Amigos protectores de Letras-Uruguay

 

Si quiere apoyar a Letras- Uruguay, done por PayPal, gracias!!

 
 
 

Apuntes para un Estudio de la Transculturación Asturias -Cuba
Lic. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez y Lic. Jorge Manuel Perera Fernández
Equipo de Investigaciones de la Sociedad Asturiana Naturales de Unión El Franco
vely175@cubarte.cult.cu

 
 

1era. Mención Nacional en género Ensayo del Concurso Literario por la Fundación de la Villa de San Cristóbal de la Habana de la Fundación Alejo Carpentier, 1994.

· Seleccionado y debatido en el I Coloquio Nacional de Identidad Cultural del Centro de Investigaciones de la Cultura Juan Marinello, 1994.

· Aval de Resultados Introducidos y Aval del Consejo Científico, ambos del Centro de Investigaciones de la Cultura Juan Marinello.

· 1996. Representó a Cuba en el VIII Simposio Internacional sobre el Hecho Folklórico, evento del Conjunto Folklórico Nacional, al que representó en el Simposio de Turismo del Concejo Popular Vedado – Malecón, 1996.

Trabajo antecedente inmediato: Hay un galán desta villa (Couceiro y Perera). 1993. 1era. Mención del Concurso Internacional de Literatura “Jovellanos” de las Federaciones de Sociedades Asturianas y Principado de Asturias, España – Cuba. 1994.

Publicaciones previas de este ensayo:

1996. Aprobada a ser publicado por el Consejo de Redacción de la Revista Proposiciones de la Fundación Pablo Milanés.

1999. Aprobada a ser publicado por el Consejo Editorial de la Revista Revolución y Cultura

2000. Publicado con el título Raíces, paralelismos y transculturación Asturias – Cuba: Invitación al Acercamiento, en Biblioteca Científico – Técnica de la Academia de Ciencias de Cuba, el 26 de abril de 2000 (1era. Edición).

Se ofrece ahora una 2da. Edición (Ampliada)

Trabajo consecuente inmediato: Proyecto Asturias (en torno a la Plaza Principado de Asturias; autores: Couceiro, Perera, Humberto Puello Peña y María Amelia González Braniella, Equipo de Investigaciones de la Sociedad Asturiana Naturales de Unión El Franco. 2do.Premio INFOTUR (Información al Turismo) del Concejo Príncipe del municipio capitalino Plaza de la Revolución, 1994.

Apuntes para un Estudio de la Transculturación Asturias –Cuba (2da. Edición, ampliada).

Este ensayo comienza, como es menester, por partir de los antecedentes al menos inmediatos, básicamente en cuanto a una conceptuación sistémica de cultura que luego nos permitió operacionalizar todas las manifestaciones aquí explicitas en su proceso vivo de transculturación,[1] así como en los estudios que han permitido ubicar dentro de la tan rica diversidad de culturas que confluyen hacia la cubanía, e incluso dentro de las culturas hispanas, precisar el papel exacto de la cultura asturiana en retroalimentación con lo cubano en su proceso de conformación (esto es, tanto de la diversidad de comunidades y valores asturianos hacia la diversidad de comunidades cubanas, y viceversa) sentando así las bases metodológicas necesarias para otros estudios similares con las restantes hispanidades (todas y cada una con sus propias identidades bien distintivas y de altos valores patrimoniales), y con otras etnias del resto del mundo. 

No es solo la base hispano-africana la que determina nuestra cultura nacional y nuestra identidad como pueblo, sino también nuestra pertenencia reconocida a la cultura occidental,[2] más allá, podemos agregar las especificidades que de todo el orbe –por ejemplo, Asia- se insertan en la cubanía alcanzado el sello de lo imborrable, en tanto otros múltiples estudios profundizan en el sinnúmero de influencias que directa o indirectamente nos determinan, incluso por localidades dentro del país, que tampoco resulta tan homogéneo, ni mucho menos.[3] Florece en tales análisis la presencia en mayor o menor grado de los más recónditos pueblos de Europa, de toda la América, del Caribe en particular, de Oceanía, de las más lejanas sociedades asiáticas…

No olvidemos por una parte, que en especial el siglo XX vive una época de internacionalización de la cultura, donde el cine, la radio, la televisión y otros medios de difusión masiva, desempeñan un papel protagónico; pero por otra parte, a la transculturación consecuente y que a su vez origina la llamada cubanía, relativa a cada momento histórico,[4] hay que agregar que simultáneamente, los diferentes grupos africanos importados a Cuba como mercancía esclava llegaron también transculturados de su propio continente. Otro tanto ocurrió –y sigue ocurriendo- con los más disímiles grupos hispanos, sobre todo si recordamos el carácter multinacional que desde su nacimiento, conformó el estado español. Así pues, el proceso de transculturación que se da en Cuba para originar algo nuevo y distintivo, no es sobre la base de lo que pudiéramos concebir como culturas “puras” en obsoleta abstracción, sino sobre la base de complejas transculturaciones. Añadamos a todo ello los últimos aportes de la Academia de Ciencias de Cuba sobre la vigencia de los distintos grupos amerindios en Cuba, en la cultura cubana contemporánea.[5]

Todo lo anterior abre un sinfín de complejos horizontes para investigar cada uno de ellos, a fin de conocer y estimular mejor mediante el estudio científico, los elementos identificativos de la cultura cubana, aquella que nos integra; a las motivaciones personales de nuestros ancestros se agregan pues razones científicas del nivel de desarrollo alcanzado por las investigaciones, causas nacionales o como necesidad de nuestra identidad como pueblo. Y de aquí que escojamos para este estudio una de las diversas nacionalidades hispanas que convergen a y con la cubanía: Asturias, del aún más polémico norte español, toda vez que los elementos hispanos que han fijado la identidad cubana han sido señalados sobre todo en el sur ibérico.

Sin más pretensiones, solo pretendemos invitar a un monográfico más profundo en cuanto a raíces y paralelismos entre la cultura asturiana y la cultura cubana y, en particular, en determinadas regiones de Cuba y en la capital sobre todo. Llega un momento en que resulta sumamente difícil determinar cuáles elementos paralelos en ambas culturas implican la importación de la una a la otra –téngase en cuenta el carácter interrelacionador de la transculturación, que históricamente se demuestra en el caso concreto que estudiamos- o simplemente, coinciden en paralelo, y cuáles raíces han perdido continuidad y vigencia relativa explícita en su cultura de origen. Aflorarán además, como ocurriría en cualquier otra región hispana, los elementos de transculturación de Asturias con el resto de España –sobre todo el norte aledaño- y con otros países, tal y como conocemos en Cuba.

Todo ello complementa el objetivo central de raíces y paralelismos cubano-asturianos que delimitan y concretan la hispanidad de nuestra cultura.

BASES HISTÓRICAS GENERALES A LA TRANSCULTURACIÓN ASTURIAS-CUBA.

Sabemos que en Cuba, a la llegada española, ya había 10 milenios de diversos grupos de amerindios. En Asturias, ya sus más primitivos habitantes –los astures- vivían desde el Eneolítico y ocuparían los castros, que luego languidecerían o serían destruidos por Roma en la cultorromanización. Ya en la Edad Media los vaqueiros de alzada, antes pastores trashumantes, se consideran posibles descendientes de los astures marginados por los romanos.

Pero Roma ha confluido como toda una poderosa raíz determinante en Asturias: entre otras muchas cosas como la lengua, se introduce el vino que se populariza durante la Edad Media realmente con los monasterios; cultivo de la sidra (y partes del manzano) que tanto gustaría en Cuba sin llegar a cultivarse, y que permite a los asturianos ufanarse de producir la mejor sidra de todas las zonas nórdicas. También con Roma entra el culto a las ninfas, llamadas Xanas en Asturias, y ya desde entonces prolifera una artesanía en madera de tradición milenaria con decoración geométrica –ruedas, animales, hojas y ramas estilizadas- y en calzado, puertas, arcas, cunas, platos, cucharas, etc. Y por la misma vía romana llegan raíces múltiples griegas; tal es el caso de la gaita y rabel (violín de los pastores), al que se le sugiere origen celta pero más bien parece de los pastores del dintorno mediterráneo, pues ya estaba en el mundo griego clásico. Vale añadir que también en los inicios de nuestra era, amén de los astures, los romanos hallaron en el norte de España los cántabros y los vascones.

En el año 711 los supervivientes del desastre de Guadalete cuando los musulmanes invadieron la península ibérica por su costa sureña, se refugian en las montañas de Asturias, alejándose hacia las áreas norteñas, y en el 714 junto a los indígenas, eligen a Pelayo como príncipe, quien será proclamado Rey al vencer a los musulmanes en la batalla de Covadonga en el año 722, y establece su residencia en Cangas de Onís, uno de los concejos asturianos. En el 737 le sucede en el gobierno su hijo Favila, quien muere por un oso en el 739 y comienza su reinado Alfonso I. Se efectuaría así la colonización asturiana en la zona norte de Duero, región completamente despoblada, y ya en el año 740 se considera la posible fundación del monasterio de Santa María de Covadonga, que hasta hoy ha identificado a los asturianos como su santa patrona nacional…. Germinaba así segura la identidad cultural asturiana, a partir de la transculturación de raíces ya señaladas.

Se producirá ya hacia fines de la Lucha de la Reconquista Española de los territorios ocupados por los árabes, y la formación un tanto artificial por nupcias reales y tratados de gobiernos del naciente Estado español, paralelamente, al descubrimiento para ellos de lo que llamarían “el Nuevo Mundo” y que en realidad, ya acunaba ancestrales y milenarias civilizaciones. En Cuba la última inmigración de estos grupos eran agro-alfareros, comúnmente llamados taínos, y constituían uno de los grupos amerindios más avanzados luego de los incas, aztecas y mayas, pues entonces transitaban el estadío final de la comunidad primitiva.[6]

Tanto el descubrimiento del continente americano como los viajes que antaño se alentaron ante el potencial de riquezas novedades, partían efectivamente de los puertos sureños españoles, en tanto ello determinó efectivamente, una buena mayoría de sur-hispanos que de forma casi absoluta, constituyen por un considerable período el más importante grupo que de España nos llega.[7] Agreguemos que en la época las comunicaciones eran mucho más difíciles, razón por la cual el acceso a enrolarse en estos viajes –nada fácil en el incierto y a duras penas, poco promocionado primer viaje- era notoriamente mayor para los sureños de España, donde por otra parte, la influencia cultural árabe alcanzaba en la península el mayor nivel. A esta influencia musulmana debemos sumar como elemento indispensable por vía cristiana, la herencia hebrea que desde las raíces grecolatinas llegaba a toda la España cristianizada, y que perseguidos por la Santa Inquisición se traducen en hebreos cristianizados o convertidos, y en criptojudíos; otro tanto ocurriría con la transculturación árabe-cristiana que imperó sobre todo en el sur, mediante los mozárabes y los mudéjares. Finalmente, recordemos la extracción social de quienes inmigraban a América, particularmente en el grupo pionero, donde se imponían los marginados  e incluso desclasados, y que portaban al Nuevo Mundo sus hábitos y modos de vida; así, la misma arquitectura popular española de antaño fue la que ellos mismos iniciaran en nuestro continente con carácter de elite, enriquecidos de la noche a la mañana, si bien a otros –como el propio genovés Cristóbal Colón, representante de intereses bien distintos y de un lenguaje renacentista ajeno al medio importado y que indicaba la vanguardia europea de entonces-, les costaría la envidia y hasta la cárcel.

