Métodos para apoyar a Letras-Uruguay

 

Si desea apoyar a Letras- Uruguay, puede hacerlo por PayPal, gracias!!

 
Cátedra Morazánica



Cabañas: ciudadano, estadista y soldado
Por Lic.
Miguel Cálix Suazo

Vice Presidente del Instituto Morazánico

Secretario General Fundación Morazánica

Miembro del Directorio de la CASA DE MORAZÁN

Premio Nacional de Ciencia José Cecilio del Valle

miguel.calix.s@gmail.com

Para comprender y catalogar la grandeza de las ideas y luchas del ciudadano, estadista y soldado José Trinidad Cabañas Fiallos, que sacrificó su vida para legarnos la libertad de que gozamos hoy, es preciso conocer las circunstancias y el medio en que se desenvolvió, que eran muy distintos a los de la actualidad, no sólo en lo material, sino también en las costumbres y en lo político, cultural, económico, social y religioso. Es preciso conocer también el contexto de los acontecimientos externos que, lenta y tardíamente, llegaban al conocimiento general, dado el altísimo grado de analfabetismo (98%) y de crudo fanatismo que entonces imperaba.

Antes de ello, permítanme reflexionar que los hondureños debiéramos pensar positivamente y en grande y tratar de corregir la costumbre de hacerlo en pequeño, basados tal vez en el espíritu de conformismo que nos ha agobiado a lo largo del tiempo, enraizado en un determinismo psicológico que nos ha hecho creer que ya nacimos marcados para ser subdesarrollados y que no podemos llevar a cabo empresas de gran envergadura. Estas mismas ideas las expresé el jueves 28 de abril de 2005 ante el Congreso Nacional, en una exposición sobre Morazán y Cabañas y la Centroamérica actual. Traté de hacerles reflexionar a unos 40 de los 128 diputados, pues sólo esos estaban presentes, de que solamente faltaban 16 años para que se conmemorara el Bicentenario de la Independencia de Centroamérica y que NO ESTÁBAMOS HACIENDO NADA PARA CONCRETAR EL IDEAL DE

José Trinidad Cabañas Fiallos

AQUELLOS HÉROES y que era necesario comenzar a hacer un debate serio y responsable, en donde los medios de información ayudaran en dicha tarea, comenzando con una labor de culturización. Les hice ver a esos pocos diputados lo que al respecto pensaba Cabañas, este honradísimo prócer, el heredero del Ideal Unionista. Pero no me escucharon.

Ahora quiero señalarles a ustedes que con anterioridad y hasta el momento del nacimiento de Cabañas, en el mundo habían sucedido muchos acontecimientos externos importantes que buscaban cambiar el régimen colonial, los cuales pronto iban a ser absorbidos por él y por Morazán, al juntarlos el destino en Comayagua, en 1827 en donde se hallaba el ideólogo de ambos, Dionisio de Herrera, que para 1805 contaba con 24 años de edad, pues había venido al mundo en Choluteca en 1781. Entre esos sucesos deben mencionarse los aportes de los Enciclopedistas; los ocurridos en 1776 cuando Estados Unidos de América se independizó de Gran Bretaña; la Revolución Francesa, que comenzó tres años antes de que naciera Morazán y tenía 16 años al nacer Cabañas, y que aportó al mundo los Derechos Fundamentales del Hombre, Libertad, Igualdad y Fraternidad; los acontecimientos posteriores, como la invasión de las Tullerías por el pueblo parisino, la ejecución de Luis XIV y María Antonieta y la aparición de la Época del Terror en Francia, que acabó con grandes líderes de la misma Revolución Francesa, como Marat, Dantón y Robespiere; la prisión en Nueva Granada de Antonio Nariño por difundir los derechos del hombre y del ciudadano; la prisión en México de Fray Fernando de Mier por publicar “El Sermón Guadalupano”; las campañas de Napoleón en Italia, Austria, y Egipto; el robo, por parte de los ingleses, de territorios pertenecientes a España; la conquista de la India por parte de Gran Bretaña; la Independencia de Haití; la declaración de la guerra del monarca español, Carlos IV, en contra de Gran Bretaña; la promulgación del Código Civil por Napoleón; y finalmente, en 1805, cuando nació Cabañas, el juramento de Simón Bolívar en el Monte Sacro de Roma, de liberar del dominio español a las colonias americanas…

Hoy nos hayamos inmersos en un año en que los politequeros, sin descanso y con gran cinismo, se dedican a procurar cada uno alcanzar el poder, no importando los fines o medios para ello, aunque estén reñidos con la ética e integridad que enarboló José Trinidad Cabañas Fiallos, que este 9 de junio cumple 204 años de haber venido al mundo en Tegucigalpa. Nada es más propicio entonces que nos encontremos en este Foro ante tan distinguida concurrencia y frente a los medios de comunicación y del CONSEJO NACIONAL ANTICORRUPCION, pues es urgente que contribuyamos a que los hondureños comencemos a reivindicar y emular a este prócer- el más honrado que ha producido Honduras y Centroamérica; y que de esa manera se posibilite el rescate de los valores cívicos, morales y espirituales, que tanta falta nos hacen para evitar caer en mayores y deprimentes niveles de corrupción. Que nos ayuden a hacer llegar al pueblo muchas cosas que se desconocen del más fiel y valiente soldado de Morazán, que los hondureños emulemos a ese paradigma del valor y la honradez, llamado con razón el Caballero sin Tacha y sin Miedo o el Bayardo de Centroamérica, en rememoración de otro pro hombre nacido en el Sureste de Francia hace varios siglos y que se llamó Pierre du Terrail, a quien se le denominaba con tales apelativos.

Por tales razones, es conveniente, para empezar, que señalemos que hace 204 años –cuando nació Cabañas- en la llamada Villa de San Miguel de Tegucigalpa y Heredia se vivía una vida apacible, carente de muchos de los servicios modernos que proporciona la energía eléctrica, tales como el alumbrado general y los medios de comunicación para difundir las ideas. Esta pequeña villa, en que se daba gran importancia a las buenas costumbres, de las que su nutrió la personalidad de integridad, honradez, valentía y lealtad entre otras, de JOSE TRINIDAD CABAÑAS FIALLOS, estaba formada por solamente 86 familias de españoles y 507 de ladinos, de todos los cuales se conocían 233 solteros. La villa era cabeza de la Subdelegación de Tegucigalpa, que a su vez estaba constituida por 159 familias de españoles, 1,650 de ladinos y 975 solteros. El mayor porcentaje era de indios -principalmente en Comayagüela- y de mulatos, que se empleaban en las minas. Los criollos, que eran los nacidos de españoles e indias, controlaban los medios de producción. La producción de plata que durante tres siglos había convertido a la Villa en el “Tesoro” del Reino de Guatemala, había entrado en decadencia y hacía 17 años aquélla había perdido su categoría de Alcaldía Mayor otorgada desde 1578, con lo cual había dejado de ser autónoma y pasado a ser dependiente de la Intendencia de Comayagua. La Villa llevaba seis años de estar reclamando ante la Corona española –por intermedio de la Capitanía General de Guatemala- su antiguo estatus, lo que sólo pudo recuperar en 1818, cuando Cabañas tenía 13 años y faltaban tres para la Declaración de su Independencia, ocurrida el 28 de setiembre de 1821.

