en “la Isla” alcanzan el rango, en efecto, de un grupo étnico con fuertes ubicaciones en el norte, sobre todo en McKinley, Columbia, Westport y San Francisco Heights, donde servían y convivían con los inmigrantes estadounidenses y otros con quienes, aun cuando no fuera el inglés su lengua patria, compartían, entre otras identidades, tal idioma, que así han conservado, así como sus clubes sociales exclusivos, para conversar y desarrollar los bordados, juegos de naipes, etc. apenas sin relacionarse con “los cubanos” (o sea, los hispanoparlantes); asimismo coexisten en el centro y en el sur, en comunidades como Cocodrilo, conviviendo con otros grupos étnicos en una Isla (hoy Municipio Especial) que junto a la capital nacional, sea tal vez la región más cosmopolita de toda Cuba.

Para algunos folkloristas, la palabra “folklore” (del alemán volk: pueblo, y lore: saber) significa literalmente, “saber del pueblo”, por tanto es sinónimo de cultura popular; para otros, son las áreas de la cultura popular que conservan elementos raigales distintos al resto; en Cuba esto ha sido aplicado fundamentalmente a algunas manifestaciones campesinas y sobre todo, a los cultos sincréticos y otras prácticas de raíces africanas con diversos grados de transculturación con la hispanidad y otras etnias, de los que estos jamaicanos y caimaneros en “la Isla” se diferencian sustancialmente en sus raíces africanas pero bajo la colonización inglesa, y aunque nunca se hayan incluido en el folklore, evidentemente sus manifestaciones lo son, a menudo obviados de “lo cubano” por ese mismo idioma inglés que justo lo distingue del resto de la cultura popular pinera, por lo que a menudo en la Isla se habla de “cubanos” y “caimaneros” (entre otros) como si estos últimos y sobre todo sus descendientes por varias generaciones, no fueran igualmente, “cubanos”.

Se ha confirmado que se han seguido uniendo predominantemente entre ellos, conservándose actualmente el grupo étnico: de 172 parejas con caimaneros y 60 con jamaicanos estudiadas en el 2007 (según su tesis de Licenciatura en Estudios Socioculturales de Aimé Rabaza en la Universidad Agraria de La Habana, en San José de las Lajas), 127 eran entre caimaneros, 25 entre jamaicanos, y 28 mixtos (caimaneros-jamaicanos); con cubanos, había once caimaneros y cuatro jamaicanos, y con otras nacionalidades, seis caimaneros y tres jamaicanos.

Sin embargo, hay que ganar los espacios: frente a la miopía, el empeño y el talento logran el prestigio para ello y han alcanzado los más altos reconocimientos; quizás se destaque como el más representativo de todos y entre las instituciones cubanas más patrimoniales, la Banda de Sonny Boy con más de medio centenar de reconocimientos desde que fue Grupo Folklórico, Artista Destacado por todos los organismos pineros, patrocinador relevante de la Fiesta del Coco, Medallas como la “Raúl Gómez García”, 40 años de vida artística, 170 años de Nueva Gerona y Premio Nacional “Memoria Viva”; han participado en eventos internacionales como Expo Lingua 1982, el único Carib Fest en Cuba y el de la isla hondureña de Roatán (2005) junto a otras agrupaciones centroamericanas y caribeñas, y con artistas como el músico y compositor cubano Amaury Terra y el jamaicano de música caribeña radicado en EUA Harry Belafonte, demostrando que los caimaneros desde el folklore pinero, enriquecen la cultura cubana y universal.

