III Congreso Internacional de la Lengua Española

El llanto de Sabato emocionó a todos

Con la presencia de Saramago, recibió un homenaje en la jornada de cierre; "es mi hermano mayor", dijo el escritor portugués.

El teatro El Círculo estaba colmado 
Cristina Kirchner le entregó la distinción 
Los directores de la Real Academia Española y el Instituto Cervantes destacaron su trayectoria 

 

ROSARIO.- Ovacionado por el público, emocionado hasta el llanto, el escritor Ernesto Sabato recibió ayer conmovido un homenaje en el III Congreso Internacional de la Lengua Española (CILE), que ayer concluyó tras cuatro días de intensa actividad.

El tributo a Sabato, que embriagó de emoción a todos en el teatro El Círculo, fue una idea prohijada por la Asociación de Academias de la Lengua Española, representada por el director de la Real Academia Española, Víctor García de la Concha, y el Instituto Cervantes, conducido por César Antonio Molina.

Fue invitado de honor el premio Nobel de Literatura José Saramago, amigo del autor de "El túnel". Estuvieron, también, la senadora nacional Cristina Fernández de Kirchner, presidenta honoraria del congreso; la subsecretaria de Cultura de la Nación, Magdalena Faillace, y el gobernador de Santa Fe, Jorge Obeid, entre otras autoridades nacionales, de la provincia y de esta ciudad, que vivieron el acto como un gran hito de este foro.

Notablemente desmejorado, Sabato, de 93 años, no emitió ningún discurso. Acompañado por su compañera, la infatigable Elvira González Fraga, se limitó a enjugar las lágrimas de emoción y levantar la mano derecha para saludar temblorosamente al auditorio, que lo ovacionó de pie. En ningún momento soltó la mano izquierda que sostenía la de Elvira. De pronto, su voz, con la fuerza de otros años y el eterno acento angustiado, quebró el silencio del auditorio con una lectura grabada en voz alta de un fragmento de Abbadón, el exterminador: "Querido y remoto muchacho: [...] además del talento o del genio necesitarás de otros atributos espirituales: el coraje para decir tu verdad, la tenacidad para seguir adelante, una curiosa mezcla de fe en lo que tenés que decir y de reiterado descreimiento en tus fuerzas, una combinación de modestia ante los gigantes y de arrogancia ante los imbéciles".

Profeta áspero y agreste

El escritor argentino subió al escenario y la senadora Kirchner le entregó una distinción. El instante saliente fue, sin duda, el abrazo afectuoso entre Saramago y Sabato, con cuyo universo literario el notable narrador portugués tropezó a finales de los años 50, cuando se reunía con sus amigos en un café de Lisboa para "hablar sobre libros en voz alta y de política en voz baja".

Fuera del alcance de las cámaras, discreta y cálida, Pilar del Río -esposa de Saramago- acompañó en segundo plano a Sabato y a Elvira, en un palco del segundo piso sobre el escenario.

Con la maestría de su pensamiento, Saramago dijo: "Por un fenómeno acústico cualquiera, el día que oí pronunciar su nombre, asocié las tres rápidas sílabas con una súbita puñalada". Cuando más tarde leyó El túnel, según dijo, comprobó su aserto. Con sentido poético, Saramago describió su primer encuentro con Sabato en su casa silenciosa de Santos Lugares y lo definió como un "profeta áspero y agreste, que la vejez no ha conseguido dominar, y una conciencia dolorida por todas las desgracias de este mundo".

Con palabras mayores, contó que, con el tiempo, se volvieron cada vez más próximos en la inteligencia y en el corazón. "El, hermano mayor. Yo, sólo un poco más joven. Dos seres que, en el exacto momento en que finalmente se encontraron, comprendieron que se habían estado buscando", leyó.

En medio de un silencio respetuoso, Saramago le dijo a Sabato: "Me ha cabido el honor de verme elegido mensajero, no ya de todos cuantos han venido a celebrar los fastos de la lengua castellana y a ampliar las avenidas de su futuro, sino también de cuantos en la Argentina, América y el mundo te admiran, te respetan, leen tus libros, escuchan tus palabras y mantienen contigo el diálogo de las conciencias".

Y concluyó: "Quizá no se encuentre en estos días una situación tan radicalmente dramática como la de alguien como tú que, siendo tan humano, se niega a absolver a su propia especie. No todos te agradecerán la violencia. Yo te pido que no la desarmes".

Molina, del Instituto Cervantes, dio a los presentes dos motivos de emoción al comentar que ese organismo del gobierno español bautizó con el nombre del escritor argentino la biblioteca de su sede en Budapest. Además, editó una libreta con páginas en blanco, que se obsequia a los niños para alentarlos a escribir, con un fragmento de "El túnel".

"Le rendimos homenaje por ser uno de los más grandes escritores en nuestra lengua. Desde el principio supimos que este congreso no podía acabar sin este acto. Le expresamos nuestro afecto porque es tan grande como escritor y como persona. Eso tampoco es fácil", dijo Molina.

Con sus dotes de orador, García de la Concha dijo: "No tengo palabras. Eso decimos cuando tenemos que elogiar a alguien que nos sobrepasa". Se presentó como vocero "de corazones" para encauzar el tributo al narrador argentino. En el homenaje, explicó, se unieron "la admiración por el peculiar talante de creador, por su obra y por su persona, junto con la gratitud por el regalo de su escritura".

Con sabiduría, el director de la RAE recurrió a la ayuda de Cervantes, a quien le dio voz en su imaginación: "La palabra es corta, si el agradecimiento es largo. Decid pues sólo a mi amigo Sabato, «gracias, maestro, todas las gracias del cielo, por vuestro ejemplo de escritor y por vuestra obra»".

"¿En qué sentido es un ejemplo su obra?", se preguntó García de la Concha. "Es un ir, un venir de la historia a la actualidad más viva, no sólo en sus escritos -sobre todo en las novelas o en sus lúcidos ensayos-, sino en acarrear en su largo recorrido toda la historia del léxico español en su variedad y en su anchura."

Discurso Ernesto Sábato, Premio Cervantes 1984
23 abr 1985

El Premio Cervantes 1984 recayó en el argentino Ernesto Sábato (Buenos Aires, Argentina, 1911-2011). Su discurso es una alabanza al castellano y al escritor de la obra cumbre escrita en esta lengua, El ingenioso hidalgo Don Quijote de La Mancha: “Cervantes es el antepasado de todos los que hoy escribimos en castellano, sea en España como en las remotas tierras que alguna vez integraron el vasto imperio”.

Las grandes ficciones, sostiene Sábato, se convierten en grandes verdades gracias a sus personajes protagonistas, que son “emanaciones del yo más recóndito del escritor”.

 

por Susana Reinoso
Enviada especial
La Nación - Bs. As., Argentina 
Cultura Domingo 21 de noviembre de 2004

 

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