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El patrimonio marginado: experiencias para su preservación
por Dr. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
vely175@cubarte.cult.cu

 
 

Agradecimientos: a todos los que han ayudado para esta publicación y a preservar el patrimonio sin exclusiones.

Resumen 

Este artículo intenta profundizar en algunas de las problemáticas menos tratadas al debatir sobre el patrimonio, develando nuevas aristas a partir del estudio de caso en el municipio capitalino cubano Plaza de la Revolución que no en balde es llamado “capital de capital” por toda la riqueza que atesora y que le hace devenir principal punto de atracción en el país, pero por ello mismo, todas sus amenazas contra el patrimonio comunitario y el natural, dos de los más marginados del patrimonio de toda nación.

A partir de investigaciones tan científicas como comunitarias, validadas mediante métodos como el sistémico, la inducción, el histórico, la retrodicción y otros debidamente combinados según cada contexto, el ejemplo analizado ha enfrentado tales amenazas y ha revitalizado topónimos, cascos históricos y otras identidades comunitarias de alto valor patrimonial en las más diversas esferas de la cultura, concluyéndolo como medio eficaz para la preservación.    

Palabras clave: 

Patrimonio marginado: aquella herencia de especial significación pero subvalorada e incluso, olvidada al aplicarse las políticas oficiales sobre el patrimonio, y que por lo tanto, queda más vulnerable a su deterioro.

Patrimonio comunitario: aquella herencia de especial significación para una comunidad en particular. Cada comunidad tiene su propio patrimonio, y solo sobre los patrimonios comunitarios se escoge el de la nación.

Retrodicción: método científico para obtener (o rectificar, o enriquecer) historias que por subvaloración o prejuicios, no han sido escritas hasta entonces. 

Introducción: 

Sin la menor duda, la marginación ha sido históricamente una patología social entre las que he denominado “miserias humanoides” (Couceiro, 2009:340), puesto que es anti-valor que se opone totalmente contra lo que ha de ser realmente, el valor humano; la marginación ha sido extendida no solamente contra las personas, sino contra el resto del mundo que nos rodea y contra la propia obra humana; y no me estoy refiriendo a la genuina crítica de arte (p. ej.), necesarias valoraciones que cuando se hacen con el amor y respeto requerido al arte y por tanto, con las mejores intenciones, y de forma tal que ayude a las artes en sus derroteros evolutivos a cumplir mejor su papel social, siempre constructiva, es todo un aporte y llega a ser, un arte más.  

No me refiero a esa crítica de arte (de la que excluyo la criticonería, kitsch de la crítica) pero sí queda explícita la marginación entre las artes cuando (p. ej.) se clasifican en “artes mayores y artes menores”… peligroso simplismo que ignora que es arte, o no lo es, y eso no depende de la manifestación ni del género, sino de la calidad… ciertamente, lo más difícil de valorar, por lo que los seudo-críticos (existe un kistch al entender el kistch o seudo-cultura, y es el caso) buscan un nicho donde parapetarse cómodamente, y suelen llamar “arte mayor” a la pintura y “arte menor” a la cerámica… obviando que no toda la pintura es arte, y que sí hay mucha cerámica que es gran arte; obviando incluso que un buen profesor puede lograr de su clase una obra maestra del arte, como puede lograrse en cualquier obra humana, siempre que se haga con esmero y creatividad.  

Recuerdo un altísimo líder en la cultura cubana, que valoro tremendamente por tanto bien que ha aportado; sin embargo (se dice que al mejor escribano se le va un borrón) en una reunión con expertos reconocía los “grandes intelectuales”, pero también “los intelectuales menores”, refiriendo como tales (y obviamente, era una suerte de homenaje que les dedicaba) a los “de menor rango” porque no trabajaban en las instituciones que atienden a todo el país, sino en cada municipio. 

Tampoco hay intelectuales mayores ni menores… cada uno lo es en su esfera, y a veces los “grandes intelectuales” son deudores en gran medida, de aquellos que consideró “menores”, a los que deben buena parte de su obra, a menudo como fuente indispensable, y los más elevados talentos pero también los más burdos, se suelen encontrar lo mismo en una institución a nivel nacional (incluso, internacional) como en la comunidad más humilde; ejemplos sobran, en Cuba, en todos los países, y en toda la historia de la Humanidad, la realidad no es tan simple como que por ser más genial ocupa un puesto más reconocido; ojalá fuera así, pero no lo es por los más diversos motivos que no cabe aquí valorar… si fuera así, el mundo estaría mucho mejor, y no de crisis en crisis, y se hubiera hecho mucha más justicia con tantos que tanto han aportado a lo mejor de la Humanidad y han muerto en la miseria y el anonimato… marginados por la mediocridad. Las investigaciones lograrán (como han logrado) revalidar algunos de tales desconocidos, y quizás, reajustar el papel verdadero de varios reconocidos… pero siempre habrá una verdad más profunda a investigar, y nuevos valores a develar. 

El kitsch (facilista, dogmático) que a menudo impera (típico de la mediocridad: la avanzada sobresale de la medianía) ha llegado a imponer la marginación dentro de la cultura, atentando contra su valor sistémico; y así (p. ej.) la política suele llenar casi todos los espacios, sobrevalorada politiquería (kitsch de la política, y por tanto, marginada en tanto auténtica cultura política, con todo el sistema de valores sobre los poderes en cada contexto social, pero también familiar, comunitario, institucional, inter e intra-personal, por esferas e incluso, en otras especies) y sin embargo, la estética suele marginarse de forma muy kitsch no más allá del ornamento y las artes (reduciéndose mutuamente), sin comprenderla sistémicamente en todas las manifestaciones de la cultura al grado tal del gusto por vivir… sin el cual, la esperanza de vida disminuye drásticamente. 

