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Las chicas de la luz
del libro "El vuelo de la mariposa"
de Ernest Brandy
co8jc@frcuba.co.cu

 
 
 

A esa isla; muy bella, donde había muchas riquezas,  habían llegado esas tribus hacía cientos de años. Esta historia sucedió con descendientes de las mismas.

 

La mujer de unos de los jefes de una tribu estaba a punto de parir. Atormentada por dolores de parto fue llevada por  Llama de Fuego, su esposo, para una montaña y la tendió sobre una gran piedra. No era costumbre es esa tierra hacer esas cosas con las mujeres que iban a parir, pero Llama de Fuego había tenido un sueño con su padre que fue jefe de una gran tribu donde éste le decía que si llevaba a su mujer a una montaña y la acostaba sobre una piedra para que le dieran los rayos del sol sobre el vientre, su hijo o hija iba a tener muchos poderes y él lo hizo.  Una anciana comadrona haría el parto tan deseado por él.

 

Bocarriba, desnuda sobre la piedra, los rayos del sol calentaban el preciado vientre de Sirena, su esposa. Mientras ella gritaba de dolor, Llama de Fuego estaba arrodillado debajo de una vieja Ceiba, con la cabeza inclinada y las palmas de sus manos unidas en señal de reverencia, implorando a los dioses para que su hijo naciera sano y salvo.

 

Para sorpresa de Sirena y Llama de Fuego, en vez de una criatura nacieron dos niñas gemelas. Nacieron y crecieron saludables.

 

Desde muy temprano las niñas: Yasnay y Yasney fueron muy inteligentes y con habilidades y mentalidad muy desarrollada por encima de los otros niños de la comarca. Las gemelas tenían sueños promisorios, veían en las nubes escenas de cosas que después ocurrirían y sobre todo amaban mucho a sus padres y a su isla.

 

Cuando eran adolescentes Llama de fuego escuchó una voz que venía del cielo y le indicaba que les hiciera a ambas un collar con siete piedras que tuvieran los siete colores del arco iris.

 

-"Una vez terminado el collar lo sitúas sobre una piedra en lo alto de una montaña para que le de la luz del sol y de la luna durante los siete días de la luna nueva. El mismo será impregnado de siete poderes. Al octavo día se los pones. Llama de Fuego hizo lo que la voz le indicó.

 

Otro día Llama de Fuego escuchó la misma voz que le indicaba:

 

-Diles a las chicas que todos los miércoles al atardecer deben ir al riachuelo donde está la cascada y bañarse. Sus aguas las mantendrán siempre juveniles, alegres y hermosas. Luego, al caer la tarde, se pararán en la orilla y tomadas de las manos invocarán a la diosa Pola que  habita en la estrella Polar entre los astros del firmamento. Un círculo de fuego las rodeará y luego se elevará en forma de espiral. Cada vez que lo hagan serán impregnadas de muchos conocimientos y poder"

 

Llama de Fuego de lo dijo a ambas y lo indicado se convirtió en una costumbre en las Chicas de la Luz.  

 

El tiempo pasó y la Chicas se convirtieron en mujeres muy bellas. Eran idénticas. Eran de mediana estatura; piel blanca y ligeramente sonrosada en sus pómulos. Sus ojos, grises eran vivaces y alegres como los de las ardillas del bosque, con pestañas largas y delgadas, sus pelos castaños largos y rizados y sus cuerpos hermosos poseían la mágica virtud de fascinar a cualquier hombre. Sus voces eran melodiosas. Eran nobles de corazón, soñadoras y amaban con intensidad.

 

En la isla donde vivían, entre tantas riquezas, había un gran tesoro. Quizás el más grande del mundo. Corazones grandes y macizos, piedras preciosas de incalculable valor y otros objetos también muy valiosos. Todo el dinero del mundo no alcanzaba para comprar dicho tesoro. En el mismo había un libro que no era un libro cualquiera. Dentro del tesoro el libro era pequeño: no más grande que una manzana, pero en su portada tenía dibujada una estrella brillante y al tocarla éste adoptaba el tamaño de los libros normales.

 

En libro estaban contenidos los más grandes conocimientos sobre magia antigua, poderes, y sobre todo la técnica de cómo atraer las sombras vivas que habitan en el universo y dominarlas.

 

Del otro lado del mar había otra isla donde reinaba la maldad, la ambición y el abuso de poder de un rey muy malvado llamado Sirot. Las cosas no andaban muy bien en dicha isla y parte de las fortunas de este rey las había perdido en orgías y sucios negocios en busca de más riquezas.

 

Entre las mujeres del reino había una hechicera muy malvada nombrada Zágora. A diferencia de las demás mujeres del reino era fea. Su piel era  oscura, su cuerpo estaba mal conformado, nariz puntiaguda y sus ojos grandes, saltones  y muy negros y sus labios gruesos y deformados. Su pelo hirsuto carecía de brillo y su voz era ronca. Se decía en todo el reino que en las noches iba a los cementerios y hacía ceremonias exorcistas o mágicas como las brujas y que era poderosa haciendo el mal a las personas. Zágora tenía el don de la clarividencia.

