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Martes, 17 de julio de 2012

Teatro › Manuel Vicente dirige El Partener en el Teatro Nacional Cervantes

Buscar al padre y un lugar en el mundo

El actor y director llevó la obra de Mauricio Kartun de gira por ciudades y localidades del país como parte del programa Cervantes Federal. “La pieza propone un entramado teatral de nivel, y debo cuidarlo”, confiesa Vicente.

 Por Hilda Cabrera

Vicente fue también protagonista de otras creaciones de Kartun, como La madonnita y Salomé de chacra.

 

“Así que nos volvemos a encontrar. La vida es una trenza gaucha con tientos que no paran de cruzarse.” El recibimiento es de Pacheco, recitador gaucho, cantor mozo, como prefiere, y no mozo cantor, como dicen por ahí, restándole jerarquía. El encuentro es con su hijo adolescente, al que abandonó en el hospital “para salir de gira”. El muchacho, su acompañante zapateador, no le servía enyesado, y lo dejó sin remordimiento para irse detrás de una mujer. La escena pertenece a El partener, obra de 1988, de Mauricio Kartun, que ahora dirige el actor Manuel Vicente en la Sala Orestes Caviglia del Teatro Nacional Cervantes. Hasta allí llegó después de cumplir una extensa gira por ciudades y localidades del país, en el marco del programa Cervantes Federal. La historia arranca con la búsqueda de Nico, el hijo que no quiere perder el trabajo, y en su convalecencia ideó un número nuevo, “una cosa muy moderna que va a gustar mucho”. Pero el padre tiene otros planes: debutar en Vivoratá con otra acompañante, Nydia, profesora de danzas nativas. Apasionado por la construcción escénica y el trabajo del actor, Vicente aceptó entusiasmado el ofrecimiento de dirigir esta obra que reúne elementos de la cultura popular y otros vinculados con lo literario y poético. “El partener es una pieza muy bella y con una estructura dramática perfecta –señala el director, en diálogo con Página/12–. Cuenta una historia reconocible en un lenguaje profundamente argentino, no regionalista sino nacido desde lo esencial de cada pueblo.”

Intérprete de numerosas piezas teatrales, de películas (entre otras, No habrá más pena ni olvido, Asesinato en el Senado de la Nación; La revolución es un sueño eterno y El secreto de Lucía); y con participaciones en TV (Lo que el tiempo nos dejó, El puntero, Volver a nacer), Vicente fue también protagonista de otras creaciones de Kartun, como La madonnita, donde compuso al tosco Basilio enamorado de Filomena; y Salomé de chacra (en cartel), allí en el papel de un Herodes corporizado en un chacarero adicto al alcohol. Según relata Kartun en el prólogo a una edición de El partener (Girol Books), la obra nació durante un viaje en micro a Entre Ríos, y su “espíritu criollo” le fue inspirado por un pasajero sentado detrás suyo, a quien nunca vio la cara. Estrenada en 1988, transcurre en los fondos de una parrilla de ruta de la ciudad de Campana, y refiere esa búsqueda del padre y de un lugar en el mundo.

Vicente se formó con diferentes maestros (Raúl Serrano, Patricio Estévez y Carlos Gandolfo) y desarrolló una importante tarea escénica. Participó, entre otros títulos, en Te digo más, sobre textos de Roberto Fontanarrosa; De pies y manos, de Roberto “Tito” Cossa; La hora pico, dirigida por Agustín Alezzo; Esperando la carroza; Zoo de la noche, una puesta de Román Caracciolo; El tiempo y la habitación, dirigida por Manuel Iedvabni; Sos vos, junto a Gustavo Garzón, conducido por Enrique Federman; Titulares; y 1810, dirigida por Eva Halac. En El partener, la relación padre-hijo es central, y Vicente no lo duda. Recuerda haber oído a Kartun decir que para ser padre hay que dejar de ser hijo. “Ese ciclo natural resuena como propio –puntualiza el director–. Todo joven se debate entre el amor al padre, la necesidad de crecer por sí mismo y, con relación a esto, romper ataduras. Las referencias populares son a veces muy reveladoras. Para un pequeño el papá es Dios, mientras que un adolescente puede considerarlo un tonto; y un adulto, ya en la madurez, es capaz de decir ‘el viejo tenía razón’.”

–Quizás “el viejo” no tenía razón, pero el maduro aprendió a ponerse en su lugar...

–Cuánto tiene que ver eso con la profesión del actor... Los que pudimos estudiar, formarnos y entender a los otros desde lo afectivo y psicológico, debiéramos reconocer a los artistas que sin tanto estudio lograban un contacto sensible con el público. Artistas ambulantes como estos personajes de El partener, que es también teatro dentro del teatro.

–¿Cómo reaccionó el público en la gira?