He aquí el marco de marginaciones más allá del entendido (también de forma simplista) contra otros seres humanos, y que se extiende (objetivo a valorar en estas cuartillas), al marginar algunos valores patrimoniales. No nos detendremos en el patrimonio de los marginados: aquellos valores heredados de sus ancestros, y que tienen significación especial para el sector marginado, como pueden ser sus símbolos, sus obras de arte, etc. que el resto del entorno social margina, como la bandera gay, su estrella de seis puntas para los hebreos bajo el antisemitismo, los rituales en los reservorios indios y un vasto etcétera; ni en el patrimonio que no tiene repercusión social más allá (p. ej.) que el familiar, cuando no se trata de una familia particularmente significativa: algún mobiliario, álbum de fotos, su memoria histórica familiar, patrimonio que aun sin ser una familia de especial relevancia, puede interesar a historiadores, antropólogos y otros estudiosos.  

Tampoco nos detendremos en el patrimonio individual cuando no se trata de esa controvertida clasificación de “personalidades” (no se busca propiciar el igualitarismo ni dejar de reconocer las individualidades que tanto han aportado… ojalá todas se reconocieran como merecen, por justicia y para el bien de la Humanidad), pero es ese patrimonio que atesora cada cual en su vida, y que puede remontarse a alguna mascota o algún beso inolvidables; todos ellos, igual que todo patrimonio, tienen diversos grados de valor (según cada contexto e instrumental: para la familia, el sujeto, etc.), de estado, formas de preservarse, etc. 

Antecedentes

Entre los valores patrimoniales víctimas de la marginación, sobresalen en primer lugar aquellos tantos que aun no han sido declarados oficialmente, y por lo tanto, corren riesgo constante de perderse; muchos ya se han perdido, prácticamente de forma irremediable. A veces la miopía, a veces la ignorancia, también la lentitud de muchos procesos legales (en este caso, para las declaraciones oficiales de valor patrimonial) y otras veces la desidia, la subvaloración de todo “otro” y hasta el acomodamiento acrítico que descansa simplemente en lo que está establecido sin cuestionarse (ni importarle) absolutamente nada más, casi gendarmes de la ley sin la menor sensibilidad ni capacidad intelectual, ni siquiera la menor preocupación ni interés ante aquellos valores obviamente patrimoniales pero que aun no han sido declarados como tales, son los causantes de que tantos valores se pierdan, o lleguen a ser declarados patrimonio demasiado tarde.  

Lamentablemente, aún no existe una cultura de respeto sobre la que se pueda descansar tranquilamente, sin necesidad de leyes que se apliquen contra cualquiera que dañe algún bien, sea patrimonial o no, lo que ayudaría a preservar muchos valores aun cuando no hayan sido declarados patrimoniales: no importaría, no correrían riesgo. Pero todavía sin esa cultura, se exigen leyes que obliguen al respeto; cierto que la declaración de bien patrimonial requiere asimismo recursos para su preservación, pero al menos impediría que se siguieran dañando tantos y tantos valores. 

Es una problemática universal; si tomamos en el caso cubano, el municipio capitalino Plaza de la Revolución (“capital de capital”) como estudio de caso, es en junio de 1998 cuando por fortuna, el Hotel de Nación (Hotel Nacional de Cuba) fue declarado Monumento Nacional; algo que ya se estaba fundamentando según las investigaciones del Grupo Municipal de Estudios Culturales (G.M.E.C., que se gestaba desde 1986 y consolidó en 1988, y no solo para el Hotel Nacional, sino para toda la barriada y el resto territorial) explícita y militantemente al menos, desde 1990 (ver Couceiro, Perera y González, 1992), y no había sido sino hasta el 24 de enero de 1997 (a tres días de la histórica Misa Gigante del Papa Juan Pablo II en la Plaza de la Revolución) que se declaró el “Sitio Urbano Plaza”, incluido el Bosque de La Habana y el río Almendares; cuando la propuesta (también por los resultados de las investigaciones ya referidas desde 1991) era reconocer el valor patrimonial de todo el patrimonio (más que “sitio urbano”) según cada una de las grandes barriadas norteñas (El Carmelo, La Rampa y El Vedado) y otro tanto para las centrales (Nuevo Vedado y La Plaza) hacia la sureñas Puentes Grandes y Aldecoa, cada una según su impronta definitoria para la cultura nacional.   

Sin embargo, el “sitio urbano” declarado es un área conformada sobre todo entre 1857 y 1958, que solo incluye tangencialmente dos pequeñas partes del tesoro que es La Rampa (valorada el mejor conjunto de arquitectura racionalista cubana, entre otros tantos méritos de su historia y su cultura… incluido el citado Hotel Nacional) pero cuya trascendencia ignora y desdibuja con áreas del Vedado, ni tampoco se detiene en la gran diversidad comunitaria del Vedado que desdibuja con áreas del Carmelo y La Rampa; e ignora absolutamente La Plaza (centrada en torno al Monumento Nacional Plaza de la Revolución), El Nuevo Vedado y todo el sur. No obstante, al área reconocida como “Sitio Urbano” ya se le reconocían valores históricos, arquitectónicos, artísticos y ambientales, entonces en estado regular de conservación, declaración que debería ayudar a su mejor preservación. 

