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Aldecoa: 143 años de identidad contra toda amenaza
por Dr. Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
vely175@cubarte.cult.cu

 
 
 
 

(Cubarte).- El pasado 28 de diciembre de 2008, Aldecoa cumplió, quizás sin saberlo, su 143 aniversario; y el solo hecho de no saberlo, entre otros, ya constituye una amenaza, que claro que no sólo la afecta a ella, sino a todas aquellas comunidades donde aun sea insuficiente la promoción científica (que incluya resultados de investigaciones etnohistóricas y de historia local, antropológicas, de estudios culturales, etc.) de sus valores locales. Aldecoa es esa comunidad a ambos lados de la Avenida 26, desde el Jardín Zoológico de La Habana hacia la Ciudad Deportiva allende la Calzada (Real) de Puentes Grandes, durante menos de un kilómetro cuadrado. Permanece aledaña al oeste de los Talleres Ferroviarios Ciénaga, a cuyo oriente la Calzada de Puentes Grandes continúa de la Calzada del Cerro, pues he ahí el límite con dicho municipio Cerro; mientras a su occidente hacia el río, entre el paisaje que resta del antiguo Bosque de La Habana, se encuentra Puentes Grandes. Al sur, el Parque Forestal y el Hospital Clínico Quirúrgico lo separan de la rotonda que ocupa la Fuente Luminosa frente a la Ciudad Deportiva (pertenecientes al municipio Cerro), y al noroeste, allende la Avenida del Zoológico y compartiendo en el municipio Plaza de la Revolución, se inicia el reparto Nuevo Vedado.

Y este es otro peligro para la identidad de Aldecoa: según la división político-administrativa en concejos populares (1991) comparte el concejo entre dos barrios de tanta imagen nacional como Puentes Grandes al oeste y (el sur del) Nuevo Vedado al noroeste, por lo que dicho concejo se reconoce normalmente como Puentes Grandes, y en algún momento, Nuevo Vedado; y exige de quienes lo trabajan, detectar, promover y educar las sensibles diferencias, al menos, entre los barrios implícitos, para que los 143 años de patrimonio aldecoense no se disuelvan ni confundan con Nuevo Vedado y/o Puentes Grandes, como lamentablemente se ha evidenciado en inmigrantes y nuevas generaciones, entre los cuales se empobrece esta rica identidad local.

Los antecedentes mediatos a Aldecoa lo constituyen Puentes Grandes, que data de inicios del siglo XVI[1], y también, qué duda cabe, el paso por esta localidad de las aguas de la Zanja Real (1592-1835) desde el río Almendares, a lo que se debe el nombre Almendares a la calle que en Aldecoa se construye sobre aquella otrora zanja; otro antecedente mediato, ahora desde el este, es la barriada del Cerro (cuyo apogeo data de 1809-1850); y de manera más inmediata, el primer paradero del primer ferrocarril cubano (influencia inglesa en la cultura cubana, fruto de la Revolución Industrial Inglesa y del auge entonces de la industria azucarera cubana) en la antigua ciénaga que fue desecada con este fin (por lo que tradicionalmente y hasta hoy, se le conoce popularmente como Paradero de Ciénaga, y a los talleres ferroviarios allí instalados, los Talleres de Ciénaga) el 19 de noviembre de 1837.

No es de extrañar que en torno a este paradero ferroviario comenzara, poco después, lo que en el siglo XX se reconocería como una suerte de “barrio obrero”, si bien nunca fue declarado como tal, y cuyas raíces se definen el 28 de diciembre de 1865, cuando el catalán D. Zoilo Aldecoa (apellido de raíz vasca que significa: “al costado, lugar próximo a”) presenta el plano de un edificio de madera por Alfredo Couvreun cerca de La Ciénaga. No por casualidad aun restan, como casco histórico local, entre las calles Santa Rosa, Santa María y Diego Velázquez, las llamadas popularmente “casitas de los catalanes” fechadas en 1927[2] (foto gentileza de Maikel Arista-Salado y Hernández, y Roberto Carlos Hernández Núñez) 

Claro que no sólo los catalanes inmigraron al naciente barrio, sino las más diversas etnias que han identificado históricamente a la cubanía, en toda su transculturación: en sus orígenes se detectan gallegos, canarios, los diversos grupos étnicos africanos, chinos, ingleses y franceses... y luego otras hispanidades, europeas y del resto del mundo; por ejemplo, al extremo sur casi frente a la Ciudad Deportiva, aun queda una zona insalubre antes marginada, donde todavía se reconocen “los chinos de Aldecoa” cuyo cementerio aquí ya no existe, pero acá llegaron a inicios del siglo XX tras los rieles ferroviarios, aprovechando los terrenos de la otrora ciénaga para plantar sus hortalizas y legumbres a vender, para lo que venían desde la Loma de los Catalanes (hoy Plaza de la Revolución) desde el norte cercano.

