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Definitivamente necesario, y mucho más que por la rosa.
A Sandra, de tu amigo, que es para ti, siempre, VELY…
Y sabes que sin seudónimo alguno: Dr. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
por Dr. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
vely175@cubarte.cult.cu

 
 
 

Carta a Sandra Luisa Lora Barrero, a circular: tradición cubana anti homofóbica, en respuesta a circular de Norge Espinosa.

Circulada por internet como correo electrónico el 17 de julio de 2008.

 

Segunda de una trilogía del mismo autor que inició Más allá del ciberespacio, carta a Augusto Rivero para Reinaldo González, Abel Prieto... “guerrita de los e-mails”, publicada en la Revista digital Consenso. Marzo 2007;  y que casi de inmediato culminaría Homilía anti homofóbica a favor de la dignidad cristiana (digital, a circular); respuesta a las entonces recientes publicaciones homofóbicas en Palabra Nueva, órgano del Arzobispado de La Habana, que así reaccionó contra la tan efectiva campaña contra la homofobia el 17 de mayo (antes y después) del 2008, en todos los medios.

 

Mi entrañable Sandra, y disculpa si esto lo asumo en género epistolar, ante todo porque es por tu vía que, entre otros tantos valores, recibí este artículo de Norge Espinosa con Asunto: “un enfoque necesario”, y bajo el título, “¿Otro color para una Cuba rosa?” (ambos me funcionan para estas líneas); y en segundo lugar, porque te recuerdo entre las mejores protagonistas en mi vida, y prefiero hablar contigo que con el ciberespacio informe… quizás también, por lo que ya señalé en mi única (para mí, suficiente) incursión en aquella “guerrita de los e-mail” que feché el 6 de febrero de 2006 bajo el título Más allá del Ciberespacio y que dirigí a Augusto Rivero, uno de aquellos a quienes agradezco haberme mantenido al tanto de tales acontecimientos que al mismo tiempo, con una misma palabra y parodiando a los Mocedades, me elevaban al cielo y me hundían en el suelo…

 

Sostenía entonces y aun lo sostengo, que detesto el ambiente de lucha por el protagonismo y elitismos excluyentes, oportunistas y revolucionarios que llamo “por orientación” (nunca hacen nada, tratan de ni siquiera pensar nada, que no esté debidamente orientado y reglamentado) y los “de tortícolis”, puesto que su inexplicable Revolución sólo vive mirando al pasado, que por supuesto hay que estudiar y profundizar, incluso revolucionar visiones y lo todavía “no escrito”, cada vez más; pero sin eludir, como reclamé en aquella misiva, el presente para labrar un mejor futuro; claro que esto exige dosis de valentía (o cojones, como le quieran llamar y no quedo en desacuerdo, sin buscar efectismo alguno, pero tan cierta la una como los otros) y de visión que en verdad, no abunda.

 

Detesto en resumen, esa seudocultura, que se suele respirar en fenómenos digitales como estos (y no por ser digital, pues desgraciadamente son antivalores de vasta tradicionalidad que anteceden en siglos a la era digital, donde se cobijan pero nunca exclusivamente), todo lo cual es más lamentable aún, dada la justa y urgente lucha contra la marginalidad en la que se manifiestan, por lo que al tiempo que la enarbolan, en ocasiones, la denigran. Dicho sea de paso, en la Historia de la Humanidad, no es esta la única causa justa que ha sido minada por estos, y otros males… ¿Cuál no? Muchas cosas de las que me gustaría decir aquí, ya están escritas en aquella “Más allá del Ciberespacio”, y prefiero remitir a ellas, en función de la necesaria economía de tiempo.

 

Ahora el motivo de esta misiva es bien distinto, y al igual que hice con Augusto Rivero, te comunico que puedes hacer con esta carta de Vely a mi amiga Sandra, lo que estimes conveniente y tramitarla como te parezca, pues no tengo mayores pretensiones, pero sí pienso que trasciende en mucho a nuestra relación personal e incluso, sería bueno que llegase al conocimiento de los interesados en general. Sucede que en aquel entonces me impulsó en buena medida, como ya te dije, la mezcla que a la vez, me llenaba de orgullo pero sentía herir la dignidad, sin dejar de ser, como lo considero, un hecho histórico, con todos sus matices, valores y antivalores que suelen tener los hechos históricos.

 

En esta ocasión me mueve en principio, un acto de justicia con el que coincido plenamente, “un enfoque necesario” y no sólo para “lo rosa”, sino para toda Cuba, para toda la cultura cubana y para la historia, por parte de aquellos que en efecto, lejos de esperar aguas favorables para nadar, nos hemos esforzado por preparar esas aguas. Entre otros aspectos en que coincido con Norge (casi todos) como ya es notable en lo que antes referí, es necesario luchar (también) contra los oportunistas que ahora se pretenden fundadores, entre los que habría que ver cuán consecuentes con ello fueron en otro momento, mientras obvian, en efecto, a sus antecedentes. Concretamente, Norge merecería saber que sus tres Jornadas de Arte Homoerótico, fueron reconocidas en el libro Historia de Plaza de la Revolución, que entregué en el 2003 al Proyecto “Identidad” del Comité Provincial del Partido Comunista de Cuba (P.C.C.) en la Ciudad de La Habana, y que fue publicado digital en el 2006, por Publicitaria Imágenes del CIMEX, distribuido a numerosas escuelas, museos e instituciones muy diversas de toda la capital. En la página 228 (según la versión que tengo en máquina) dice textualmente:  

 

“Entre 1998 y el 2000 se realizan la I, la II y la III Jornadas de Arte Homoerótico en La Madriguera.”

 

Y aquí se apunta la nota 1085 que, en concreto dice, textualmente:

 

“Auspiciadas por la Asociación de Jóvenes Artistas de Cuba Hermanos Saiz, Norge Espinosa logró en ella la integralidad de todas las artes y elevó la calidad en la medida en que avanzó la experiencia. Entre los expositores se destacan nuevas promesas como los lauros del joven pintor Lino Fernández García, nacido el 26 de noviembre de 1974 como residente del Edificio López Serrano en La Rampa donde vivió su infancia, y las conferencias sobre danza del veterano Ramiro Guerra, inquilino por décadas del mismo edificio.”

 

Lo comunico por esta vía porque sí creo que es justo y reconfortante, ético y científico (inseparable la ciencia de la ética) que aquellos protagonistas sepan que de alguna manera, por una u otra vía, la historia que escribimos a diario, en efecto: se escribe. Y aclaro: nos conocemos hace décadas, poco después de que en 1986 estuve entre los fundadores de la Asociación de Jóvenes Artistas “Hermanos Saíz”; pero no es mi amigo ni nada que se le parezca, ni es esa pretensión alguna de este correo, sin profundizar más al respecto y sin propiciar esperanzas a nadie para continuar ni por este ni por ningún otro motivo, ninguna de esas polemizables “polémicas” con las que tantos pretenden ganar nombre que, por demás, no necesito, y que me recuerdan más al “dime que te diré” que nada tiene que ver ni conmigo, ni con la cultura, ni con la justicia social, y que por tanto, prefiero obviar. Pero ya que entre mis (para algunos, nada atrayentes) características se encuentra mi escaso talento para apegarme a la “piña” como fruta nacional, no me hacía falta ser su amigo (ni de nadie) para esta anotación que tuve a bien hacer: lo exigía, eso sí, la ética y el rigor científico con que enaltecen, incluso, al propio texto; porque así lo pensé entonces, y lo sostengo aun más, que era un enfoque, en efecto, necesario.

