Beckett: el socio del silencio

Fabián Casas

"La negación no es posible. Como tampoco lo es la afirmación. Es absurdo decir que es absurdo. Sigue siendo un juicio de valor. No se puede protestar, no se puede opinar. Hay que quedarse ahí, donde no haya ni pronombre ni solución ni reacción, ni una posible postura que adoptar..." Esta nota de Fabián Casas y la publicación de sus poco difundidos poemas no pretenden ser un homenaje. Pero parecen.

Beckett sale maravillosamente bien en las fotos. Además, a modo de acusación, se lo ha tildado de vanguardista, derechista, hermético y mudo. Veamos: Beckett nació el 13 de abril, en Foxrock, cerca de Dublín. Corre el año 1906 y, en efecto, el bebé Beckett no se comunica con la gente. Pasan los años y Sammy intenta una carrera universitaria: pero al final se las toma y recorre París y Londres. Para esta época se gana una mina y vive en condiciones precarias en el barrio de Montparnasse. "Apenas tenía fuerzas para tomarme el desayuno", diría después Beckett. A los 26 años, el muchacho irlandés se consideraba todo un fracasado. Entonces empezó a escribir. Cuando estalló la guerra ya había escrito dos novelas: "Watt" y "Murphy". "El sol brillaba -porque no le quedaba más remedio- sobre nada nuevo."

Así empieza "Murphy", la primera novela de Beckett. Durante el conflicto mundial, él y su mujer escapan de la GESTAPO y trabajan como correo de la resistencia francesa. Termina la guerra y Beckett escribe "Molloy". "He escrito Molloy tras un día en que comprendí mi estupidez. Entonces me puse a escribir las cosas que siento. Entreví el mundo que debía crear para poder respirar". Entre 1946 y 1950. escribe también "Malone Muere", "El Imnombrable" y "Textos para Nada". Pero es a partir de "Esperando a Godot" -que es un éxito mundial- cuando le llega la fama. Bastante injusto, si consideramos a esta obra, simplemente, como un pequeño canal de sus terribles novelas. A partir de ese momento, Beckett debe cargar con el mote de creador del teatro del absurdo. Pero volvamos a sus novelas. A pesar de ser contemporáneo de Adolf, la guerra no está en sus textos: ésta, por supuesto, es una observación muy precaria. Ningún personaje beckettiano tira, por ejemplo, una granada.

La idea de vanguardia estuvo siempre ligada a los cambios formales de las obras. Beckett tiene bastante de Joyce (un irlandés que ha escrito un libro que pesa como dos kilos), utiliza largos monólogos de un único personaje. En sus novelas casi no hay movimientos. Sus personajes fabrican una realidad y esa es la que nosotros vivimos. Los ojos de Murphi o de Molloy son nuestros ojos y, lo más sofocante: su interioridad es nuestra única certeza. En esto Beckett se acerca a la filosofía cartesiana. En este pensamiento, el espíritu importa más que la materia. Según Descartes, el único medio por el cual el espíritu pacta con los cuerpos, es dios. Pero Beckett ha eliminado a dios de su universo. Entonces el hombre queda separado para siempre de los objetos, en off side permanente. Sus personajes son hombres que han caído en la existencia y ahora tienen que morir, pero Molloy sospecha que la muerte puede ser un estado peor que la vida, por eso no se suicida, hacer el amor para Molloy es un acto insoportable, prefiere la masturbación, siente fastidio por la reproducción, "la porquería de los cromosomas".

Beckett dice sobre su trilogía: "Al final ya no se sabe quién habla. Hay una desaparición absoluta del sujeto. A eso conduce la Crisis de identidad". Y está en lo cierto, "El ¡innombrable" ni siquiera se puede nombrar: "¿Dónde ahora? ¿Cuándo ahora? ¿Quién ahora? Sin preguntármelo. Decir yo. Sin pensarlo".

Muchos críticos han visto en Beckett a un vanguardista que llevó a la novela a su fin, sobre todo por la dispersión del lenguaje. Pero esto es como considerar a los autistas como los vanguardistas de los enfermos. Si la obra de Beckett es sólo un monólogo donde el yo de los personajes se va perdiendo entre las palabras, es porque necesariamente debe ser así, simplemente porque el hombre también se ha perdido y no tiene posibilidad de salvación. No hay esperanza porque las cosas son así. Y esto, para Beckett. no es solamente trágico, también es cómico.

Frederik Karl, en un prólogo al autor: "Cuando alguien busca con la esperanza de encontrar algo que lo elude constantemente, el resultado será trágico para él: pero cuando busca conociendo de antemano que lo que le escapa ahora seguirá escapándole y sigue buscando prescindiendo del éxito, el resultado suele ser gracioso".