No obstante, en este mismo “Sitio Urbano” se encuentra el Hotel Trotcha, que databa de 1886 y ya hacia 1930 comenzó a degenerar casa de inquilinato, deteriorándose sobre todo con el movimiento migratorio indiscriminado durante la Revolución hasta que desde la década finisecular, apenas ha podido sobrevivir alguna de sus ruinas; es un territorio máximo punto nacional de atracción para todo tipo de población flotante y para los inmigrantes, con toda la riqueza, pero también con todas las amenazas implícitas, porque justo por ello es uno de los territorios del país que más urge de establecer una política de educación científica para preservar sus valores patrimoniales comunitarios; algo que toda comunidad necesita, pero mientras más vulnerables por identidades como estas, más aún. 

A lo anterior se mezcla una subvaloración que a menudo roza con la marginación, contra aquellos otros patrimonios declarados locales de alguna manera: “provinciales”, o “municipales”, “comunitarios”… supuestamente a favor de los patrimonios declarados “de la Humanidad” (internacionales) o al menos, nacionales; y digo supuestamente porque en el sistema que es la cultura, muchos de estos patrimonios nacionales o de la Humanidad se deben sin la menor duda, al resto de valores de su propio entorno, que quedan subvalorados, cuando todo el territorio debiera ser declarado patrimonial; es el caso de los ejemplos citados, y nótese que son hoteles, cuyo esplendor se relaciona precisamente con los valores del resto del entorno; pero claro, esta situación no es privativa de los hoteles.

Métodos

No cuestiono la necesidad de declarar Monumentos Nacionales y Patrimonios de la Humanidad; para nada: ello es necesario a fin cualificar, precisamente, la rica diversidad que es el mundo en que vivimos, reflejada y reforzada ahora mediante sus valores patrimoniales.  Pero tampoco puede ser el motivo para subvalorar, a menudo casi hasta el abandono, los tantos valores patrimoniales locales sin los cuales, no habría Monumentos Nacionales ni Patrimonios de la Humanidad, que en definitiva no pueden ser seleccionados sino de entre los valores patrimoniales locales, de los que muchos que aún se subvaloran, incluso no declarados siquiera como patrimonio local, sin embargo podrían engrosar en un futuro la lista de Monumentos Nacionales y de Patrimonios de la Humanidad, aun para sorpresa de muchos de los analistas de hoy, pero según el juicio de la posteridad, a la que no tenemos el derecho de impedirle escoger desde nuestros criterios actuales, y hay que permitir que esas identidades, aun sin valorar en la actualidad, lleguen hasta ellos en sus mejores condiciones, por supuesto, al ritmo de la evolución del mundo que cabalga desde la modernidad burguesa hacia la postmodernidad. 

Pero sin la menor duda, entre los valores patrimoniales más vulnerables (declarados o no… por supuesto que en mayor desventaja cuando permanecen sin declarar) se destacan las tantas formas del llamado patrimonio intangible, término por el que opto sin mayor interés (al menos por el momento), en el debate conceptual sobre patrimonio material e inmaterial, o tangible e intangible.  De hecho, la gran mayoría del patrimonio declarado suele ser del llamado tangible, y solo en los últimos años es que se han comenzado a considerar los “Patrimonio Inmaterial de la Humanidad”… cuando a los restantes, nunca se les llamó Patrimonio Material de la Humanidad. Ya esta diferencia apunta a las desventajas por subvaloración contra lo intangible, y nos remite a El Principito (Saint-Exúpery): “Solo se ve bien con el corazón; lo esencial es invisible a los ojos”. 

Sobre todo en comunidades de tantos y tan ricos valores patrimoniales como este estudio de caso, justo por sus intensos movimientos migratorios y fluctuación laboral, a menudo de forma indiscriminada y que imponen una dinámica de vida cotidiana mucho más aguda, si el patrimonio tangible corre tanto riesgo, mucho más lo corre el intangible. Así (p. ej.) abundan los cambios constantes en los nombres de calles e instituciones, a tenor del sujeto con poder para ello, sin reparar en el valor del topónimo (valor primordial de identidad entre tantas otras formas de la oralidad; ver Couceiro, 2010 y 2011) en tanto patrimonio intangible. 

Del antropocentrismo aún imperante, se deriva también la suerte de marginación contra el patrimonio natural, base y contexto indiscutible para todo el patrimonio cultural e incluso, la propia existencia humana. Sin embargo, como ya se ha señalado, el río Almendares (p. ej.) al que se debe la existencia de La Habana en su ubicación actual, no fue reconocido oficialmente por sus valores sino hasta enero de 1997, cuando se declaró el “sitio urbano Plaza”. En Cuba, tras la fallida propuesta de Toa (1930), en 1984 se reconocían cinco reservas de la biosfera (Baconao, Cuchillas del Toa, Sierra del Rosario, Península de Guanahacabibes y Ciénaga de Zapata); se proponía Cayo Caguanes (en la cayería norte) y se fundó el Centro Nacional de Áreas Protegidas, que establecía 65 diferentes categorías, con 1´370,246 hectáreas para el 13,6 % del territorio nacional; de los 742 sitios o lugares de protección reconocidos en Cuba, solo el 7 % tenía algún componente natural, y solo el 1 % era “puramente” natural (lo más puramente posible, se quiere decir; Couceiro y Perera, 2002:66-67) 

De todo lo anterior se deriva que los métodos esenciales en la investigación de la que emanan estas cuartillas, han sido el analítico-sintético, el histórico y la retrodicción allí donde hiciera falta, al no contarse con una historia previamente escrita, lo cual deviene uno de los resultados para las culturas comunitarias implícitas y sus respectivos valores patrimoniales; y el comparativo y la inducción, al concretar acciones que son las que han logrado los resultados que a continuación, se exponen. 

