Matar al bulbo....

Los hombres siempre fuimos velludos como el mono, sólo que después de los 40 comienza a desaparecer el cabello de la cabeza y salen para afuera indeseables pelos en la nariz y las orejas.

Las mujeres en cambio viven presas de la necesidad de ser lampiñas.

Mis amigos y yo, cuando éramos chicos, creíamos  que las minas, por una cuestión natural del género, nacían, vivían y morían sin pelos en el cuerpo. Pero a los varones esta absurda fantasía nos dura sólo hasta que empezamos a relacionarnos con ellas. La convivencia no nos deja ni un pelo de zonzos.

Todo hombre que tenga novia comprobará tarde o temprano:

1) Que en la primera cita íntima puede ser rechazado por ella no por ser feo sino porque la chica se olvidó de pasar por lo de Carmen, la depiladora, pero como le da pudor confesarlo no nos cuenta nada, y nos volvemos a casa solos creyendo que el problema somos nosotros, y que ella nos ve menos eróticos que una foto de Alf en camiseta.

2) Que si él no guarda bajo llave su maquinita de afeitar o rasuradora eléctrica las pueden encontrar desafiladas por haber sido usadas por la dama en cuestión,  para eliminar el vello de grandes superficies femeninas y  sus subzonas insólitas, porque la chica no tenía ganas de ir hasta el Centro de Belleza.

3) Que si la cónyuge es de las ahorrativas le llenará la casa de olor a lacre quemado,  pues ponen a hervir unos tachitos con  ceras verdes que luego se colocan calientes sobre sus cuerpos  y se las arrancan a grito pelado. Como la piel les queda irritada luego se colocan un gel que embadurna todo lo que tocan, con un ligero aroma a alcanfor.

4) Que previamente, para que la depilación sea un éxito, esperan a que los pelos les crezcan por lo menos medio centímetro o más, por lo que algunas cuando comentan que están por depilarse ya parecen Saddam Husseim con peluca.

Según la historia, el arte de depilar nació hace más de 70 años, cuando jóvenes europeas transformaron su piel, cambiaron el aspecto por medio de ésta, por considerar que el vello que las recubría daba oscuridad en la piel, los pelos se empastaban y formaban círculos oscuros ( manchones) que deslucían su rostro. Al retirarlos , la piel quedaba tersa, suave y todo cuanto aplicaban sobre ella daba sensación de luz. Así nacieron distintos tipos de productos para lograr una buena depilación, encontraremos Y por si a uno no le sobraran el pulular de nuestra pareja, hermana, cuñada o hijas hablando sobre el tema o intercambiándose cremas, nunca falta esa suegra invasora pero muy actualizada que trae la novedad del rayo láser mezclado con inyecciones termoquímicas y sesiones de cobalto, experimentadas en África del Norte, que si no son efectivas para el vello al menos resultan ser cancerígenas y ya sabemos que la quimioterapia es el método más efectivo para perder el pelo. El secreto es matar al bulbo, dicen ellas, mientras uno piensa que si Dios nos puso vello por algo será, y no para que se enriquezcan algunos laboratorio, sino porque lo natural es tener pelo allí, allí donde la cultura diga que no está mal tener pelos.

Luis Buero

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