Martha Lilia Tenorio (estudio preliminar, edición y notas), El Triunfo parténico de Carlos de Sigüenza y Góngora,

ISBN 978-607564-252-9, Ciudad de México, El Colegio de México, 2021, CCXLVIII+359 pp.

 

Crónica y goce poético en el

Triunfo parténico de Carlos de Sigüenza y Góngora

Reseña de Estela Castillo Hernández

El Triunfo parténico de Carlos de Sigüenza y Góngora es una obra editada y estudiada por Martha Lilia Tenorio, académica de El Colegio de México, que publicó en 2021. Dos grandes aportes, a mi juicio, tiene la obra: el primero es que el estudio introductorio hace más que adentramos a esta obra novohispana, pues se trata de un verdadero estudio y análisis profundo sobre dos certámenes o concursos poéticos que se celebraron en 1682 y 1683 en dicho territorio para venerar una advocación mariana: la Inmaculada. El libro cuenta con 248 páginas. El segundo aporte es que el volumen presentado por Tenorio es la primera edición anotada que se hace de El Triunfo parténico, publicado en 1683 por el impresor Juan de Ribera. Antes de esta edición, en 1945 José Rojas Garcidueñas lo había hecho, sin anotaciones, bajo el sello de ediciones Xóchitl, acompañado de una breve introducción. El texto de Tenorio comprende 329 páginas.

Además de estas contribuciones, me interesa destacar que el estudio introductorio se escribió y concluyó en plena crisis mundial por la pandemia de COVID-19, que a más de uno dejó en la incertidumbre, y que a la editora le supuso un reto para poder sobrevivir ante tanta zozobra. La balsa que la investigadora utilizó para no naufragar fue la literatura, así nos lo explica en su “Epílogo”:

Debo hacer constar aquí mi agradecimiento a don Carlos de Sigüenza y Góngora: su desesperante prolijidad, su enloquecedor rebuscamiento, su exasperante repetición, su ostentación erudita, fueron un acicate para mi mente, una invitación continua a tratar de pensar en sus razones y reflexionarlas.

Al final fueron horas y horas de un trabajo muy placentero que me salvó de la zozobra y del desaliento que tan amenazantes sentí durante esos muy difíciles días para el país y para el mundo (ccxliv)[1].

Considero que la pandemia potencializó la lectura, el análisis y las reflexiones que realizó Tenorio sobre diversos poemas, pues en ellos se observa sensibilidad, inteligencia y, en más de una ocasión, irreverencia, lo cual se traduce en una invitación eficaz para acercarnos a esta prolija obra que redactó uno de los intelectuales más apreciados en la Nueva España: Carlos de Sigüenza y Góngora.

Regresando a los dos aportes significativos de la obra, conviene destacar que el estudio introductorio se compone de 13 apartados. En el primero, la editora nos introduce al mundo de los certámenes literarios en Nueva España; comenta las características de la poesía de la época y enfatiza, sobre todo, que era un “modo de vida social”, donde era importante tanto la escritura de esta como su lectura en voz alta y declamación, es decir, la performance. Asimismo, se detiene en elementos clave para estudiar, entender e interpretar esta literatura, como la erudición, el ingenio, el artificio y la memoria, términos que constituyen las piezas fundamentales de una teoría que nos sirve para acercarnos al Barroco novohispano. Los certámenes de aquel tiempo eran verdaderos espectáculos que convocaban a justas o concursos poéticos en los que los “autores eran los protagonistas principales” (XIII) y que se celebraban, según Tenorio, con la firme convicción “de preservar para la posteridad un momento, para ellos de relativa importancia histórica, con las herramientas retóricas y estilísticas de la época” (XIII).

En el primer apartado, también, se explica el funcionamiento de los certámenes: se presenta a los convocadores (Iglesia, Universidad o las autoridades civiles), la forma en que se hacía pública la convocatoria para la justa, la función que tenían los personajes que participaban en la proclama, como el portador del cartel o el secretario (en los concursos de 1682 y 1683 se le asignó a Sigüenza y Góngora este papel); los elementos que contenía el cartel (fechas, el tema general del certamen [basado en una alegoría], los asuntos y las secciones que lo compondrían) y, finalmente, las formas métricas que se utilizarían en cada sección.