Resultados:

La división político-administrativa (d.p.a.) vigente es prácticamente la de 1976, salvo por ligeras modificaciones al iniciar el 2010, y que no afectan a este estudio de caso. Esa d.p.a. concibió al país en catorce provincias (hoy quince) y el Municipio Especial Isla de la Juventud, y más que estimular, organizó (y hasta comenzó a orientar) la necesidad de los estudios comunitarios, sobre todo a través de los Museos Históricos Municipales y del Atlas de la Cultura Popular en toda Cuba. Ya para 1990 y a pesar de los desniveles que en este campo se ofrecían aun entre todos los municipios, sin embargo, en algunos ya había suficientes elementos de juicio a considerar para mejor división en Concejos Populares,[1] que sin embargo, la falta de experiencias al respecto y sobre todo, la insuficiente cultura científica (mal universal todavía), obvió; es al menos, el caso que nos ocupa con antecedentes importantes (ver Couceiro, Perera y González, 1992) que de haberse tenido en cuenta, hubiera evitado errores que luego hubo que enmendar, y otros aún se lastran.  Muy pionero, el G.M.E.C. mediante el cuestionamiento científico, ha revolucionado rompiendo las supuestas distancias entre una ciencia hasta entonces (mal) entendida elitista, y cada comunidad, subvalorada populistamente, venciendo una complejidad y prejuicios que lo convierten en valioso estudio de caso. 

Un arma esencial para ello fueron los Simposios Territoriales de Estudios Culturales que se celebran bienales desde 1989, y los Fórums Municipales de Ciencia y Técnica de la Cultura, anuales desde 1998 hasta que en el 2007 (X de cada uno) continúan como un mismo evento que no sólo ha aglutinado miles de inquietos de todas las manifestaciones de la cultura en su acepción más integral (no sólo todas las artes, sino también el medio ambiente, la religiosidad, el deporte, la historia y todas las demás ciencias, todo el sistema de costumbres de todo tipo, cultura culinaria, funeraria, sexualidad, etnicidad, etc.) para el debate de todas las problemáticas en, desde y hacia el territorio en su totalidad y/o cualesquiera de sus comunidades; sino que el evento halla sede cada año en una comunidad distinta cuya identidad revitaliza ese día en homenaje a dicha comunidad, seleccionada aplicando resultados de investigaciones previas. 

La misma sede ha reconocido las más diversas formas de la cultura local y por lo tanto, de su patrimonio incubado: Casas de Cultura, Clubes deportivos y sociales, comparsas, iglesias, escuelas, parques, hospitales, jardines, bosques, cines, necrópolis, el río, galerías de artes plásticas, museos, institutos de investigación científica, teatros, restaurantes, organismos de dirección, residencias estudiantiles, hoteles, salas de vídeo, unidades militares, etc. Pero sobre todo, la misma comunidad ha sido sede (sus aceras, sus calles, sus casas particulares y centros comunitarios, comedores del adulto mayor y consultorios del médico de la familia, mercados, centros obreros y otros laborales, policlínicos, bodegas, etc.) y se ha incorporado voluntariamente (sin más orientación ni promoción que su voz popular) en las sesiones del evento, que nunca por ello ha dejado de ser científico, más bien todo lo contrario: aumenta su propio rigor con la práctica cotidiana y el protagonismo de cada comunidad que a su vez, se crece a esclarecer y resolver sus problemas con los debates de ponentes y jurados de primera línea de la intelectualidad y las ciencias cubanas), participando al retroalimentarse y aportar. 

Estos eventos han sesionado inclusive en los parques de cada comunidad, en el patio central de casas de inquilinato, en portales y casas de vecinos, no pocos de los cuales (amas de casa, jubilados y pensionados, estudiantes, artistas y trabajadores de cualesquiera de las esferas de la vida social cubana, monjas y curas, pastores, babalawos, desvinculados, más recientemente la nueva figura de los cuentapropistas, etc.) han participado en el evento, y han devenido desde aquí, autores de ponencias hoy recogidas como fuentes valiosas para el mejor conocimiento, análisis y proyección de trabajo en las distintas comunidades y para salvar el patrimonio comunitario, e integran la bibliografía y las fuentes de Historia de Plaza de la Revolución (ver Couceiro, 2006). 

En todos los casos ha sido la Actividad Central de la Semana de la Cultura Municipal (tercera semana de marzo) en homenaje a la comunidad seleccionada; comenzó en el Reparto Trotcha, donde se encuentra la Casa de Cultura Municipal (Calzada y 8), sede del I y II Simposios (1989 y 1991) por ser tan emblemática institución al trabajo comunitario, que ya en 1989 se volcó a su entorno inmediato, almorzando en el otrora (y altamente patrimonial) Vedado Yatch Tennis Club, además de aportar desde ya entre otros, la danza aerobia, las arterapias, el esperantismo, la narración oral, los círculos de amigos (y de amiguitos) de la música de concierto y la cultura ecológica (alimentaria y medicamentosa), que siguió identificando a estos simposios.  

Pero justo por la sicología social en entorno tan diverso y de tantas migraciones, ya el II Simposio (1991) intentó ir a otras comunidades y formas de la cultura y focos con patrimonio amenazado, proponiendo el Zoológico, el Consejo Ecuménico y la Biblioteca Nacional. La tremenda resistencia obligó al mismo local, pero no pudo evitar revertir tales comunidades a desbordar esta institución: el Zoológico fue una excelente Sesión Plenaria, y el almuerzo una expo-venta de comidas típicas (otro valor patrimonial) de las comunidades anglocaribeñas, filipinas, libanesas y greco-rusas ortodoxas en torno al Consejo Ecuménico (homenaje a Nitza Villapol, reconocida por su tradicional programa televisivo Cocina al Minuto) cuyo internacional coro Shalom cantó por primera vez en Cuba fuera de una iglesia, y se aportó el hinduismo y el yoga, la santería y otras religiosidades, diversas culturas funerarias y la física y deportiva, se rindió homenaje a la comparsa tradicional Los Payasos, y otros valores patrimoniales de disímiles comunidades del municipio, como (p. ej.) gestó revitalizar la fiesta patronal de San Gerónimo de Puentes Grandes en el extremo sur hasta la actualidad, y la Quema de San Juan en la Casilda: ello creó las condiciones subjetivas para que el III Simposio fuera ya desde los valores de cada comunidad.  