 

De tal suerte, dicho libro tiene a su favor y en su contra, que justamente, es Historia de Plaza de la Revolución, esto es: es muy bueno que en un texto de historia integral de la cultura hayan sido incluidos estos, entre otros tantos aspectos de la cultura, que bien sabemos no suelen estar en ningún texto de historia ni de cultura integral, pero que a partir de mis propios estudios previos, en otros momentos abunda en la propia homofobia y algunos otros hechos vinculados a la homosexualidad, a mi juicio trascendentes en la historia cultural desde dicho territorio, tales como Carlos Díaz con el grupo de teatro El Público y aquellos orígenes que Espinosa cita a finales de los ochenta para el homoerotismo cubano (al que se dedica la nota 995 en la página 212) y la exposición Sex Appears del propio Lino Fernández García y Pavel Proenza Cosme pág. 243 nota 1204, exposición que según se publicó entonces en el Boletín Cultural “El Almendares” de la Dirección Municipal de Cultura Plaza de la Revolución, dedicado en abril del 2002 (# 58) a la Galería de la Casa de Cultura Municipal (Calzada y 8), el arte heteroerótico de Proenza y el homoerótico de Fernández, compartían el espacio. Y no son los únicos hechos recogidos en la historia local con respecto a la homofobia y la homosexualidad; el mismo libro reconoce igualmente, en su página 235 y con la nota 1151, el inicio de los video-debates contra el sida y en particular, los del respeto a la diversidad en la orientación sexual en octubre del 2000, con el advenimiento del Proyecto Hombre-Sexo-Hombre en el Centro Nacional de Prevención contra el SIDA, “saludable y fructífero hasta hoy (…) y lo más importante, afortunadamente, el espacio no ha perdido sistematicidad hasta la actualidad.”

 

Lo (relativamente) malo es que, al no ser una monografía especializada al tema, no puede, por supuesto, profundizar en él; así por ejemplo, al referir las Jornadas de Arte Homoerótico, se limita (lógicamente) a mencionar a algunos participantes de generaciones disímiles vinculados en uno u otro sentido al municipio en cuestión, de acuerdo al objetivo mucho más abarcador del libro: el análisis integral de la identidad y la vida en estas comunidades, entre las que tampoco olvidó, como se aprecia, esta problemática, y supo reconocerla, lo que harto es conocido que resulta extremadamente atípico; pero al menos esta Historia… lo asumió, como otros temas y aristas eternamente obviados (marginados) por considerarlo, como bien plantea el asunto del correo recibido, “un enfoque necesario”.

 

Más aun, justo es enfatizar que, al menos en esa obra, como se observa, y a pesar de los peldaños supuestamente más difíciles por donde transitaba, no hubo censura alguna (excepto dedicatoria, agradecimientos y discutibles coautorías al menos en su orden, todo el resto es textualmente mi entrega); así puede consultarse textualmente, doquiera esté, que como tantas obras de relevancia, es penoso no sean las más promovidas, y hayan instituciones en cuyos armarios duermen, y no lo digo sólo por la que me compete, sino por otras historias municipales que aunque, tal vez, no hayan incluido estas y otras problemáticas, sin embargo, tienen alto valor y aportes. Lejos de la censura, a través de la Dirección Provincial de la Unión de Historiadores de Cuba, se me reconoció con el Premio de Historia Regional y Local “Alberto Acosta Brito” de 2da. Clase en fecha tan temprana como su 2da. Edición, en el mismo año 2006, cuando se lanzaba este libro, durante su III Simposio “Emilio Roig de Leuchsenring” en el que se me había aprobado, por primera vez en un evento que fuera del Instituto Cubano de Antropología, una investigación titulada Origen, evolución y decadencia de la homofobia: del panorama universal al caso cubano, que luego se debatiría también en el antiguo Capitolio Nacional durante el Provincial Comunidad´2006 en que obtuvo 1era. Mención… premiarlo, ya hubiera sido proponerlo al internacional “Cultura y Desarrollo: Retos y Estrategias”… tal vez demasiado pedir para estos, como bien dice Espinosa, antecedentes a esta feliz Jornada del 2008, que nadie serio y ético puede ignorar. Eso sí: era primera vez que en estos eventos se incluía esta temática: antecedente sin duda alguna, a no obviar.

 

También debo agregar que el referido trabajo Origen…, en tanto texto especializado con respecto a la homosexualidad y la homofobia, profundiza mucho más y cita no sólo las Jornadas de Arte Homoerótico, sino otros hechos a los que igualmente, alude Espinosa, tales como el vídeo Gay Cuba y aquel desfile del 1ero. De Mayo y otros hechos antecedentes de no menos valor en que el mismo Espinosa, junto a Ana María Ramos (otro hito con su lírica Casa de Cristal casi a la medianoche del radio, paralelo al diurno y de corte humorístico, Programa de Ramón, de Ramón Fernández Larrea) y otros, constituyen también, antecedentes ineludibles… que en “la vida de la Vida”, como dice Espinosa, se resolvía aun más en la vida bohemia de aquellos grupos de jóvenes artistas (y muchos no artistas) y en la privacidad del entorno, el hogar y hasta el alma de cada cual, consigo mismo(a) incluso. En este y otros trabajos míos con diversos grados de especialización en distintas direcciones de esta temática, menciono muchos de los nombres y hechos que cita Espinosa, y otros que no cita, y otros que aun no he citado pero considero dignos de interés, como Julio César Pagés y otros intelectuales y profesionales en general, artistas y expertos en particular de ambos sexos y de toda orientación sexual, pero cada uno con sus aportes.

 

Antecedentes al Origen…

Pero Origen… cuenta también con antecedentes en los que se mencionan, igualmente, tales hechos; y ya no me refiero en el 2005, a Gay Movement in USA, que incluía la comparación con Canadá, tesina con la que fui evaluado de excelente para el Título del Diplomado de Historia General Contemporánea en la Universidad de La Habana, ni para el módulo de Historia de Asia en el mismo Diplomado, el Trabajo de Curso “Homosexualidad, Occidentalización y Homofobia en las Culturas Asiáticas, que incluía la periferia (Rusia-URSS, Medio Oriente y Oceanía) también excelente; ni me quedo en mis inclusiones sobre la estética sexual al preparar para la Comisión de Educación Estética de mi municipio (donde tanto impacto causó, y trató de levantarse la censura… pero sin éxito), La Estética: historia y problemática actual. El caso cubano, estudio de caso en el municipio Plaza de la Revolución, también en el 2005. No puedo detenerme en ellos, puesto que también tenían antecedentes, y justo es aclarar que tampoco eran los primeros trabajos académicos reconocidos en la Universidad, ni míos ni de otros autores, que bien merecerían ser recogidos en monografías adecuadas en las que, eso sí, me estoy afanando.

 

En mi obra escrita científica personal, tendría que remontarme a la Maestría en Antropología por la Facultad de Filosofía e Historia de la Universidad de La Habana, en cuyo módulo de Antropología Económica presenté, en 1996, el trabajo titulado “Las Fiestas Gay: Análisis desde la Antropología Económica”, si bien había sido un tema objetado como Tesis de Maestría; paralelamente, mi ¿Cultura Homosexual? En coautoría con el Lic. Jorge Manuel Perera Fernández, era objetado para el Simposio de Cultura de la Ciudad de La Habana (donde sí se presentó un polemizable trabajo de la Escuela de Ballet que se afanaba en que los bailarines cubanos no eran homosexuales… ocasión en que a pesar de haber sido objetado, tuve que exponer las principales ideas de mi trabajo, pues no creo que demostrar la sexualidad de su personal deba ser objetivo de ninguna entidad); tampoco recibí respuesta del CENESEX al sometérselo a su consideración para un evento que preparaban. Sin embargo, por primera vez, este tema se llevó a un evento internacional de cultura general cubana, en 1998, por el Instituto Cubano de Antropología, al I Simposio Internacional de Antropología; creo que he aquí otro antecedente importante; fue escogido por la Revista Temas (donde se había publicado la temática pero por autoras norteamericanas… no por la voz cubana) para su publicación; sin embargo, nunca vio la luz en estas páginas, sino, eso sí, por la misma Revista y por Resolución 60/92, en la Biblioteca Científico-Técnica de la Academia de Ciencias de Cuba, con fecha 27 de abril de 1999: otro antecedente. En el 2001, incorporé al ciberespacio mi análisis crítico de la genial (para mí, el mejor producto de aquella saga, genuina obra maestra que lamentablemente, en Cuba hasta donde sé, sólo contó con dos puestas en escena) adaptación Fresa y Chocolate por el Grupo de Teatro El Público, que titulé La Fresa y el Chocolate tienen un nuevo sabor y remití a Carlos Díaz.