 

Una mañana Zágora le dijo al rey Sirot todo lo relacionado con el tesoro y el libro tan valioso que había en la isla vecina. Sirot a penas le hizo caso, pero Zágora continuó insistiendo.

 

-Mi rey, con ese tesoro aumentarás tus riquezas y con los conocimientos del libro podrás dominar todos los seres que andan por el firmamento y con ellos harías un ejército con el que podrás conquistar al mundo.

 

El rey Sirot se quedó unos instantes pensando. Luego dijo:

 

-Pensándolo bien,  tienes mucha razón. Si me hago de eso tesoro y el libro seré el hombre más poderoso de la tierra. Usaré mi flota para esa aventura.

 

Mientras Sirot  y la hechicera Zágora hacían sus planes macabros, acá en la isla de las Chicas de la Luz la vida transcurría normalmente y en total tranquilidad.

 

Una de esas tardes de miércoles en que ellas iban a bañarse al río escucharon una voz que les dijo:

 

-Toquen una piedra oscura y alargada que hay dentro del río y presten mucha atención. Yasnay y Yasney obedecieron. Tocaron la piedra e instantes después apareció frente a ellas la figura blanca y luminosa del agorero Dium. Ellas lo conocían pues otras veces lo habían visto.

 

La figura blanca del anciano de barbas largas y ojos azules nombrado Dium les dijo lo relacionado con los planes de la hechicera y el rey vecino. Les dijo también lo relacionado con la poderosa flota naval del malvado y ambicioso Sirot.

 

Ellas salieron del río y se lo comunicaron a Llama de Fuego, su padre, que ya era un anciano y estaba enfermo. Su madre había muerto. Llama de Fuego se lamentaba de no poder defender su tierra por su vejez y enfermedad. Ellas le dijeron:

 

-No te lamentes padres, nosotras lo haremos. Estamos preparadas para eso. Si la flota del rey Sirot nos ataca con la hechicera al frente los derrotaremos.

 

-Hijas, confío en ustedes. Estoy muy enfermo y apenas puedo levantarme de esta cama de penas. Los dolores han invadido todo mi cuerpo y creo que pronto moriré.

 

Las gemelas se pusieron muy tristes cuando escucharon las palabras de su padre. Ella trataron de inducirle ánimos, pero Llama de Fuego se sentía muy mal. Días después murió y fue sepultado junto a su esposa en la ladra de una montaña.

 

El día del ataque de la flota de Sirot llegó. Varios barcos llenos de soldados bien armados se acercaban a las costas de la isla de las Chicas de la Luz. En toda la isla la gente estaba muy nerviosa. Hombres, mujeres y hasta muchos niños se armaron de piedras, palos y objetos cortantes para defender su tierra de los invasores.

 

Zágora, la malvada hechicera iba en la proa del barco que navegaba delante. Cuando estaban muy cerca de la costa, a punto de desembarcar sucedió lo inesperado:

 

Yasnay y Yasney se pusieron sus collares hechos por Llama de Fuego, su padre, e invocaron a la diosa Pola con sus manos en alto como queriendo tocar el cielo.

 

Todos los habitantes y los atacantes se quedaron asombrados cuando vieron que la isla fue rodeada por un círculo de fuego y un inmenso arcoiris se dibujó en el cielo. La luz de los siete poderes  cayó sobre la flota hundiéndola en el mar. Un solo barco pudo retornar al punto de partida. La hechicera cuando vio lo que estaba sucediendo se lanzó al agua y nadando pudo llegar hasta el barco que pudo escapar y salvó su vida. Zágora había logrado conservar sus poderes.

 

En la isla de Las Chicas de la Luz se festejó la victoria. Todos estaban muy contentos. Allá del otro lado del mar, en el reino de Sirot la indignación y el odio hacia las Chicas no tenía límites. Sirot, la hechicera Zágora y los soldados vencidos juraron vengarse un día.

 

Yasnay y Yasney sabían que el rey vecino prepararía otra flota para atacarlos. Una mañana Yasnay le dijo a su hermana:

 

-Pienso que el rey Sirot volverá a atacarnos. Se me ha ocurrido un plan para  vencerlos- dijo la bella gemela encantada.

 

-¿En qué consiste tu plan, hermana?

 

-Mientras esa hechicera tenga poderes hará que su rey malvado nos haga daño. Es necesario acabar con ella y conquistar ese reino.

 

-Eso es posible pero muy peligroso.

 

-!Lo haremos! ¡Debemos estar para la misión que vamos a cumplir. Nuestras armas principales serán la inteligencia y la astucia- dijo Yasnay.

