Haroldo de Campos (1929-2003)

Fundador del Concretismo

Alfredo Fressia

El 16 de agosto de 2003 falleció en San Pablo, su ciudad natal, el poeta, crítico y traductor Haroldo de Campos. Nacido el 19 de agosto de 1929, deja una obra variada, exuberante y polémica, de larga repercusión internacional, pero inexplicable en sus orígenes sin el contexto del Brasil "desarrollista" de los años '50, que volvieron emblemática a la figura del presidente Juscelino Kubitschek.

Bajo el impacto de su muerte, este suplemento pidió una evaluación de su obra a cuatro poetas paulistas de generaciones y tendencias estéticas diferentes. El resultado revela la naturaleza polémica de su papel en la historia literaria. Considerado por la crítica Leyla Perrone como uno de los grandes creadores de la "alta modernidad”, autor de una obra que se fue internando en el barroco sin negar sus orígenes "formalistas" en el movimiento Concretista del que fue en gran parte creador, el poeta parece haber quedado definitivamente identificado con aquel rígido "formalismo" que encarnó en los '50. Es como si ese fragmento inicial de su obra hubiera suscitado una reacción que no se detuvo cuando el poeta evolucionó hacia otras formas estéticas, ciertamente menos autoritarias. En entrevistas privadas, Haroldo de Campos, exuberante también personalmente, se decía cansado de que lo llamaran "poeta concretista" cuando había abandonado aquel movimiento hacia tiempo. Tal vez parte de ese "cansancio" explique su tentativa teórica de conciliar aquel formalismo poético con el Barroco, un discurso critico no siempre comprendido, o no siempre compartible.

Otra hipótesis para explicar la polémica que lo acompañó entre sus pares puede residir en la virulencia de aquel primer movimiento Concretista y los espacios de poder crítico que ocupó aquel grupo de poetas, constituido fundamentalmente por Haroldo, su hermano Augusto y por Décio Pignatari. La "disidencia" de Ferreira Gullar, poeta "concreto" en los '50, se sitúa al fin de la década y resulta emblemática de la reacción que el movimiento Concreto suscitó (y que, a todas luces, sigue suscitando). Es un hecho que los poetas locales sienten hoy las figuras de Haroldo y de Gullar como "emblemas" de dos actitudes repetidas, tradicionales y opuestas frente a la creación poética. A Haroldo le cupo, en Brasil, el papel del siempre reincidente formalismo, cuyos orígenes se vinculan, según una parte de la crítica, al mismo Parnasianismo, poderoso en un Brasil que casi no conoció el Simbolismo (como movimiento histórico fechado, no como actitud estética que en la práctica atraviesa el siglo XX). A Ferreira Gullar, y siempre como emblema literario y otorgado, le cupo la reacción signada por el vitalismo de Manuel Bandeira, la aparente superación de todo formalismo, el arte creado con "esa materia humilde y humillada" de la vida, según las palabras del poeta en este suplemento. La propia carrera laboral de ambos creadores contribuye a la dicotomía, por más simplificadora que ésta pueda resultar.
Haroldo fue profesor (de Semiótica de la Literatura, en la PUC de San Pablo y en innumerables cursos en el exterior), Gullar fue periodista, militante del PC, crítico en artes plásticas, autor en el exilio del "Poema Sucio", de título revelador sobre la relación de poesía y vida.

Alfredo Fressia
El País Cultural Nº 730
31 octubre de 2003

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