Amigos protectores de Letras-Uruguay

Los martes, de las 17.30 a las 18.30...
de Luis M. Casado Ledo
casadoledo@hotmail.com
 
Director de Rebanadas de Realidad

Artículo relacionado:
Argentina: Julio Godio: emblema latinoamericano del mundo del trabajo - Por Alberto José "Pepe" Robles

Rebanadas de Realidad - Buenos Aires, 24/05/11.- Los martes, de las 17.30 a las 18.30, una mujer pende de un clavo y su vestido de espuma tiene frunces en las costuras. También, por una sincronización que escapa a la lógica, instantes antes de mi arribo deja de tocar el piano y con un brazo sobre las teclas, vuelca su atención por una ventana que deja observar un jardín que no distingo. Sólo veo sus cabellos negros cubrir los pliegues de su blanco vestido que se chorrea desde los hombros, marcando su columna vertebral, mientras me desparramo en un sillón a contemplarla saboreando las notas musicales, escudriñadas por ese piano, que aún huelen a tierra recién mojada.

Desde el primer instante pienso cómo será su rostro y me la imagino en diferentes circunstancias; pero ninguna mitiga mi ignorancia sobre sus verdaderos rasgos faciales; sin embargo, no dejo de pensar en ella y, a pesar que me ignora y no me alienta, la prefiero a La Gioconda que sin cejas ni pestañas persiste en no desprender su atención de mi, me traslade de una punta a la otra del cuarto, de ese cuarto donde los otros días de la semana, sólo me dedico a tareas que la modernidad exige de un hombre que fagocitó más de cincuenta años.

Justamente, en ese primer encuentro mi ánimo comenzó a mezclarse con su rojos, marrones y amarillos; sepias que le otorgaban característica de una belleza de otros tiempos, o fuera de él. Tan pálido me sentí luego de una hora que al salir de ese lugar, caminé confiado en que Mallarmé me estaría esperando en el bar justo, en la mesa apropiada, para tomar algo que facilitara el diálogo entre amigos de tantos años. Fue él quien me advirtió que se podía ser absurdo, pero siempre y cuando se sea coherentemente absurdo, sin altibajos ni arrepentimientos.

Seguí caminando y estaba ahí, con tapas amarillas y letras negras y se abrió a mi, como tantas veces, a mis dudas y confesiones. Encargamos, a la mesonera vestida de cuero negro, al tono con su piel y una flor roja en su oreja izquierda, un vino de bodega artesanal, las cuales abundan en las provincias de mi país.

Sonrió cuando le detallé mi ahínco por conocer aquel rostro que se me escapaba como por la botella el aroma a uvas constructoras de un sabor que deambula desde nuestras bocas y paladares hasta el robustecido espíritu que cotidianamente combate contra el blanco de las hojas hasta triunfar, no siempre, en unas pocas palabras escritas.

Así fue el primer martes en que degusté, como el vino, la mixtura del placer y el displacer y comencé a preguntarme si entre las 17.30 y las 18.30, conocería su rostro, escucharía su música, disfrutaría de mi deseo.

14 de mayo del 2011

Luis M. Casado Ledo
casadoledo@hotmail.com
 
Director de Rebanadas de Realidad

Agracemos la gentileza a Rebanadas de Realidad

Ir a índice de América

Ir a índice de Casado Ledo, Luis M.

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio