Casal
Jerónimo Castillo

Llegó en una mañana de febrero
para estrenar la casa y al instante
cubrió la sombra el pico de diamante
con silbo deslucido y lastimero.

Trajimos, para hacerlo compañero,
el suave picotear de aquella amante
y el pájaro compuso su semblante
al verse entre sus plumas prisionero.

Llegó más tarde el nido regalado
donde ella le agregó coquetería
y cuanta hilacha suelta hubo encontrado.

Y así el nuevo casal que vino un día
de obsequio en un cumpleaños ha formado
un centro de silbidos y alegría.

Jerónimo Castillo
De “Vecindad cerril” 
Capítulo de la tierra

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