 

-¿Cómo lo haremos?- preguntó Yasney.

 

-Tomaremos uno de los barcos pequeños que eran de nuestro padre, remaremos sin descanso y con la ayuda de la Diosa Pola y con nuestros poderes llegaremos a esa isla donde reina el malvado Sirot. Nos vestiremos de varones y cambiaremos nuestros nombres. Tú te llamarás Yassir y yo Yasser. Llevaremos puestos nuestros collares de piedras preciosas de siete colores ocultos debajo de nuestras vestimentas. Nos cortaremos los cabellos y cambiaremos un poco nuestras voces- explicó Yasnay que adoptaría el nombre de Yasser para cuando llegaran al reino de Sirot.

 

-!Cumpliremos nuestra misión! Nuestros padres deben estar orgullosos de nosotras.

 

Los días pasaron y ellas se prepararon para lo que iban a hacer. Por fin una tarde tomaron uno de los barcos que eran de Llama de Fuego, su padre, y partieron rumbo a la isla vecina.

 

Cuando llegaron a la costa unos soldados los detuvieron y fueron llevados al castillo donde estaba Sirot y la hechicera. Cuando estaban frente al rey y su escolta fueron interrogados por éste.

 

-Somos hijos del Príncipe Falco de una isla que está al este de aquí. Nuestro padre es el gobernador de allí y es muy rico y poderoso. Nuestra tierra es muy bella- dijo Yasnay. Todo lo que dijo había sido inventado.

 

El rey Sirot se alisó la barba blanquinegra, miró a la hechicera cuya parte de su mente para reconocerlas estaba anulada por los poderes de la Chicas de la Luz y la Diosa Pola, se quedó unos instantes pensando y dijo:

 

-He oído hablar del Príncipe Falco. Se que tiene muchas riquezas. Ustedes parecen… gemelos.

 

-Si, señor. Lo somos- dijo Yasney.

 

-¿Cómo se llaman?

 

-Me llamo Yasser -dijo Yasnay

 

-Y yo Yassir- dijo Yasney.

 

El rey Sirot los examinó una vez más y le preguntó con el seño fruncido:

 

-¿Qué hacían por aquí?

 

Yasser -que era Yasnay- le contestó:

 

-Andábamos de paseo y queríamos conocer tu tierra que al parecer es muy linda como la nuestra.

 

-Zágora les mostrará el palacio y muchas cosas más.

 

Sirot se viró hacia donde estaba la hechicera y le ordenó:

 

-Muéstrale a los ilustres visitantes nuestro reino. Primero le mostrarás el palacio.

 

-A sus órdenes, mi rey.

 

Sirot se despidió cortésmente de las Chicas de la Luz, creyendo que eran los hijos del rey Falco.

 

Zágora y ellas comenzaron a caminar dentro del palacio. Mostraron asombro y entusiasmo ante tanta belleza ornamental. En algunos casos exageraron para que la hechicera no sospechara nada.

 

Después que salieron del palacio fueron a unos jardines inmensos y muy tupidos que estaban distantes del mismo.

 

Debajo de un árbol frondoso se detuvieron. Yasnay y Yasney cogieron los collares en sus manos e invocaron a la diosa Pola. Zágora las miró extrañada y cuando estuvo a punto de descubrir lo que estaba pasando su vista se nubló comenzó a temblar, su rostro se fue envejeciendo y se su cuerpo se encorvó. Se había convertido en una anciana. Un repentino sueño la venció y se quedó dormida. Cuando despertó era medianoche. Las chicas no estaban y entonces ella salió corriendo y desapareció.

 

Al día siguiente era miércoles y ellas al atardecer debían ir a un lago o un río para ejecutar el rito a la diosa Pola. Así lo hicieron. Cuando estaban en medio del círculo de fuego y con los collares en sus manos escucharon una voz:

 

-"Miren a sus pies"

 

Cuando ellas miraron hacia abajo vieron un corazón de oro muy brillante un poco más grande que una manzana.

 

-!Es un corazón de oro! -dijeron al unísono.

 

-Así es -dijo la voz-, está impregnado de uno de mis poderes que impedirá al rey Sirot atacar de nuevo a vuestra tierra. Se lo regalarán. El está hambriento de fortuna y lo recibirá muy contento.

 

Al día siguiente en la mañana hicieron lo indicado. Sirot se sorprendió mucho con el regalo y le dio las gracias. Luego les dijo que lo visitaran de nuevo. Ellas le prometieron una nueva vivita que nunca hicieron.

 

Retornaron a su país en el mismo barco que hicieron el viaje al reino de Sirot y los habitantes de allí las recibieron muy contentos.

 

El tiempo pasó y el pelo les creció. Todo volvió en la isla a la normalidad gracias a la valientes Chicas de la Luz.

 

                                                                                        Fin

Ernest Brandy
co8jc@frcuba.co.cu
del libro "El vuelo de la mariposa"

 

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