 

Pero Espinosa tiene razón: hay antecedentes más allá, en “la vida de la Vida”. Considero particularmente importante y singular, que ya en el primer Programa de Desarrollo Cultural del municipio Plaza de la Revolución (1989) al estudiar científicamente el concepto de “cultura” para su promoción integral (entonces mala palabra, hoy bandera aprehendida, no del todo felizmente) se fijara la lucha contra la homofobia y contra todo prejuicio, explicitando contra los prejuicios sexuales, entre otros muchos aspectos entonces ignorados y muchos de ellos, luego encomiados, como el tema medio ambiental y la otredad ecológica. No es de extrañar que ya en fecha tan temprana como 1993 (antes que, en efecto y como he dicho en textos previos, el polemizable Fresa y Chocolate), en el III Simposio Territorial de Estudios Culturales de dicho municipio, que por primera vez se realizó fuera de la Casa de la Cultura Municipal ni de ninguna institución estrechamente entendida como “cultural”, pues para ello se abrió, nada más y nada menos que… una iglesia católica que permanecía en ruinas: la del Carmelo (16 entre 13 y 15) conocida popularmente como “Iglesia del Derrumbe”, contra lo que también abundaban los prejuicios, pero era el casco histórico de la comunidad que nos propusimos (y logramos) revitalizar en su fecha (5 de mayo) y con el topónimo que luego se reconocería al Concejo en cuestión. Entre otros temas, en ese evento fueron incluidos los hebreos, otra de nuestras raíces culturales cuyo lugar no se reconoce aun en todas sus dimensiones, y casi una década después fue que mediante la Fundación Fernando Ortiz, se logró su Ruta…según Maritza Corrales.

 

Por primera vez se expuso un tímido y muy polemizable trabajo sobre homosexualidad (La homosexualidad: Acercamiento al estudio de su etiología, Dr. José Luis Arenas Mazorra) pero con un tribunal estelar encabezado por el Dr. Jesús Guanche Pérez y la Lic. Regla de la Sierra… Impacto genuinamente anti homofóbico de todo el evento, de toda la comunidad, de toda la iglesia sede… (sabemos lo simbólico que resulta ese tipo de debate anti homofóbico en el mismo recinto de una Iglesia que otrora se pretendió como la mayor de Cuba, y ahora permanecía silenciada también por otro tipo de prejuicios, pero que a su vez derivaba de una cultura eclesiástica en cuya historia, y aun en la actualidad, la homofobia ha coronado tristemente; para colmo, evento que reconocía a los hebreos su sitial en la cultura cubana, otros silenciados cuya historia también se ha caracterizado por la homofobia… todo ello, en un debate anti homofóbico…) Estaba el Noticiero de Televisión invitado, pero claro… no fue; no era la actividad orientada a promover. Sin embargo, y a pesar de las presiones, sí estuvo final y felizmente representado el Gobierno Provincial del momento. Es sin dudas, un antecedente singular, de marcado interés, si bien, lógicamente por la ilógica social, no se le dio el realce que merecía; lo cual no quiere decir que no lo tuviera, a pesar de su falta de promoción más allá, que sin embargo, también queda recogido en la historia.

 

Es por eso, y sobre todo, por la sistematización consecuente de esta temática en dichos eventos (y en ocasiones, más allá, a pesar del contexto bien difícil) que cuando empezó a celebrarse en Cuba la Jornada contra la Homofobia, ya no era novedad ninguna en este territorio… lo cual por supuesto, no disminuye en lo absoluto el hito que ha sido, sobre todo, esta II Jornada del 2008. En los 13 eventos entre el 1995 y el 2008, sin incluir sus “hijos legítimos” llamados “Historia e identidad de mi barrio El Carmelo”, el tema de la homosexualidad, la lucha contra la homofobia y contra el sida y las infecciones de transmisión sexual, ha sido constante y en numerosas ocasiones, premiados; entre los pioneros, 1997 y 1999, Román de Armas, cuya Tesis (previa: 1995) de Teología (Hacia una Pastoral del Sexo) era justo sobre la Religión y la Homosexualidad; evaluado sobresaliente, nunca obtuvo trabajo por la iglesia.

 

Sin embargo, sí fue pionero cuando insistí en el recién fundado Proyecto Hombre-Sexo-Hombre del Centro Nacional de Prevención contra el SIDA y las I.T.S., para iniciar el ciclo de cine-debate con temas de homosexualidad, para lo cual a la sazón (otoño del 2000) había franco terror; me abrió el espacio para las primeras presentaciones de filmes que el propio H-S-H gestionaba, y no tardó en convertirse en el éxito que hoy, ocho años después, crece aun más y por todo el país… y que con todo orgullo, tampoco se puede obviar entre los antecedentes a la Jornada cubana contra la Homofobia, probablemente el único espacio que se ha mantenido (e incluso, incrementado, y relativamente, legitimado) todos estos años para la homosexualidad en nuestro país, si bien la falta de espacios es, coincido, uno de los problemas fundamentales que enfrenta la homosexualidad cubana. Por estos trabajos, a Román de Armas la Dirección Municipal de Cultura, y en particular el movimiento anirista de la cultura municipal, lo reconoció con la Distinción máxima que podía otorgar: la Talento de Oro “Tres Estrellas”.

 

Otros reconocidos en estos eventos de Plaza de la Revolución han sido Azully Zorzano López y Freddy Sardiñas González (1997: El trasvestismo: un arte dentro de la cultura universal; 3er. Premio), Roberto Núñez Jaula (Carrito por la Vida, 1er. Premio, 2001; en representación del Proyecto H-S-H del Centro Nacional de Prevención contra el sida), Jesús Jesús Balseiro (Proyecto Educativo de Comportamiento Hombre-Sexo-Hombre, 2000, Premio; representaba un segundo proyecto Hombre-Sexo-Hombre en el mismo municipio Plaza de la Revolución, pero que germinaba en la Casa de Orientación a la Mujer y la Familia), el Dr. Carlos Justo Rodríguez Lemus (Proyecto Hombre-Sexo-Hombre, era un tercer Proyecto H-S-H fomentado por la Dirección Municipal de Salud Pública; 2001, 1er. Premio), Claudia Sordo San Blas y col. (Proyecto de Relaciones Públicas en la Prevención contra el sida, estudiantes de la Sede Universitaria Municipal –SUM- de Playa, 2004, 3er. Premio), Dayron Molina Gálvez y Reinier Vergara Cito (Proyecto de Relaciones Públicas y Educación Sexual en la Prevención contra el sida en un área del Vedado, estudiantes de la SUM de Playa, 2004, Mención) Gustavo A. Valdés Pi y col (estudiantes de la Facultad de Biología de la Universidad de La Habana: ¿Aceptación de la homosexualidad en Cuba? Dos puntos de vista, 2005, 2do. Premio)…

 

La sesión plenaria del Simposio de marzo de 2006 en la Casa de la A (donde comenzaría a acogerse el Proyecto H-S-H para sus actividades culturales) fue con el tema de la lucha contra la homofobia, mediante el cine debate con el filme Habana Libre del joven realizador Elieser Peangueira, y fue sin lugar a dudas, de lo mejor de todo el evento, que ya era mucho decir; y del mismo director, en el Evento Teórico del Cine´Plaza 2007, se proyectó su reciente documental sobre Virgilio Piñeira, mientras se exhibía otro documental de Rafael Caldas sobre la homofobia como natural aliada (que indefectiblemente es) al sida. Son hechos, instituciones, nombres, que se han ido sumando a esta lista felizmente interminable contra la homofobia, que tal vez hoy alcanzan más respaldo, pero que están, obviamente, desde mucho antes de estos felices sucesos del 17 de mayo que, a su vez y concatenado con todo lo demás, también tenía sus propios antecedentes en el CENESEX y en otros tantos espacios muy diversos. Entre las tantas Tesis de Grado en disímiles carreras universitarias (casi llega a ser una moda… cuidado con los modismos… no falta el snobismo, pero también se reconocen las más auténticas motivaciones por la ciencia en función de la justicia social), mucho me complace recordar en Sociología la de Susset Fuentes Reverón, 2005: Un Acercamiento a la Homosexualidad desde el Género: sobre Emancipaciones y Ataduras al régimen patriarcal, que tuve el placer de cotutorar.