Para ello se escogió revitalizar el Casco histórico que resta del Carmelo (barriada a la que entonces se le había impuesto el nombre Chullima)[2], en la Extensión del Carmelo, a partir de los estudios previos sobre las diversas comunidades en tal municipio: el III Simposio Territorial de Estudios Culturales (primero que consiguió sesionar en una comunidad fuera de las paredes institucionales, y el único hasta ahora que se hizo fuera de la Semana de la Cultura en marzo al haber sido azotados entonces por “la Tormenta del Siglo”) escogió una nueva fecha: el 5 de mayo de 1993, cuando se cumplían 134 años de parcelarse la barriada, para revitalizar su fecha y su topónimo raigal El Carmelo, así como el casco histórico local,[3] sus verbenas (que han seguido anuales hasta la actualidad) y su publicación El Porvenir del Carmelo, entre otros valores del más genuino patrimonio local.  

La comunidad, al ver reabierta su “iglesia del derrumbe”, comenzó a entrar, incorporarse y participar en comisiones, iglesia católica donde la comunidad hebrea mostró sus cantos, bailes, galletas ázimas, candelabros y otros de sus tantos valores patrimoniales, frente al patrimonio del rincón haitiano con su bandera vodú (entonces en nuestro municipio), y se debatía por primera vez con la comunidad, un trabajo sobre homosexualidad, acto pionero en Cuba contra la homofobia, lo que ha continuado identificando estos eventos. Asimismo se dio a conocer el bichón habanero, única raza cubana de perro reconocida en el mundo e indicador al rico patrimonio natural cubano aun no declarado.[4] Esta comunidad protagonizaría para su propia historia y el salvamento de su propio patrimonio a partir de sus bienales Encuentro de Historia y Tradición de mi Barrio, desde 1995, y donde fue premiada una propuesta de escudos según valores de cada barriada (2005, Maikel Arista-Salado y Hernández, cuestionándose el heraldismo del escudo municipal), luego en publicaciones y exposición con otras acciones culturales en homenaje a La Habana (noviembre 2008) 

El IV Simposio (1995) escogió el barrio del Calixto, para rendir justo homenaje a tan patrimonial hospital (Calixto García) casco histórico de su comunidad, en vísperas de su centenario. Se incorporaron entre otras comunidades con sus valores, los chinos y los canarios. El V Simposio (1997) fue considerado municipal “y de Puentes Grandes”, barriada del extremo sur occidental municipal más dañada por la d.p.a. al haber sido cercenada entre cuatro municipios, a todos los cuales se convocó y logró reunirse el patrimonio puentegrandino como lo había sido en su identidad por más de cinco siglos y medio, gracias al calor con que fue acogido por la comunidad en defensa de su patrimonio. El evento fue además, un homenaje a tan rico patrimonio natural cuya reciente declaratoria en el “Sitio Urbano Plaza” era (sigue siendo) aun muy desconocida, y sesionó en las fronteras de los cuatro municipios, en el Bosque y a orillas del río con almuerzo ecologista en los tradicionales Jardines de La Tropical en homenaje al río; en la Cervecería La Polar (municipio Cerro-Marianao); y en el municipio Playa en el cine Alba tras la Papelera Cubana y en la Casa de los Borrero, ya entonces casa de inquilinato de alto valor patrimonial, comisión que muy bien atendida por los vecinos, presidía el Dr. Enrique Sosa para apuntar a salvar su rico patrimonio, pero poco después, se perdió definitiva y muy lamentablemente. Se incorporaron el espiritismo, el travestismo y el Sicoballet con diversas discapacidades, luego Premio Nacional.  

Ya en 1998 iniciando el I Fórum Municipal de Ciencia y Técnica de la Cultura se escogió La Pera, otro topónimo tradicional fuertemente amenazado por la d.p.a., que así se revitalizaría, si bien el evento se concentró en el Instituto de Investigación y Desarrollo de la Cultura Cubana “Juan Marinello” con una conferencia de la Arq. María Elena Zequeira sobre el riquísimo patrimonio arquitectónico y urbanístico del municipio, su estado entonces y un llamado a su preservación. El VI Simposio (1999) tomó toda la comunidad de 12 y 23, y sesionó en el Instituto Cubano de Artes e Industria Cinematográficos (ICAIC) en homenaje a su 40 aniversario, de donde la sociedad colombófila aportó 15 palomas hacia los restantes municipios capitalinos y provincias cubanas, desde las manos de los ponentes y tribunales seleccionados por su diversidad y méritos; sesionó en la necrópolis Cristóbal Colón (previsto Monumento Nacional en 1968 y declarado en 1987, pero también con problemáticas para su preservación), en el cine 23 y 12 y en la galería 23 y 12, se sumaron las sociedades catalanas y andaluzas con otro Rincón Canario, etc. Para el almuerzo se revitalizó la medianoche, oriunda de esta comunidad o al menos, entre sus lugares de origen. 