En el segundo capítulo se nos explica en qué consiste la doctrina de la Inmaculada Concepción, quiénes fueron sus defensores y detractores en Nueva España. Esta escuela, a grandes rasgos, defendía la idea de que, entre todos los seres humanos, María era la única que había sido exceptuada del pecado original. Tenorio nos hace una síntesis histórica, bastante fluida, sobre este tema mariano, y nos revela la participación activa que tuvieron las universidades en la defensa del ‘voto inmaculista', al grado de que los profesores debían enseñar el Misterio de la Concepción pura en sus cátedras, y los graduados, por su parte, tenían la obligación de jurar este voto concepcionista para obtener su título. Este capítulo cierra con la presentación de los diversos certámenes dedicados a la Inmaculada Concepción en territorio novohispano.

En el tercer capítulo se introduce el Triunfo parténico, el cual reúne la crónica y los resultados de las justas poéticas de dos festejos: uno celebrado en 1682 y otro, al año siguiente, en 1683. También se mencionan las carencias que existen en cuanto análisis y estudios profundos sobre esta obra. Sin bien se ha insistido en que es de gran valía para las letras del siglo XVII, el Triunfo parténico ha tenido muy malas experiencias con los críticos y estudiosos del XX, pues algunos investigadores solo habían atendido su aspecto espectacular; otros se contentaron con revisar algunos fragmentos; los menos, se detuvieron en demeritar su valor por lo complejo que resultaba su lectura y comprensión; ante estos acercamientos parciales, la editora decide atender tanto el carácter festivo y cronístico del texto, como analizar y desmenuzar los poemas ahí compendiados, por lo que se puede decir que esta edición presenta el primer estudio cabal y serio sobre el contenido poético.

El tercer capítulo es uno de los más largos del análisis introductorio; está dividido en cuatro apartados, y el penúltimo, dedicado a los hechos históricos, constituye una verdadera joya, porque ahí Tenorio, siguiendo la estructura, los recursos estilísticos y las figuras retóricas que aparecen en el Triunfo parténico, se convierte en una verdadera cronista de los festejos de 1683: nos plantea los problemas económicos que habían impedido que se celebrara un certamen desde hacía varias décadas, la solución que ofrece el actual rector al costear los festejos y el auto virginal representado durante la convocatoria del certamen. También nos muestra a detalle los ornamentos (telas, piedras preciosas, imágenes, poemas, objetos) que acompañan cada altar dedicado a la Inmaculada, levantado por las distintas facultades que había en la Universidad y nos ofrece, finalmente, una lectura simbólica de estos retablos a partir de los comentarios que ofrece el secretario del concurso. Tenorio propone tales aras como écfrasis de construcciones efímeras y objetos artísticos que cautivaron a los novohispanos de la época.

En el cuarto subcapítulo, titulado “Certamen”, la investigadora nos presenta la alegoría central del evento de 1682, en la que la Virgen María se convierte en la isla Delos, por su firmeza, y Apolo, en Cristo. Del capítulo cuarto al séptimo, Tenorio se detiene en los asuntos particulares de cada sección del concurso y en las exigencias métricas de las cuatro secciones, llamadas certámenes. Aquí desmenuza los poemas, los estudia y ofrece un juicio sobre sus aciertos y desaciertos. Hay que destacar la gran variedad de formas poéticas que aparece y las características de cada una de ellas, así, se presentan canciones, romances, glosas en décimas, quintillas dobles, sextillas manriqueñas, sonetos, con algunas variantes,

Crónica y goce poético en el Triunfo parténico de Carlos de Sigüenza y Góngora como los sonetos en eco y octavas reales. Además, conocemos algunas curiosidades líricas de la época, como las décimas retrógradas, en las cuales debía leerse lo mismo de arriba hacia abajo y de abajo hacia arriba; los centones, compuestos por fragmentos sacados de uno o varios poetas; o las octavas desarmables, que al separarlas ofrecían un par de redondillas. Esta variedad de metros asume también diferentes tonos, desde los serios y solemnes hasta los jocosos, para tratar la relación de la Virgen María con la isla de Delos. Mención aparte merecen las construcciones en latín, pues la editora, aunque confiesa no ser una latinista, traduce y analiza métricamente las composiciones en dicha lengua, como los versos sáficos, solicitados en el certamen de 1682, o bien, los anagramas solicitados en el festejo del año siguiente.

