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La hermenéutica literaria del Ecuador y Morin
La patología de la literatura ecuatoriana.
por Yolanda Celi
yoli1116@gmail.com

 

La narrativa ecuatoriana ha tenido cierto ritmo sujeto del movimiento social, político, cultural que se ha venido desarrollando en el país. La dinamia social ha determinado que el campo de las letras sea permeable a las corrientes literarias de la periferia regional y subregional que se han mostrado de manera más atareada e incidental en el campo de las letras, sin desestimar con esto cómo ha logrado pervivir en el tiempo cierto rigor clásico de la literatura universal que  en alguna medida a “puesto de rodillas” la pluma de los escritores nacionales sin permitirles despegar con propuestas dotadas de identidad que no desentonen con el “otro” movimiento literario mundial. Es decir, la literatura latinoamericana y la literatura clásica han tenido la capacidad de incidir y por qué no decir alienar a los literatos ecuatorianos. Y quizá este aspecto de la literatura nacional no sea negativo, salvo por el hecho de que la literatura ecuatoriana no ha tenido la capacidad de incidir en el escenario internacional, quedando sesgada a la unilateralidad, soslayada a un problema reductor manifiesto en la carencia de identidad propia.

El Ecuador, como todo país “tercermundista” ha tenido que confrontar, en primera instancia, la posibilidad de subsistir como estado-nación, no desde la perspectiva de los popular, de las masas, sino desde los antagonismos (reconciliables) de las clases dominantes, que han sabido desnaturalizar la posibilidad de que las masas puedan desarrollar el campo de la conciencia, y con él el arte, la cultura, la literatura, la filosofía, de manera ágil, comprometida y sobre todo con la capacidad de coberturar todo el espectro social, político, económico y cultural.

Claro, el Ecuador no obstante estar ubicado en el “tercer mundo” al igual que Colombia o Perú, difícilmente ha podido generar un Mariátegui, un Vallejo, o un Arguedas, como sí sucedió en el Perú, donde a pesar de que en términos estructurales y superestructurales tenemos mucha identidad, las masas –en el Perú- han tenido roles más dinámicos desde las barricadas reivindicativas y revolucionarias o sencillamente desde esa necesidad de interactuar con su medio, con su entrono de manera más decidida.. He ahí un gestor de literatura que represente todo ese movimiento histórico, que como nos dejara ver José María Arguedas en su trabajo “El Sexto”, sus protagonistas son agoreros o voces que tienen la capacidad de simplificar la sociedad peruana en personajes concretos y que pueden decir mucho más de lo que manifiestan en sus roles al interior de la prisión. Es decir Arguedas ve la sociedad peruana igual que Vallejo, aún que Mariátegui, de manera integral, como un complexus, al que se refiere Morin, lo que esta interrelacionado, lo que tiene vida sistémica, que no son escardados de la globalidad a la que pertenecen. En El Sexto, de Arguedas (1961) individuos como “Puñalada”, o “Rosita” son verdaderos “muestrarios” de la sociedad peruana y latinoamericana, personajes que no obstante reflejar un mismo patrón que pude reproducirse en Bolivia, Ecuador, Colombia, El Salvador, Venezuela…, tienen vida propia y a la vez vida universal.

No diferente lo que supieron exponer los colombianos Jorge Isaac, con María (1867), José Eustasio Rivera, con La Vorágine (1924), Candelario Obeso o Gabriel García Márquez.

Si para Morin, la poesía no solo  es un concepto de literatura, sino también  un concepto antropológico, la narrativa vendría a constituirse en sí, en un hecho antropológico en concreto, muy particular, sobre el que se ha vertido la incidencia del entorno y cómo éste también operó en el escenario del que deviene, guardando los antagonismos que van más allá de los epílogos literarios que tienen cierta tendencia a perder la objetividad, sobre todo, en un país como el Ecuador, donde una historia cualquiera puede pasar por “desapercibida” si no tiene un final macondiano.

La narrativa ecuatoriana ha tenido precisamente ese vacío, la falta de identidad en concreto, perdió la perspectiva de generar un “pensamiento que cuestione” y hasta inquisidor sin que esto quiera caer en el racionalismo lineal, sino desde la perspectiva de la búsqueda del ¿qué somos?, ¿qué queremos?, ¿a dónde vamos? ¿Con quién? ¿Qué y quienes operan sobre nosotros?, ¿en qué medida operamos sobre el contexto? Es decir cuestionarios que alerte o enuncie la existencia de antagonismos, de posiciones discordantes, que de alguna manera muestre la distopía a la que ha sido arrastrada la sociedad.

La literatura ecuatoriana ha sido así. A la narrativa se le ha arrancado la necesidad de recrear el mito para caer en la “alienación literaria” Sucede, un ejemplo es Bruna Soroche y los Tíos, una obra que tiene todo el argumento para recrear los mitos generados en torno al proceso de lucha y transición social del conservadorismo al liberalismo. Si bien es cierto, sin que sea su propósito, Yánez entiende la problemática de la complejidad, de los antagonismos y las vidas paralelas, lo recrea durante todo su relato, el bien y el mal, conservadores y liberales, indios y blancos, los hace vivir dentro del contexto de la unidad, cada quién con sus dioses y sus demonios, cada quién con sus propósitos, son la unidad, hacen el país en construcción, se entiende la idea, empero se estanca el relato en la fuerte incidencia que tiene Gabriel García Márquez en Alicia Yánez Cossío para que ésta devenga en una adaptación de Cien Años de Soledad muy bien mimetizada y se pierda la particularidad, la identidad que es donde se extravía Cossío.

Diferente es con Eliecer Cárdenas y su obra “Polvo y Ceniza” (1979) donde los personajes centrales son antagónicos, de hecho combaten entre sí, pero no se logra el clímax literario (dialéctico) de la síntesis, deja sembrado en la idea literaria la diversidad, lo que Morin llama “la unidad en la diversidad, su diversidad en la unidad”. Desde luego, en “Polvo y ceniza” Eliecer Cárdenas tiene su debilidad y ésta se evidencia en la pocas o ninguna contextualización de su trabajo, más si se considera que el llamado “bandolerismo” al que hace alusión su obra en relación a cómo se refería la prensa de Naún Briones (bandolero) tenía sus símiles en otros países, por ejemplo, en Colombia, con los godos y los pájaros, estos últimos a los que llamaron bandoleros y de donde se desprenden los grupos guerrilleros de ese país, particularmente las FARC, de ahí el adjetivo de “bandoleros” que devienen del “Chispas”, “Sietecueros” o el mismo “Tirofijo” sobre quienes se ha sacrificado -de buena manera- “mucha tinta” con trabajos visionarios, amplios, contextualizados. O qué decir de los Cangaceiros, de Lampiao, o Tiradentes, sobre quién se ha levantado todo un andamiaje cultural, cineasta, pero sobre todo literario como el expuesto por José Lins Do Rego: “Cangaceiros” (1957)

Habrá quién cite a Icaza como un escritor, un literato histórico, que Huasipungo tiene los fundamentos que convoca Morin, sin embargo Icaza, al igual que Jorge Enrique Adoum[1] terminaron siendo los portaestandartes de los “clanes intelectuales y universitarios” esas “categorías dominantes en el mundo académico” de quienes se aferraron los “intelectuales” de la izquierda en el país desde 1960 hasta nuestros días. Vale decir que estos renombrados escritores de la literatura ecuatoriana, sin menguar sus capacidades ya portes históricos, han perdido la perspectiva de su rol sin comprender que “No soy de quienes tienen una carrera, sino de quienes tienen una vida” como sostiene Morin.

La literatura ecuatoriana en la actualidad es vista como el movimiento que busca plantearse “nuevos desafíos”, “Está en sintonía con la escritura contemporánea y sus preocupaciones temáticas responden, en términos generales, a la manera cómo el Ecuador se inserta en el mundo”  CITATION Rau11 \l 12298 (Vallejo 2011), o la “reinterpretación de lo local en lo global” (ibíd.), sin comprender que dicho esfuerzo, dicho movimiento para que sea considerado al interior del país y trascienda las fronteras debe ser observado en doble vía, la capacidad de insertarse en el mundo, pero entendiendo que el mundo también se ha insertado entre nosotros. Ciertas manifestaciones culturales, entre ellas, cineasta y literaria está ahí, en el orbe, y los artistas y literatos ecuatorianos buscan la manera de incrustarse en ese mundo, pero pierden la perspectiva de la realidad “compleja” cuando no soslayan el hecho de que el mundo cineasta y literato está aquí, entre nosotros, y opera, se mueve, incide, aliena, de tal manera que no es que opaca la “producción nacional”, sino que la absorbe, la neutraliza, la subordina.