 

Otra “vida de la Vida”

Claro que “la vida de la Vida” es mucho más; entre 1992 y 1994, cuando me solicitaron ciclos de cine a exhibir en el Yara como colaborador (desde entonces integro el Consejo Asesor de Cine de la Ciudad) pedí la protección ambientalista, la religiosidad y la lucha contra la homofobia… en ese mismo orden según su éxito de aprobación. Del último tema sólo pude mostrar y debatir algunos títulos sueltos y esporádicos, tales como Entrevista con el Vampiro en su ambiente homoerótico, y El Beso de la Mujer Araña; se me negó (aun en muy buena forma… pero negó) por ejemplo (y debo confesar, fue una rareza… las otras aunque fuera por mi insistencia, en espacios tan pequeños y sin mayor promoción, se lograron poner) Service in Silence, al tratarse de la homosexualidad en el ejército… (¿?) Justo es recordar colegas míos que de alguna manera u otra, también avanzaron en esta temática entonces más escabrosa que hoy; es memorable el debate de Juego de Lágrimas que condujo Rufo Caballero, entre otras películas y presentadores de lujo. En cuanto a mi propuesta de un ciclo completo, sólo recuerdo a Elenita, hermosa y dinámica especialista del cine Acapulco, que se esmeró en llevarlo allá con todo el rigor para devenir el primer ciclo de este tipo en Cuba… infructuosamente. 

 

Lo más que resta, por mi parte, es en la misma “vida de la Vida”, por ejemplo, aquel entusiasta y valioso grupo de Teatro que dirigí y cuyos guiones escribí (más de cinco, entre otras muchas obras de ficción más allá del teatro) para los jóvenes de la Catedral Episcopal, que entre finales de 1994 y hasta 1997 explicitaba cada vez más, entre otras batallas, la lucha contra la homofobia, en medio de tantas contradicciones internas: en fecha tan temprana como finales de los ochenta, quedé vinculado a la lucha contra el sida, que a la sazón apenas se reconocía en Cuba, mediante el Proyecto “Rock vs SIDA” del Patio de María –Gattorno-; La Montaña Mágica con Lourdes Zayón y José Ramón Fajardo –que tanto fertilizó la literatura gay de entonces- y esta Catedral Episcopal (con el entonces Deán hoy Obispo Miguel Tamayo y familia), donde por otra parte, tuve la oportunidad de disfrutar del mejor y más desprejuiciado curso de educación sexual que he visto en mi vida, impartido por un relevante e inolvidable pastor puertorriqueño… no obstante en otros momentos se vetaba la homosexualidad; puntos de vista tan encontrados dentro del propio clero, que explica que en la Conferencia Internacional Anglicana que debatió sobre la homosexualidad a finales del siglo, la cubana se abstuvo. Al menos nuestro Grupo de Teatro apuntaba allí, entre otros aspectos, en la dimensión anti homofóbica.

 

Indisoluble de toda la realidad, sistémica como es, otros trabajos míos explicitaban en momentos puntuales la necesaria lucha contra la homofobia; así en Ecología y Folklore: Análisis Culturológico, con Jorge Perera, debatido en el XI Simposio Internacional sobre el Hecho Folklórico; en Comunidad´95; en el I Coloquio Nacional Cultura, Comunidad y Medio Ambiente del Centro Nacional de Superación del Ministerio de Cultura, y Destacado a Publicar en el Extranjero por la VIII Conferencia de Investigaciones Científicas sobre Arte y Cultura del Instituto Superior de Arte, cuyo Consejo Científico le otorgó Aval Científico, valoraba el prejuicio sexual y concretamente homofóbico extendido a la reacción que produce la (homo)sexualidad de otras especies en el folklore, reflejo de prejuicios sexuales y en particular, homofóbicos; más allá del folklore, recuerdo el análisis de un cuento premiado en una colección de Pinos Nuevos, donde el perrito para que no lo confundieran más con una perrita, de lo lindo que era, rechazaba todo lazo y mordía a todos… y esa era la supuesta enseñanza del cuento para niños.

 

Igualmente en el trabajo de curso La Familia en los Estudios Culturales del Municipio Plaza. Reflexiones Actuales (1997) se incluía la opción de familias entendidas en torno a parejas del mismo sexo… uno de mis escasísimos trabajos aprobados pero sin la evaluación (formal) del Excelente, al igual que el citado en la misma época (1996) sobre Las Fiestas Gay…. Claro, siempre queda fundamentar la subjetiva (y a menudo, prejuiciada) calidad… ¿entre tantos excelentes… pero de otras temáticas más socialmente aceptables? ¿Y escogidos luego para eventos internacionales, con todo éxito? Eran los años en que con Ramiro Guerra, Román de Armas, Perera y yo, tratamos de establecer algún tipo de institución EROS (Equipo por el Respeto a la Opción Sexual) que a diferencia de las llamadas “avocaciones gay”, no le importara la sexualidad de nadie para vincularse a ella, siempre que todos lucharan, como su nombre indicaba, por el respeto a la opción sexual.

 

Antecedentes a estos antecedentes.

Hagamos ahora una breve reflexión… coincido en que la víspera de la década finisecular fue un momento climático para el detonante que conduce directamente a la justísima y urgentísima lucha antihomofóbica actual… ¿pero el inicio? Remontémonos un poco antes, al año 1980 y el tristemente célebre slogan del momento, “la Universidad para los revolucionarios”, mientras una de las consignas era “que se vayan los homosexuales”… era una genuina “guerra fría” donde el concepto de “revolucionario” fue, una vez más, tergiversado por los oportunistas de siempre, y por supuesto, por definición, excluía a los homosexuales; un pueblo que al contrario de los que abandonaban el país, mostraba al mundo su decisión de echar su suerte en Cuba y por el bien de Cuba, era arteramente degenerado por los cabecillas de aquellas oleadas, los “super” ¿revolucionarios? de siempre, y lo redujo a histerias masivas que destruyeron a muchos seres humanos, emocional y físicamente, y los obligaron al éxodo; entre aquellos cabecillas, había homosexuales de ambos sexos que pretendían esconder dicha condición mediante la homofobia (típico); a algunos se les “descubrió” después, y hubo entre ellos quienes tomaron su propio veneno recién diseminado; otros muchos entre los que más daño hicieron a nombre de no sé qué Revolución, luego abandonarían el país, y numerosos dirigentuchos del momento fueron después encausados por sus abusos y prebendas de “nuevos ricos” o “burguesía roja”. Son los “errores” (horrores, más bien) que en efecto, hay que dejar en un pasado absoluto por triste y equívoco. 1980… no era exactamente la UMAP… no con ese nombre, pero obviamente, era la del momento.

 

De nuestra aula también prepararon “camas” (su único talento) para botar con un pretexto u otro, a los que a menudo eran los mejores expedientes, con lo que así se limpiaban su asquerosa competencia… Sin embargo, en tan hostil clima, hubo nombres con diversas formas y grados de valiente militancia anti homofóbica, nombres muy dignos que en momentos tan espantosos de una u otra manera, tendieron sus manos, su voz y su corazón a los injusta y cruelmente perseguidos; los verdaderos revolucionarios, por definición, se opusieron a semejantes excesos frente a la barbarie desatada, por lo que tuvieron que pagar disímiles precios… con especial cariño recuerdo a Raimundo López-Silveiro, a Cary Jiménez, a Fidel Milián, a Froilán de Dios, y a ti, Sandra Lora, que al igual que aquellos tienes un lugar en esta historia que como suele suceder con lo que realmente brilla y vale, no lo hacías para quedar en la historia, como otros, pero esa es la verdadera historia, la que se escribe con humildad, sin más pretensión que actuar con lo que nuestra conciencia nos dicta… Tú también estás entre esos antecedentes que hermosamente brillan, aun cuando no hayan sido ¿oficialmente? reconocidos por algún supuesto historiador, que a menudo no escribe si no lo escribieron otros, si no es su “piña”, y otras limitaciones y miserias humanoides. Pero la historia la hacemos todos, quiera o no nadie, ni siquiera tú y yo… la hacemos día a día, para bien o para mal; es la cuota de responsabilidad que a todos nos compete, y es la incapacidad, la falta de visión, de valentía y de investigar profundamente que lacera a muchos historiadores la que merma la historia a lugares comunes, y no ha recogido hechos como estos, en lo que denomino, la “trascendencia de la cotidianidad”: allí donde la historia, de alguna manera, se define, sin elitismos ni populisimos, incluyente, y no excluyente.

