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De Pueblo Nuevo a Caimito y de Caimito a Pueblo Nuevo
por Dr. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
vely175@cubarte.cult.cu

 
 
 
 

(Cubarte).- Caimito es uno de los 19 municipios que componen la provincia La Habana desde 1976, cuando esta fue constituida según la división político-administrativa vigente, y como suele suceder, se le designó el nombre de la que quedaba como su cabecera municipal: Caimito, la más importante de las poblaciones incluidas, compuestas todas y cada una, a su vez, como también es común y ya veremos en estas cuartillas, por diversas comunidades. Es un municipio con costa al norte, rodeado el resto por otros municipios de la misma provincia: es el segundo (después de Bauta) en el camino de la Ciudad de La Habana hacia el oeste, y para llegar a la provincia de Pinar del Río colinda por el norte con Mariel, por el centro con Guanajay (que no basta para llegar a tierras pinareñas, pues su frontera sur y occidental la cubre Artemisa en su totalidad, y la norteña, Mariel) y por el sur, con Artemisa. Al sur municipal se extiende Alquízar, y al sureste San Antonio de los Baños, entre Alquízar y Bauta.

El municipio Caimito consta a su vez de cinco concejos populares: Costa Norte es el que separa al concejo Caimito de la costa, a cuyo sureste se extiende el concejo Ceiba y al suroeste, Pueblo Nuevo de Ceiba, y el extremo sur municipal es el concejo Vereda; por tanto, en el centro norte (impronta costera y de tránsito) se ubica la población más importante: la cabecera municipal homónima en que se centrarán estas cuartillas. Y como es ley en las poblaciones y ya se había anunciado, esta cabecera municipal (como muchos llaman, “el casco urbano”) es el resultado de la interacción de diversas comunidades. Una de ellas, Pueblo Nuevo, nos permitirá recrear un ejemplo de identidad patrimonial para todo el resto de Caimito, lo cual será válido para extenderse a otras poblaciones de similares características en el resto del país, siempre casuísticamente.

Pero antes es importante reconocer que esta cabecera municipal no es, sin embargo, la más antigua del municipio: al margen de los precolombinos (fundamentalmente, pre-agroalfareros) y ya en el proceso de conquista y colonización española, de los hatos desde 1559 y la tala de árboles, tabaco, ganadería y primeros ingenios azucareros, de 1712 se refiere Banes entre sus primeros asentamientos poblacionales, y de 1763, San Cristo del Buen Suceso, hoy Ceiba del Agua. De 1771 es el gobierno de Nuevas Filipinas, luego provincia Pinar del Río, básico para estas como otras comunidades al oeste de la Ciudad de La Habana, por su función de comunicación con la capital, lo que explica estas poblaciones relativamente tardías, y porque la historia político-administrativas de estas comunidades se identifica por considerarse pinareñas en unos momentos, y habaneras en otros, al margen de los cambios más locales. También de 1771 es la capitanía pedánea de San Pedro, de la que dependían los partidos de Vereda y Ceiba del Agua. De 1787 es San Francisco de Asís del Guayabal, y en 1802 se funda oficialmente Vereda Nueva, con antecedentes en 1795.

Sólo después surge la que sería la población local más importante de todo el actual municipio, su actual cabecera municipal, Caimito. Se imprecisa la fecha, pues se sabe que antes de que en 1820 los españoles levantaran la iglesia parroquial de Nuestra Señora de la Caridad que hoy los caimitenses llaman “del parque”, ya habitaban en este terreno (muy cerca de una de las elevaciones de la Cordillera de Anafe) algunas personas, reconocidos por el imaginario local como los más antiguos habitantes del corral de Caimito, donde en 1820 apareció un pequeño pueblo con este nombre, derivado de un rancho en las cercanías del camino real que fungía como posada para los conductores de arrias (nótese la importancia del valor de estas comunidades en la transportación entre otros puntos) y frente al cual se erigía un árbol del fruto así llamado: caimito, al que el corral debía su nombre.

Eran muy pocas personas, y sólo crece como producto de la criminal reconcentración con que el capitán general de la Isla Valeriano Weyler trató de impedir el apoyo a los independentistas (1896-1897), cuando al regresar, ex esclavos y descendientes de esclavos, campesinos y finqueros pobres, algunos canarios y yucatecos que habían vivido en las inmediaciones y habían perdido todo, se asientan tras la Iglesia referida. Sólo entonces, al definirse como “nuevo asentamiento” dentro de aquel Caimito, son auto reconocidos y reconocidos como Pueblo Nuevo y surge este topónimo, la comunidad más antigua dentro del casco urbano de Caimito, en la que antaño predominaron negros y mestizos (no así en la actualidad) tabacaleros que recreaban sus oriundas culturas africanas siempre en transculturación con las restantes etnias, y que toda la comunidad ha hecho suyas.