Vale aclarar que, sin embargo, dada la reciente parcelación y auge del Carmelo (1859) y el Reparto Vedado (1860) en la costa norte, Aldecoa jamás conoció el apogeo que sí habían tenido anteriormente en sus inmediaciones, Puentes Grandes y El Cerro; fue probablemente, el último grito de esplendor comunitario en estas áreas, motivado por los ferrocarriles de La Ciénaga (en 1890, Talleres de Ferrocarriles Unidos de La Habana; hoy Talleres Ferroviarios José Ramírez Casamayor, dignos de una monografía), cuando ya comenzaría a sumirse en el localismo inundado de obreros y otros trabajadores y sectores humildes (además de raíces rurales evidentes desde el vecino Puentes Grandes), así como en el abandono y la soledad (de lo que se quejan sobre todo hacia los parajes más intrincados de Puentes Grandes) ante la época de oro que, tras dormitar el sueño de los siglos sin mayor trascendencia, despuntaba a vivir la costa norteña que impactará aquí, cuando se perfila la Avenida 26 hacia los años cuarentas del siglo XX.

Mientras tanto, la homogeneidad en Aldecoa se conformaba, también y como suele suceder, relativa, si bien en todas sus zonas y focos se distingue la humildad de los barrios obreros, con construcciones que raramente superan los dos pisos. Hacia el último lustro del siglo XIX existía el hospital de Aldecoa en La Ciénaga con capacidad para 160 pacientes; el 23 de febrero de 1899 llega a la Habana por el Paradero de Ciénaga el Generalísimo Máximo Gómez[3]. Pero en 1905 aún había muy pocas casas y ninguna calle hecha en Aldecoa; ya desde entonces existía hasta hoy La Casona en la Calzada Real entre Ulloa y Gravina (hoy Ave.26) que a la sazón era un Paradero o Apeadero de Coches de donde salían a Pinar del Río; luego fue la granja Conde de Pozos Dulces, luego la Escuela Juana Luisa Mesa[4], que al triunfo de la Revolución se le llamó José Luis Tassende, y por su mal estado fue remozada y convertida en albergue[5]. En las calles hoy Almendares y Reforma estaba el Convento El Reformatorio de Aldecoa para mujeres (conocido como “cárcel de mujeres”) que encerraban por algún delito, o señoritas adineradas que quedaban embarazadas[6].

No obstante, al iniciar el siglo XX se ampliaba la red de accesos a Aldecoa[7]; entre 1909 y 1912 la calle Gravina (sur de la hoy Ave. 26) se prolonga por Aldecoa hasta la Calzada de Puentes Grandes, y en 1927 se fundó la Sociedad Cultural Deportiva Obrera en los Talleres Ferroviarios de La Ciénaga, a cuyos trabajadores Julio Antonio Mella y Rubén Martínez Villena ofrecían conferencias políticas, y ganaron muchos obreros y comunistas hasta ser disuelta por la represión del Machadato. Existían algunas casas y bodegas como Los Tres Hermanos y La Agricultura, en Gravina y Calzada Real; después fueron parcelados los terrenos y comenzaron las ventas. Según estudios de la promotora local Eva María García Salazar, el Reparto Aldecoa comenzaba en Calzada Real hasta la calle Empíreo y desde Mazarredo hasta la calle Aldecoa, y se amplió entre el Nuevo Vedado al norte, Boyeros al sur, Cerro al este y Puentes Grandes al oeste.

La gran mayoría de las calles del reparto fueron construidas por la Sociedad de Propietarios (o Sociedad Cultural) de Aldecoa[8], en lo que se destacó Guillermo Fernández Álvarez; en su sede (hoy vivienda) había bailes los fines de semana, celebraban cumpleaños, se reunían jóvenes y viejos, y jugaban dominó, que consideraban deporte símbolo del barrio que hoy siguen jugando pero en la calle, pues carecen de local, no obstante ha ganado mucha organización; también jugaban quimbumbia (pequeña pelota que se batea desde el piso) que ya no se permite por valorarlo peligroso. Los bailes tradicionales locales eran danzones, el son y la contradanza, que actualmente tratan de rescatar.