En la Plaza Principal –donde hoy se halla la bellísima Plaza Cívica “Francisco Morazán”- se llevaba a cabo la mayor actividad comercial y cultural y en sus alrededores había un conjunto de hermosos edificios, como el de la Catedral, el Cabildo o Ayuntamiento y el de Los Portales, que había pertenecido a la Cofradía del Señor de la Fe; y otros, que eran propiedad de las principales familias, como la de don Antonio Tranquilino de la Rosa, don Ponciano Planas y la familia Urmeneta. Cerca de esa Plaza Principal, con rumbo al Oriente, casi al final de la calle, destacaba el Templo de San Francisco y su Convento, frente a una plazoleta en cuyo centro había una pequeña fuente pública. A un lado de esta plazoleta había una construcción de adobe y tejas, con balcones enrejados y arcos de piedra tallada, y fue allí, en donde el 9 de junio de 1805 abrió sus ojos por primera vez el que se convertiría en el más honrado hombre que ha producido Honduras y Centroamérica, José Trinidad Cabañas Fiallos, hijo legítimo de don José María Cabañas y Herrera y doña Juana Fiallos y Castellón. Fue bautizado en la Parroquia de San Miguel de Tegucigalpa por el sacerdote Juan Francisco Márquez. y de doña Juana María Fiallos. Actuó como su madrina doña Juana Rivera. Sus abuelos por el lado paterno fueron don Vicente Cabañas y doña María Antonia Herrera; y por el lado materno don Manuel Fiallos y doña Isabel Castellón. Todos ellos de ascendencia española.

En 1812 José Trinidad marchó a Comayagua con su familia. Gobernaba la ciudad y la Provincia don Juan Antonio de Tornos y Caginal; en el Reino de Guatemala gobernaba don José Bustamante y Guerra y en España Fernando VII. El joven Cabañas estudió en el Colegio Seminario Tridentino de Comayagua y participó en las tertulias patrióticas que organizó Dionisio de Herrera, el primer Jefe de Estado de Honduras, para explicar el contenido de la Constitución Federal y la del Estado.

 

Tras cinco años, entre 1827 y 1832, después de destacarse como un fiel y valiente soldado de Morazán, a lo que se referirá con toda propiedad el General retirado don Luis Alonso Maldonado, Cabañas se retiró a sus ocupaciones personales en Comayagua, en donde lo visitó en 1833 Morazán. Cuatro años después, para el período 1837-1838, es nombrado Vice Jefe de Estado de Honduras. El Jefe de Estado fue don Justo José Herrera. Durante cuatro años más al lado de Morazán sigue peleando por la gesta libertaria y unionista de Centroamérica y en 1840 marcha al exilio con Morazán, en el que permanecen 22 meses. En la tierra de Juan Mora Fernández al regresar del exilio en 1842 encontró la muerte Morazán y por eso Cabañas regresó a El Salvador en 1843. Gobernaba ahí Juan José Guzmán. Los siguientes años los dedica a la lucha armada por darnos Patria y Libertad, y después de junio de 1845 Cabañas queda exilado en El Salvador por cinco años. Para entonces, en 1850, fue nombrado Ministro General del Gobierno del Presidente Juan Lindo, en Honduras. En febrero de 1851 es declarado por la Asamblea de El Salvador como Benemérito de la Patria. En mayo de ese mismo año fue declarado por la Asamblea de Honduras como Soldado Ilustre de la Patria. Y se le aprobó una pensión vitalicia con el sueldo de General, la que no aceptó.

Hoy, que pronto estaremos siendo arrollados por la campaña política –vacía de propuestas de verdaderos Estadistas- ojalá que quienes buscan el favor popular se identifiquen y sepan corresponder a aquella actitud de Cabañas cuando declinó recibir la pensión vitalicia que le otorgó el Estado de Honduras en mayo de 1851. Y para aquilatar lo sublime de ese gesto, no resisto decirlo con las propias palabras del Héroe, que dijo así:

“San Salvador, junio 30 de 1851.

 

Señor Ministro General del Supremo Gobierno del Estado de Honduras:

 

Tuve la satisfacción de recibir la muy estimable nota de U. de 5 del que expira, en que se sirve insertar el decreto que el 31 del próximo pasado mayo se dignó emitir el Cuerpo Legislativo, concediéndome durante mi vida el sueldo correspondiente a mi grado, y la mitad a mi viuda, madre o hijos legítimos, si los hubiere en mi fallecimiento. Al imponerme de ese rasgo de distinción y generosidad con que me han honrado y favorecido las Cámaras, me he sentido penetrado de la más viva gratitud, e influido por ella y por el vehemente deseo de dar testimonios de alto aprecio con que veo las decisiones de los dignos representantes del pueblo, aceptaría sin vacilar aquella gracia: pero me determinan a renunciarla las consideraciones siguientes. En primer lugar: todos los ciudadanos tenemos la más estrecha obligación de ser útiles a la Patria, y defenderla cuando se ve amenazada de algún peligro; y, cuando hemos tenido ocasión de prestarle algún servicio señalado NO HEMOS HECHO MÁS QUE LLENAR NUESTRO DEBER.