Sin embargo… las culturas anglocaribeñas han aportado muchísimo más a la cultura cubana; así por ejemplo, en la cultura culinaria, aun se recuerda el último homenaje en vida a un hito para la cultura culinaria cubana como Nitza Villapol, que durante décadas difíciles mantuvo su programa en televisión “Cocina al Minuto”, y a la que se le dedicó la expo-venta que fue el almuerzo del II Simposio Territorial de Estudios Culturales el jueves 21 de marzo de 1991 en la Casa de Cultura Municipal Plaza de la Revolución en Calzada y 8, en El Vedado, mediante colaboración de la Catedral Episcopal de Cuba y la Iglesia Metodista de La Habana. Allí se pudo degustar platos fuertes como el cucu o cuckoo with fish y el congrí con coco de Jamaica para Pascuas de Navidad, la albóndiga jamaicana, harina con quimbombó y pescado frito con salsa de Barbados para agasajo al visitante, postres como el cake de vainilla (Saint-Kitty), el pone (Barbados), el monkey bread (Barbados), el bonny cake (Jamaica, para Semana Santa), el fashin cake (Trinidad, para Pascua de Resurrección) y el bread pudin (Trinidad, para Thanks Giving o Día de Acción de Gracias), todos y cada uno de ellos con su historia y significado, su rito y receta que han sido importados a nuestro país por sus portadores que inmigraron desde esas islas vecinas… evento que recuerdan las fotos a continuación, donde la Villapol (ya fallecida) se ve al centro, con vestido de óvalos fuera del kiosko, y cabeza apoyada sobre su brazo derecho. En la foto superior del otro lado del kiosko con camisa oscura y bigote, el presidente organizador de dicho evento y autor de este artículo, (hoy Dr.) Avelino Víctor Couceiro Rodríguez.

Pero la impronta de raíz inglesa a la cultura cubana trasciende en mucho a los anglocaribeños, y de “la Isla” (pero no desde) se extiende por todo el archipiélago, casi sin excepción; tanto así, que perviven y se explicitan en lo que he denominado en textos previos, “la trascendencia de lo cotidiano”. De hecho se remontan a las historias de corsarios ingleses en los siglos XVI y XVII, al factor que en 1713 ya ubican con intereses azucareros para dar origen a la actual calle y comunidad del Factor en la muy ulterior barriada capitalina de La Plaza (de la Revolución); a la toma de La Habana por los ingleses (1762) de donde queda el dicho popular cubano, “la hora de los mameyes” por la casa color mamey de aquellos soldados cuyo cañonazo (otra vigencia para nuestra cultura popular) indicaba la hora de cerrar la muralla, primeros cultos anglicanos en Cuba, y toda la impronta que legó a nuestra cultura incluso política, la otra opción que representaba el camino inglés al desarrollo, para algunos, germen del que despuntó lo que ya en breves décadas, sería la nacionalidad cubana.  

A los ingleses se debe que Cuba haya sido el séptimo país del mundo (aun antes que España, y dados sus intereses en nuestra industria azucarera) con ferrocarril (ecos de la Revolución Industrial Inglesa) y la lucha inglesa por abolir la esclavitud, que en nada se avenía a los intereses ya tan capitalistas de Inglaterra y sin desdorar por supuesto, motivaciones de carácter humanitario también implícitas y explícitas; y estas razones inglesas que se diversifican según terceros países, léase desde sus colonias en el norte continental hacia los Estados Unidos de América (que va determinando cada vez más en Cuba a partir de 1776, cuando devino la primera colonia americana que alcanza su independencia con todo su impacto al resto del continente, proceso en el que también estuvo la huella cubana), léase el Caribe anglófono y otras, conducen a las tantísimas influencias económicas y laborales que entre otras huellas determinantes, transitarán del ingenio al central azucarero, y se aporta el vocablo timber para designar la guayaba que venía en esos trenes “Timber”, más fácil a la fonética anglófona que la indoamericana guayaba, del que deriva desde un barrio entonces marginado, un negocio, el léxico y hasta una cubanísima música actual.