Entre los siglos XVI y XVIII hay muy pocos esclavos en Asturias traídos desde América a Andalucía, y que no tardaban en adquirir su libertad casi siempre por manumisión natural por parte del dueño, excepto por ejemplo la mulata o negra Lucía traída de América –no se especifica el lugar de América pero muy presumiblemente haya sido del Caribe y sobre todo, Cuba o Santo Domingo- por un tal Barcio, quien la vendió al marqués de Camposagrado –José Manuel Bernaldo de Quirós- quien al fin la manumitió legalmente en 1757 y le daría su apellido; ella luego se casó y estableció familia como rama adoptiva de los Bernaldo de Quirós con ascendencia africana y americana. Recuérdese que Cuba fue el principal contacto de Asturias en América con México y Argentina, y de todos ellos –sobre todo entonces- era Cuba el que contaba con la importación de africanos como mano de obra esclava, en mayor medida. Lucía llegó a ser muy popular en Oviedo por su piedad y caridad, y es el último esclavo conocido que fue emancipado en Asturias, en pleno siglo XVIII.

Es justo en el siglo XVIII la época de las ordenanzas en Asturias, que regulan las erías –terrenos comunales-; es también época difícil. En 1741, una gran escasez de víveres llenó de hambre a todo el principado de Asturias. Salta desde este rincón norteño a la arena política de todo el reino de España, una figura que casi deviene símbolo nacional asturiano: Gaspar Melchor de Jovellanos (1744-1811), natural de Gijón, una de las principales ciudades de Asturias, y que llega a simbolizar las cimas de la Ilustración en España, con todo el avance que la misma pudo representar. Es desde entonces que se señala la fuerza de la inmigración asturiana a América y en particular, a La Habana. No obstante, veremos más adelante por qué subrayábamos el casi al referirnos a la absoluta composición sureña de España entre los primeros inmigrantes a América, y citaremos nombres de relevantes asturianos que en los mismos albores del siglo XVI, ya andaban por nuestras costas. Incluso el propio hermano de Gaspar Melchor de Jovellanos, Francisco de Paula de Jovellanos (1740-1798), realizó en 1768 varias misiones profesionales como guardia marina en Cuba, Veracruz y Río de La Plata;[8] hacía pocos años había estudiado guardia marina en Cádiz con su otro hermano Alonso, en 1779 realiza su más importante hazaña como tal; salva el correo español Tucumán al regresar como pasajero del mismo a España y ser atacado por un buque corsario inglés, en aguas de Galicia. Sin más defensa que un cañón menor, escasez de municiones y sin artilleros, asumió personalmente tan difícil empresa y se batió en retirada para refugiarse en el puerto de Corcubián, donde recibió gran acogida del pueblo y recompensas oficiales. Con la categoría de Capitán de Fragata, integraría la plantilla de profesores de guardia marina en El Ferrol. Poco después solicita y obtiene el retiro para volver a vivir en Gijón, con el cargo de Alférez Mayor. En 1794, al fundarse el Real Instituto Asturiano de Náutica y Mineralogía por su propio hermano Gaspar Melchor –en breve conocido como el Instituto Jovellanos- en Gijón, sería Francisco de Paula el primer director, y cedería una casa propia para instalar el Centro e incluso, se encargó de explicar Matemáticas. He aquí una de las personalidades asturianas de relieve que en algún momento de su vida se relacionaron directamente con Cuba. Pero no la primera, ni muchos menos la única, como luego veremos (ver Anexo)

En 1765, por Real Orden de la Corona Española, se establece la libertad de comercio entre los puertos españoles y de América, y queda incluido el puerto de Gijón. Esto justifica en buena medida el considerable aumento de asturianos en la inmigración a América desde las últimas décadas del siglo XVIII. También en la primera mitad del siglo XIX se destaca José García San Miguel, alcalde y diputado provincial que ordenó la construcción de numerosos buques que cubrieron el trayecto Avilés-La Habana, ensanchando así las relaciones mercantiles con Cuba. Cuando Amadeo de Saboya entra en España, le concede el título de primer marqués de Teverga, dado el apoyo que le había prestado su hijo Julián García San Miguel y Zaldúa, a quien hizo gentilhombre de cámara. El Ayuntamiento de Avilés dio el nombre de José García de San Miguel a una calle de la villa, y queda aquí otra de las importantes figuras asturianas relacionadas directamente con Cuba, y en este caso particular, con la potencialidad en el movimiento migratorio y la consecuente transculturación. Es esta la época del apogeo de la inmigración asturiana a Cuba.

La emigración de Asturias parte sobre todo de las áreas orientales y occidentales asturianas, eminentemente agrícolas y ganaderas por larguísima tradición y también las más pobres, hacia el centro asturiano, fundamentalmente urbano e industrializado con Oviedo como capital, Gijón, Avilés y Mieres, y hacia América hispana, que dominarán hasta bien entrado el siglo XX, con repercusiones así por la influencia del llamado “indiano” o “americano” en el área agraria astur, cuando retornaban. Ya desde el siglo XVIII pero sobre todo en el XIX, nacía la industria siderometalúrgica a partir de la minería del carbón, impulsada por el propio Gaspar M. de Jovellanos.

El propio Jovellanos en sus celebres Cartas a Ponz,[9] refiere en época tan temprana intensísimas corrientes de migración desde Asturias y de Galicia –no obstante siempre se mantuvieron entre las regiones más pobladas de España- en busca de mayor fortuna, hacia América, Madrid, Sevilla y Cádiz. En la casi totalidad de esta emigración forzosa ante las penurias económicas, eran varones solteros, por lo que en las nuevas tierras los enlaces matrimoniales echaban simientes de todo tipo; la voz paisano llega a considerarse voz provincial de Asturias referente a la persona que anda siempre en el campo.[10] Sin embargo, por la emigración en específico a La Habana, se inspira el poema de Alfonso Carmín La novia del emigrante, sobre una joven que queda solterona y enferma el alma cuando su novio emigrante muere de enfermedades en La Habana, y de “amarguras”.[11]

Aún avanzado el siglo XX se cantaba la canción:

“Somos los marinos

del bergantín Habana,

que salimos mañana

para Ultramar…”

Cuba se considera quizás la más importante relación con Asturias fuera de las fronteras peninsulares y aun dentro de ellas, pues por muchos años incluso hubo más relación con Cuba que con la mayoría de las provincias españolas. Ello no demerita en lo absoluto el nivel de transculturación Asturias-resto de España, y su integración e interrelación en una supuesta cultura integrada de lo “nacional español”, entendida en fin como complejo sistema de transculturaciones internas. Así por ejemplo, tienen la rima y métrica del clásico romance –La Danza Prima, en Asturias- y también canciones populares con melismas melódicos que las emparentan con el cante jondo, quizás de origen mozárabe, que se supone importado desde el sur durante los siglos IX y X, cuando los califas cordobeses perseguían a los cristianos que emigraban al norte. Ya por esta vía podemos comenzar a establecer paralelismos con la cultura cubana de hipotética raíz en el sur español, en ambos casos.

Pero más nivel de transculturación podemos hallar lógicamente con los restantes territorios del norte costero español y aquellos otros que limitan con la frontera sur-asturiana, por obvias razones geográficas e históricas, en las que la sociedad se desenvuelve. Así por ejemplo, hallamos en Mieres la Parroquia de San Pelayo de Gallegos. También en múltiples ejemplos lingüísticos, el bable, como lengua astur, transcultura con el castellano impuesto como idioma nacional hacia el español.

Con Cuba, mutuas influencias económicas, familiares, culturales de todo tipo, muy profundas además, afloran en un estudio especializado. Ya a inicios del siglo XIX se enfatiza una gran inmigración asturiana en Cuba, aunque su gran volumen fue a mediados del siglo XIX; desde entonces y hasta 1920, se mantuvo este ritmo, y el asturiano fue el grupo humano peninsular más nutrido y económicamente poderoso de Cuba; incluso durante los primeros cuatro lustros del siglo XX llegan a Cuba unos 400,000 asturianos, gran parte de los cuales dejaron en Cuba muchos hijos.

Buena fe del papel del asturiano en el teatro cubano (y por esta vía, en el resto de nuestra sociedad) del siglo XIX, nos ofrece Rine Leal (La Selva Oscura: de los bufos a la neocolonia. Editorial Arte y Literatura. Ciudad de La Habana, 1982) al citar durante las guerras de independencia, la Virgen de la Covadonga como uno de los más esgrimidos símbolos de pro-colonialismo, identificando a toda España (p.69), y entre otras obras pro-colonialistas: El gorrión; y Pelayo, de Luis Martínez Casado (p.72); El gorrión voluntario, y Los voluntarios asturianos o Antes España que nada (p.73) esta última del asturiano Marcos Martínez (1870, p.131) En cuanto a El gorrión (p.119) recrea aquel triste episodio de gorriones (representativos de España, tan comunes en Asturias) contra las bijiritas (identificadas como Cuba) valientes sin poder vivir en cautiverio, y hubo hasta una danza de Francisco Valdés Ramírez con ese título; por no remitirnos al juicio contra el gato acusado de matar un gorrión con toda la parafernalia consecuente, felino que solo pudo ser salvado demostrando sus sentimientos fieles a la Corona española (¿?)

No por azar el teatro Albisu lo construyen en un costado del Centro Asturiano al final de la calle Obispo: inició en 1868 entusiasmado con las utilidades de los bufos aunque ya al abrir en 1870 acoge ópera italiana dada la guerra y el exilio de los bufos (p.78). De 1870 es Desde niños por la patria, del asturiano Manuel Martínez Otero, a beneficio de los voluntarios asturianos (p.124-125); en Por justicia o por las armas (1870) de Manuel Calvo, un asturiano se alista para olvidar un amor no correspondido por un amigo “traidor”… por supuesto, insurrecto (p.128) y Pelayo en Covadonga (1876) de Fernando G. Moreno Solano, está entre las obras que remedan los orgullos hispanos (p.145; durante todas estas décadas, Pelayo es de los héroes históricos hispanos ensalzados por el pro-colonialismo y buscando unir en Cuba todas las hispanidades contra la independencia cubana, p.297 y 300); del pro-colonialista sevillano Antonio Enrique de Zafra en 1879 la zarzuelita Por España y su bandera, donde son asturianos quienes sellan la unión entre voluntarios y soldados (p.126). Laureano Suárez, “el asturianito”, integraba el cuarteto de guaracheros en los bufos Caricatos de 1879, y siguió en el cuarteto de guaracheros de Miguel Salas de 1880 (p.167 y 173) El doctor Zarragoy (1884) de Juan Villarraza, es una zarzuela que incluye coros bailables de asturianos y otras etnias hispanas entre otras europeas (p. 294). Hubo incluso obras escritas en asturiano: Manín el huérfanu, 1884, y La Vaca Pinta, 1890, de Perfecto F. Usatorre (p.303).  