 

Si mis constantes esfuerzos en defender las instituciones democráticas, la libertad e independencia de mi país, han podido llamar la atención de mis conciudadanos, ellas por el órgano de sus apoderados me han dado ya el más lisonjero galardón en el decreto de 11 de mayo, que me condecora con el título de Soldado de la Patria: declaratoria que es un premio más que suficiente por los servicios que yo haya prestado, y que deja mi ambición superabundantemente satisfecha, no siendo después de esto dable que acepte una pensión. También me impulsa a renunciar la idea de que los enemigos del orden, que siempre están en acecho de cuantos pasos dan los defensores de los derechos populares, para desvirtuarlos, no dejarían de levantar el grito ya inculpando a las Cámaras por su benevolencia hacia mí, ya calumniando mis intenciones, interpretando mis acciones siniestramente, como hijas de miras interesadas en que el egoísmo calculista hubiera cifrado su futuro bienestar... no olvido TAMPOCO el estado deficiente en que se halla el erario público; y yo, que desearía tener cuantiosas riquezas que suministrarle, a fin de que cubriese tantas y tan importantes atenciones a que no es posible acudir por falta de medios, ¿Cómo habría de QUERER aumentar sus apuros gravándolo con aceptar una pensión?

 

Así es que la renuncio formalmente. Sírvase U., Señor Ministro, elevar estas rápidas indicaciones al conocimiento del Señor Presidente, suplicándole se digne, en su oportunidad, trasmitirlas a las Cámaras, significándoles mi eterno reconocimiento por las inequívocas muestras de estimación con que me han honrado.

 

Con sentimiento de mi mayor consideración, me suscribo de U. muy atento servidor.

 

TRINIDAD CABAÑAS”

 

Estas palabras debieran estar esculpidas en la mente y el corazón de todos los hondureños, y ellas solas debieran ser suficientes para mover la conciencia nacional para que, sin mezquindades que ofendan su memoria, le tributemos la justicia que hasta ahora le hemos negado.

 

Luego de renunciar a la pensión Cabañas fue nombrado Presidente de Honduras, y gobernó del 1 de marzo de 1852 al 6 de octubre de 1855. En 1852 fue nombrado Presidente Provisorio de Centroamérica, lo que no aceptó.

 

Ese 1 de marzo de 1852 al asumir la Presidencia pronunció un conceptuoso discurso, del cual quiero resaltar en sus propias palabras lo que dijo acerca de la Libertad de Prensa, que tal vez hasta muchos periodistas las desconocen y no digamos la generalidad de los hondureños. Estas expresiones fueron las siguientes:

 

“Hay un derecho constitucional en el pueblo inherente a su soberanía, y el fundamento supremo de todas las libertades públicas; este es el derecho de la prensa libre. Yo debo manifestaros en este punto mi programa y mi principio. En la disensión de la política y de la administración pública, no hay limitación posible, no hay formas prohibidas. El público es el juez, y toda coartiva (sic) es un ataque a la soberanía y a la ilustración del pueblo. Los escritos sin razón, sin pudor o sin verdad caen por si mismos desechados por la razón pública, o tienen alguna justicia y fundamento, y sirven de ilustración al Gobierno. ESTOY PERSUADIDO QUE NO HAY CASO EN QUE CONVENGA LA REPRESION: si no es en los que toquen el sagrado de la conducta privada…Yo deseo, pues, que la libertad de la prensa sea de hecho ilimitada, y que mi Administración sea censurada de cualquier manera, siempre que ella desagrade a mis conciudadanos. Para que yo pueda conocer la opinión, para que pueda saber mis extravíos, os encargo que me iluminéis con la razón de vuestros escritos, que me corrijáis con vuestra censura. LEJOS DE REPRIMIR, NI AUN INDIRECTAMENTE, VUESTRO SOBERANO DERECHO, me aprovecharé de vuestras luces y opiniones, VERÉ CON LA TOLERANCIA MÁS COMPLETA AUN LOS DESAHOGOS DE LA PASIÓN Y LA CAUSTICIDAD DE LOS PARTIDOS. ¿Y por qué?. Es por que siempre deben servirme de norte aun las opiniones de los que pudieran ser mis enemigos; es por eso que estoy seguro del buen sentido y de la justicia del pueblo hondureño; es por que quiero que mi conciencia pública nada tenga que temer del juicio de mis conciudadanos; pero sobre todo, es por que QUIERO SIEMPRE CONCERTAR MI GOBIERNO Y MEDIRLO EN LA BALANZA DE LA RAZÓN PÚBLICA”.