Raúl Vallejo, prominente escritor y politólogo nacional se extravía una vez más cuando manifiesta que “aún no somos una literatura posicionada ni en el mercado del libro ni en el ojo de la crítica, que no sean locales” precisamente porque ese no es, o por lo menos, no debería ser el objetivo de la literatura, el mercado, estar sujeto de la crítica para que sea la que avale la propuesta.

Para Fouquié, citando a Morin habla de la “dificultad, tan frecuente en las ciencias humanas, que consiste en hablar de un objeto como si éste existiese fuera de nosotros, sujetos” “a la hora de escribir de aquello que nos concierne, y precisamente porque nos concierne, no podríamos nunca dejar de ser perceptores, o, como dice Morin, sujetos”  CITATION Raf09 \l 12298 (Fouquié 2009) 

En el mismo texto Rafael Fouquié en alusión a Morin manifiesta:

Ningún saber en particular garantiza al hombre el alcance de la plenitud. No existen saberes únicos o ejemplares. Hay saberes. Punto. Saberes que sirven, que son útiles. Saberes que proponen la virtud y la felicidad; y que, en ese sentido, son válidos y necesarios. Y hay, también, saberes inútiles, o, peor aún, destructivos. Hay saberes atemporales, colocados más allá o más acá de cualquier definición cultura. (ibíd.).

Hay aún mucho por andar en la literatura ecuatoriana, hay mucho por dejar atrás para cualificarla, descarnarle, extirparle esa lasciva tendencia al clásico, y basada en la retórica y en la estilística como lo sostenía Cecilia Gálvez de Valdez  CITATION Pat12 \l 1034 (Eguiguren 2012) 

Referencias

Binder, P. (1999). Cuatro versiones de la Complejidad. En Maldonado, Carlos (Ed.), Visiones sobre la complejidad (39 - 48). Bogotá: Ediciones El Bosque.

Da Conceição de Almeida, M. (2008). Para Comprender la Complejidad. Hermosillo, Sonora. Multiversidad Mundo Real Edgar Morin.

Delgado, C. (2008). Complejidad, globalidad y crisis de la humanidad. Conferencia ofrecida en la apertura del Coloquio Internacional de Pensamiento Complejo, agosto de 2008, Universidad Autónoma de Chiapas. México.

 

Luhmann, N. (1998). Complejidad y modernidad De la unidad a la diferencia.Madrid: Editorial Trolla, S.A.

Morin, E. (2007). Complejidad restringida y Complejidad generalizada o las complejidades de la Complejidad. Recuperado el 2 de enero de 2015 dewww.redalyc.org/pdf/279/27903809.pdf 

Morin, E. (1986): El Método, Tomo 1,2, 3. El Conocimiento del Conocimiento. Paris, Seuil: col. Points.

Morin, E.  (1994).  El Empeño Multidimensional.Sociología, México: Anthropos Editorial.

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Morin, E. (1998). Introducción al Pensamiento Complejo. Barcelona: editorial Gedisa.

Morin, E.  (1999). Los Siete Saberes Necesarios Para la Educación del Futuro. París: UNESCO. (Capítulos I y II).

Morin, E. (2002).Educar En La Era Planetaria. Valladolid:. UNESCO.

Morin, E (2005). Epistemología de la Complejidad. Recuperado el 17 de febrero de 2015 de  www.pensamientocomplejo.com

Morin, E (2007). Complejidad  Restringida y Complejidad Generalizada o las Complejidades de la Complejidad. Utopía y Praxis Latino Americana

Najmanovich, D. (2001).Pensar la subjetividad. Complejidad, vínculos y emergencia. Recuperado el 4 de enero de 2015 de http://www.redalyc.org/articulo.oa?id=27901409 .

Romero, P. C. (2008): Paradigma de la Complejidad, Modelos Científicos y Conocimiento Educativo Recuperado el 10 de febrero de 2015 de www.uhu.es/agora/version01/digital/numeros/06/.../clara_romero.pdf   

Spinoza, B (1663):Principios de la filosofía de Descartes. Pensamientos metafísicos. Recuperado el 6 de febrero de 2015 de http://es.wikipedia.org/wiki/Baruch_Spinoza  

Nota:

[1] Autor, entre otros, de una importante novela llevada al cine: Entre Marx y una mujer desnuda”.

 

Yolanda Celi
yoli1116@gmail.com

 

 

 

 

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