A partir del octavo capítulo y hasta el duodécimo, Tenorio se ocupa de los poemas presentados en 1683. Ahí procede nuevamente como lo hizo en el certamen del año anterior e indica la alegoría planteada para 1683: la Virgen María debía compararse con el águila, ave real por excelencia. Aparecen aquí premiadas canciones que imitan las de Góngora, quien, como bien sabemos, fue el escritor modelo durante el siglo XVII y parte del XVIII en territorio novo-hispano; entre las variedades poéticas presentadas en este certamen aparecen los romances, uno de ellos escrito por sor Juana, y las quintillas, para retratar la belleza física de la Virgen María.

Después del estudio introductorio encontramos los “Criterios de edición” y la edición anotada del Triunfo parténico. Es importante destacar que los primeros no son presentados de la manera tradicional, es decir, plasmando únicamente cada decisión que se tomó para fijar y presentar el texto, sino que se convierten en una especie de ensayo donde se enuncian y, al mismo tiempo, se defiende y justifica por qué no se tomaron otras disposiciones. Así reflexiona la editora:

Lo mínimo que debo hacer por mis posibles lectores es presentarles un texto que, a pesar de su dificultad (por el tema religioso, el estilo recargado, los latines, y citas eruditas a cada paso, etc.) sea legible.

[...] Puntuación y ortografía actualizadas son nuestro primer punto de encuentro con el lector: una forma amable de iniciar el diálogo con él (CCXLVI).

Las concesiones que realiza Tenorio a sus lectores en diferentes momentos durante el “Estudio introductorio” y las decisiones tomadas y defendidas en los “Criterios de edición” revelan que la investigadora en ningún momento pierde de vista a los receptores, pues este libro busca y espera “satisfacer la curiosidad intelectual” de un lector del siglo XXI (ccxlviii). Tal reflexión va más allá de este apartado, pues se explica que cada nota léxica, histórica, informativa o literaria que aparece en el texto editado intenta facilitar el entendimiento de algún verso o pasaje y, sobre todo, que no se abandone la edición al no comprender aquello que se está leyendo (ccxlvii).

Concluyo esta reseña señalando que a lo largo de la lectura me asombré al descubrir la hechura, composición e interpretación de varios altares dedicados a la Virgen María, y gocé con la construcción de las alegorías y con la ingente cantidad de relaciones simbólicas, lingüísticas e históricas que lograron hacer los escritores de aquella época, entre ellos, Carlos de Sigüenza y Góngora. Esto se debe, en especial, a que la editora fungió como intermediaria en diversos momentos para que yo, como lectora, comprendiera de manera cabal el fenómeno cultural, artístico y literario que significaron los certámenes en Nueva España. En el caso de las obras pertenecientes a esta época, muchas veces necesitamos una ayuda extra para interpretar los códigos literarios y el contexto en el que se fraguan las obras, pues esto nos facilita la lectura, el entendimiento y el disfrute de diversas composiciones; para nuestra fortuna, contamos con críticos como Martha Lilia Tenorio, que humilde y generosamente están dispuestos a compartir sus conocimientos para acercarnos a estos textos, y que además tienen el don para mostrarnos que esa materia poética de hace siglos sigue siendo sumamente atractiva para el lector contemporáneo.

Nota:

[1] Todas las citas pertenecientes a El triunfo parténico de Carlos de Sigüenza y Góngora corresponden a Tenorio, 2021, por lo cual solo se anota el número de página.

 

Reseña de Estela Castillo Hernández Investigadora y profesora mexicana. Doctora en Literatura Hispánica por El Colegio de México (COLMEX), México. Su línea de investigación se aboca al estudio de la literatura mexicana de los siglos XVI-XVIII. Fue galardonada con el Premio a la mejor tesis de Doctorado en Ciencias Sociales y Humanidades 2013. Ha publicado artículos en diversas revistas especializadas y colaborado en las publicaciones Lemir. Revista de Literatura Española Medieval y del Renacimiento, Dieciocho. Hispanic Enlightenment y Signos Literarios, entre otras. Se desempeña actualmente como investigadora y profesora en el Instituto de Investigaciones Lingüístico-Literarias de la Universidad Veracruzana (UV), México.


Publicado, originalmente, en:
La Colmena, Nº 117, Enero-Marzo (2023) pags. 181-185 ISSN 2448-6302

La Colmena, revista de la Universidad Autónoma del Estado de México - Instituto Literario

Link del texto: https://lacolmena.uaemex.mx/article/view/20527

 

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