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Cabeza abajo
por Miriam Cairo
cairo367@hotmail.com 

El cielo cabeza abajo arrastra todavía la noche que se va forzadamente.

Aguas jabonosas.

Algo se desliza hacia el plano inferior de los abismos.

El hombre cabeza arriba empieza a cansarse sin nada que hacer. Se pone cabeza abajo y es aspirado por la boca del espacio. Ardiendo de curiosidad se deja caer con la lentitud de una lluvia desvanecida.

Todo lo que viene de abajo viene con fuerza.

El dios de las miradas cabeza abajo.

Basta cerrar los ojos para ver.

Las grandes orlas de suspiros.

El ano florecido de amor.

La baba espesa de homenajes.

El Sena se parece al Támesis.

El hombre más bello del mundo se parece al barrendero más cansado del mundo.

La enamorada del muro cabeza abajo.

Algo planeado pero no las heridas.

El pez manco cabeza abajo.

El gato cabeza abajo es hermoso y unas niñas le dan de comer una manzana púrpura y dorada, que ilumina la calle de un barrio chino.

Mucho más allá del interior está el exterior, a menudo tan convincente como la manzana púrpura y dorada que le da ánimo al gato para levantar la cabeza y buscarla. Pero las niñas lo aprietan contra el suelo porque creen que es un gato fantasma y le abren la boca un poco más para sacarle todas las mentiras de la garganta.

La respiración cabeza abajo.

La sed cabeza abajo.

El corazón cabeza abajo.

La luna cabeza abajo muerde la flor que tiene en la boca.

La noche cabeza abajo no se queja.

El vampiro cabeza abajo lee el libro de Georges Schéhadé en una ciudad caliente. Lee un poema al azar. El calor es sofocante. De buena gana volvería a Transilvania, pero no va a volver, al menos no ahora. La mujer trae la cena y el vampiro apenas levanta la cabeza. La mirada recorre desde los tobillos hasta el escote de la mujer que lleva un short estampado y una blusa violeta. El vampiro cree ver peces rojos en el cuello. Si ella duerme, que duerma con los relámpagos. El trayecto entre los pies y el escote dura una eternidad. Justo antes de llegar al cuello, encuentra unas rosas de tonos dorados y marrones que hacen daño si se miran mucho rato. Entonces el vampiro cierra los ojos y vuelve al libro de Schéhadé. "La patria de los poetas es su lengua," repite para contrarrestar ese olor de sangre femenina que se le mete en la memoria.

Las clepsidras cabeza abajo.

Una tarde anterior a las orillas.

El esternón cabeza abajo.

Un mendigo anterior a la pobreza.

El esquema de uno mismo cabeza abajo.

Un hilo emboscado en el ovillo.

La vecina de enfrente cabeza abajo no sabe que ella es así. Si otro la mira parece decapitada. Si se mira ella muere.

Las frecuencias velocísimas de la realidad cabeza abajo.

La mujer sobre el parqué cabeza abajo.

La flor roja abre su mente cabeza abajo.

El cisne cabeza abajo.

La sombra está desconcertada.

La vampiresa cabeza abajo mira por debajo de las piernas al tipo que le sonríe. Ella dice no. El dice sí. Ella dice sí. El dice no. Ella finge sí pero es no. El finge no pero es sí. Tal vez gritan un poco. Tal vez beben ávidamente de un mismo vaso. Tal vez el tipo la abre en dos para tragarla.

El que escribe cabeza abajo.

El cubilete de las constelaciones cabeza abajo.

La cordura cabeza abajo.

La aparecida en un sueño cabeza abajo.

La perra azul cabeza abajo.

El perro negro con su idea fija.

La perra azul es más blanca que la luna.

El dragón cabeza abajo arroja la red de pescar estrellas. Es curioso. No recuerda nada de su madre ni de su padre. Dice que es imposible que alguna vez hayan vivido. El ruido de la lluvia de nuevo en plena noche. Un despertador suena en la mesa de luz. El dragón estira el brazo sin interrumpir la pesca. Aún no son las seis. El cielo arrastra todavía la noche. Mira la pared. Velas imaginarias. Tal y como está cabeza abajo, durante el tiempo que sea, pescando estrellas, imaginando velas durante el tiempo que sea, esperando despertar durante el tiempo que sea, goteando desde los labios durante el tiempo que sea.

Los ángeles cabeza abajo.

Las cronologías cabeza abajo.

Los jazmines del cabo cabeza abajo.

Las nubes cabeza abajo.

Las flores cabeza abajo.

Los muertos cabeza abajo

El corazón cabeza abajo

El sexo cabeza abajo

El mundo cabeza abajo

Los sueños cabeza abajo.

El destino cabeza abajo.

La mujer cabeza abajo evoca los agapantos

detrás de los cuales una vez se escondió

con sus letras minúsculas y salvajes.

 

por Miriam Cairo
cairo367@hotmail.com 
Originalmente en Página12 (Rosario) 

Sábado, 2 de febrero de 2013
Link a la nota:  http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/rosario/14-37504-2013-02-02.html

Autorizado por la autora

 

 

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