Carta de Alejo Carpentier a Toutouche (su mama)
por Ricardo Clark
chopo_editores@yahoo.com.mx

 

Es, no cabe duda, la sorpresa editorial del año pasado. Un documento impensable de conseguir en los años setenta, y un milagro que a alguien no se le haya ocurrido quemar esas cartas. Y mas aun que se hayan publicado en Cuba donde se guardan celosamente los documentos de Carpentier, cuidando su imagen, aunque ya sin la vigilancia de Lilia Esteban Hierro (1898-1993), tercera esposa de uno de los grandes de la literatura latinoamericana, Alejo Carpentier (1904-1980).

Las cartas hicieron derramar un poco de bilis por ejemplo a Jaime Labastida (Siglo XXI) quien publicó, en vida de Carpentier buena parte de su obra. El ganador fue en este caso la editorial Lectorum, quien consiguió los derechos de la publicación en México de Cartas a Toutouche, como por arte de magia y me dice el  poeta y editor Justo Molachino, que fue con un gran toque de paciencia con la Fundación  Alejo Carpentier en La Habana. Estas cartas (1926-1937) las envía Alejo cuando sale de Cuba (22 años). Y nadie sabia de su existencia hasta fecha reciente. Roberto González Echevarría  uno de sus máximos analistas y quien llevo a Carpentier a Yale en plena guerra fría afirma, que las cartas carecen de importancia, pero entre líneas nos parece observar una gran molestia de su parte, por la ignorancia de la existencia de este botín literario.

Carpentier ya había estado en un  congreso de prensa en México (1922) donde  conoce a Diego Rivera y a su esposa, la ex modelo,  Lupe Marín de la cual tuvo que rechazar sus insinuaciones, según confiesa a su madre en estas cartas. (Pese a ello mantuvo un largo romance  con la mexicana Machila Armida,  en los sesentas al tiempo que la compartía con Fernando Benítez (Damas de Corazón Fabienne Bradu,  FCE 1994). Machila, ni incluyente ni excluyente también se escapa en sus ratos libres para  dar la vuelta al mundo con un músico polaco.

Toda la vida fue amigo de Diego Rivera y mejor así porque llego a casarse con una hija ilegitima de este, Eve Frejeville, francesa, muy culta, modelo y con fecha de caducidad  en lo referente a la fidelidad con los hombres. Una superbelleza por lo que se puede ver. (Casada con Carpentier en Madrid lo engaño con Pablo Neruda, quien tiene un poema y una desesperación por ella que no pudo ocultar) y ya en La Habana lo deja por un pintor.

Es también la historia de un muchacho  asmático que se involucra con un grupo contestarío al gobierno cubano (grupo de salón) .Firma un desplegado y resulta así encarcelado por un mes y unos días (Lectorum lo encarcela siete meses en su contraportada lo mismo que Wikipedia)  donde escribe una  primera versión (el libro dio mil vueltas y quien sabe cuantas correcciones) de ¡Ecue-Yamba-O!), hasta que se publica con fondos del autor en Madrid en 1932.

El caso es que sale bajo fianza y un amigo francés, que lo seria de toda la vida, el poeta Robert Desnoes (1900-1945) le presta su pasaporte para salir del país

Estas cartas se leen como una novela, donde el chico surte de seguridades y fantasías a su mama, y así el viaje es maravilloso, todo es fácil, la vida en el barco un desfile de socialites, todo es tranquilidad… para una persona a la cual  busca la policía en su país y tiene que llegar ante la migra francesa con un pasaporte que no es de él. Logra entrar, y comienza una larga vida de integración en Francia…pero eso si hay que contar con su madre que entregaba a varias publicaciones cubanas sus notas sobre personajes de fama mundial (o que la tendrían)  y cobraba las entrevistas de Carpentier seguramente con feroz dedicación para enviar de inmediato el dinero, casi el único con que contaba Alejo en un Paris, que suele ser despiadado con los que llegan con una mano detrás y otra adelante .Su madre fue toda la vida su secretaria privada.