La construcción del majestuoso Jardín Zoológico Tropical de La Habana, primer zoológico cubano, ubicado entre las calles Gravina (hoy Ave. 26), Santa Teresa, Aldecoa y calle 47, e inaugurado el 31 de octubre de 1939, delimitó el noroccidente de Aldecoa y le impuso nuevas identidades; en la calle Gravina y calle Santa Teresa, le llamaban Parque de los Chivos porque allí los vecinos se reunían para conversar y llevaban sus chivos a pastar, único lugar de esparcimiento entonces en las tardes sabatinas y domingueras, hasta que Aldecoa fue acotada por el Zoológico y perdió su banda oriental para  extenderse al oeste; no es casual en los límites del Zoológico, el nombre de la más famosa panadería-dulcería local: (El) Bambi, a partir del clásico filme de Walt Disney (1942), identidad tanto por los terrenos que se aprecian con cérvidos hacia la céntrica Ave. 26, como por la escultura de Rita Longa que en 1948 se le colocará a la entrada del Zoológico.

De 1942 data la Torrefactora de Café Pilón con su entrada principal en Santa Rosa # 54 entre Diego Velásquez y Aldecoa[9]; donde hoy está la escuela primaria Calixto García había un terreno de pelota del que surgieron grandes peloteros como Lino Donoso, Rafael Díaz (Cachirulo), los hermanos Celso y Alfredo Quintero, René Calderón, etc. Un poco más arriba estaba el Tejar Matos[10]; de estas décadas 1940 y 1950 data el esplendor de la fábrica de toallas Telva en Calzada Real de Puentes Grandes (donde tiene su entrada principal) entre Ave.26 y Diego Velásquez[11]; todavía en 1951, las tierras de La Rosa sin urbanizar se extendían de Loma y 26 al sudeste, hasta 41 y Aldecoa.

En 1947 se amplía la calle Gravina para convertirla en Avenida 26[12], y se construye la calle Ullóa; la Ave. 26 limitó la banda occidental del Zoológico, devino hacia el norte una nueva barriada: Nuevo Vedado (que por supuesto, merecerá en breve su propia monografía) y numerada según la identidad desde el vecino Carmelo al norte, se impone como vía rápida de comunicación para separar a Aldecoa… que sin embargo, aun hasta la actualidad, conserva su unidad que la identifica a ambos lados de 26, sólo que con una población flotante (sobre todo mediante vehículos de transportación) que antes no la identificaba, lo cual de alguna manera la rescata de la soledad que había tenido con el apogeo norteño del Vedado y El Carmelo, e incluso le genera una de las esquinas más céntricas en el área y de importante población flotante: Ave. 26 y Calzada de Puentes Grandes. Pero la identidad actual y el relevante trabajo comunitario desplegado en Aldecoa, serán el tema de otro artículo en un futuro cercano.

Notas:

[1] Véanse mis artículos Puentes Grandes: identidad comunitaria secular entre cuatro municipios y Puentes Grandes al ritmo de su san Jerónimo: una fiesta revitalizada; respectivamente del 12 y del 30 de septiembre de 2008, ambos en la columna Cultura en mi barrio, en la sección En la comunidad, en estas páginas de Cubarte.

[2] En una de ellas una tarja reza: “Rosa Llanseda, propiedad de la Sociedad de Beneficencia de Naturales de Cataluña. 1927.” Estas casitas han sufrido modificaciones, sólo una conserva su estructura original y está en muy malas condiciones, otra que hace esquina a Santa Rosa fue demolida por sus inquilinos y en su lugar construyeron una vivienda moderna. Se ha señalado que los nombres de las calles locales, (Santa) Rosa, María y Teresa, corresponden a los de las hijas de aquellos primeros fundadores.

[3] Acontecimiento que rememora una tarja en Calzada Real de Puentes Grandes entre Boyeros y Aldecoa.

[4] Nombre de una maestra destacada y querida por toda esta comunidad.

[5] Donde actualmente se construyen casas de bajo costo por el Plan de Microbrigadas del municipio Plaza de la Revolución.

[6] Al triunfo de la Revolución hallaron fetos enterrados en pisos y paredes. Hoy unidad militar que pertenece a las Fuerzas Armadas Revolucionarias (FAR) Grito de Baire.

[7] Así por ejemplo, desde la antigua Zanja Real al este inmediato del Ferrocarril de La Habana hacia la Loma de los Catalanes (hoy Plaza de la Revolución, al nordeste cercano de Aldecoa) por las actuales Lombillo y Marino, y la Quinta del Obispo o de Peñalver al este de esta Zanja Real, expandida a la  altura de Lombillo y Santa Rosa entre la actual Ayestarán y una calle hasta ahora anónima paralela a Ayestarán y que aproximadamente, cubría lo que es hoy Montero a seguir por Almendares recto (sin ninguna de las obstrucciones urbanas que hoy tiene) a continuar como la actual Ayuntamiento (o calle intermedia entre Ayuntamiento y La Ermita) pero en paralelo a la hoy Ayestarán incluso cuando a la altura de Santa Ana esta se desvía ligeramente al suroeste, a salir a través del Paradero de La Ciénaga a la calle Santa María de Aldecoa, al sur de Genios; por otra parte, en la ladera suroeste de la Necrópolis de Colón, vía oeste suroeste, otro camino avanza hacia el sur al punto Rodríguez (altura de la actual Tulipán y Loma, aproximadamente) con ligero desvío al sudeste y otro al suroeste, hasta Aldecoa, que entonces incluía buena parte del actual Zoológico.