En su obra no está la guerra, pero si ésta no hubiese acontecido, daría lo mismo. La desesperación de Beckett es una desesperación cósmica. Es la historia del hombre condenado a preguntar y saber que jamás tendrá respuestas. "La negación no es posible. Como tampoco lo es la afirmación. Es absurdo decir que es absurdo. Sigue siendo un juicio de valor. No se puede protestar. No se puede opinar."

Beckett ha escrito poesía durante toda su vida, fue "Whoroscope", un poema, su inicio en la literatura. Samuel Beckett, premio Nóbel en 1969, habla con fervor del silencio, le gusta poder seguir al sol desde que se levanta hasta que se pone.

Mientras esta nota esperaba ser impresa, Beckett palmó. Lo hizo a su estilo: después de dos días de semi-inconciencia, hablando palabras incomprensibles en una clínica geriátrica. Pensamos en cambiar la nota, pero llegamos a la conclusión que de Beckett -al igual que de Borges- se puede seguir hablando en presente, porque no se sabe si realmente existió. ¿Quién fue Beckett-Molloy-Moran? Ahora los suplementos literarios se atosigan con noticias de su vida. Noticias falsas o equívocas, apuradas por la obligación de informar. Pero esto también tiene su lado beckettiano, porque para el lector ingenuo, la única voz es la del periodista, que a su vez transmite una realidad improbable y así ad infinitum.

Bueno, para terminar, podríamos decir que murió el 22 de diciembre de 1989 y que la noticia se supo dos días después y "nadie lo vio partir en la unánime noche".

Poemas franceses

 

1

Vienen

iguales y distintas

con cada una es igual y distinto

con cada una la ausencia de amor es diferente

con cada una la ausencia de amor es semejante

 

2

para ella el acto tranquilo

los poros sabios el sexo buena chica

la espera no muy lenta las lamentaciones no demasiado largas la ausencia

al servicio de la presencia

los pocos jirones de azul en la cabeza las punzadas del corazón muertas al fin

toda la gracia tardía de una lluvia que cesa

con la caída de una noche

de agosto

 

para ella lo vacía

puro

de amor

 

3

estar ahí sin dientes ni mandíbulas

adonde se va el gozo de perder

con el apenas inferior

de ganar

y Rosalinda y esperamos

adverbio oh regalito

vacío vacío salvo unos jirones de canción

papá me dio un marido

o al arreglar las llores

que moje cuanto quiera

hasta la elegía

de los suecos errados aún lejos de Les Halíes

o la orina de los niños apestando en las cañerías

o que moje sin más vueltas

porque es así

que perfeccione lo superfluo

y venga

con la boca idiota y la mano hormigueante

con el ánimo hundido y los

ojos que escuchan a los lejos

tijeretazos argentinos.

 

4

ASCENSIÓN

a través del estrecho tabique

ese día en que un hijo

pródigo a su manera

volvió con su familia

oigo la voz

conmovida comenta

la copa del mundo de fútbol

 

siempre demasiado joven

 

al mismo tiempo por la ventana abierta

por los aires a secas

sordamente

la marejada de los fieles

su sangre salpicó en abundancia

sobre las sábanas las arvejas y sobre su hombre

con dedos asquerosos cerró él las pupilas

sobre sus grandes ojos verdes sorprendidos

 

ella rueda ligera

sobre mi tumba de aire

 

5

LA MOSCA

entre la escena y yo

el cristal

vacíos salvo ella

 

vientre a tierra

ceñida por sus negras tripas

antenas enloquecidas alas atadas

patas ganchudas bocas sorbiendo en el vacío

sableando el azul aplastándose contra lo invisible

impotente bajo mi pulgar que hace que zozobren

el mar y el ciclo sereno

 

6

música de la indiferencia

corazón tiempo aire fuego arena

del silencio desmoronamiento de amores

cubre sus voces

y que no me escuche

más callarme   

 

Traducción: JENARO TALENS

 

por Fabián Casas
 

Publicado, originalmente, en: Revista 18 Whiskys Noviembre de 1990

Link del texto: https://ahira.com.ar/ejemplares/18-whiskys-no-1-2/

Gentileza de Ahira. Archivo Histórico de Revistas Argentinas

Ahira. Archivo Histórico de Revistas Argentinas es un proyecto que agrupa a investigadores de letras, historia y ciencias de la comunicación,

que estudia la historia de las revistas argentinas en el siglo veinte

 

Ver, además:

Samuel Beckett en Letras Uruguay

 

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