El padre de Alejo, un arquitecto francés originario de Borgoña los había abandonado pero en Francia, en Borgoña estaba toda la familia paterna  a la cual se acerca Alejo con precaución mostrando que es “un triunfador”, una persona tan bien vestida que llamaba la atención inclusive a los escritores de su generación. Paris le explico lo que es la buena vida y tal es así que en 1971 cuando le pregunte a Monsieur  Pouverelle, director de la Revue Francaise si conocía a este escritor cubano,  me dijo. ¿Carpentier? Claro que lo conozco... es el típico parisién…

Es eso si, perseguido por siempre  por el asma, que en cartas a su madre a través de toda la correspondencia presenta como algo superado…

Carpentier fue toda la vida lo  que ahora se conoce como un hipergrafico, es decir alguien con la compulsión de escribir. Escribió  más de cuatro mil artículos. Ni aun en sus mejores épocas dejo de enviar notas a revistas y periódicos, llegando inclusive a escribir de moda desde Paris con el seudónimo de Jacqueline (algo que se soslaya en algunas de sus biografías).

Las cartas muestran lo que no muestran, Alejo tenia problema de papeles, razón por la cual tenia que ir a Bélgica cada tanto tiempo para estar legal en Francia, su madre, una rusa en Cuba también estaba en las mismas. Pero a través de todos estos años él le pide que no se deprima y que “si hace falta tome algo de lo que debe mandarle”, esto mezclado  con la construcción de una imagen del gran triunfador. Durante esta época se encarga de redactar la revista IMAN cuya publicación de un número pago una argentina con dinero, Elvira de Alvear, musa posteriormente de Borges y candidata a la casa de la risa. Es posible que haya habido alguna relación especial con Alejo, pero lo que cuenta a su madre lo pinta como la mano derecha de esta mujer, los dos trabajan incesantemente en Paris por ejemplo buscando  oficinas para la publicación (Elvira no quedaba conforme con ninguna) y como si eso fuera poco, algo que  por momentos suena a delirio: quieren  además que el lugar tenga sala de conferencias. Según Alejo,  es sin embargo muy bien pagado por la señora. La revista con tres tipos de papel tarda en salir muchísimo tiempo y ya el segundo numero queda en galeras. Años después la chica se va no sin que antes le embarguen los muebles y tener un lío fenomenal de dinero donde Alejo -le cuenta a su mama-  tuvo que  defenderla y salvarla.

Y la madre abandonada en Cuba, espera la llamada para viajar del hijo a Francia. Alejo entra a trabajar en la radio, es productor de conciertos, y escribe al tiempo que viaja a Borgoña, porque la figura del padre desaparecido vuela sobre estas cartas en tono angustiante. Le cuenta a su madre de algunas mujeres, inclusive de una con la vive muy formalmente, “sin compromisos, sin casarse” lo cual allá en la lejana Cuba aumenta el ritmo cardiaco de la madre. Eso si, Alejo siempre busca el gran negocio que lo rescatara del agujero económico en el que viven la mayoría de los escritores , porque un salario no hace rico a nadie y así los proyectos van y vienen incluyendo una oficina de derechos de autor. Durante toda su vida la idea de grandes negocios, trasfondo de carencias; estuvo presente, así  cuando llego a Cuba en 1958 organizo   una feria del libro que tuvo éxito, en sociedad con el escritor peruano Manuel Escorza (1928-1983), lastima que el Che Guevara no les dejo sacar un dólar.

Después de su experiencia política en Cuba y sus pocos días de cárcel, Alejo no se mete más en política como activista. Hay invitaciones  a Rusia para que vean las maravillas del comunismo en los treinta, y le cuenta a su madre que lo invitan, lo cierto es que él no era André Guide (1869-1951) y no viaja a la URSS o quien sabe si lo invitaron. Siempre, eso si, son proyectos, por ejemplo que el esposo de Berta Singerman (1903-1999)  le pague un viaje a Hollywood para trabajar allí, que ya esta lista una expedición arropada por un museo francés y “pagada por el gobierno mexicano”  que recorrerá toda América Latina para analizar  los daños que la construcción de la ruta panamericana  pueden ocasionar a los pueblos indígenas. Que…una compañía naviera para la cual colaboraba escribiendo un boletín le iba a dar un pasaje para Cuba totalmente gratis…Que…

Finalmente (el texto tiene como falla el no ofrecer una cronología de los movimientos de Carpentier aunque  identifica a pie de pagina a los personajes que se mencionan en las cartas) y así parece que la madre logra llegar a Francia y hasta ahí, son nueve años de los once que Alejo estuvo en Paris sin contar una breve estadía en Cuba en 1936…Es un importante documento del autor (entre otras obras) de Los Pasos Perdidos , otorgado por  la Fundación Alejo Carpentier en La Habana, que bajo la dirección de Graziella Pogolotti, dirige este deshielo de los archivos de Alejo Carpentier .  

 

Ricardo Clark
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