 

“Y yo os protesto, conciudadanos, que si por accidente llego a comprender y a convencerme por el examen diario que me propongo hacer del estado de la opinión, y para el cual QUIERO QUE ÉSTA SE MANIFIESTE FRANCAMENTE, aunque sea desbordándose, que el juicio de la generalidad o de la mayoría desaprueba mi administración; o bien por que crea que me he separado de mis deberes y de mi programa, o por que éste no satisfaga sus deseos, y sus esperanzas, os protesto digo, que EN CUALQUIER ÉPOCA DE MI PERÍODO VOLVERÉ SERENO A MI VIDA PRIVADA SIN TURBACIÓN Y SIN ESCÁNDALO. No seré yo, a fe, el que permita en mandaros contra vuestra voluntad o pérdida ya de vuestra confianza. Yo tornaré tranquilo a mi elemento natural que es el hogar doméstico, y vosotros me llamaréis para emplear mi espada a favor de vuestra libertad, siempre que la creáis amenazada”.

 

“NO PERDERÉ JAMÁS VUESTRO FAVOR AUN CUANDO DIFIRIÉRAMOS EN OPINIÓN. Vosotros me comprendéis, y yo os comprendo. Bien sea en el Gobierno; bien en lo privado, o en el campo de batalla, vosotros reconoceréis tres cosas en mi corazón y en mis hechos: EL PUEBLO HONDUREÑO, LA LIBERTAD Y LA NACIONALIDAD”.

 

Al tomar posesión de la Presidencia de Honduras en 1852, hablando sobre la Unión de Centroamérica también expresó Cabañas:

 

“Soy hondureño, y estoy a la vanguardia de la opinión del Estado y protesto ser el primero en promover esta organización (LA UNIÓN DE CENTROAMÉRICA), en darle todos los auxilios necesarios y en cumplir sin interpretación ni evasivas todas sus órdenes y decretos. Mi principio es que erigida la autoridad nacional, cualquiera que sea la independencia de los Estados en su administración interior, ellos son súbditos y no directores de la Unión. Estoy convencido, que si los Estados quieren conservar la revisión de los decretos nacionales, LA NACIONA-LIDAD NO ES MÁS QUE UNA FARSA Y LA INDEPENDENCIA CENTRO-AMERICANA UNA IRONÍA PARA EL EXTRANJERO. ¿DE QUÉ HABRÁ SERVIDO LA EMANCIPACIÓN, el rompimiento del lazo de familia con nuestra Madre Patria, si hubiéramos de sucumbir a las exigencias, a los ultrajes y a la absorción de nuestros derechos y de nuestros territorios más importantes POR LAS AGRESIONES CONTÍNUAS DE LA AMBICIÓN Y LA RAPACIDAD EXTERIOR SOBRE LOS RESTOS DE LA PRIMITIVA REPÚBLICA?”.

 

Estas ideas de Cabañas contrastan con la de los gobernantes centroamericanos actuales que hablan bellezas del Tratado de Libre de Comercio de Estados Unidos y los países centroamericanos, sin que el pueblo les reclame la traición al Ideal Unionista, ya que dicho Convenio con su artículo 1.3 (Relación con otros Tratados) anula los procesos de integración y unión propios de Centroamérica, pues los vigentes y futuros podrán llevarse a cabo “siempre y cuando esos instrumentos y medidas no sean inconsistentes con este Tratado”.