 

Tú y yo podemos recordar aquellos tristes momentos sin esconder el rostro, con legítimo orgullo, porque fuimos de los que evitamos que aquella cuota predestinada a expulsar amanerados, cristianos, “no combativos ni críticos” y todo lo que no se aviniera a su contrarrevolucionario concepto de revolucionario, no se pudiera cumplir al menos en nuestra aula… incluida aquella mal llamada “Asamblea por la Educación Comunista” que acabé con un sonoro sillazo cuyo lugar en la historia reclamo, no tanto por mí, como por el disfrute de muchísimos entonces, antes y después, incluso hoy y en el futuro. ¿Y es que esta anti homofobia de 1980, que hoy merece el aplauso, no tuvo antecedentes? Recuerdo la homofobia que entre 1976 y 1977 conocí en la Facultad Preparatoria “Hermanos País” que con tal de garantizar su plaza para estudiar en los países socialistas, los más incapaces eran capaces de vender a su madre en un soco árabe… pero también recuerdo los que se opusieron a estos desmanes que incluían homofobia, como la villareña Milagros (y luego conocí a su hermana Marisela) Cruz, y Rafael Cervantes (que provenía de los Camilitos de Camagüey) y otros más…

 

Pero aun los años previos y con más conocimiento de causa, al menos en los grupos en que me desenvolví en la secundaria “Antonio Guiteras” y en el Pre del Vedado, entre 1972 y 1976 se vetaba al amanerado por “debilidad de carácter” para ingresar en la Unión de Jóvenes Comunistas (UJC) y el Comité de Dirección de la UJC nos presionaba a nuestro Comité de Base para expulsar de la escuela a estudiantes cristianos y de otras religiosidades… Sin embargo, con orgullo recuerdo que nuestro Comité de Base no sólo se negó, sino que hubo algunos de aquellos amanerados (buenos estudiantes, trabajadores, compañeros) que recibieron su carné de la UJC, y en el mismo plan teníamos a los religiosos… Hoy me doy cuenta de lo atípico que éramos… pero éramos. Habría por supuesto, miserias humanoides, pero sin el caldo de cultivo que luego descubrí en la Preparatoria y en nuestra Universidad, donde la gran mayoría de gente valiosa era silenciada (y algunos, degenerados) por los humanoides de siempre.

 

Pero no seamos egocéntricos… ¿eran esos los inicios? ¿De dónde salieron aquellos anti homofóbicos, sino de sus propios valores humanos? En las generaciones previas recuerdo con amor a la madre de Raimundo en La Habana Vieja, a la familia de Froilán en Santiago de Cuba, y a tus padres de Bayamo, Sandra, al Dr. Lora y a Ondina… Nunca los recuerdo conciliando con la homofobia, como tampoco a mi madre en El Vedado, ni a su círculo heterosexual pero no heterosexualista, donde hubo cabida para amigos y amigas homosexuales que además, no aceptaban que nadie los marginaran de ninguna manera… Y ya estamos hablando del llamado “quinquenio gris” que, como dije en Más allá…, es un quinquenio de varias décadas… No es la idea infantil de idealizar a nuestros seres queridos; para mí el amor no es idealizar a nadie, sino que reconoce virtudes y defectos y ama en esa complejidad, incluso sin apañar; pero ese defecto de la homofobia, exactamente ese, en nuestros padres, nunca lo experimenté; a pesar de los lugares comunes, a menudo aprehendidos, y de otras posibles suficiencias e insuficiencias, en este sentido, imperaba la cuota de humanidad anti homofóbica.

 

Es cierto que puede haber no homofobia en sus más disímiles grados (desde una mínima hasta una máxima tolerancia a la homofobia, que nunca compartiría por definición, aunque podría incluso convivir y hasta permitirla) y no ser anti homofobia, que en todos los casos y de muy diversas maneras, coarta a la homofobia. Puede haber, incluso, amoralidad respecto a la homofobia, además de las tantas maneras de homofobia que existen en sus más diferentes manifestaciones y grados; y suele haber además, homofobia en un sentido, aunque no en otro: puede no ser homofóbico con los vecinos, pero sí en el plano intrafamiliar, o viceversa. Abundan estos matices que no pueden faltar en la paleta analítica del tema, aunque no es la profundidad que me propongo en este correo.

 

Mi padre me interesó en ese sentido, por lo que respecta a la época, en la que era un pintor relevante con vasta y reconocida trayectoria revolucionaria artística y políticamente; y por tampoco idealizar a mi padre, quien eso sí, no reconocía más moda que la suya… lo que no le impedía valorar a los Beatles (y otros prohibidos, cubanos y extranjeros) a pesar de contraponerse así a los malos tiempos impuestos; explicitaba su mala opinión contra las modas en mi hermano y en mí, pero a pesar de ello, no sólo jamás usó otra violencia, e incluso de alguna manera, fui comprendiendo sus tolerancias, en la moda y mucho más allá… podría pensarse que por ser artista, pero en el propio medio la homofobia predominaba…

 

Hasta donde he llegado en mis pesquisas, no sólo no participó de las campañas homofóbicas y en general, desaciertos de la UMAP (defino la cultura como “sistema de valores”, de ahí que la homofobia no queda al margen de otros prejuicios en la cultura sexual, y otros prejuicios retrógrados en general), sino que fue diligente combativo contra ellas; sí recuerdo los disgustos en casa por el Pavonato y Papito Zerguera, que en mi niñez eran como ogros por lo que oía de mis padres, y contra otros muchos dirigentes entonces y después pero no menos infelices en su lugar en la historia (quieran que no, el que cada cual se ha ganado) que en buena medida le han cobrado el precio de que, a pesar de estar valorado en el Patrimonio nacional y no autorizar que sus obras salgan de Cuba, sin embargo, duermen en los almacenes del Museo Nacional y 27 años después de su fallecimiento, aun no lo exponen; ello me priva del orgullo de verlo con el reconocimiento que merece, no sólo él sino por su lugar en la cultura cubana, pero sé que en algún momento la historia seguirá avanzando también en ese sentido y por otra parte, me deja el orgullo de saber que es el precio que aun paga por haberse opuesto a los excesos del “quinquenio gris”, y de mucho más allá… de él, sordo de un oído por haber sido torturado en el Castillo del Príncipe por el Batistato y haberlo tenido que exiliar y sin embargo, expuso bajo plena persecución en burla a la dictadura, aprendí que la lucha ahora, en la Revolución, era más difícil aún que antes, justo por estos enemigos que se disfrazaban para tomar el poder de disímiles maneras y manipularlo todo a sus conveniencias; murió infartado como vicepresidente de Artes Plásticas de la UNEAC, luchando contra quienes no autorizaban a los nuevos valores en nombre de la “Super Revolución”… y que poco después de su deceso, abandonaron el país. Y me cabe el orgullo de quienes sí fueron atendidos y promovidos por él, y auténticamente, me lo reconocían.

 

En momentos tan difíciles, hubo pues, también y en su propio seno, una cultura no homofóbica y hasta anti homofóbica que nos precedía… ¿fueron los primeros? No sé… porque de eso no se escribe y los estudios aun están en pañales, excepto tal vez, algunas cosas que se están haciendo… ¿pero con qué nivel de profundidad? El ambiente se capta en las vivencias… recuerdo a Carmen mi abuela paterna, con muy bajo nivel escolar pero un altísimo nivel cultural, nacida entre el siglo XIX y XX, hablarme de las tertulias que ella atendía en casa de mi padre en la calle Monte, con la intelectualidad del momento, y de sus relaciones y amistad con Lezama Lima, y la obra lezamiana… con todas sus implicaciones. De otro contexto muy distinto era mi familia materna, aun más humilde, pero que casi sin excepción, dio muestras de tolerancias y aceptaciones en múltiples aspectos de la vida… de alguna manera, implícita más que explícita, también en cuanto a los prejuicios sexuales. Hay lamentable tradición homofóbica en la cultura cubana, pero también, obviamente, hay una saludable tradición no homofóbica e incluso, felices tradiciones anti homofóbicas, incluso en los estratos más populares de todo color de piel y condición. Basta de reducir a la cultura cubana con la seudocultura homofóbica, que también tiene muchos otros valores de los que podemos sentirnos muy orgullosos y que en manos de los investigadores, queda develarlos; soy uno de los que en ello se afana, pero para exponer mis resultados de investigaciones están los textos citados, y no este correo que ya extiendo demasiado, francamente, contra toda intención inicial.