Y continúa Leal nutriéndonos con el papel del asturiano en el teatro y la sociedad cubana decimonónica: en Las Reformas de Laura o El Marqués de Chiviría, del español Francisco Iracheta y Mascort (1893) que fue suspendida y editada por reformista y autonomista, un asturiano está entre los españoles honrados que luchan contra “los barrigones” colonialistas (p.334-335); en la obra Del infierno a la gloria (1897, del matancero Alfredo Piloto) España se arrodilla ante la Virgen de la Covadonga que al finalizar la guerra, de forma muy oportunista se cambia por Cuba ante la Virgen de la Caridad del Cobre (p.340-341). Aún en mayo 1901, es a Asturias a donde va José López Falcó “Pirolo” a reponerse y regresa en octubre (p.461), aunque muere el 5 de abril de 1902, hermano de Regino López, al que llamaban “el hermano del otro”; pilares del Alhambra, Villoch ensalzaba su gracia natural y vis cómica. Nacido en Madrid pero criado en Asturias, inició como tabaquero y llegó a ser el más cotizado y aplaudido de los actores (p.466) Regino como “buen asturiano” (p.321) era pro-colonialista. Y Xuanón enamorado (1900, obra del matancero Federico Villoch y Álvarez, n. Ceiba Mocha, 1868) aporta un personaje que pronto devino típico: el asturiano tímido y bruto engañado por la mulata y su amante, aunque triunfe o armonice al final (p.470)

Ya el 16 de mayo de 1886 se había fundado el Centro Asturiano de La Habana; su primer presidente fue Diego González del Valle, y en 1887 adquieren el edificio que ocupaba hasta entonces el Casino Español, al lado del teatro Albisu; de donde deriva un pleito que llega hasta el Tribunal Supremo de España, quien definitivamente falló a favor del Centro en enero de 1891. Los asturianos despuntaban frente a los restantes grupos hispanos, e incluso se les imponían económicamente, cambiando así la balanza en la correlación y en la propia imagen. Era difícil aceptar que incluso ahora pudieran adquirir el otrora Casino Español, pero este Centro Asturiano halla antecedentes ya en la Sociedad Asturiana de Beneficencia, constituida el 8 de septiembre de 1877 en la ciudad de La Habana.[12] Téngase en cuenta que aun en el siglo XVIII, se ha estimado que de Asturias, solamente procedía solamente el 0,57 % de los inmigrantes hispanos, copados eminentemente por canarios en un 45,71 %, y andaluces en un 23,62 % -ambos territorios sureños de España e incluso, las Islas Canarias en ultramar.[13]

En 1895, el Centro Asturiano compran a Leonor Herrera algunos terrenos en El Cerro (territorio donde alcanzan particular fuerza de asentamiento en la capital) para la Quinta Covadonga, que llegó a ser el enclave de las instalaciones médico-quirúrgicas de tal entidad, clasificado como una de las más importantes de Hispanoamérica y que llegó a contar con más de 200 médicos en su cuadro profesional.[14] En 1896 le colocan la primera piedra a aquella Quinta, y nombran a Manuel Bango como primer Director; pronto caerían bajo la difícil situación provocada por la última guerra independentista del pueblo cubano, la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, y la subsiguiente independencia de Cuba, superando esta crisis ya bajo la presidencia de Ramón Argüelles, marqués de Argüelles. En 1914 adquieren el teatro Albisu y el local de la Asociación de Dependientes, pasando como propiedad del Centro toda la manzana de casas. El nuevo edificio se inaugura el 20 de noviembre de 1927, y contaba con todos los servicios necesarios. Entre sus labores, destacan las del plantel Jovellanos, con diferentes clases de enseñanza; una biblioteca establemente nutrida, y una importante tarea de difusión cultural, deportiva y folklórica. Los hospitales ya popularmente conocidos como La Covadonga y La Dependiente, estaban señaladas como los más relevantes hospitales capitalinos.

La mayor emigración de Asturias a América fue hacia Cuba –tradicional puente entre España y América desde la misma fecha del descubrimiento, dada su posición geográfica como “llave del Golfo”-, Méjico y Buenos Aires; en estos lugares, los asturianos lograban crear capitales pequeños y medianos con los que compraron fincas, fundaron negocios o ampliaron los existentes; clase que en España en general –y en Asturias en particular- fue denominada como los “indianos” o “americanos”, y que fomentó hacia Asturias a partir de estas posiciones, una obra de utilidades públicas como escuelas, hospitales, iglesias, etc. según se reconoce, más generosamente aún que los capitales que no habían salido de España. Este “indiano” llegó a ser personaje tipo en la cultura española de entonces.[15] Algunos “indianos” llegan a ascender al gran capitalismo, obtienen títulos de nobleza, ejercen el nacionalismo y suelen unirse por matrimonios con las familias aristócratas locales en las que se llamó “enlaces de blasones y talagas”. Una numerosa documentación y estadísticas lo refleja, e incluso abundan referencias literarias en las obras de Clarín, Palacio Valdés y casi todos los escritores costumbristas asturianos.

En Cuba, los asturianos contaron con el comercio y las pequeñas industrias como principales actividades. Entre fines del siglo XIX e inicios del XX, era rara la organización mercantil cubana que no hubiera sido fundada o no tuviera algún socio o elemento asturiano. Y ya desde el siglo XIX tenían un espacio en la vida social cubana: en 1871 aparece en Matanzas El Eco de Covadonga, periódico dedicado a la colonia asturiana en Cuba; con este mismo nombre aparecerá en 1872 otro periódico en Cárdenas; y en 1882, en La Habana, lo funda igualmente Carlos Ciaño, hermano político de Nicolás Rivero, quien fue director y propietario por años del tristemente célebre Diario de la Marina. En 1887 aparece en La Habana otro periódico mensual de la colonia asturiana, esta vez llamado El Eco de Asturias

Y durante las guerras bélicas cubanas por la independencia, los asturianos también se hicieron sentir en muy diversas formas y grados. Así pues, entre 1870 y 1896, la Universidad y los estudiantes intervienen activamente en la organización de los dos batallones de voluntarios llamados de Covadongas que Asturias envió a la guerra de Cuba. De esta misma Universidad había emergido el célebre periodista Gonzalo Castañón, considerado mártir de la causa española en Cuba, y en torno a cuya tumba supuestamente profanada se tejió la urdimbre macabra que culminara con el fusilamiento de los siete estudiantes de Medicina el 27 de noviembre de 1871, episodio al que se enrolaría José Martí en época tan temprana mediante su correspondencia con Fermín Valdés Domínguez, sellando su partido por la independencia cubana y contra la injusticia.

Es bueno aclarar que de esta misma Universidad salieron estudiantes como el luego general argentino Manuel Belgrano (1770-1820) que estudiaría allí a fines del siglo XVIII y más tarde iniciaría en Argentina la Revolución de Mayo, gestionaría la independencia en 1814 y crearía la bandera nacional.[16] Pero también los tales Voluntarios de Tarragona constituían un antiquísimo Regimiento resurgido el 5 de noviembre de 1791 como Batallón de Cazadores de Simancas y pasó por diferentes titulaciones con experiencia en la Guerra de Independencia Española en los sitios de Gerona y Zaragoza y diversas luchas en Cataluña. Ya en 1829 reaparece como Regimiento de Infantería Nápoles # 2 y se destaca en Cuba; es en 1850 que se le denomina Número Dos y en 1884, el número tres; habían intervenido contra la independencia de Santo Domingo entre 1863 y 1865, y ahora se distinguirán notablemente en ambas guerras independentistas cubanas, pues se disuelven pero en 1889 se reviven y en su memoria se denominan Regimiento de Infantería Simanca # 4. Así pues, tales Voluntarios a Cuba hallaban raíces en una tradición militar desde la Independencia Española, el carlismo, la Guerra de África y el destronamiento de Isabel II.

Precisamente por la Guerra de Cuba que busca su emancipación de España, esta a su vez necesitaba emanciparse de la tutela extranjera en cuanto a material de guerra y en 1896 decide instalar en la fábrica de armas de Trubia, en Asturias, un horno Siemens de 40 toneladas métricas de capacidad nominal y 54 efectivas, con los que esta fábrica pudo abastecer las más inmediatas urgencias de la artillería y de la Armada Española en general, hasta 1936.

En 1898, tras la Guerra Hispano-Cubano-Norteamericana, muchos y fuertes capitales regresan a Asturias, con lo que se fortalecen las relaciones minero-siderúrgicas y crean otras nuevas de diversas ramas, como las azucareras, por lo que en gran parte es causa del rápido incremento de Gijón en el primer decenio del siglo XX, por esos nuevos capitales, y se llega a hablar de crear un Bolsón o Bolsa oficial de Gijón, que ya implica el desarrollo capitalista de Asturias. También por el Tratado de 1898, el carlismo preparó en España un alzamiento nacional como protesta contra el tratado y contra la entrega de Cuba, Filipinas y Puerto Rico, por lo que se lanzan al monte varias partidas en Cataluña y el norte español; los carlistas asturianos reorganizan su fuerza militar, al frente de la conspiración. Emilio Valenciano, oficial de guerrillas de la guerra anterior, ya entonces era el Comandante y dirigía el diario carlista ovetense Los Libertados.  Pero a Asturias no llegó la orden de echarse al monte.

A un muy polemizable espíritu de patriotismo hay que añadir pues las tradiciones, los cánones sociales establecidos por los que Cuba era parte española de ultramar, los intereses socio-económicos y las campañas propagandísticas en interés de la Corona, en última instancia la gran beneficiada de una posible victoria. Cuba era para España, y para Asturias en particular, una joya única. Como refleja los tres diarios Eco de Covadonga que citábamos fueron todos cubanos; no se dio ninguno otro homónimo ni en el resto de América hispana, ni siquiera en la propia Asturias.

Así pues, como ya vimos reflejado en el teatro colonial cubano, los asturianos fueron los primeros en constituir los batallones de voluntarios españoles cuando las guerras independentistas, cuyo jefe en la escena era generalmente asturiano, como el último de ellos, el célebre Coronel Argüelles (1895-1898); en 1870 y 1896 llegaron de Asturias a Cuba los batallones voluntarios, llamado Virgen de Covadonga, y Gonzalo Castañón, periodista de Mieres, quedó como héroe civil de tales luchas. Hubo también enorme influencia en la vida asturiana, pues con los capitales ganados en Cuba levantaron en Asturias numerosísimas y muy importantes obras de cultura, beneficencia, utilidad pública y ornato como iglesias, escuelas, hospitales, caminos, puentes, fuentes, mejoras de tierras y cultivos, viviendas, urbanización de ciudades, fundación de industrias, concesión de becas, etc.; los capitales repatriados tras 1898 constituyeron una inyección vivificadora muy importante al desarrollo industrial y mercantil asturiano, y por muchos años fueron la más sólida fuente de ingresos de divisas que sirvió para nivelar el déficit de la balanza española de pagos. Las “importaciones invisibles” –lo que los emigrantes enviaban a sus parientes en Asturias- llegó a sumar muchos millones de pesetas al año, durante un siglo, la figura del indiano fue quizás la más popular en el retablo de tipos asturianos, y ya vimos que se les dedicó –no siempre con justicia- muchas páginas, no solo de Clarín y Palacio Valdés, sino también de Pérez de Ayala y otros grandes novelistas y costumbristas en toda la cultura astur del siglo XIX; en su teatro, romancero y cancionero popular, en los diversos cantares y en la poesía –La Radiola, poema de Celso Amieva; A una postal de Cuba, por el ya referido Alfonso Carmín- están llenas de constantes alusiones a Cuba y al indiano. Recuérdese que la América desde el primer cuarto del siglo XIX, había sido limitada a Cuba y Puerto Rico para España.

Por crisis económica y leyes nacionalistas poco después, se produce una grave crisis de las colonias españolas en Cuba, incluso asturianos, durante el quinquenio 1920-1925, por lo que muchos asturianos quedaron sin trabajo y tuvieron que regresar a su Patria; no pocos se enrolaron en las banderas del tercio y ejército español en África. La emigración comenzó a decrecer en 1930 hacia Cuba; poco a poco es cada vez más escasa, y con el triunfo revolucionario de 1959, no solo desaparece absolutamente la emigración asturiana a Cuba, sino que un porciento muy alto de asturianos, regresaron a su tierra.

