Tranvía Negro (tercera edición, Editorial Alambique 1995, Ediciones Perro Azul, 2000, Editorial Arboleda 2009), de Adriano Corrales
Por Freddy Cardoza Muñoz (Nicaragua) 
Adriano Corrales, poeta costarricense, ha dado a luz la tercera edición del poemario Tranvía Negro, (Editorial Alambique 1995, Ediciones Perro Azul, 2000, Editorial Arboleda 2009). 

Este poemario está dividido en cuatro apartados titulados: Cantinas, Códices, El círculo de la noche y El otro viaje
Sus versos son de construcción irregular utilizando muy a menudo figuras literarias. La mayoría de sus poemas carecen de título y son un homenaje a la sensualidad, al amor y sus implicancias que conlleva el estar enamorado: la ansiedad, la soledad (y de ésta el poeta hace una especie de apología), decepción...: 

“todos caben 
en la profundidad torpe de un beso 
en el bamboleo ebrio de un recuerdo 
en la sonrisa tristemente maquillada 
de una mujer ya de regreso” 
Y el poema IX revela el sentimiento frustrado de una aventura:
“navego otro cabello 
suavemente desabrocho su bata color vino 
sus labios me abandonan 
soy un poema leído por otro”
Códices, el segundo apartado, me lleva a creer que Corrales Arias hace una apología a la soledad, ese sentimiento que cuando se ausenta se desea y cuando se presenta se detesta, y paradójicamente la soledad acompañada de rones: 
“Me asomo al ritmo de tus caderas 
me consume el tiempo sin tu talle 
sin consuelo en las calzadas 
las plazas 
salamandras insólitas 
yeguas desbocadas por la noche 
Siempre ocurre quedarse solo en los recuerdos 
en las botellas el paisaje 
sin canciones 
desahuciado y tristemente contento” 
En El círculo de la noche, su tercer apartado, sigue con la misma tónica y el mismo tema, la soledad. Por ejemplo: 
“Es aquí la soledad 
me acomodo en el cofre 
escribo 
cadáver 
sobre 
cadáver 
en botellas rotas 
es aquí la noche 
eso me basta” 
El poema XVIII, de El otro viaje, refleja esa inquietud por conocer lo oculto, variante que mueve al ser humano para encontrar o descubrir lo que ahora se sabe y que motiva seguir buscando lo que todavía está oculto: 
“No solo cabellos desbocados 
sobre el precipicio de labios 
el silencio 
la luna fría 
como un rosario de mediodía 
Con machetes de aire 
Y este tambor 
Vamos 
al encuentro de lo que estaba oculto”

Freddy Cardoza Muñoz

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