 

En cuanto a mi Tesis de Maestría, no sólo a mí se me vetaba entonces la temática homosexual; en la Escuela del Partido le interesaba a mi hermano, clásico heterosexual (que no es decir heterosexualista) y otros compañeros de similar condición, pero “ya había alguien designado para eso” (poco después saldría el texto citado de Felipe) A mí se me estimuló en la urgencia de una Antropología Urbana, que en verdad agradezco muchísimo pues no sólo incluyó esta temática hasta la saciedad, sino otras muchas en su visión sistémica, y obtuvo en el 2000, Mención en el Premio Nacional de Ensayo Sociocultural, cuando se propuso a la Fundación Fernando Ortiz para su publicación (es actualmente cuando se está editando para su colección La Fuente Viva) y en el 2006, Premio Anual Nacional de Investigación Cultural; también publicado por la BCT de la ACC con fecha 31 de marzo de 2003, y por la Cámara del Libro del Ministerio de Educación Superior, ISBN: 978-959-16-0604-4, noviembre 2007. Paralelamente, mi texto Ciencia y Comunidad: propuesta metodológica para el trabajo comunitario, publicado por la BCT de la ACC en noviembre 2006 y por la Cámara del Libro del Ministerio de Educación Superior, ISBN: 978-959-16-0605-1, en noviembre 2007, se extiende en el tema de las comunidades gay y el caso cubano, y la relación con el resto de las comunidades y de cada sociedad.

 

Es una historia difícil de censuras y anticensuras al mismo tiempo; libertades y represiones y autorrepresiones, y también, cómo no, elitismos excluyentes, oportunismos y homofobias a veces veladas pero no menos nocivas, a menudo dentro de la propia homosexualidad, o por quienes consideran que la imagen heterosexual ha de ser privilegio para abordar estas temáticas. Aun en el 2006, mientras (de nuevo) el Instituto Cubano de Antropología asumía para su VIII Simposio Internacional de Antropología y publicaba en sus Memorias mi Los Pingueros y sus Clientes, yo defendía en el Evento Caracol de la UNEAC, Lo que quedó oculto de la Luna (Homofobia en TV) bien aplaudida… pero no publicada. Fue en Gay Barcelona donde pude publicar en julio de 1997, Jornada Mundial contra la Homofobia... en Cuba; sin embargo, en el 2008 y antes del 17 de mayo (que para orgullo mío, coincide con mi cumpleaños) ya Cubarte ha incluido algunos textos míos sobre Comunidad (en la sección homónima) y sobre Familia (en Cultura General) en los cuales se pueden abordar con toda franqueza y profundidad de análisis, la problemática de la homosexualidad en cada contexto.

 

Todo esto, pero más profundamente y con muchos más detalles en todos y cada uno, y mucho más, son los antecedentes… Los que he escrito en las diversas monografías que cité, y los que no he escrito, porque aun en esos momentos no los había detectado o aun, en este minuto no los he detectado, puesto que la investigación es así, un proceso que nunca está absolutamente completo, siempre hay verdades más profundas donde llegar, es parte de su complejidad y de su encanto. También, por supuesto, la historia se integra por lo que han escrito todos los demás; en el peor de los casos, son las versiones de cada cual, a corroborar cada vez más, incluso de los excluyentes que se pretenden jueces y Dios para discriminar (es la palabra exacta) qué es lo que debe y lo que no debe estar en la Historia… pero no sólo estos excluyentes, por supuesto… todos, no importa que su imagen sea heterosexual u homosexual… que la identidad trasciende en mucho a la imagen, y no hay peor astilla que la del propio palo. Y sin faltar, todo lo que aun nadie ha escrito… pero ha sucedido, en las más olvidadas gavetas del tiempo, del espacio, y de lo cotidiano. El peligro es que mientras algunos sólo actúan y escriben por el protagonismo, y obvian todos estos antecedentes, la genuina patología social que es la homofobia sigue, en su sospechosa histeria, envenenando.

 

Palabras viejas y obsoletas en Palabra Nueva.

No puedo finalizar sin puntualizar más aun por qué es “definitivamente necesario, y mucho más que por la rosa”, sino por toda la dignidad humana, no solamente reconocer que no todo comienza cada mañana, ni mucho menos, según la mañana de cada cual, y de cada “piña”… Es porque la homofobia, como el retrovirus, se enmascara de disímiles maneras y trata de sobrevivir en sus mezquindades; siempre por supuesto, entre lo más retrógrado, que con frecuencia se disfraza de lo más revolucionario. Es muy penoso que en el número 175 de Palabra Nueva de junio del 2008, Revista de la Arquidiócesis de La Habana y tras enfatizar en la portada “varón y hembra los creó, Génesis 1,27”, se hayan publicado sendos artículos (“¿Llegamos o nos pasamos?” de Orlando Márquez, páginas 6-7; y en “Segmento”, precedido por palabras del propio Cardenal Jaime Ortega Alamino, Arzobispo de La Habana, páginas 40-45, publicó las Consideraciones que aprobó el Sumo Pontífice Juan Pablo II el 28 de marzo de 2003 en la sede de la Congregación para la Doctrina de la Fe, en Roma) No sólo es penoso que en el 2008 se hayan publicado en una revista que tanto puede y debiera aportar al vasto y riquísimo patrimonio tangible e intangible de valores de todo tipo que el cristianismo ha deparado para Cuba, y se hayan detenido (lástima de depredación ecológica con esos fines) en los antivalores que, para escarnio de los peores momentos de la cristiandad, la ha identificado, penosa y anticristianamente, por sus propios enemigos internos, esos que desde dentro, han depauperado lo mejor del cristianismo, ahogados y ahogantes en sus propias contradicciones de todo tipo.

 

No me voy a detener a analizar cada artículo, ni mucho menos; el espíritu, disfrazado de civilizatorio adelanto (igual que cuando llegó a la América para desaparecer a fuego y cruz a pueblos y culturas enteras en nombre de no sé qué Cristo) cada uno con su identidad, pero confluyen (adjunto otras pinceladas de venenos a lo largo de la publicación) en enfatizar, como siempre, su imagen de superioridad supuestamente inequívoca… en verdad, en temas de sexualidad, jamás el Vaticano ha sido luz para el mundo, ni tampoco lo fue Juan Pablo II; no tendrían por qué serlo, dada la sexualidad de represiones y autorrepresiones que preconizan en nombre de una natura que es, en verdad, anti natura. El problema es justo ese: que no sólo incursionan en todo (suelen confundirse en una religiosidad ya patológica, y olvidarse que son simples mortales, para creerse Dios mismo en la Tierra, como los más patológicos y peligrosos emperadores romanos) sino que aun cuando supuestamente, no son especialistas en sexualidad, pretenden imponerse en este, como en todos los temas; lo que no es como ellos dicen, simplemente, está mal. ¿Dónde queda la humildad que tanto pregonan?

 

Disfrazados de respeto vuelven a una carga homofóbica rebosante de irrespetos, no sólo contra la homosexualidad, sino contra todo aquello que de alguna manera, no la condene, y los va citando: contra el CENESEX, contra el Instituto Cubano de Radio y Televisión (donde en verdad, son aun demasiado insuficientes sus esfuerzos por extirpar la homofobia de nuestra sociedad, que sin embargo han alentado incluso, con intenciones contrarias); contra la pastora bautista que dicho sea de paso, fue una de las intervenciones más enriquecedoras y acertadas del programa en cuestión (como siempre: ellos son los cristianos, los dueños de la verdad absoluta… los que no coincidan con ellos, no lo son… ¿no es arrogancia?) y por supuesto, no quepa la menor duda: contra Cristo mismo si acudieran a Su auténtico Espíritu de Amor, al que están haciendo padecer peor aun que el Sanedrín en aquel Calvario, durante más de un milenio.