No obstante, entre 1950 y 1960 el número de asociados al Centro Asturiano sobrepasó los 50,000 miembros. Dentro de la colonia electora asturiana en Cuba, existían partidos que reflejaban las tendencias según la administración de intereses por la colonia asturiana. A pesar de la Guerra Civil de 1936, los centros asturianos de Cuba, al revés de lo que aconteció en otros países, permanecieron perfectamente unidos, dejando en total libertad a sus afiliados para actuar por uno u otro bando pero conservando la unidad regional, ante todo. Aun en los peores momentos, Asturias ocupaba un puesto relevante en la cultura cubana, y así en 1897 se edita en La Habana el Diccionario Geográfico y Estadístico de Asturias, por J. González y Aguirre. También durante la Guerra Civil Española de 1936 sucumbe una parte considerable del clero asturiano, generalmente por muerte violenta, lo que sabemos que implicó también una emigración por persecuciones políticas y hasta religiosas, no solo del clero, sino de diversos sectores asturianos. En los grandes diarios cubanos hubo siempre periodistas asturianos con puestos destacados, y remedamos por aquí el valor que alcanza la prensa como medio de formación cultural; así, nombres como Constantino Suárez, José María Uncel, Gonzalo Castañón, Constantino Cabal, Antonio Ortega, Rafael Suárez Solís, Luis Amado Blanco, Alfonso Carmín y sobre todo los Rivero, toda una dinastía, al frente del Diario de la Marina por medio siglo, primero con Nicolás Rivero y luego su hijo Pepín.

José Veigas Zamora (Escultura en Cuba. Siglo XX. Fundación Caguayo, Editorial Oriente. Santiago de Cuba. 2005) nos demuestra la impronta asturiana también en las artes plásticas cubanas del siglo XX: así por ejemplo, los asturianos Odón y Restituto del Canto, residieron y trabajaron en Cuba, donde dejaron emplazado el Monumento a Del Valle, en el Hospital de la Covadonga en el Cerro capitalino, y el Monumento a Francisco Rodríguez, en Sagua la Grande (Las Villas) el 16 de mayo de 1926 (p.76)

Pero más allá, el Centro Asturiano de La Habana logró ser ocupar espacios de protagonismo en la promoción de nuestros artistas plásticos; valga citar su IV y V Salón Nacional de Pintura, Escultura y Grabado (respectivamente, 4-20 de julio de 1950 y julio-agosto 1951) al nuclear en 1950 figuras como el escultor, grabador y músico habanero Pedro Nolasco Vega Francia (n.1920, p.450-451); el escultor y profesor holguinero Mario Santi García (1911- Tampa, Florida, EUA, 1988, p.408); el escultor, grabador y dibujante habanero Eugenio Rodríguez Rodríguez (1917-1968, P.389-390, que sería Medalla de Oro de la Asociación de Grabadores de Cuba en la de 1951); el escultor, grabador, pintor y profesor habanero Mario Perdigó Casterán (n.1919, luego en EUA, p.331); el escultor, grabador, dibujante y profesor matancero José Felipe Núñez de Villavicencio Booth (1919-La Habana, 1993, p.313-314); el escultor y profesor habanero Ernesto Luis Navarro Betancourt (1904-1975, p.305-306); el escultor y profesor habanero Tony López (n.1918, en Miami desde 1958); y fue premiado el escultor, dibujante y profesor matancero Manuel Rodulfo Tardo (n.1914, en New York, EUA, desde 1963)

En la de 1951, exponen la escultora matancera Raquel Aguirregaviria, que se radicará en el extranjero (p.28); el escultor y profesor pinareño Juan López Conde (luego en EUA); el pintor, escultor, ilustrador, dibujante, grabador, ceramista, diseñador gráfico español radicado en La Habana, Domingo Pío Joaquín María Pascual Ana Ravenet Esquerdo (Domingo Ravenet, Valencia, 1905-Varadero, 1969, p.369-370); el escultor, dibujante, grabador y ceramista español Enrique (Enric) Moret Astruells en La Habana desde 1941 (Valencia, 1910-La Habana, 1985, p.296-297) y en ambas 1950 y 1951, la escultora pinareña Lilia Jilma Madera Valiente (San Cristóbal, 1915-La Habana, 2000, p.259-260) y también en ambas, fue premiado el escultor, dibujante y profesor habanero Alfredo Lozano Peiruga (1913- San Juan de Puerto Rico, 1997, p.255-256)

Un caso particular lo constituye el dibujante, grabador, pintor, ceramista, humorista, diseñador escénico y escultor José Luis Posada Medio, n.10 de febrero de 1929 en Villaviciosa (Asturias)-La Habana, 25 enero 2002. Firmaba Posada y tenía taller en los altos del restaurante El Patio en la Plaza de la Catedral en la Habana Vieja. Residió y trabajó en La Habana y Asturias, reconocido como uno de los artistas más polifacéticos que trabajó en Cuba durante el siglo XX, y de gran calidad toda su obra (Veigas, 2005:345). 

Hasta 1959, los mayores almacenes de La Habana eran de asturianos: “El Encanto”, “Flogar”, “La Época”; y algunas de las industrias más típicamente cubanas con la producción de cigarros, puros y tabacos en general; en 1958, de 2,000 millones de dólares de propiedad española en Cuba, 700 millones eran de asturianos. Entonces, el Centro Asturiano de La Habana, cuyas piedras funcionales habían sido importadas del monte Auseva de Covadonga, llegó a contar con 87,000 miembros; elegir su presidente era todo un acontecimiento nacional, y se recorrían las calles habaneras con pancartas y discursos. La Quinta Covadonga, como su instalación hospitalaria, era uno de los mejores espacios urbanos en la capital. Proliferaban las diversas sociedades asturianas de múltiples concejos, entre ellas Unión de Naturales de El Franco, fundada en 1915.[17]

Ya en 1959 se funda la Federación Nacional Cubana de Sociedades Asturianas, entidad que agrupa a la mayoría de las 64 sociedades asturianas de carácter local existentes en Cuba. Marcelino Albuerne López fue su Presidente fundador, con domicilio social en Paseo del Prado # 208, La Habana. Esta Federación ha desarrollado hasta la actualidad, por medio de todas las sociedades que representa, una activa labor por vincular con la región natal a los comprovincianos que aquí viven. En 1960 el Centro Asturiano es expropiado a la Federación por el Gobierno de Cuba, por lo que pasan a la sede referida en Prado # 208 hasta la actualidad –cuando se plantea recuperar su antigua sede o similar, con una apreciable biblioteca- en la nueva coyuntura socio-política. Entre otras, la Federación engloba a las siguientes sociedades:

1. Concejo de Cudillero.

2. Clube Ribadesella.

3. Unión Gozoniega.

4. Círculo Praosiano.

5. Sociedad Casina de La Habana.

6. Naturales de Concejo de Coaña.

7. Club Gradense.

8. Círculo Ovetense de La Habana.

9. Circulo Avilesino.

10. Naturales de Vegadeo y sus contornos.

11. Naturales del Concejo de Naña.

12. Círculo Salense de La Habana.

13. Unión de Taverga, Proaza y Quirós.

14. Asociación Mutualista de Empleados de la Casa de Salud.

15. Unión Cabranense.

16. Hijos del Concejo de Granda y de Salines.

17. Unión de Naturales de El Franco.

18. Naturales del Concejo de Illaho.

19. Club Hijos de la Parroquia de Labio.

20. Naturales del Concejo de Boal.

21. Club Candemo de La Habana.

22. Unión Club de Allande.

23. Club Belmontino de La Habana.

24. Club Carreño.

25. Club Acebo de Cangas de Naroca.

26. Cangas de Onís, Parres y Anieva.

27. Naturales del Concejo de las Regueras.

28. Club Grandales de La Habana.

29. Club Allerano de La Habana.

30. Unión Club Piloñés.

31. Club Tinatense de La Habana.

32. Agrupación Castropol.

33. Club Collotense.

34. Juventud Asturiana.

35. Club Luarqués de La Habana, Villaviciosa y Colunga.

En 1961 es fundada la Federación Mundial de Sociedades Asturianas con sede central en Oviedo, con la Oficina de América y de Relaciones con los Asuntos del Exterior; a tal Federación se integran 108 centros asturianos radicados en diversos países. Entre ellos, hay 11 sociedades radicadas en distintas regiones de España, 2 de ellas nos interesa nombrar especialmente: el Centro Asturiano de La Habana de Avilés en E. Rabín # 5; y el Centro Asturiano de La Habana de Gijón, en Paseo de Begoña # 22.

ANÁLISIS ECOLÓGICO PARA LA TRANSCULTURACIÓN.

En el caso de la ecología, se impone más hablar de los paralelismos que puedan haber que de las raíces, toda vez que hasta la fecha resulta muy poco probable demostrar elementos mutuos de importación del uno al otro directamente y con origen, sobre todo si recordamos que no fue Asturias la primera región hispana de comunicación con Cuba. Así pues, el mayor punto de coincidencia sean las costas que bañan a Asturias por el norte y que rodean a Cuba, lo que implica un contacto directo con el mar, y todo su universo consecuente; sin embargo, ya al este y al oeste, así como todo el sur asturiano está rodeado de otras regiones españolas, y el mar es más determinante para Cuba que para Asturias. Asimismo, el clima húmedo tropical de Cuba lo diferencia en buena medida del mucho más templado asturiano.  

En consecuencia, del endemismo en flora y fauna no se desarrollan siquiera paralelismos entre Asturias y Cuba. El primer ganado introducido en Asturias fueron las cabras, y luego vacas y cerdos durante la época de los castros; pero ya había cabras y ovejas desde el Eneolítico, mucho antes de iniciar la Edad Media. Quizás de la fauna asturiana, solo han llegado a coincidir en ambos mundos el venado o ciervo, el saltamontes, la tilapia, la oca, el ganso…  el conejo de monte aquí ha adquirido otro sentido más doméstico; también la paloma torcaza y el jilguero, al margen de la introducción en ambos lugares del ganado caballar, burros y asnos, los universales perros y gatos y el ratón campestre, que a poco invade las ciudades. Vale la pena una mención especial a nuestro común gorrión, que en Asturias deviene la toponimia de una sierra del Concejo Quirós, así como en el periódico homónimo fundado en Luares en 1890. Otros animales más específicos en Asturias –el oso, y aquella especie de caballo salvaje que solo allí habita, por ejemplo- nunca pasaron a nuestra fauna nacional.

En cuanto a la flora, quizás la mayor coincidencia sea en cuanto a helechos y pinos aun cuando respondan a especies diversas, así como ocurre con los rosales, puesto que la rosa asturiana es mucho mayor que la nuestra. El mismo eucalipto fue introducido también en Asturias desde Australia en el siglo XIX, pero se propagó con gran rapidez ya en la segunda mitad del siglo XX. La masa eucaliptal de Asturias y Santander es la más importante de Europa; el más abundante en Asturias es el Eucaliptus globulus, y junto con el pino, el eucalipto aportaba el 75 % de la producción maderera asturiana.

No obstante, la ecología y el medio ambiente en general han de constituir los pilares sobre los que se erigen todo análisis de identidad. Frutas asturianas no afines al clima cubano, han llegado a ser relativamente comunes y de amplio consumo entre los pobladores de Cuba cuando la coyuntura socio-histórica y económico-política lo ha permitido. Tal es el caso de las manzanas, peras, melocotones, ciruelas, cerezas, avellanas y nueces. El castaño, fruto de Asturias, es harto conocido en Cuba sobre todo como color, no así como fruto, y llega a definir incluso un color de cabello; y la pera es tan popular, que contamos con un barrio que la toponimia del pueblo ha dado en llamar La Pera a partir de la caprichosa forma del parque central que define todo el barrio, y que semeja a dicha fruta, en el actual municipio Plaza de la Revolución y sus límites hacia Cerro,[18] y es justamente donde en 1991 fue proclamada en Cuba la Plaza Principado de Asturias.