 

En 1852 Cabañas fue declarado por la Asamblea de El Salvador como Benemérito de la Patria. Firmó el Tratado de Esquipulas con Rafael Carrera el 19 de abril de 1853. La Asamblea de Honduras no lo ratificó.

 

El 3 de junio de 1853 una compañía norteamericana de George E. Squier y el Gobierno de Cabañas firmaron una Contrata para construir un ferrocarril interoceánico que partiera de Puerto Cortés, atravesara el centro del territorio nacional y fuera a terminar en Amapala, mi puerto natal, en el Golfo de Fonseca. Lamentablemente este sueño de Cabañas fracasó por la oposición de quienes en Estados Unidos deseaban hacer el canal de Panamá y el servilismo de los gobernantes de Guatemala, El Salvador y Nicaragua; y finalmente, por el fracaso de los empréstitos que se suscribieron cuando Cabañas ya no era Presidente, en 1867, 1868 y 1870, que terminaron constituyendo el SCANDALO DEL FERROCARRIL.

 

Para 1856 Cabañas fue nombrado Ministro de la Guerra en El Salvador y dos años después, en 1858, Presidente de la Asamblea Legislativa de El Salvador.

 

En 1867 Cabañas fue nombrado Administrador de Aduanas de Trujillo por su otrora adversario, el Presidente José María Medina, pero sólo accedió por tres meses. En 1868 se trasladó a vivir a Selguapa, Comayagua. En diciembre de 1870 ya está enfermo de gravedad en Comayagua; y el 8 de enero de 1871 muere en esta ciudad, de neumonía doble y una oclusión intestinal complicada. En tal ocasión es declarado por el Presidente Medina BENEMERITO Y SOLDADO DE LA PATRIA. Once años después, en 1882 Marco Aurelio Soto ordena erigir el busto de Cabañas que se halla aquí en la Plaza La Merced de Tegucigalpa, en donde nos encontramos ahora, el cual se inauguró por don Luis Bográn el 30 de noviembre de 1883.

 

Ahora ¿Qué podemos hacer nosotros para rescatar la Memoria de Cabañas, así como la de Morazán, Valle y Herrera? 1) Pienso que el Comité Cívico Interinstitucional Permanente, que coordina la Secretaría de Estado en el Despacho de Educación, desde ahora debiera dedicarse a divulgar los pensamientos de estos próceres por todos los medios posibles, de manera que alcancemos la UNION CENTROAMERICANA no más tarde del 15 de setiembre de 2021, fecha del Bicentenario de su Declaración 2) Exigir que se restablezca en la Constitución de la República el artículo 9 de la Constitución de 1965 sobre la necesidad primordial de la Unión Centroamericana. 3) Exigir que se decrete por el Congreso Nacional la creación de la COMISION PRO UNION CENTROAMERICANA. 4) Otorgar facultades vinculantes a la Reunión de Presidentes del Sistema de la Integración Centroamericana (SICA), el Parlamento Centroamericano (PARLACEN) y la Corte Centroamericana de Justicia (CCJ). 5) Que el Consejo Nacional Anticorrupción adopte a Cabañas como su estandarte en la lucha contra la corrupción y los corruptos, y para ello, como mínimo, debiera erigirle un monumento frente a su edificio en el que se destaquen cuatro de sus pensamientos relacionados con las tareas del Consejo; igualmente el Consejo debiera imprimir en toda su papelería la imagen de Cabañas, acompañada de un pensamiento del prócer. 5) Recuperar las actas de la última Asamblea Nacional Constituyente que han desaparecido de los archivos, lo cual desde el 2005 he venido exigiendo a los Secretarios del Congreso anterior y el presente, lo mismo el año pasado a su Presidente Don Roberto Micheletti, pero hasta la fecha no se me contestado nada.

Lic. Miguel Cálix Suazo
miguel.calix.s@gmail.com

Ir a índice de ensayo

Ir a índice de Cálix Suazo, Miguel

Ir a página inicio

Ir a índice de autores