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Juventud, divino tesoro
Walter Bonetto

Nada es simple en estos tiempos en donde ha crecido la violencia, la intolerancia, la arbitrariedad y la injusticia; aunque convengamos que la injusticia es vieja, -por eso aquel dicho popular- “más viejo que la injusticia”. Pero bueno, entre ésta y el futuro, hay un amplio callejón en donde pasan nuestras generaciones de jóvenes, pero cada día pasan más a prisa; van tan ligero que asusta, y muchas veces pasan sin darse cuenta que la mayor fortuna que poseen en sus vidas es la juventud, y por consiguiente no usan esa fortuna para encontrarse con el futuro de manera digna y loable.

 

Cuando se produce el desencuentro entre “Juventud y futuro” la atmosfera del porvenir se enrarece. Aquel “callejón” se llena de polvo, de bruma, se torna un tanto dificultoso, entonces abandonamos el camino de la vida en el esfuerzo de lograr un porvenir para nuestro futuro. No usamos la inteligencia y queremos futuro sin sacrificio y entonces es así como nos vamos entregando al abandono.  No nos damos cuenta, nos cuesta aceptar que “el sacrificio” es la herramienta; es el vehiculo para encontrarnos con aquel futuro que algún día soñamos, pero que ahora parece que nos cuesta reconocer.

 

Es que el futuro exitoso no viene envasado, tampoco lo compramos como a las manzanas en la verdulería. Al futuro lo forjamos con el “día a día” de nuestro esfuerzo, de nuestra dedicación, de nuestro trabajo; muchas veces muy duro, muchas veces muy difícil, pero justamente ahí está el desafío, el valor, el talento, la perseverancia. Pero bueno, cuando no lo asumimos algo pasó. ¿Y qué pasó? Nos tapó los ojos la bruma; nos aturdió el ruido; nos aplastó el mundo; nos enloqueció la moda…algo pasó. Indudablemente algo pasó; entonces los reclamos, las frustraciones las rebeldías extremas, la violencia. Es que estoy enfermo en mi espíritu, nada me conforma, nada me consuela, solamente los excesos.  No, no, no tiene razón mi padre, no vale el esfuerzo de mi madre… yo pienso distinto. Así es, que hoy  hay muchos jóvenes que a pesar de poseer condiciones excepcionales pasan tan a prisa aturdidos por los decibeles de la música, el alcohol y asta la terrible amenaza de la droga, y muchos  no se dan cuenta de la fortuna de la juventud y en gran medida la desperdician.

 

Ahora bien, no pensemos que son los jóvenes los responsables de este “vacío existencial” que están sufriendo y que no les permite a muchos de ellos luchar por un porvenir. La generación de sus mayores es en gran medida la causante de esta situación y dentro de esto juega indefectiblemente la perdida de valores sanos, la falta de serenidad y de tiempo para descubrir y acompañar sus verdaderas vocaciones; la participación directa o indirecta, pero constante de un mundo apurado y ligero contribuyen de manera permanente en impedir lograr un norte claro que les permita a todos ir trepando  una escalera, escalón por escalón, con seguridad de ascender y no caer al vacío.

 

No es para nada halagüeño el panorama del futuro para el mundo venidero, pero no cave duda que la gran potencia, que el gran motor está en la juventud. ¿Seremos capaces los mayores de valorar este tesoro y trabajar con perseverancia para dejarle un porvenir con posibilades? Es posible que los mayores estemos menos preparados que los mismos jóvenes de asumir este tremendo desafío.  

Walter Bonetto
walterfbonetto@yahoo.com.ar

El Puntal, Río Cuarto (Córdoba)
9 de setiembre de 2010

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