También en su expansión hacia América, hay que puntualizar que los montes de robles fueron deforestados para construcciones navales, y solo a fines del siglo XIX se hace una regulación para proteger la escasa vegetación que restaba por las áridas extensiones esteparias, consecuencia de la deforestación. La deforestación ha sido otra triste realidad en la historia de la cultura cubana; hay una extraña mezcla de degradación y valores en determinadas obras de arte que resultan, sin embargo, de tal vejación y agresión al medio. Ya hemos hablado de las artes navieras, pero particular interés nos merece en el mobiliario el caso del escudillero, especie de alacena para guardar las escudillas –en bable, escudiella-, especie de hasar, mueble indispensable en la cocina asturiana cuyo nombre heredó el aparador donde se colocaba toda la vajilla en su mayor variedad tipológica. Es de señalar que en las casas ricas de la antigua Asturias lo había tallado en castaño –árbol asturiano- primorosamente, y otras maderas nobles, incluso caoba importada de Cuba, y adornados con herrajes de cobre o latón. Esto es, aquí coincidían árboles cubanos y asturianos, ambos víctimas de la más indiscriminada tala.[19]

Entre las especies arbóreas más importantes en Asturias: abeto, abedul, ciprés, cedro, sauce llorón, sauco, espino, arce, tilo, brezo, plátano, laurel, acacia, etc.[20] ofrece poco paralelismo con respecto a Cuba, no obstante la escasa probabilidad de adaptación de algunos de ellos –téngase en cuenta que son distintas variedades en cada especie las que pueden coincidir en algún caso- hemos detectado algún planteamiento por ejemplo, del sauce llorón en la flora original del Cementerio de Colón, aspecto aún polemizable.[21]

Igualmente la domesticación de animales ya se practicaba en la antigua Asturias (osos, ciervos, ardillas, perros, etc.) lo que ya establece otro paralelo mucho más saludable con la cultura popular cubana que la deforestación y la cacería o pesca sin parar mientras en el daño causado; y al indicar la cultura popular en este sentido, incluimos desde la tenencia, cría y cuidado de animales afectivos y/o plantas en el hogar, hasta la gran influencia que el circo –sobre todo los circos ambulantes de antaño- ha ejercido en nuestra identidad como pueblo.[22]

RELIGIOSIDAD.

Ya sabemos que la santa patrona de Asturias es la Virgen de la Covadonga, aparecida en la referida batalla de Don Pelayo en el año 722 cuando venció a los musulmanes. En Cuba, en 1606, tres pescadores –todos de nombre Juan, por lo que se les conoce como los tres Juanes- y que resumían la composición al menos racial de la Cuba de entonces, hallaron la imagen de una virgen flotando cerca de la bahía de Nipe durante una tormenta tropical; la recogieron y la llevaron consigo, y salvándose de la tormenta se le reconoció como la Virgen de la Caridad. Ubicada finalmente en El Cobre, en 1915 veteranos de la Guerra Independentista piden al Papa Benedicto XV que la reconociera y declarara como santa patrona de la República de Cuba, lo cual fue concedido el 10 de mayo de 1916, y desde entonces ha trascendido a las más disímiles creencias del pueblo cubano. Tanto la Virgen de la Covadonga de Asturias como la Virgen de la Caridad del Cobre de Cuba, celebran su día el 8 de septiembre.[23]

Pero ya en el siglo XVI, en una playa asturiana se halló la imagen de una Virgen; a la sazón, los protestantes ingleses arrojaban al mar las imágenes de los católicos en sus luchas religiosas intestinas. Por la caridad concedida a los peregrinos, se le llamó Virgen de la Caridad, que ya entonces propiciaba el peregrinaje. El 31 de agosto deviene para Asturias la fiesta de esta, Nuestra Señora de la Caridad, y el nombre de La Caridad lo adquiere la villa de la parroquia de San Miguel de Nohicas, capital del concejo de El Franco, y un caserío de la parroquia de Santa María de El Fresno, en el concejo de Grado.

Carmen es también un nombre de singular interés en este estudio de raíces y paralelismos, tanto para la antroponimia como para la religiosidad. Como nombre de mujer, en Asturias –como en toda España- no fue generalmente usado hasta el siglo XVIII; en Asturias se extiende entonces rápidamente en canciones y relatos, a menudo con el diminutivo Carmina. La fiesta del Carmen se celebra en muchas localidades asturianas con procesiones y regocijos; la Virgen del Carmen es muy venerada por los marinos desde el siglo XVIII –recuérdese que el marino era comunicación protagónica entre Cuba y cualquier otro punto- aunque no es hasta inicios del siglo XX que se le declara patrona oficial de los Marinos de Guerra y Mercante. En Asturias, los gremios del mar no celebraban la Fiesta del Carmen y sí la de sus respectivos patrones; en Luares, por ejemplo, lo celebraban el día de la Virgen del Rosario, que antaño era la virgen más venerada por los navegantes, y cuya imagen llevó la Real Armada Española a la batalla de Lepanto. Pero ya, de todo el ciclo festivo de la geografía asturiana, la advocación mariana del Monte Carmelo como Nuestra Señora del Carmen encierra la lista más nutrida.

Constituye una fiesta de devoción de la gente, que sale de sus casas de madrugada y pasa las horas en torno a la iglesia o santuario esperando el momento de la oferta y cumplir durante la misa, en la procesión o en la ofrenda del ramo. Las de Polo de Siero y las de Cangas de Narcea son las fiestas del Carmen más populares y las que aglutinan la mayor cantidad de extranjeros…

“Todos te pedimos

¡oh, Virgen del Carmen!

Que en vida y muerte

No nos desampares”

Los modos de celebrar el Carmen son muy diferentes de un lugar a otro; la infinita riqueza de cánticos y formas de celebración harían interminable cualquier monográfico, y en este resumen solo diremos que las cofradías del Carmen eran extremadamente pródigas en Asturias, ya con los primeros brotes en el siglo XVI, que florecerían en los siglos XVII y XVIII. En 1617 aparece una licencia del Provincial del Carmen y del Obispado de Oviedo para fundar la cofradía de Nuestra Señora del Carmen, a la que se incorpora el gremio de zapateros en la parroquia de San Nicolás de Bari, en Avilés, con tan bella imagen que el pueblo avilesino compuso esta copla:

“A la Virgen del Carmen

Venero y amo,

Porque un ángel ha sido

Quien la ha tallado”.

Sería sumamente interesante pero extenso continuar con estas peculiaridades de las fiestas del Carmen y su historia en Asturias; basta decir que se ha consolidado a grado tal más allá de la antroponimia y la religión, y tenemos el caserío El Carmen en la parroquia de San Saturnino de Soto –Robes de Aruiba- en las inmediaciones del río Caudal, que dista 0,2 Km de la capital municipal con 44 habitantes (1979)

También en Cuba la Virgen del Carmen ha devenido santa patrona local (caso de la barriada del Carmelo)[24] y el convento de las carmelitas ya en 1904 en dicha barriada lo atestigua; la Iglesia del Carmen de Infanta se abre hacia toda esta área, que ya en 1858 la antecedía, y los carmelitas en Cuba trascienden más allá de un siglo como orden sistemática. Mientras tanto, en Asturias entre diciembre de 1928 y junio de 1929, se publicaba la revista El Carmen.

Hay otros santos patronos locales en Asturias que también han trascendido en Cuba; entre las referencias citábamos a San Nicolás de Bari, cuyo nombre hereda un pueblo del sureste habanero. Se especula que Cangas de Onís es el punto inicial de brotes cristianos en Asturias durante la romanización; incluso en la Evangelización por Soto y Cosao se señalan como inscripciones romanas con tales características. Ya en el siglo XI, Asturias cuenta con unos 70 núcleos de monjes organizados con desigual florecimiento. Ya antes de 1216, vienen los franciscanos a la capital, inmediatamente después de fundada la orden. Pero a fines del siglo XIII también los dominicos trataron de fundar en Oviedo, por lo que ambas órdenes predicadores –dominicos- y mendicantes –franciscanos- se atraían entonces hacia Asturias. En 1518 fundan su convento los dominicos, aun entonces se asignaba a los frailes la misión de predicar por la montaña fregosa; en 1578, fundan también los jesuitas.

Cuba es el primer país en América con Fiesta del Corpus Christi; pero a diferencia de Asturias, considerada en su historia como la región española que cuenta con menos herejías y herejes, muy probablemente, Cuba (y particularmente la capital) hallan en su intenso cosmopolitismo histórico con el terreno idóneo para que florezcan y maduren todo tipo de tendencia en cuanto a la religiosidad, que caen sin dudas en ese concepto amplio en que la Santa Inquisición englobaba las herejías. Así pues, los exorcismos hallan diferentes medios para su desarrollo, si bien en Asturias hay menos potencialidad de aplicación en su devenir histórico también impera más el catolicismo papal en su sentido más estrecho y militante, aunque la base general impuesta en la sociedad cubana para todo tipo de sincretismo bebe sin dudas del catolicismo popular.

En Cuba ya encontramos desde el siglo XVI las primeras huellas de los franciscanos, en el Convento e Iglesia de San Francisco que inicia entonces en La Habana y da nombre a la plaza inmediata; a los jesuitas pertenece la idea y construcción de la actual Catedral de La Habana, por ellos se denomina la Loma de Tadino –también Loma de los Jesuitas- donde los catalanes levantarán su ermita desde fines del siglo XIX y que luego ocuparía la Plaza Cívica, actual Plaza de la Revolución, así como la Universidad Villanueva –para la actual escuela José Luis Arruñada- y otras escuelas más, y los dominicos llegan a ser la orden principal en áreas del Vedado, Carmelo y Rampa.[25]

Así pues, con diversos campos de desarrollo (y en Cuba en distintas tendencias religiosas) los exvotos como ofrenda material por voto o promesa a la satisfacción de determinadas necesidades del creyente se hacen muy comunes en ambos pueblos; la Noche de San Juan, con quema de muñecón y todo, se encuentra en Asturias –y otras regiones españolas- como fruto de una fiesta “pagana” cristianizada, símbolo de las quemas de brujas en noches antes de aquelarre[26] si bien en Asturias alcanza particular desarrollo y fisonomía propia ante mayor homogeneidad cristiana papal, y entra en Cuba –y otros países de América-[27] con sus particularidades; pero como tradición de fuerza tal que ha sido terreno de fácil susceptibilidad para su rescate y revitalización en el corriente año 1994, al menos en los barrios de Aldecoa y en el de San Antonio Chiquito-La Timba.[28]

De igual forma, los pescadores asturianos antaño usaban garabatos para exaguar y ganar en visibilidad, los mismos que constituyen atributo esencial de nuestro Elegguá –niño de Atocha- y mientras en Cuba celebran La Caridad, Asturias hace la procesión a la Virgen de Nuestra Señora del Carbayo, el mismo 8 de septiembre.

CULTURA LÚDICRA.

Hay un gran número de juegos de todo tipo que coinciden y tienen probables raíces en la cultura lúdicra de Asturias y de Cuba. Citemos por ejemplo el estiracuerdas, juego infantil asturiano entre amo y criado, en el cual se pregunta sucesivamente “¿Cuántos panes hay en el horno?”, “25 y uno quemado”, “¿Quién lo quemó?”, “El criado”, pero en Cuba la respuesta es, “El perrito goloso”, en Asturias el criado le dicen, “Que muera ahorcado”, y en Cuba, al perrito goloso le dicen, “Préndelo, préndelo, por goloso”. También es muy popular en estos pueblos el asturiano “estira y encoge” infantil, por el que un pañuelo se afloja a la voz de “estira”, y se tensa a la de “encoge” entre dos bandos, muy practicado en El Vedado antaño y múltiples otras localidades cubanas, incluso por adultos como juego típico tradicional de competencia, ya con otros elementos.