[8] La Sociedad Cultural de Aldecoa con sus bailables en su sede inmediata al Jardín Zoológico de La Habana y las Noches de San Juan todos los 23 al 24 de junio con la quema del muñecón en Aldecoa hacia sus afueras, gustaba mucho de ir al cercano Bosque (de Puentes Grandes) por los árboles frutales y sobre todo, “para comer mangos”.

[9] Con un acceso además en Diego Velásquez y otro en Santa María, construcción industrial con uso de almacén;  tueste y molida de café, es una sola planta de 4 metros de altura total aproximada; edificación de corte racionalista, fachada y resto del edificio diseñado en su función productiva, techo plano, posee un mezzanini que pertenece al área de oficinas; se han hecho modificaciones en su tecnología a las condiciones actuales del proceso productivo.  Se valora en buen estado de conservación, acceso restringido, uso actual como centro de trabajo como siempre ha sido, valor histórico, propiedad estatal con la Unidad Básica de Torrefacción y Distribución de Café, Empresa Provincial de Alimentos, Ministerio de la Industria Alimenticia. No en balde, en 1943 se plantea que comienza en el actual territorio municipal de Plaza de la Revolución, la tradición de producción de café, en lo que este coloso fabril que ha devenido la Torrefactora de Café Pilón en Aldecoa, es protagonista.

[10] Donde hoy está la Fábrica de Pintura Marmolina; en 1951, Francisco Rojo señala en su Mapa de La Habana (Obras Públicas) el Tejar en Aldecoa, entre las calles Reparto y Mazarredo a Final, y a  su oeste ubica el Merendero.

[11] Tiene otro acceso en Ave. 26, y otro restringido en Santa Rosa. Construcción industrial de una sola planta de 5 metros de altura total aproximada, nave de una planta rectangular (hormigón) con amplios ventanales que tamizan el aire y la luz, en su interior presenta sólidas columnas que le recogen la carga del edificio, su techo es plano y en su fachada hay 6 ventanas rematadas en arco de medio punto con una gran puerta en el centro que hoy cerrada, otrora fue la entrada al edificio. Las máquinas originales de la fábrica aun se utilizan, aunque se le ha añadido tecnología moderna. Acceso restringido en regular estado de conservación, uso actual como centro de trabajo de valor histórico de propiedad estatal de la Empresa Textil Metropolitana, del Ministerio de la Industria Ligera.

[12] Con tal fin, en 1947, durante el Gobierno del Dr. Grau San Martín, se hace la expropiación de un área de 8,080.30 metros cuadrados, para un área total de fabricación expropiada de 3,337.75 metros cuadrados, según datos extraídos del Libro de Expropiaciones e Indemnizaciones de la República de Cuba del Ministerio de Obras Públicas. La construcción de la Ave. 26 hizo que repartos nacientes como Miramar, que ya comenzaba a florecer con los más adinerados, y cuyo puente de Ave. 23 (1909) ahora se perfeccionaría con la Ave. 26, ganaran acceso al aeropuerto nacional e internacional José Martí al conducir directamente hacia Boyeros. En Ave. 26 y Kohly (hoy edificio perteneciente a Empresa de Arquitectura y similares, aunque aquí no era donde estaba la fábrica, pues esta radicaba donde hoy se halla la pasta dental Perla) estaban las oficinas y almacenes de la pasta dental Gravi, con lo que se interrelacionaba el nombre de la calle Gravina, y al parque hoy Acapulco (ya en la barriada Nuevo Vedado al noroeste) entonces  se le llamaba “el parque de la Gravi”.

 

Avelino Víctor Couceiro Rodríguez
vely175@cubarte.cult.cu

 

Publicado, originalmente, en el Portal Cubarte  http://www.cubarte.cult.cu/ , 6 de enero 2009

 

Link: http://www.cubarte.cult.cu/periodico/entrevistas/aldecoa-143-anos-de-identidad-contra-toda-amenaza/7322.html

 

En Letras-Uruguay ingresado el presente trabajo el día 2 de mayo de 2013


Autorizado  por el autor, al cual agradecemos.

 

 

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