Nuevas modalidades se sumaron a estos eventos en la revitalización del patrimonio de cada comunidad, y el Taller de Transformación Integral del Barrio (T.T.I.B.) del Concejo Vedado-Malecón[5] el domingo 5 de septiembre de 1999, funda por su iniciativa de Investigaciones municipal de Cultura, el Grupo de Historia e Identidad del Concejo en las ruinas del antiguo Hotel Trotcha;[6] el 19 de septiembre el del Reparto Trotcha, ahora a los pies de la estatua ecuestre del primer alcalde de La Habana (80 aniversario de dicha escultura), en Línea y Paseo, y luego el de la Estancia del Carmelo en su parque Menocal (hoy John Lennon)… pero pronto se dejaron enfriar estas iniciativas sin muchos más resultados, quedando como su mayor logro el Día del Árbol, luego de haber sido rescatado por el mismo G.M.E.C. el 1 de octubre de 1999, 95 años después de su surgimiento en esta barriada y en mayo la Fiesta de las Flores.  

El Día del Árbol se mantiene fuertemente revitalizado cada año por el T.T.I.B. con Cultura Municipal hasta la actualidad, concejo donde Investigaciones de la Cultura Municipal ha hallado firme baluarte en función del patrimonio y otros valores comunitarios, en el Club de los 120 años, como en otros círculos de adultos mayores en sus respectivas comunidades, incluso con sus Universidades del Adulto Mayor, lo que en el siglo XXI consolidaría atendiendo la labor comunitaria de la Brigada de Instructores de Arte “José Martí” apoyando al nivel nacional hacia las comunidades, tras la experiencia al frente de la Asociación de Jóvenes Artistas “Hermanos Saíz” en el mismo municipio y luego en la capital con proyección nacional e internacional, al fundarse en 1986 y hasta avanzar los años 90. 

En el III Fórum (2000) en la Quinta (de los Molinos, declarada Monumento Nacional a fines de diciembre de 1981 y donde recientemente se había instalado el Museo Histórico Municipal, institución destinada a preservar el patrimonio y poco después, lamentablemente desaparecida, pero conserva el Jardín Botánico más antiguo de Cuba entre otros múltiples valores), entre otros, fue premiado un trabajo de Carlos Bauta y Luis Rondón para que la comunidad misma protagonizara la preservación de su propio patrimonio, y se revitalizó el patrimonio musical de Ernesto Lecuona mediante el pianista Nelson Camacho en homenaje sorpresa al precursor de estos eventos, autor de este artículo.  

El VII Simposio y IV Fórum (2001) escogió los Baños del Vedado, revitalizando el topónimo original Baños para la calle E,[7] y devino homenaje al patrimonial Ballet Nacional aquí gestado, y a los hermanos Fernando y Alberto Alonso, padres del ballet cubano aquí nacidos (y a Isadora Duncan, al sumarse Danza Voluminosa) y a esta comunidad, de la que revitalizó el no menos patrimonial Elena Rooth para el almuerzo, explicando a todos el valor de esta receta aquí nacida; también sesionó en los patrimoniales parque Villalón (parque central comunitario tradicional, 1915) y Teatro Auditorium, y en la Dirección Provincial de Cultura, los edificios de becados universitarios (quienes atendían la comisión), la Empresa Escambray y el Movimiento Cubano por la Paz (hoy Casa del Alba)  

El V Fórum (2002) escogió La Rampa y entre ellas, sus instituciones más representativas: los hoteles, pero no aquel ya reconocido Monumento Nacional (el Hotel Nacional) sino otros no menos patrimoniales aun por declarar, y a ambos lados de la calle 23,[8] lo que logró que si hasta ese momento la calle 23 dividía al concejo Rampa del Príncipe, se entendiera que La Rampa (barriada de tanto valor patrimonial) lo era a ambos lados de 23, por lo que luego se rectificaría la d.p.a. a favor de tal patrimonio comunitario. El VIII Simposio (2003) significó al mismo corazón del reparto Nuevo Vedado, “monumento de arquitectura moderna al aire libre” según la Arq. María Elena Zequeira en su conferencia referida antes; sesionó así a ambos lados de la Ave. 26, el cine Acapulco y su parque homónimo al frente, y reforzó el topónimo Nuevo Vedado, dividido entre dos concejos.  

El VII Fórum (2004) apostó por salvar Aldecoa, desde su inauguración en el tan patrimonial Jardín Zoológico (donde continuó una Comisión) tomando toda Aldecoa inmediata: el mercadito, la Empresa Quintín Banderas (atendidos por los obreros), el Aula Ecológica del Parque Forestal… y fue homenaje a los Talleres Ferroviarios Ciénaga (1837, casco histórico local) y al Zoológico (1939, casco histórico al Nuevo Vedado norteño), impulso también al vecindario que a la sazón, revitalizaban su fiesta tradicional (y claro que patrimonial) Noche de San Juan, reanimando el barrio con todas sus identidades, incluido su topónimo, amenazado entre Puentes Grandes y Nuevo Vedado. El IX Simposio (2005) tomó Las Canteras y El (barrio insalubre, antes marginado) Fanguito, con una Sesión Plenaria sobre la religiosidad y la parasicología, desde las Escaleras que bajan a estas comunidades urbanas y suburbanas al río, al aire libre para toda la comunidad. Sesionaron en los referidos Astilleros Chullima, la unidad militar, el Círculo Infantil y la escuela secundaria básica.  