El furaquín, juego infantil en el occidente de Asturias, remeda a nuestro clásico juego de bolas: se trata de meter piedras en un agujero hecho en el suelo, desde varios metros de distancia; la gorra es como la chata en el oriente cubano, el pon en la capital, pero con gorra que es lo que se lanza sobre los números para después brincar, también infantil; y en muchos pueblos de Asturias se baila la jerigonza (vocablo que pasa al argot popular cubano pero con sentido de enrevesamiento) con la siguiente tonada muy similar a la de “La señorita en el baile” en Cuba:

“Déjala sola, sola, sola,

Que la quiero ver bailar,

Saltar, brincar,

Y dar vueltas al aire,

Con la gerigonza de un fraile

Con su gerigonza,

Por lo bien que la baila hermosa

Busco compaña

Salga usté, don José, ´

Que lo quiero ver bailar…”

En Cuba sabemos que es toda una ronda infantil tradicional, aunque por lo que conocemos se ha excluido la parte de la jerigonza.

El fiel derecho es un juego infantil asturiano parecido al juego de la viola en Cuba, donde unos saltan por encima de otros; se juega la gallina Ropozada, similar en Cuba. Todo ello se interrelaciona mucho con los cuentos para niños, tales como Gallo y Raposa, cuento asturiano conocido en Cuba –la raposa es la zorra que dice al gallo que cante para comérselo por adulación- y Dos viejos y el Ratón, cuento asturiano del tipo de “El gallo y la vaca”, la vaca al perro, el perro al gato, el gato al ratón, etc. que entran también y se incorporan al mundo de juegos mediante formas de la literatura oral –adivinanzas, trabalenguas, etc.- El duble –voz bable- es un juego de cuerdas por el que se salta mientras otros dos hacen voltear la cuerda –nuestra suiza-, que trasciende de la cultura lúdicra a la cultura deportiva o física, incluso como entrenamiento básico de gimnasia; que al parecer, en Asturias era eminentemente para niños; también las referencias a los duendes, con los fantasmas para asustar o molestar a los inquilinos, y de los que hallamos frecuentes referencias en la prensa del siglo XIX, y por esta sendero, la cultura lúdicra penetra en la esfera religiosa y hallamos al diañu, antecedente al Diablo en los astures pre-cristianos, de donde derivará luego el Diablo Burlón como forma de juego común, a veces como diablo u otras representado por animales como el cerdo, el cordero, el macho cabrío o el rebaño de cabras en Asturias; allá, las mozas les dicen diañu al hombre que se propasa al requebrarlas…

“estrenou un mandil nuevu

Y rompí vinselo bailandu

El diañu de un habaneru”,

Verso popular tirado Mariquinas l´atru dia; para muchos pueblos, se encarnan así las ánimas en pena, que se vengan al no recibir ayuda, y de aquí llega al mundo de los juegos al burlarse por “ver el Cielo”; en el caso del diañu astur, según Cabal, por ejemplo, emparenta con los espíritus de los muertos, como el Xas gallego, pues es fenómeno que no es privativo en lo absoluto de los asturianos. Galicia la limita y tienen gran interrelación de transculturación histórica –y avanza incluso en la cultura mortuoria y funeraria de cada pueblo, como también se da en la tradicional celebración del día de difuntos, en ambos territorios en estudio, así como el día de brujas el sábado en Asturias, aunque la creencia en aquelarres sabáticos era más extendida en Navarra, Galicia y el resto del norte español.

Para la riquísima cultura lúdicra asturiana, múltiples puntos resaltan al recrear sus similares en Cuba: ya en el siglo XIX, en la vida estudiantil en Oviedo había cafés con billar y bailes de casinos; de los cantos infantiles asturianos de entretenimiento conocemos en Cuba el popular “caracol, caracol, saca tus cuernos al sol…” e incluso para los juegos de bebitos en Cuba, recordamos en Asturias el juego de “la carne”: “Cuando vayas a la carnicería, no me traigas carne de aquí porque es huesito, ni de aquí porque es huesito… sino de aquí que es masita”, y juegos de adultos (en Asturias, el ferreru es de hombres, suelen jugarlo aquellos que concurren a las filas militares, juego imitativo en corro) Recordemos que del romancero español en general, se nutrió en buena medida la cultura lúdicra cubana.

Y si hablamos de juegos y recreos, una mención especial merece la cultura festiva o celebracional, complejo en sí de formas culturales. En Asturias, le llaman Carnaval a las fiestas que usan máscaras y disfraces; su antecedente más remoto se considera en las danzas propiciatorias de la caza, que se practicaban en el Paleolítico, como por ejemplo las fiestas del cervuz de las que parecen derivarse las zamarronadas de Lena. Pero sus orígenes más claros son las fiestas lupercales y las bacanales romanas, donde las bacantes o sacerdotisas de Baco recorrían las calles con una piel de tigre que cubría en parte su desnudez y portaban una tea encendida mientras se perseguían sátiros que imitaban los movimientos de embriaguez. En Asturias, el Carnaval era el antioxo, entruejo, entruejo y antordido, todo según el culto a los manes –espíritus de los muertos- de la mitología asturiana, mediante pretendidas transformaciones en el homo-lupus y otras manifestaciones de zoolatría que originaron los guirrios, zamarcus, remengueros, sidios, vexigueros y bardancos.

La antroxia era el día grande, celebrado por una copiosa comida en pueblos y aldeas con abundante bebida, al inicio durante tres días que luego se redujeron al Martes el Gordo –vísperas de Miércoles de Cenizas-, banquetes en los que se servían ciertas frituras típicas –bellines, casadiellas, frixuelos, frayuelos, figolas, orejones y torrejas, torrayas o torrijas, según gustos y nombre de cada localidad, por lo que el antroxo tenía un carácter eminentemente goloso, e incluso preparar un pote repleto de embutido de cerdo –el panzón o xianicu-, enorme morcilla hecha por el estómago del cerdo en cuyo interior había lenguas, riñones y corazón, bien picados y adobados, puestos luego a “curar” al humo de una chimenea alimentado por leña. Era día de holganza obligatoria, quien trabajara debía pagar la merienda al mozo que los descubriese, y también día de prodigalidad, prohibía la avaricia con los alimentos y nadie podía rechazar una invitación o ingerirlos. También se producía enorme estrépito por toda la villa o aldea cantando coplas:

“Martes de antruido

Has de venir

Cuencas y platos

Has de ruxir”.

Y armados con pucheros desportillados, platos medio rotos, etc. iban de puerta en puerta al atardecer del Martes el Gordo y los arrojaban mientras cantaban:

“¡Fulano! ¿Antroxeste yo?

Pues si no antroxaste, allá te va…!”

Y arrojaban huevos podridos a las personas, y ataban latas a las colas de perros y gatos que vieran por el camino, como maldades.

Sabemos que en Cuba el Carnaval es una festividad altamente determinante en nuestra identidad,[29] fruto del intenso cosmopolitismo que ha caracterizado nuestra etnogénesis y sobre todo, la cultura cubana. Pero múltiples de los elementos señalados anteriormente, son perfectamente reconocibles en la historia del Carnaval cubano. Recordemos que en la antigua Asturias, estos festejos comenzaban al menos, una semana antes del Miércoles de Ceniza, y al mes por excelencia al iniciarlo en febrero (el antroxo) y en la colonia cubana también se propiciaba festejos en la fecha.

Aún más, ya en las canciones vaqueiras asturianas así como el pando, citan la sartén como instrumento sonoro musical, que en las comparsas cubanas también lo conocemos de típica factura popular con igual uso[30] así como el cencerro, que en las comparsas cubanas también deviene instrumento musical –y otras formas de la cultura popular- ya desde Asturias era también con su adajo para el ganado, igual que entró en Cuba. Hay numerosas celebraciones que implican interrelación, algunas universales –Domingo de Ramos-, otras más particulares –el Día de A… es que Asturias celebra dentro de la fiesta de San Mateo un día de septiembre desde 1950 en Oviedo, anualmente, para la emigración y países que la acogen, aunque paralelamente ha crecido también la emigración al resto de Europa y ya no se limita a América- y otras más singulares: los bailes de trajes o máscaras sobre todo entre 1850 y 1925 con frecuentes disfraces alusivos a políticos y caretas caricaturescas, hoy en desuso limitados a ciertos festejos- por no referirnos a la relevancia del folklore no solo en sus fiestas sino en sus festivales además –el Festival de la Canción Asturiana, que es provincial; el de las flores, hortalizas y frutas en Pravia; el Internacional del salmón en el río N… entre fines de mayo e inicios de junio; el de la manzana en Villaviciosa y el de la sidra en Nava; el Festival Vaqueiro en Luares, el último domingo del mes de julio- recuerdan similares cubanos como el de la Toronja en la Isla de la Juventud, y el de la Aguja en Marina Hemingway.

GENERALIDADES.

En la cultura culinaria hallamos también notables puntos de comparación; quizás la fabada asturiana sea lo que más descuella en el conocimiento popular. Ya en épocas muy remotas –desde inicios de la Historia en Asturias- usaban la faba o haba –judías o frijol blanco- así como el guisante o arbeyo, y en el siglo XVIII Jovellanos refiere cómo prepararlas cual elemento identificativo de una cocina regional que se estima como tal desde la Reconquista, y en Cuba es harto conocida y plato de distintos restaurantes. Pero también habría que hablar del pote asturiano y de los pimientos rellenos, así como de la empanada, típica de la cocina asturiana cuando rellenaban con pollo, ternera, chorizo, lomo, cualquier pescado, langosta, etc. ya desde el antiguo pueblo astur fermentaban frutas y guisaban con grasas animales y desde el 9 de agosto de 1893 en Cuba se funda una de las fábricas más antiguas de cerveza en España, La Estrella de Gijón, y al poco tiempo iniciaban en Cuba La Tropical y La Polar con el nuevo siglo, de gran ascendencia hispana. Los callos nos han llegado enlatados desde España al consumo nacional y la carne empanada ha enraizado en el gusto popular cubano, así como la sidra en algunos bebedores aunque de elite por el proceso, y si la cocina asturiana no es muy prolífera en dulces, sin embargo, a Cuba han llegado muy popularmente el arroz con leche –incluso hasta la cultura lúdicra en rondas infantiles-, el tocinillo, la natilla y los clásicos frixuelos asturianos guardan estrecha similitud con el hot cake, si bien son como arepas de capas más delgadas y numerosas. Los suspiros asturianos son nuestra tortica de Morón, a la que en Cuba luego se le agregaba algún adorno comestible de mermelada para originar el polvorón, mientras se hacía el suspiro cubano remedo a los bombones. La fariñes asturiana es la polenta, esto es, harina de maíz con leche, y el casadiellas es el panqué nuestro pero con pasas y avellanas molidas y fritas, así como los migues o bolitas de pan para echar a los potajes, base del puré africano que fríe las migas de pan.

Existen múltiples puntos de comparación entre otras formas culturales en Cuba y en Asturias. En la antroponimia, apellidos comunes de Asturias comunes en Cuba –Francos, Fuertes, Galán, Gallinal, Gallo, Gamoneda, García, Puente, Guanes, Isla, Jovellanos, Junco, Hevia, Granda, Grado, Labandera, Herrera, Hernando, Ibáñez, Díaz, Infanzón, Enríquez, Escobedo, Feito –este último, originalmente de los vaqueiros de alzada que exageraban la antigüedad de tal apellido-, González –de apariencia castellana-, Guerra, Entralgo y un extensísimo etcétera que no incluye todos aquellos otros que se hallan en Asturias y otros lugares de España a la par- y en la lingüística popular un sinfín de vocablos del bable transculturan con el castellano y originan palabras con igual sentido –o significado cambiado- al argot popular cubano, así como dichos populares y formas de expresión –“Dios le guarde”, “Facer algo como Dios manda”, del bable cristianizado comunes en Cuba; en la cultura popular, se recomienda quitar el hipo con tres sorbos de agua; o sin respiro por instantes; o apretar los labios un momento y elevar los ojos fijamente en la palma de la mano; o con un susto; o con una copla determinada[31] ¿cuántas similitudes no hallamos con nuestra cultura popular al respecto? Al humor cubano incide, es cierto, el humor andaluz, pero también el humor asturiano, sin dudas.