Era en Estados Unidos donde más se ha exiliado históricamente toda contra-cultura cubana, tradición que se remonta a más de dos siglos y a hitos tales como Félix Varela, José María Heredia y el propio José Martí “Héroe Nacional”, para continuar su labor revolucionaria allá, primero por la independencia de España y luego por mejorar nuestro sistema social. Ello desarrolló nuestra prensa independentista antaño, y otras opciones cristianas en Cuba del brazo de aquellos por la libertad de Cuba, como los episcopales (llamados anglicanos en Europa), los bautistas, los metodistas y los presbiterianos, como luego entrarán los adventistas, los Testigos de Jehová y otras muchas influencias, y entremezclado con sus raíces europeas, el espiritismo, sin olvidar mediante la literatura y luego el cine, la radio, la televisión, el vídeo y el ciberespacio (incluida toda su publicidad y cultura comercial, es cierto que rebasando al comercialismo) la cultura (leyendas, y mucho más) de poltergeist y fantasmas, y festividades como Halloween, que entre 1996 y 1998, revitalizó el Grupo de Teatro de Jóvenes de la Catedral Episcopal de Cuba (13 y 6, en el capitalino Vedado; recreación artística en las fotos de inmediato) bajo la dirección de Avelino Víctor Couceiro Rodríguez (en la primera foto, el primero abajo, único sin disfraz) y Jorge Manuel Perera Fernández (en las fotos, el Hombre sin Cabeza):

También a las raíces anglófonas por las más diversas vías, se les debe tantísimo en todas las artes (desde el jazz, el charleston, el rock and roll, los blues y los Beatles, hasta la imagen y el erotismo de una Marilyn Monroe y un Elvis Presley, y las bondades y leyendas de una princesa Diana; las artes circenses, la escena musical, etc.), y en el deporte y los juegos, desde la pelota nuestro deporte nacional y tantos vocablos como baseball (béisbol), football (futbol), basket, volleyball, el tennis (incluido para la cultura del vestir, el tan popular tenis como calzado y el pitusa, típico del pantalón del cowboy, prenda no por azar, también llamada “vaquero” en nuestra cultura), así como en la culinaria el sándwich y el hot cake, entre otras tantas… el idioma inglés con sus tantas variantes en todo el mundo, para bien y para mal de la lengua, llega a ser vocablo que se impone en la jerga cotidiana incluso de los más marginales, con expresiones como “men”, “brother”, y muchas más… El indio en la religiosidad y en casi todo el imaginario cubano, suele ser el más típico de los Estados Unidos, otra influencia más del cine de ese país.

Entre las causas de justicia social, impulsados sobre todo por los movimientos de la “década prodigiosa” (años 60 del siglo XX, con su Revolución Sexual, su anti-belicismo y sus hippies con sus modas, Martin Luther King cuyo nombre lleva un centro cubano de estudios y al que se le ha dedicado su parque en 23 y F, etc.) y además del impacto de la Revolución Cubana en Estados Unidos y en otros países (tanto a favor como en contra, incluido el impacto migratorio en todas las manifestaciones de la cultura y en todas las esferas sociales; el impacto propagandístico, etc.), Cuba cuenta con el único parque dedicado a los esposos Rosenberg en el mundo, del 25 de julio de 1983 en Zapata y Paseo, obra del escultor Delarra; el racismo cubano (por suerte para Cuba) nunca fue tan virulento como el de Estados Unidos, aunque igual ha incidido en nuestra cultura (en este caso negativamente y multidireccional como es, desde todas sus partes, y como reflejan algunas vertientes extremas de la negritud) al avanzar el siglo XX, y mucho más reciente, la palabra “gay” de raíz anglo-francesa, se impone como escudo anti-discriminatorio (aunque claro que no basta para extirpar tal discriminación) y más popular para denominar a la homosexualidad, si bien como movimiento gay es más digno de considerarse todo aquel que lucha militante contra la homofobia.  

Sin esas raíces inglesas por las más diversas vías, la Cuba de hoy no sería lo que es.

 

Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
vely175@cubarte.cult.cu

 

En Letras-Uruguay ingresado el presente trabajo el día 13 de diciembre de 2013


Autorizado  por el autor, al cual agradecemos.

 

 

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