 

Hablan hipócritamente de preservar los valores de la familia, cuando por siglos han envenenado cada familia en su infeliz rebaño, oponiendo padres e hijos, esposos, hermanos, etc. (y cada comunidad y colectivo, y toda la sociedad) tanto por razones de diversidad sexual como por otras disímiles razones. La arrogancia los identifica. Márquez comienza por citar a una señora que “en nombre de otras personas de su comunidad” (eso no falla: la lucha por el protagonismo, confundir el yo con el nosotros… y luego criticamos al Rey francés) que ante una joya del cine como Brokeback Mountain (sin lugar a dudas, un hecho histórico en nuestra televisión que la enaltece en este año) ella lo veía como “tal barbaridad y falta de respeto a los televidentes” (ella se adjudica el derecho que no sé qué Dios le ha dado, de ser ella “los televidentes”… no hay más que ella) que “debían haberla visto jóvenes varones” (¿y por qué no, hembras… y de todas las edades…? ¿O es que piensa que por eso “se contaminan”?) y ella “sintió asco”… Es la triste bandera que enarbola Márquez.

 

Reacciones muy similares han pasado, y pasan, por ejemplo, ante parejas interraciales; de disímiles etnias y religiones; de distintas edades, ante nuevas formas de vestir; ante cada cuestionamiento crítico contra las imposiciones e incluso en determinados momentos, ante los zurdos, entre otras genuinas barbaridades (que no es Brokeback Mountain) que ha cometido esta seudo Humanidad, siempre en nombre de “su comunidad”, o de no sé qué Dios, de no sé qué Cristo, ni sé de qué comunismo… La arrogancia que a la postre, busca el triste protagonismo, siempre patético. Muchos fueron sorprendidos, es probable… muchos, olvidó decirlo Márquez (como ¿buen? Cristiano, esos no existen para él), fueron AGRADABLEMENTE sorprendidos (de toda orientación sexual, y no sólo homosexuales… que no hace falta serlo para comprender que el homofóbico es el primero que se denigra a sí mismo), porque era una historia de amor, de genuino amor, de esas que aun los más retrógrados de la iglesia se niegan a reconocer dentro del propio sexo aunque vivan pregonando falsamente que Dios es amor… Está muy preocupado Márquez con que se pueda legalizar el matrimonio dentro del propio sexo… ¿Quién le ha dicho a Márquez que cada homosexual no es parte también de familias diversas, que él está envenenando con artículos como este, para mayor daño y sufrimientos aun del que ese catolicismo retrógrado ya ha causado a la Humanidad?

 

Puede ser que sí, que una Revolución sea (también) un grupo de transformistas encima de un escenario, o más aun: dos hombres que van de la mano o se besan en los labios, de una manera salvajemente hermosa y sincera, como aquellos dos vaqueros (para colmo: nada de disfraces amanerados) que no pudo resistir aquella señora que es preferible no analizar cuántas otras cosas habrá visto, sin embargo, como “normales”; en nombre de no sé qué decencia, la seudo Humanidad ha cometido las mayores indecencias de la historia, y en nombre de la moral, las mayores inmoralidades… en ello la Iglesia católica, lamentablemente, cuenta con un tristísimo protagonismo que obviamente, algunos se aferran en recordarnos y aplaudir que haya perdido, PARA SIEMPRE, aquel poder que tanto añoran para disponer de la vida Y PROPIEDADES ajenas, como si fueran Dios; ese cristianismo fue la cuna más auténtica de lo que luego proliferaron como iglesias luciferianas.

 

Al hablar de los transexuales, la “humanidad” de Márquez se cuestiona, “¿tanto revuelo por unas cien personas…?” Su subtexto: AL CREMATORIO… como Hitler. Es recomendable que actualice sus fuentes… ¿de dónde sacó que los homosexuales son el 1 % o el 2 % de la población mundial? Ya Sigfried Schnabl en los años ochenta reconocía el 4 %... cifra que ha sido abrumada por las investigaciones posteriores, cuando estas se hacen lejos de las cámaras de tortura y otras presiones de las diversas variantes que ha asumido históricamente la Santa Inquisición. ¿Cuál es el conteo que suele hacerse sobre la intimidad y deseo sexual de cada cual… en materia milenariamente tan reprimida por la propia Iglesia… sobre qué se basan además, estas cifras? ¿Incluye a los tantísimos ocultos? Habla de respeto a una homosexualidad a la que niega ser una variante NORMAL de la sexualidad… ¿no la está irrespetando? Los ve desde su supuesta superioridad…  

 

En su prepotencia, una vez más, Márquez dice lo que el Dios encarnado concebía o no como matrimonio, por eso dijo o dejó de decir… Y por supuesto, también SABE (omnisapiente que es) que a pesar de múltiples evidencias, HASTA griegos y romanos estaban convencidos de que las uniones heterosexuales eran “la garantía y sustento de la sociedad”… el clásico sentido biologicista y reproductivista estrecho de esta concepción anquilosada y reduccionista del sexo y sobre todo, del amor… Las parejas heterosexuales infértiles, también han sido mal miradas por estas teorías aberrantes y aberradas.

 

Insiste en los homosexuales que quisieran cambiar de actitud, sin ver las causas de presiones sociales y de la propia Iglesia frustrándolos y frustrando en sus familias y entornos y lo peor aun, manipulando sus individualidades… no hay que extrañarse de los escándalos sexuales (y no sexuales, entre atropellos muchísimo peores, que la sexualidad tampoco es el ombligo del mundo) en que la Iglesia, a cada rato, se ve envuelta. ¿Son esos los “arrepentidos”… vivir “dentro del closet”… frustrarse y frustrar… incapacitarse en el amor? Se cuestiona al 58% que aprobó eliminar la homosexualidad entre las enfermedades, e insiste en que son “muchos” (¿carece de por cientos más convincentes?) los psiquiatras convencidos de que los homosexuales pueden recibir ayuda para “superar esa condición”… recordemos las ayudas: muchas las aplicaron los nazis, y otras son nazis aun sin nazismo. Es risible, sino ridícula y ampliamente superada, la hipótesis que esgrime de que la homosexualidad se genera por “una dañada relación afectiva entre padres e hijos en los primeros años de la vida”. Las publicaciones tienen una altísima responsabilidad, que exigen actualizarse y ante todo, pensar previamente; no pueden ser hábitos inconcientes, por lo peligroso que puede acarrear para todos.

 

¿A qué llama Márquez “promoción de la homosexualidad”? A no reprimirla. A entenderla en su humanidad, que es (y más allá de la humanidad también… y Dios bien lo sabe) ¿Se socava con ello los “fundamentos” de la sociedad? ¿A qué fundamentos se refiere…? Si son a los de reprimir, frustrar, humillar, era necesario que se hubieran socavado muchísimo antes, para que hubieran causado menos daño. Según Márquez, no es este programa una prioridad del Estado; habría que estudiar cuál programa genuinamente revolucionario, lo ha sido alguna vez. Pero claro: él también es un estadista y SABE (omnisapiente que es) qué es una prioridad del Estado; y como suele suceder, desvía la atención a propuestas, sin dudas, mucho más convencionales, que no demerito, pero que en primer lugar tampoco son preocupaciones que se hayan abandonado para nada, pero que Márquez obviamente está desviando la atención de la marginación a que la propia iglesia ha condenado, y aun condena desde el Vaticano más o menos solapadamente, a la homosexualidad, sin excluir sectores eclesiásticos cubanos y sin excluir tampoco, por suerte, todos aquellos que, desde el clero o no, discrepan de estas actitudes intolerantes aunque disfrazadas… Máscaras Políticas y Religiosas, mencionaba ya hace dos siglos aquel genuino católico que fue Félix Varela, al que no creo que Márquez, si hubiera vivido en aquel entonces, hubiera aplaudido para nada. 