En Asturias hallamos el puerto de Cienfuegos –apellido asturiano también- y la parroquia de San Esteban de Cienfuegos en Quirós, y ya conocemos la ascendencia del nombre Jovellanos en Cuba y el pueblo homónimo en Matanzas; el consumo del cerdo en Asturias es amplio, aprovechan todas sus partes y es todo un ritual matarlo –en cuarto, menguante, etc. para más aprovechamiento-, llaman verría a la cerda en celo y verrón al semental, de ahí nuestro verraco; las rosquillas y torrejas también son comunes en el gusto cubano y el cardo abunda en la flora de ambos países (llega hasta la poesía martiana), igualmente flores como begonias, gladiolos, crisantemos… se cree que según el lado del vientre que se pronuncia a la embarazada, se indica el sexo de la criatura. El escribano es un oficio general en Asturias del que hay referencias concretas en el siglo XVII –como en Cuba-, antecedentes a los actuales notarios; la carpintería es un oficio muy extendido en Asturias casi universal y del que hay diversas especialidades en ambos pueblos. Igualmente el capador o castrador para facilitar el engorde y/o mayor rendimiento de los animales, sobre todo los bueyes, lo hallamos desde Asturias, y los canteros más famosos de toda España por su calidad son los de Asturias y Galicia, con gran importancia los asturianos en la construcción de diversas tipologías arquitectónicas –iglesias, palacios, casas solariegas, etc.-, como antiquísima profesión muy común en Cuba, por ejemplo las distintas canteras del Vedado. Del bable “retortorín” llega nuestro “retortero”, y el nombre de casona que usamos como aumentativo era expresión de linaje según la familia que residía en Asturias. Por su vía también nos llegan influencias de pueblos anteriores como los celtas…

Es infinita y extendida a todas las esferas de la cultura, la cooperación cubano-asturiana que por ahora, solo invitamos a reflexionar como base de la transculturación para la identidad.

ANEXO:

ALGUNOS POCOS DE LOS TANTOS INMIGRANTES –O VISITANTES- ASTURIANOS DE ALTO RELIEVE EN LA CULTURA CUBANA

(De importancia a nuestra cultura; excluye los ya referidos en el trabajo)

1. Alonso de Estrada: participó con Hernán Cortés en la conquista de México. Se infiere su paso por Cuba y haber salido con él desde la desembocadura del Almendares actual, entonces Casiguaguas por los amerindios, y ya iniciaría como Chorrera por los hispanos. Llegó a ser Virrey de México y fundó la ciudad de Zapoteca; gobernador y Justicia Mayor de Nueva España. Nació en Cangas de Onís, siglos XV-XVI.

2. Gonzalo Fernández de Oviedo y Valdés (1478-1577). Descendiente del Concejo de Grado, y hasta se ha hablado sin demostración de posible ascendencia ibérica. Muy vinculado con los conquistadores, reconocido como Cronista de Indias, en pugna con el Padre Las Casas pues era de trato severo. Viajó a diversos lugares de América y escribió Historia General de las Indias (Sevilla, 1535) y Sumario de la Natural Historia de las Indias (Toledo, 1526); sobre todo hacia Centro y Sur América y Santo Domingo fueron sus recorridos.

3. Joaquín Fernández Cortina, Obispo de Sigüenza, se le ofreció el Obispado de Santiago de Cuba pero renunció. Secretario de Cámara del Sr. Inguanzo con quien fue a Roma cuando la elección Pontifical. Natural de Pendueles, Canónico de Toledo.

4. Pedro Menéndez de Avilés, Adelantado de La Florida, canalizó la participación asturiana en la colonización de América bajo el Reinado de Felipe II. Funda San Agustín en 1565, hoy la más antigua ciudad de Estados Unidos de Norteamérica, y fue su primer Gobernador hasta 1574, sucedido por Hernando Miranda hasta 1576, este por Pedro Menéndez Marqués hasta 1589, y este por Gutiérrez de Miranda hasta 1592, de donde se refiere la alta relación San Agustín-Asturias (particularmente Avilés en Asturias), y recordemos sobre todo entonces, el papel mediador de Cuba, en particular La Habana, con La Florida.

5. Juan de Escalante y Mendoza (1550-1596) llega a Capitán General de las Flotas de Indias; de la Casa de Contratación de Indias (que dirigía todos los negocios y comunicaciones marítimas con el Nuevo Mundo). Fue destinado al Caribe, donde murió en uno de tales viajes. Está considerado entre los grandes marinos españoles de todos los tiempos.

6. Ascendencia de Don Álvaro de la Luna, que en 1635 nombra al Torreón Santa Dorotea de la Luna por su esposa, pero generaciones atrás, Pedro Fernández Quiñones se llegó a apoderar de la provincia de Don Álvaro de la Luna como Señor de Luna, y de León.

7. José González Condano. Sacerdote y poeta del siglo XVII, provisor del Obispado de La Habana y consultado para Obispo. Obtuvo un premio en Santiago de Compostela como poeta. Nació en La Piñera, Mercín.

8. Bernard Pablo Estrada y Novo. Abogado, estadístico y escritor de la primera mitad del siglo XVIII. Se supone natural de Oviedo. Entre sus obras se encuentra “Compendio histórico de los descubrimientos, conquistas y establecimientos del Nuevo Mundo hasta el año 1783, M.S.”

9. Nicolás de Estrada (1749-1825) Nace en Villaviciosa. Teniente General de la Real Armada, ingresa en la Marina en 1765 y por las campañas contra Inglaterra, al siguiente año inicia sus navegaciones; en 1767 lo promueven a Alférez de Fragata. En 1769 está en La Habana, en 1771 lo ascienden a Alférez de Navío. Luego continúa su brillante en el Mar Caribe por el Golfo de México y el Atlántico en general, entre otros acontecimientos históricos importantes de entonces, por lo que se le considera uno de los grandes de la Marina militar española.

10. Andrés Fernández Pozos. Nace en Matanzas, Cuba, el 10 de octubre de 1845, de padres españoles, muere en Gijón en 1911. Considerado el más grande ajedrecista asturiano del siglo XIX. Estudió Farmacia en la Universidad de Madrid y ejerció en Hijerias, Gijón y Avilés. También tuvo una de las más importantes bibliotecas especializadas en ajedrez de España. Fundó el Círculo de Avilés del que fue Presidente Honorario.

11. José Fernández Montalván. Nace en 1842 en Miudes, concejo El Franco. Historiador y religioso de gran obra, considerado uno de los primeros políglotas de Europa. Durante el último cuarto del siglo XIX y primeros años del siglo XX su firma fue la más solicitada y mejor pagada de España en los centros editoriales de Ciencias Filológicas e Históricas europeas y americanas. Estuvo contra la libertad de cultos.

12. Los tres hermanos Vigil Escalera: Juan (1842-1880), Regino (1849-1915) y Evaristo. Escritores los tres. Como militar, Juan asistió como Oficial en la primera guerra de Cuba, sobre la que publicó sus Campañas de Cuba 1869-1875, Recuerdos de un Soldado (Madrid, 1876); memorias consideradas muy útiles para conocer aquella guerra y la vida interna del Ejército español durante dicha contienda, y muy interesantes. Al igual que Evaristo, Regino tuvo gran trabajo en Filipinas, pero además fue el Corresponsal en Madrid del Diario de la Marina de La Habana.

13. Julio César Estrada (1869-1908), nace en Grado, periodista, por sus ideas republicanas tiene que emigrar a Cuba de donde regresa a su villa natal para continuar sus luchas sociales.

14. Vicente Elvira y Menéndez. Nace en 1848, en Oviedo. Periodista. En 1872 emigra a Cuba en diferentes cargos en centros bancarios, administrativos y militares, pro-colonialista. Presidente de la Junta Patriótica, en 1901 obtiene la Gran Cruz del Mérito Naval; publica muchos artículos como La Bandera Española y El Heraldo de Asturias, 1899. Con la independencia regresa a Asturias, y pasa a director del Banco Industrial de Cartagena.

15. José Ramón Estrada. Nace en Oviedo en la última década del siglo XIX, periodista y pintor, notable calígrafo y fino dibujante de viñetas. Llegó a fundar una gran revista gráfica de carácter artístico y eminentemente asturianista, llamada Asturias Gráfica, que se editaba en Madrid y empezó en octubre de 1949, similar en todo a La Esfera, la mejor entonces en tal género, donde colaboraron los mejores escritores asturianos y los más famosos de España e Hispanoamérica con temas de tal región. Llegó a diez números, algunos se imprimieron en Oviedo, colección hoy muy buscada por los bibliófilos. Viajó por toda América, sobre todo Cuba y México, en busca de recursos para continuar su obra, aunque no logró repetir el éxito de la anterior revista pero trató de resucitarla en tierras del Nuevo Mundo.

16. Leonardo Carvajal y Zaldívar. Nace en 1838 en Asturias, logrará una importante fortuna en Cuba y el Rey Alfonso XII le concede el título de Marqués de Pinar del Río. Su residencia en El Vedado de tal título es una de las más significativas arquitecturas de inicios del siglo XX (título concedido en 1885)

17. Isabel Fernández de Amado Blanco. Nace en La Ferrería, Concejo de Soto del Barco, en 1910. Bachiller en el Instituto Ovetense. En 1932, graduada en Filosofía y Letras de la Universidad de Madrid. En 1933 empezó a publicar en el Diario de Madrid con su esposo Luis Amado Blanco; y comenzó en la revista Vanidades. Entre 1945 y 1955 fue dos veces Presidenta del Lyceum Lawn Tennis Club del Vedado (desde 1936 ya estaba en Cuba, en La Habana, a donde había venido con su esposo fundamental a la radio cubana, luego de sus labores en el Diario de Madrid con su seudónimo Isabel D´Espín, segundo apellido del abuelo paterno, hasta fines de 1936 cuando viene a La Habana y trabaja como periodista en Vanidades. Por tres años dirige la Revista del Lyceum del Vedado, conocida en toda la América, donde publica varios ensayos sobre historia de la moda; lleva paralelamente varias actividades e intensas en el Patronato del Teatro, donde dirige varias obras, por lo que obtiene un Premio Talía al dirigir El loco del año, obra de ámbito avilesino de Rafael Suárez Solís. Con Cuqui Ponce de León estrenó dos comedias originales de ambiente habanero, tituladas Lo que no se dice y El qué dirán. Entre 1947 y 1950 ocupó la Cátedra de Historia del Traje en el Teatro, en la Academia Municipal de Teatro de La Habana, paralelamente escribió varias obras dramáticas pequeñas para televisión de un programa que duró dos años. Publica dos ensayos sobre el traje: La Guayabera y La Bata, y Medio siglo de moda. En 1968 publica Más belleza para ti, edición del Instituto Cubano del Libro. Luego pasó a residir en Roma, donde continuó como corresponsal de la sección femenina de la Revista Mujeres de La Habana, por lo que ha recibido el galardón de periodista destacada por la UPEC en 1969, 1970 y 1971, y preparó un amplio estudio sobre la evolución del traje en Cuba.

Estas son solo algunos nombres al azar en las más diversas épocas que reflejan la continuidad cualitativa de un movimiento migratorio asturiano a Cuba por el cual se levanta toda la transculturación en estudio. La última asturiana reconocida en Cuba es María Amelia González Braniella, en 1958. Entre otros relevantes, Germán Pinelli y María Álvarez Ríos, son destacados cubanos de ascendencia asturiana.