De este germen, nació y se desarrolló el resto del hoy casco urbano o cabecera municipal Caimito, con sus otros barrios: El Reparto, Cayaguasal, La Cuchilla, Hindaya, El Entronque y otros que lo integran, cada uno con su identidad y valores, que alcanzan a todo Caimito, tales como la Quema del Año Viejo, para el que varios días antes de cada 31 de diciembre, la mayoría de las casas se pintan y embellecen con árboles de Navidad, guirnaldas de colores, flores de pascua, carteles con frases alegres y otros motivos; la mañana del 31, la familia, vecinos y amigos que juntos festejarán, comienzan a confeccionar el muñeco o maniquí, rellenando un pantalón y una camisa viejos con hierba, trapos y/o papeles, le pintan los ojos, orejas, boca y demás, y le colocan tabacos, carteles, sombreros, guantes, zapatos, corbatas y otros objetos, según gustos e iniciativas de cada familia; lo colocan en un lugar visible, en la calle o en el portal de las casas, y a partir de ese momento, la fiesta gira en su entorno.

A la medianoche con las campanadas del reloj, todos se abrazan, se saludan y besan, se brinda por el nuevo año y se le da fuego al muñeco, que representa el año viejo que concluye, casi siempre en medio de la calle o cualquier lugar fuera de la casa. Mientras se quema, continúan bailando alrededor y brindando por la salud y felicidad de todos. Luego, por las calles principales del pueblo, aparece un personaje singular vestido de rojo con el pelo blanco y enmarañado sonando una campana; camina encorvado como un anciano, y se despide de todos, con aire cansado; al pasar por los distintos barrios del casco urbano de Caimito la gran mayoría lo sigue, y se van sumando más para caminar todos unidos, deseando feliz año nuevo a todos los que se tropiezan, festejos que duran hasta el amanecer, y continúa el pueblo iluminándose con las fogatas de los diferentes “Años Viejos” y entonando cantos de felicidad. Pero aun con este y otros festejos de los diversos barrios, todos le reconocen a Pueblo Nuevo en particular, su identidad alegre y festiva.

Pueblo Nuevo es hoy, dentro de la cabecera municipal, una extensa calle ligeramente curva con cuatro calles que la comunican a la calle Real (hoy llamada Carretera Central, avenida principal de Caimito) y han mejorado las condiciones de sus casas, otrora tan humildes. En el extremo norte de todo el casco urbano (a su vez, en el centro ligeramente norte oriental del concejo Caimito), su norte es el monte (la Cordillera de Anafe), el sur la avenida 41, al este el reparto La Chivería y al oeste, el barrio La Loma; a pesar de ser considerado barrio marginal, también se le ha reconocido tradicionalmente sin delincuencia y con pocos analfabetos: todas las mujeres sabían leer y escribir y todos los niños iban a la escuela, debido a los grandes esfuerzos que para ello hacían sus padres antes de la Revolución.

Por la Tesis para la Licenciatura en Estudios Socioculturales que en la Universidad Agraria de La Habana prepara Yency Maricel Martín Álvarez, La Fiesta de Pueblo Nuevo en Caimito (2008), probablemente la primera monografía sobre esta comunidad, sabemos que de los 252 habitantes (111 del sexo masculino y 141 del femenino) que hoy tiene el barrio (Martín Álvarez, 2008:50-51) sólo el 27.9 % no son nativos, sino que han inmigrado casi todos por matrimonio y algunos por mudanzas y asignaciones de casa, pero viven aquí hace no menos de doce años, y la mayoría, de dos a cuatro décadas, y demuestran igualmente su gran sentimiento de pertenencia a Pueblo Nuevo y su identidad festiva. Predomina el nivel escolar medio, y casi la mitad tienen entre 30 y 59 años de edad. Pero de mucho más sobre la identidad cultural de este barrio y el trabajo comunitario en el mismo, nos advierte Martín Álvarez... motivo para otro artículo.

 

Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
vely175@cubarte.cult.cu

Publicado, originalmente, en el Portal Cubarte  http://www.cubarte.cult.cu/ , 14 de agosto 2008

 

En Letras-Uruguay ingresado el presente trabajo el día 22 de abril de 2013


Autorizado  por el autor, al cual agradecemos.

 

 

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