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Los ataques a la iglesia católica
Walter Bonetto

No es nada nuevo,  esta institución de más de 2000 años  sigue recibiendo ataques como  ocurrió durante toda su trayectoria. Es que su realidad es ofrecer propuestas  desde el orden espiritual para evangelizar al hombre, que abrace su fe,  y lo invita a tener constancia de vivir en ella y permanecer sin titubeos hasta el fin de sus días respetando   valores de su vida; por lo tanto no es poco lo que pide la iglesia. La función de la iglesia  que básicamente debe ser  de paz, de amor,  y acompañamiento  para alcanzar fortaleza  interior, esta vista por muchos seres humanos con cierta resistencia.

Es indudable que tuvo errores, escándalos y miserias que la acompañaron también en toda su historia; pero cierto es que tuvo  aciertos y virtudes y las seguirá teniendo, porque para los católicos fue la iglesia que acompañó  al hombre y lo acompaña en la mayoría de sus dolores, trabajos y alegrías; y por sobre todas las cosas está presente en el dolor desesperado del ser humano causado por las guerras, el hambre, las enfermedades,  sin preguntarle al sufriente si es católico o no lo es.

Los desaciertos de que la acusan  en su camino recorrido no alcanzan para medir a la iglesia, y seguramente los ha tenido y los tiene, la afecta, pero no inválida su labor solidaria; en el caso de los argentinos no se puede decir que no es parte de nuestra patria porque nuestra patria se formó  al lado de la iglesia y con la iglesia. Lo que ocurre que hoy hay nuevos tiempos, hay nuevos aires,  en donde lo espiritual  de la fe cada día  importa menos,  y  muchos creen que “eso de la religión” es cosa de los curas, sin querer considerar  que la religión es cosa de Dios, quien a través de su hijo Jesús  nos enseña el evangelio.

Llueven las críticas, totalmente injustas en su mayoría: con que “la Iglesia está desactualizada”  “es de la época de las cavernas” “el oro del vaticano”   y tantas cosas más fuera de lugar que esgrimen  quienes la atacan. Esto preocupa, asusta,  hiere a mucha gente de fe y de respeto  y entonces cave la pregunta ¿Cómo se tiene que actualizar la iglesia?  Tendría que permitir el aborto; aceptar cualquier manera de vida sin regla alguna  y aceptar que sus fieles no cumplan con sus sacramentos  y por sobre todas las cosas que cada quien tenga su propia interpretación de cómo sentir a Dios. La iglesia no puede hacer esto, porque ella  respeta los mandamientos de Jesucristo que vienen de Dios; además esto  no sería actualizarse, sería destruirse, sería separarse del camino  del creador de los cielos y la tierra.

La iglesia nunca enseña que el camino de Dios será un camino fácil, millones de seres humanos sufren dolores tremendos en este mundo  que está plagado de hombres injustos y entonces muchas veces la vida se torna difícil, tremendamente difícil; pero justamente fue Jesús el que  dijo “Toma mi cruz y sígueme”,  y entonces para los cristianos, si realmente creemos en Dios, sabemos que el camino es ese,  no vale la pena desviarnos formando un camino propio aunque este último nos resulte cómodo.  En muchas etapas de nuestra vida el camino puede resultar muy tremendo  y ahí están los dolores, las tristezas y las penurias de los hombres.  

Las obras de caridad que realiza con mucho silencio la iglesia católica en el mundo entero son innumerables, hay centenares de hospitales en África, Asia, Sudamérica y también en Europa   con miles de enfermos de SIDA que son atendidos con gran amor y dedicación  por monjas y sacerdotes; miles de hospicios para niños huérfanos o desplazados por guerras son atendidos por religiosas; lo mismo ocurre con millares de asilos en el mundo  cargados de gente anciana abandonada sin recursos ni familia que están asistidos y contenidos por monjas de la caridad. Enfermos terminales de epidemias contagiosas están asistidos a cada instante por monjas. Es posible que en esos dolorosos lugares no se vea ningún enemigo de la iglesia asistiendo a esos enfermos para curarlos, limpiarlos y atenderlos.

Es tan fácil criticar en este mundo que se lo hace con tanta liviandad e hipocresía que realmente preocupa. Lo lamentable que muchas de estas críticas injustas vienen de funcionarios de políticos, de profesionales,  en fin, de gente “preparada”, aunque no comprometida con la realidad del hombre que sufre en estos días. Son totalmente condenable los errores de miembros de la iglesia que desviaron su camino como aquellos que son acusados de violación de niños y tantos horrores más que a todo cristiano le golpea con mucha fuerza  el corazón, pero no por eso se puede desmerecer la labor universal de la Iglesia católica que trabaja y brega constantemente para alcanzar un mundo más justo y solidario que contemple y ampare a tantos pobres y sufrientes de esta tierra.

Walter Bonetto
walterfbonetto@yahoo.com.ar

El Puntal, Río Cuarto (Córdoba)
11 de octubre de 2010

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