Notas:

[1] Couceiro Rodríguez, Avelino Víctor; y Jorge Manuel Perera Fernández. Reflexiones a propósito de la cultura. 1991. Grupo Municipal de Estudios Culturales Plaza de la Revolución (GMEC) en colaboración con el Consejo Ecuménico de Cuba, el Instituto de Filosofía de la Academia de Ciencias de Cuba (ACC) y el Departamento de Filosofía de la Universidad de La Habana (Prof. Miriam Verde). Seleccionado entonces para publicarse por sistema de disquetes entre estas tres instituciones.

[2] Hart Dávalos, Armando. Cambiar las reglas del juego. Entrevista de Luis Báez. Edit. Letras Cubanas, La Habana, 1983. P.35.

[3] Couceiro, Perera, Teresita Domínguez Vidal y Enrique Rodríguez: Proyecto de Turismo Municipal Plaza de la Revolución, 1994. Seleccionado en representación de Cuba y expuesto en el IV Simposio Iberoamericano de Turismo 1994. Resume aquí en su fundamentación, todas las potencialidades étnicas y de nacionalidades del territorio a partir de diversas investigaciones previas, e invita a un estudio concreto de etnogénesis local que entronca con los intereses y proyecciones de la Sociedad Asturiana, y ya comenzamos en el barrio La Pera. No obstante, lo resumido en el trabajo  señalado constituye una investigación preliminar base, en torno al tema.

[4] Aquí retomamos el concepto de transculturación de Don Fernando Ortiz, según el cual la cultura es un fenómeno vivo y en constante desarrollo mediante culturas que se asimilan e incorporan en una nueva y distintiva.

[5] Fariñas Gutiérrez, Prof. María Daysi. Las formas tempranas de la religión en los aborígenes de Cuba. 1992. Centro de Investigaciones Sicológicas y Sociológicas de la ACC (CIPSACC). También por el Departamento de Arqueología de la misma ACC, la Dra. Lourdes Domínguez impartió en 1985 el curso de postgrado Arte aborigen en Cuba precolombina, que aporta al respecto.

[6] Dacal Moure, Ramón, y Manuel Rivero de la Calle. Arqueología Aborigen en Cuba precolombina. Editorial Gente Nueva, La Habana, 1986. 

[7] Centro de Estudios Demográficos de Cuba. La población de Cuba, La Habana, 1976.

[8] Couceiro y Perera: Hay un galán desta villa. 1993. Equipo de Investigaciones de la Sociedad Asturiana Naturales de Unión El Franco. Mención Nacional del Concurso Jovellanos 1993, Federación de Sociedades Asturianas de Cuba. 

[9] Jovellanos, Gaspar Melchor de. Cartas a Ponz. Escritas entre 1782 y 1792 “hasta la muerte de Don Antonio Ponz”. Suman diez en total y las corrige en 1794, cuando pensaba publicarlas como obra independiente. 

[10] Granada, Daniel: Diccionario Rioplatense Ilustrado. s/f.

[11] Carmín, Alfonso: “La novia del Emigrante”. Poema. Está publicado completo en La Gran Enciclopedia Asturiana, p.81.

[12] Memorias del I Centenario, 1897-1997. Sociedad Asturiana de Beneficencia, La Habana. Septiembre 8 de 1977.

[13] Guanche, Dr. Jesús. Presencia asturiana en tres archivos parroquiales de la Ciudad de La Habana durante el siglo XIX y sus relaciones matrimoniales. Centro de Investigaciones y Desarrollo de la Música Cubana, 1990. Las parroquias en concreto fueron la Catedral de La Habana, el Santo Cristo del Buen Viaje y El Buen Pastor de Jesús del Monte. Incluye tablas detalladas aportativas a nuestro estudio.

[14] Historia del Centro Hospital Facultad Dr. Salvador Allende. 1886-1986.

[15] Entre otros numerosos ejemplos -en el presente trabajo citamos varios a lo largo del mismo- recordamos que existe incluso un plato de ascendencia hispana llamado “arroz indiano”, y que entre otras obras, la célebre zarzuela Los Gavilanes, con música de Jacinto Guerrero (1895-1951) y libreto de José Ramos Martín, tiene entre sus protagonistas principales, al indiano Juan (barítono); esta obra se estrenó en el Teatro de la Zarzuela en Madrid el 7 de diciembre de 1923 con la soprano Eugenia Zúffoli, quien solo cinco meses después –el 2 de mayo de 1924- fue incluida también en el papel de Rosaura al estrenarse en Cuba en el teatro Martí de La Habana. Influenciada por el romanticismo tardío español, sitúa la acción en Provenza, Francia, pero es esencialmente española en todo y basa su argumento en la problemática del indiano que partió antaño en busca de riquezas y con nueva posición socio-económica, regresa.

[16] La Fuente, Diccionario Enciclopédico Ilustrado de la Lengua Española. 1954. Editorial Ramón Sopena, S.A. Barcelona, España. 

[17] Memorias de la Unión de Naturales de El Franco, 1953. Imprenta Pérez Sierra y Enc., Avenida de Bélgica 569, La Habana, 1954.

[18] Couceiro, Perera y María Elena González Delgado. Bases para la promoción cultural en las diversas barriadas del municipio Plaza. 1991. 6to. Premio ANIR-BTJ de Cultura Provincia Ciudad Habana, 1992.

[19] Couceiro, Perera, María Álvarez Ríos y Nora García: Proyecto para la Promoción de la Cultura Ecológica en las Comunidades. 1993. Sociedad Cubana para la Protección de Animales y Plantas. 1er. Premio Comunidad´93. Seleccionado como tal por Cuba para el Internacional Comunidad´94. También podemos citar en este sentido, El Ecoturismo: ejemplo en Casiguaguas, por Couceiro, Perera, González, Domínguez y Enrique Rodríguez, como Departamento de Programas, Proyectos e investigaciones Culturales Municipio Plaza. Premio Simposio Turismo y expuesto en el IV Simposio Iberoamericano de Turismo.

[20] Gran Enciclopedia Asturiana. Tomo 6, pág. 35 (en 14 tomos)

[21] Medina, Antonio: El Cementerio de Colón. 1993. En este trabajo se señala que precisamente el ciprés fue el árbol que más abundaba al concebirse el arbolado del Cementerio de Colón cuando el mismo se fundó en 1871, árbol originario de Chipre consagrado a Plutón, “piramidal y monótono”, figura que se generalizó en los comentarios y se decía que su olor era “propio para corregir el hedor cadavérico, llamado por los latinos Ferali Funebre, significa el luto del duelo” pero además cita también en el arbolado original al gigante Eucaliptus globulus -ya vimos el más abundante en Asturias-, sauces, así como pinos silvestres y pinos cipreses. 

[22] Couceiro, Perera y González: Estudio de demandas y necesidades culturales en las áreas insalubres del municipio Plaza. 1990. Mención en el Simposio de la Ciudad de La Habana 1990; 1era. Mención Comunidad´93. Con una notable diferencia, fue esta la festividad predilecta, y este es uno de los trabajos que avanzan a hipotetizar lo señalado en el presente estudio. Pero entre las actividades en que prefieren invertir el tiempo libre, atender plantas en el agua y tener y criar animales, ocuparon respectivamente 7mo. Y 9no. Lugar. Entre más de 50 opciones, agregadas por lugares –más de 30 lugares- con no menos del 18 % de preferencia. Igualmente Las comparsas de Plaza: una tradición en Los Payasos, por Couceiro y González, Premio Ciudad Habana 1991 del Encuentro de Instituciones Culturales y seleccionado por primera vez como trabajo por Cultura a la Expo Nacional “Forjadores del Futuro” por ANIR-BTJ, recoge y particulariza la incidencia de los circos ambulantes en la cultura popular cubana a través de la referida comparsa y otros ejemplos. También en Bases para la promoción… (Ob.Cit.)

[23] Couceiro, Perera, Humberto Puello Peña y María Amelia González Braniella: Proyecto Asturiano. 1994. 2do. Premio INFOTUR Príncipe. Este proyecto abunda en perspectivas de trabajos a partir del presente estudio de transculturación Asturias-Cuba, como base esencial del mismo.

[24] Comella Anglade, Hna. Carmen. El padre Reginaldo: un hombre del pueblo y para el pueblo. 1991. Parroquia del Rosario. También se alude al respecto en Bases para la promoción… (Ob.Cit.); Proyecto Cultural del Consejo Popular Carmelo, por Raúl Gorrity, representante de Cultura del mismo al rescatarse, y las Memorias del III Simposio Territorial de Estudios Culturales Plaza de la Revolución, que aquí hallaron su sede el 5 de mayo de 1993, 135 aniversario de la aprobación oficial de la parcelación del Carmelo. Luego, el mismo barrio fue seleccionado a nivel municipal para celebrar el 474 aniversario de la fundación de San Cristóbal de La Habana.

[25] Fariñas; Minerva Rodríguez Delgado, Elizabeth Carrillo García, Marlene Chericián Rodríguez, Maricela Cartaya Pérez, Liliana Vilasó Lallanilla, Mercedes Valenciana Sang y Ada Roche Rodríguez. Religiosidad y Cultura. Elementos para una caracterización del municipio Plaza. 1991. Departamento Socio-Religioso del CIPSACC.

[26] Entrevista al Padre Fernando de la Vega. Iglesia de Monserrate. Julio de 1994. Estudios del Arzobispado Cubano.

[27] Entrevista con Francisco y Milly Ahon Olguin, Profesores de la Universidad de Lima Metropolitana; División de Folklore, Perú. Efectuada en julio de 1994 durante el X Simposio Internacional de Folklore, auspiciado por el Conjunto Folklórico Nacional en Ciudad Habana.

[28] Couceiro: Las festividades en las barriadas de la costa norte-occidental habanera. 1993. Asesorado por el Instituto Superior de Arte y el Centro de Investigación y Desarrollo de la Música Cubana.

[29] Couceiro, Perera y González: Estudio de las demandas… (Ob.Cit.) Entre otras, aporta aquí la preferencia por el Carnaval en la población capitalina cubana.

[30] Orovio, Helio. Diccionario de la Música Cubana. Editorial Letras Cubanas, Ciudad Habana, 1981. Señala la sartén como “instrumento compuesto por dos sartenes pequeños, sujetos a una armazón de madera que le sirve de apoyo. Se cuelga de modo que caiga sobre el vientre. Produce distintos tonos. Se percute con dos barras metálicas o baquetas. Creado por la imaginación popular; es un elemento sonoro y rítmico en las congas”. En cuanto al cencerro, lo define como “imitación criolla del ekón ñáñigo (...) que se suele tocar algunas orquestas populares. Es simplemente un cencerro de los que el mercado ferretero vende para el ganado, a cuya campana se le ha quitado el badajo, y se percute desde el exterior con una baquetilla de metal o de madera dura. Ya en los establecimientos musicales venden cencerros así preparados (…) de dos sonidos distintos, según el lugar en que es percutido: alto si en su parte más estrecha, junto al mango o asidero, y bajo si en su borde ancho y perímetro de su abertura”, y cita a Fernando Ortiz. También en Las comparsas de Plaza… (Ob. Cit) se hace referencia a la sartén como instrumento típico de la misma.

[31] Cabal, C. “El Hipo”, en El Sacerdocio del Diablo. Madrid, 1928.

 

Autores: Lic. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez y Lic. Jorge Manuel Perera Fernández.
Equipo de Investigaciones de la Sociedad Asturiana Naturales de Unión El Franco.
vely175@cubarte.cult.cu

 

En Letras-Uruguay ingresado el presente trabajo el día 21 de julio de 2013


Autorizado  por el autor, al cual agradecemos.

 

 

Ir a índice de Ensayo

Ir a índice de Couceiro Rodríguez Avelino Víctor

Ir a página inicio

Ir a índice de autores