El IX Fórum (2006) se esforzó por salvar el patrimonio de San Antonio Chiquito, barrio desde inicios del siglo XVIII que se tomó para defender su identidad contra la imagen que se le imposta desde La (muy ulterior) Timba vecina; desde su casco histórico (no en balde llamado Pasaje San Antonio) se festejó el L Aniversario de la Vexilología en el mundo (única celebración cubana) con un desfile de banderas hasta la Casa de Cultura Comunal (Patio de María, peña de rock) donde sesionaron, además de la Capilla de Santa Rosa de Lima y casas representativas;  y para la necesaria comparación inmediata, el X Simposio y Fórum tomó el aledaño barrio insalubre La Timba, justo enfatizando las diferencias barriales con su vecino San Antonio allende la Avenida Paseo; sesionó en la Casa de la A, la bodega donde a fines del siglo XIX nació el “pan con timba” (pan con guayaba, que fue merienda del evento); el comité militar, el parque infantil recreativo, y hogares de vecinos, que como ya era usual, fueron los anfitriones del evento.  

El XI Simposio y Fórum tomó el reparto Medina, en el único homenaje al 145 aniversario del Reparto Medina y la tan patrimonial Ave. Medina (Ave.23), al no menos patrimonial Pre del Vedado, a la Escuela Elemental de Artes Plásticas y a la Dirección Municipal de Cultura, así como a la Dra. María Teresa Linares y el Dr. Sergio Valdés Bernal, figuras cimeras en el rescate del patrimonio cubano residentes en nuestro municipio, así como al eminente poeta aquí nacido, Marcelino Arozarena. El XII Simposio y Fórum (2009) celebró su 20 aniversario en el Memorial “Martí”, en la misma Plaza de la Revolución, Monumento Nacional, y el XIII Simposio y Fórum (2010) fue el primer homenaje al tan patrimonial reparto Vedado en su 150 aniversario revitalizando su casco histórico en la antigua quinta del Vedado que conserva el título del intelectual progresista que lo parceló, Pozos Dulces; con homenaje al Dr. Mario Coyula que tanto ha luchado por el patrimonio arquitectónico vedadense, sesionó en la patrimonial Parroquia del Vedado, en la hoy Casa del Alba impactando allende Línea, y en la Casona hoy Artes Escénicas. 

El XIV Simposio y Fórum (2011) tomó al sudeste las Alturas de Ayestarán, único homenaje al 50 aniversario del topónimo Plaza de la Revolución,[9] con 50 palomas que despegaron vuelo desde la primaria “Eduardo García Delgado”, nombre de uno de los mártires de Playa Girón, de lo que también se cumplían 50 años; se incorporaron además, entre otros y de manera decisiva como sedes, el policlínico Plaza, la Casa Museo “Jesús Menéndez” de la Central de Trabajadores de Cuba; la sede del concejo y el politécnico Osvaldo Herrera, los proyectos culturales comunitarios vinculados al patrimonio comunitario, Renacer (sede de una comisión que luego tomó la calle hacia la clausura de sur a norte) y Munanzo Munanzo, en cuyo parque comunitario clausuró un grupo de música juvenil con un homenaje a Adolfo Guzmán en el 35 aniversario de su deceso, mediante su hija Ligia, miembro de uno de los tribunales, y del patrimonio artístico local se le rindió homenaje a una eminente cantante allí residente: Olga Díaz Sampera.  

Dos meses después en las verbenas del Carmelo, en tanto Coordinador de Cultura Comunitaria por la Unión de Escritores y Artistas de Cuba (Uneac), el autor de este proyecto (Couceiro) se afanó por extender dichas verbenas a todo el concejo, para lo que tomó (además del parque del Carmelo que él mismo había revitalizado en 1993) el reparto Rebollo del Carmelo, Las Canteras y El Fanguito, y La Chorrera, donde enseñorea el Torreón (1637) que en tanto parte del sistema militar defensivo de aquella Habana, fue declarado Monumento Nacional con el resto de La Habana Vieja el 16 de noviembre de 1979, y desde el 14 de diciembre de 1982, Patrimonio de la Humanidad, al que ahora atraíamos a toda la comunidad de La Chorrera y sobre todo, a los miembros de la Uneac residentes.  

Y ya en el 2012, el XV Simposio y Fórum sesionó en el barrio insalubre La Dionisia: en las casas de los vecinos y en la tradicional y emblemática Empresa de Granito, atendidos por sus trabajadores y la misma comunidad protagonista del evento. Se descubrió y pretendió revitalizar la comparsa local “Los Congueros de La Dionisia”, se rindió homenaje a Vicente Lanz y Margarita del Pozo, eminentes arquitectos del inmediato Nuevo Vedado, con los coordinadores de Cultura Comunitaria de la Uneac; apenas cinco días después en la Casa del Vedado de la Oficina del Historiador de la Ciudad, se realizó con éxito inaudito el I Coloquio sobre El Vedado, un arma nueva derivada de las anteriores, para el salvamento de todo el patrimonio vedadense; experiencias cuyo promotor ha extendido en su obra a otros municipios habaneros, a otras provincias cubanas y a otros países, sobre todo Islas Guadalupe (2005) y Venezuela (2009), entre otros. Es aun una lucha contra corriente que no obstante, allí donde ha sido emprendida, ha logrado muy loables resultados.  

Conclusiones: 

Aún queda mucho patrimonio comunitario por apostar a salvar en el municipio; pero ya se verifican los resultados que al preservar los valores patrimoniales se logra desde los esfuerzos de unos pocos afanados y para los cuales, eso sí, la investigación científica, (mal) considerada elitista por muchos, rompe todo prejuicio en función del más genuino trabajo comunitario, aquel que logra preservar sus valores patrimoniales incluyendo el patrimonio natural que, de otra manera, se perderían irremediablemente frente a los evaluados Monumentos Nacionales y Patrimonio de la Humanidad, pero que sin la menor duda, son de tanto valor para sus respectivas comunidades, que sin ellos, estas se desdibujarían en contextos tan complejos, atentando contra esa gran riqueza que es la diversidad.  