 

Se equivoca (y hasta descontextualiza) la opinión de Mariela Castro de que no es necesario el “matrimonio homosexual”, al interpretar con ello que se limita las aspiraciones de lo que se defiende; ansía ver el límite, porque sabe que es una caja de Pandora y teme, una vez más, por el poder psicológico de SU iglesia… porque hay otra iglesia que no tiene nada que temer. Por suerte, el desarrollo no tiene límites; los más retrógrados pueden retardarlo, como la Iglesia católica ha pretendido en innumerables ocasiones; no es que no sea necesario: en primer lugar, hay cosas más profundas y esenciales que lograr, como por ejemplo, no se resuelve nada con que se apruebe el matrimonio homosexual pero se sigan discriminando y subvalorando como obviamente, Márquez se empeña, aunque por suerte, la sociedad es mucho más que Márquez e incluso, mucho más que la Iglesia católica, de la que recordamos, para muchos ha sido un honor haber sido excomulgados. En segunda, el matrimonio homosexual, igual que el heterosexual, es simplemente un problema de reconocer los derechos de cada cual en sus disímiles casos al vivir en pareja; pero también en el matrimonio homosexual pueden haber la misma falta de amor, la inercia y otros intereses mezquinos que han identificado a tantísimos matrimonios heterosexuales bendecidos por la Iglesia… no por ello, más felices. Coincido en que no es lo más importante, aunque por supuesto, no deja de ser otro derecho a conquistar, en Cuba como en tantos países… y que llegará: no lo dude. Es mejor que los que tanto rechazan los cambios del progreso, estén preparados para ello. Se preocupa por los niños que pasadas las once de la noche veían la TV, o ven mensajes anti homofóbicos… ¿qué tal actúa cuando los padres previenen a los niños de evitar a otros niños por amaneramiento u otras sospechas, o cuando los coaccionan síquica e incluso físicamente con severas crueldades homofóbicas? Me gustaría leer algo de esas “educaciones” en Palabra Nueva. ¿Lo consideran “cristiano”?

 

Ortega confunde homosexualidad con homosexualismo, a diferencia de Márquez, que utiliza este término con toda (insana) intención; lo entremezcla con el discurso anti neoliberal y anti globalizador, para ganar adeptos en los círculos más conservadores de la alta política cubana, con la que ya sabemos cómo han sido históricamente sus relaciones. Habla de que se ha exaltado la libertad individual hasta “cotas inaceptables” (¿?) Habla, dice, porque muchos de sus fieles pidieron su palabras al respecto… también la política oficial cubana ha estado contenida al prestar oídos a lo más conservador (a menudo, retrógrado) de nuestra sociedad, lo que lamentablemente, ha desdicho en innumerables ocasiones del propio devenir revolucionario. No: no es posible que cada cual (enfatiza en lo más vulnerable de nuestra “Sagrada Familia”: niño o niña) pueda escoger LIBREMENTE su preferencia sexual… la palabra LIBRE ha sido siempre temida por los que pretenden mantener sus poderíos. De las Consideraciones que al respecto aprobó Juan Pablo II en el 2003, aunque quedan como suyas, más vale no detenernos por ahora (¿quizás en otro momento?); es más increíble en nuestro contexto esta reacción (es literalmente eso: una reacción reaccionaria) de estos coterráneos nuestros que se proclaman por todos los cristianos (y no cristianos) cubanos… pero es evidente la arrogancia de estos sectores donde la humildad no ha dejado de ser una pose, las argumentaciones irracionales que imponen como racionales para todo el mundo, llama a todos los católicos a oponerse al reconocimiento legal de las parejas homosexuales, en fin… homofóbico, como han sido hasta hoy todos los Papas, tal vez cada vez más… quizás, no tanto los primeros, los genuinos mártires y próceres del cristianismo, cuyos valores y su sentido del amor, en verdad, ha sido desterrada de sus templos actuales.

 

Es penoso que en el pasado año 2007, cuando en la misma Revista # 170, Monseñor Carlos M. de Céspedes se pronunció por la importancia del tratamiento legal de la homosexualidad, tuviera que retractarse en el número siguiente por haber sido cuestionado por la alta jerarquía de la Iglesia. Sin embargo, en este número que nos ocupa, la sarta de venenos homofóbicos se privilegian desde el dorso de la portada, donde explicitan su homofobia en el texto “Del Catecismo de la Iglesia Católica, No. 2357-2358”, preocupado porque “su origen psíquico permanece en gran medida inexplicado” (¿por qué no se remontan a las otras especies animales, a la diversidad del gusto, a asumirse sin frustraciones…?) y como bien explica, “apoyándose en las Sagradas Escrituras que los presentan como depravaciones graves” (¿Cristo habría imaginado esto alguna vez, cuando pidió al limpio de culpa tirar la primera piedra y llamaba al amor universal?) Señala según “la Tradición” que son “intrínsecamente desordenados” (¿cuál es el orden que pretenden imponer a la intimidad de cualquier pareja?) “contrarios a la ley natural” (o sea, lo natural es según ellos, reprimir a la propia naturaleza… incluso a fuego) “Cierran el acto sexual al don de la vida” en un sentido estrechamente reproductivista que ignora la vida que evoluciona para los amantes) “no proceden de una verdadera complementariedad afectiva y sexual” con lo que niegan el afecto entre el propio sexo… ¿el odio les parece mejor??? El odio ha identificado mucho tiempo a una Iglesia que dice que Dios es amor. Concluyen sentencia que imponen: “No pueden recibir aprobación en ningún caso”. En supuesto paternalismo “magnánimo y actualizado acorde a las ciencias”, dicen que “no eligen su condición homosexual” que es para ellos “una auténtica prueba”. Y acogerlos “con respeto, COMPASIÓN y delicadeza” (la mayúscula es mía: ¿quién es digno de compasión?) evitarles “todo signo de discriminación injusta” ¿Pero de hecho, no los están discriminando de otras maneras???

 

En un futuro la Iglesia reconocerá y bendecirá también los matrimonios homosexuales y hasta los hijos adoptados por parejas del mismo sexo (ya muchas lo hacen) y esperemos que no se opongan a los avances del momento; pero también hoy están escribiendo la historia, como digo, para bien o para mal… ¿silenciarán este número de hoy, como silencian los desmanes que ha cometido durante milenios? En la historia queda. Es tristemente cierto que en el proceso revolucionario cubano, como bien dice Márquez y hoy se reconoce, se han cometido atropellos y como digo yo, horrores en vez de errores; pero en primer lugar hoy, por desagravio, por imagen o por lo que sea, el 17 de mayo fue una jornada enaltecedora, justa, urgente, que debe llegar no sólo para quedarse, sino para desarrollarse y lo que exige ahora es mayor autenticidad y sistematización; y en segundo lugar, ni con mucho estos desmanes se igualan a los cometidos en nombre de Cristo durante milenios, y con actitudes como estas, renuente a respetar el papel que todos tenemos en la sociedad (y no sólo los beatos e hipócritas, cuya identidad radica justo en irrespetar a los demás) se siguen cometiendo.

 

Es lamentable que los cristianos, que al igual que otros religiosos, han sido compañeros de infortunio de los homosexuales en no pocas persecuciones, y de pronto pretendan nuevamente esos aires de superioridad basándose en algo tan ridículo como con quién se hace o no el sexo; en diversas ocasiones ha sido necesario apoyarlos de diversas maneras al ser discriminados por motivos religiosos; y se volvería a hacer siempre que se cometan tamañas injusticias, pero no para que degeneren en agresores contra nadie por ninguna razón, ni de credo, ni de sexualidad, ni de nada. Si no fuera por todo el daño que hacen, queremos pensar que inconcientemente, por desconocimiento (sin embargo, conocimientos tienen, aunque tal vez sus discursos hagan pensar lo contrario) o por mala fe (imperdonable en un cristiano, pero otra de sus lamentables tradiciones harto demostradas) podría decirse, Señor, perdónalos… que no saben lo que dicen… y hacen.

 

Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
vely175@cubarte.cult.cu

 

En Letras-Uruguay ingresado el presente trabajo el día 16 de mayo de 2013


Autorizado  por el autor, al cual agradecemos.

 

 

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