–Uno advertía en cada función esa cosa entrañable de los pueblos en los que el público se siente descubierto a través del lenguaje, y alguno compara los modos de hablar con un tío o un parroquiano de bar. En el personaje de Nydia aparecen restos de una cultura en la que la mujer era dejada de lado. Ella dice que su papá la quería tanto que no la dejaba salir de casa. Y el público entiende, así como entiende la lucha de esta muchacha contra los prejuicios y el amor que siente por un padre que la tiene sojuzgada.

–¿Cuál fue su guía en esta obra, donde lo académico es tan relevante como lo popular?

–Mi tarea fue lograr que cada construcción se convierta en un hecho vivo, y no estoy hablando del relato en sí sino de la obra como organismo vivo. Esa construcción, que es descubrimiento, debía darse en cada función. Esto es así para toda pieza teatral, pero en El partener es fundamental, por sus contradicciones amorosas, la incertidumbre que genera el querer y no poder, y la lucha por liberarse. La pieza propone un entramado teatral de nivel, y debo cuidarlo. Esta es mi segunda dirección. La anterior fue Segundo cielo, de María Rosa Pfeiffer. Digo esto y me parece extraño, porque hace tiempo que me ocupo en tareas complementarias. Ahora mismo estoy trabajando en un proyecto de entrenamiento de actores frente a cámara.

–¿Se refiere al cine o a la TV?

–En este momento, a la televisión. Tengo formación teatral y siempre sostuve que el traslado a cámara necesita entrenamiento. He trabajado en TV y conozco el medio. A nivel oficial surgió la inquietud de armar ficciones para TV en provincias y se concretaron acuerdos entre la Asociación Argentina de Actores y el Sindicato Argentino de Televisión, Servicios Audiovisuales Interactivos y de Datos (Satsaid). Me pidieron un proyecto, lo presenté, y estamos en esto.

–¿Qué se logró?

–Con este plan del Satvd-T se están abriendo estudios de TV en distintas ciudades. Mi tarea es coordinar y supervisar un equipo de seis formadores que permanecen durante dos meses en cada lugar. Días atrás estuve en Mendoza, y ya se abrieron estudios en Río Grande y Paraná. Los siguientes serán en Tucumán, Bahía Blanca y Córdoba. Este trabajo de formación se realiza con actores locales y tiende a lograr ficciones de nivel. La experiencia me demuestra que, aun cuando el intérprete demuestra calidad en su profesión, necesita este entrenamiento. En un período de dos meses se puede avanzar lo suficiente como para construir escenas de jerarquía. Esta convergencia de Actores con el sindicato de televisión permite que los futuros directores de TV tengan a su vez un mejor conocimiento del aprendizaje del actor ante la cámara.

–¿Qué es lo fundamental para un actor en esa circunstancia?

–La TV tiene sus especificidades, como el cine y el teatro, que considero el ámbito natural del actor. No hay una verdad absoluta, pero del teatro se arranca. En el traspaso a cámara utilizo una metáfora un tanto obvia: digo que es pasar de la selva a la ciudad, porque uno se encuentra frente a una serie de aparatos técnicos y rodeado de treinta personas; debe llevar un micrófono sujeto a la ropa y pasar de una situación a otra, que es siempre nueva. Para atravesar esas situaciones hace falta experiencia, y se sufre mucho. Mi tarea con los formadores es entrenar en esto, y advertir que aquello que se estudió en el teatro es transportable a cámara en la medida en que uno descubra que el mismo método de análisis de un personaje es trasladable.

–¿Cómo es eso?

–En el teatro, el actor construye en el espacio, y eso no es trasladable. En cambio, frente a cámara, el actor debe lograr que la escena ocurra con prescindencia del espacio, y será la cámara el testigo “profundo” de ese logro. Entonces es cuando se empieza a trabajar no sólo a nivel gestual, “de forma”, sino de contenido, trabajando desde una mirada profunda o desde otra que se escapa. Diferente del teatro, donde el actor, además de crear relaciones, como ocurre en El partener, arma su puesta en escena.

LA OBRA

El partener, de Mauricio Kartun. Actúan Juan Palomino, Ana Yovino y Rodrigo Alvarez. Escenografía y vestuario: Mariana Tirantte. Luces: Gonzalo Córdova. Coreografía: Mara Linari. Diseño de sonido: Araceli Matus. Asistencia de dirección: Yael Ken. Dirección: Manuel Vicente. Producción del TNC: Gabriel Gianola. Funciones en la Sala Orestes Caviglia del Teatro Nacional Cervantes, Libertad 815 (4815-8883/6), de jueves a sábado a las 21.30, y los domingos a las 21.

 

Por Hilda Cabrera
Diario Página12 (Argentina)
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/10-25867-2012-07-17.html

Martes, 17 de julio de 2012

Autorizado por la autora

 

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