Lista de referencias bibliográficas:

1.   Couceiro R, A.V.2006: Historia de Plaza de la Revolución. Publicitaria Imágenes del CIMEX. Comisión de Historia del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba Ciudad de La Habana, y su Proyecto Identidad.

2.   Couceiro R, A.V.2009 [2003] Hacia una Antropología Urbana en Cuba (3era. ed.). Colección La Fuente Viva # 32, Fundación Fernando Ortiz, Ciudad de La Habana, 356 págs. 

3.   Couceiro R, A.V.2010: Oralidad, identidad y patrimonio comunitario: estudio de caso. Propuesta metodológica para su preservación. Revista A las raíces, del Consejo Nacional de Casas de Cultura y Cultura Comunitaria, Ciudad de La Habana, Cuba. # 0-1:3-9.

4.   Couceiro R, A.V.2011, Octubre: Los topónimos en el patrimonio. En http://www.patrimoniociudad.cult.cu/investiga.php; Sitio web del Centro Provincial de Patrimonio La Habana.

5.   Couceiro R, A.V. y Perera F., J.M.2002: De la cultura ecológica universal a una comunidad cubana. Editorial Extramuros, Centro Provincial del Libro y la Literatura, Ciudad de La Habana. 80 págs.

6.   Couceiro R, A.V.; Perera F., J.M. y González D., M.E.1992: Bases para la promoción cultural en las diversas barriadas del municipio Plaza de la Revolución. X Simposio de la Cultura de la Ciudad de La Habana, y 6to. Premio Provincial Ciudad de La Habana de la Asociación de Innovadores y Racionalizadores (ANIR) y las Brigadas Técnico-Juveniles (BTJ) en Cultura.

Notas:
 

[1] Los términos consejo y concejo son homófonos: el primero se usa (además de aconsejar) para nominar diferentes órganos colegiados con la función de informar al gobierno o a la administración sobre determinadas materias, y también como el órgano superior de gobierno que asistía al rey en la administración del reino y para impartir justicia; mientras que el segundo equivale a ayuntamiento o municipio, o sea: la d.p.a. (caso que nos ocupa). Durante la República fueron comunes en Cuba las palabras concejo y concejal (al frente del concejo), al igual que en España y los países hispanoamericanos. Cuando renacieron en 1990 en Cuba eran “concejos”, pero al haberse perdido la cultura de concejales durante la Revolución, se mal interpretó como error y en breve y hasta hoy, se ha generalizado “consejo”.

[2] Chullima es un caballo alado de la mitología coreana; dadas las relaciones de la entonces naciente Revolución cubana con la República Popular Democrática de Corea, fue el nombre que en 1962 se le puso a los Astilleros que a orillas del río, heredaban una tradición sostenida desde los precolombinos, generando un foco comunitario de alto valor con su propio patrimonio… pero que no podía extenderse a toda la barriada, pues ignoraría el muchísimo más tradicional y barrial (incluía este y otros muchos focos) nombre del Carmelo, que databa de 1859 y fue la raíz de la urbanización local, de gran impacto para El Vedado inmediato y aledaño, y para toda la cultura cubana e internacional al aportar la jardinería, el urbanismo de cuadrícula regular perfecta, la denominación racional de calles, etc.

[3] Se abrió la Iglesia del Derrumbe, mal llamada así por su aspecto ruinoso pero en verdad nunca se concluyó, iniciada en enero de 1860; genuino símbolo local. Estos logros se ratificaron definitivamente el 16 de noviembre de 1993 al retomar esta comunidad para festejar en el municipio la villa de San Cristóbal de La Habana, cuando se ambientó el parque inmediato no menos patrimonial según sus tres épocas principales identificadas en cada esquina del parque, y se propició con coros de iglesias, lo que serían desde mayo del 1994, los Encuentros de Coros.

[4] Antecedido por el Blanquito de La Habana (siglos XVII al XIX) y cuyo éxito fue tal, que fue seleccionado para una muy triunfal e inolvidable presentación (por excepción: no se admitían animales) en el III Simposio Iberoamericano de Turismo en el Capitolio, a cuya IV, V y VI ediciones se seleccionarían otras de estas experiencias de este municipio, como la de turismo comunitario.

[5] Uno de los más afectados por la d.p.a., al incluir cuatro barrios: Reparto Trotcha y Extensión del Carmelo (barriada El Carmelo) y los Baños del Vedado y el Casco histórico del Vedado (barriada del Vedado); dos barriadas que así quedaban disgregadas y cercenando a su vez, a los dos barrios mencionados del Carmelo; justo es mencionar la labor previa del T.T.I.B. del concejo Príncipe.

[6] Homenaje a tal hotel y su reparto consecuente, en su 113 aniversario; aunque ya antes se le había dedicado dos coloquios en la Casa de Cultura Municipal de Calzada y 8 para su salvamento.

[7] 1864: conducía a los baños costeros de donde desarrolla esta comunidad; en su entonces centro turístico Mi Conuco, sesionó una Comisión presidida por el Dr. Ángel Pérez Herreros.

[8] El Habana Libre, donde se presentó el proyecto Renacer, de Música de la UNEAC; y el Victoria.

[9] Cuyo 40 aniversario se había homenajeado al fundarse la Sección de Base Municipal de la Unión de Historiadores de Cuba, y al fundarse el Grupo Municipal de la Sociedad Cultural “José Martí”

 

Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
vely175@cubarte.cult.cu

 

Autorizado  por el autor, al cual agradecemos.

 

En Letras-Uruguay desde el 26 de mayo del 2013

 

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