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El Sol del 25 Viene Alumbrando
Walter Bonetto
walterfbonetto@yahoo.com.ar

En los doscientos años de la patria,  esta ciudad de Rio Cuarto, “el imperio”, no estuvo ausente en el camino recorrido de nuestra gestación y vida de nación.  Fue protagonista activa y permanente, desde instalarse en el desierto y  lograr un paraje estable en el camino de los pampas; formar un pueblo; consolidar a una Villa; hasta llegar a ser ciudad pujante.

 

Nada fue fácil en esta trayectoria recorrida, existieron amores y odios; fracasos y triunfos; vida y muerte por doquier; lo que todo se fue mezclando en el derrotero de la gran epopeya.  Doscientos años atrás ya habíamos crecido significativamente, había en La Concepción 1300 pobladores, -una multitud por aquellos tiempos-;  es que unos años atrás, (1780) veníamos de no ser casi nada; solamente un puntito al lado del río, que cuando no había amenazas de indios, las tropas de carretas y arreos que iban rumbo a Chile, usaban algunos ranchos de palos y tierra pisada como estación de parada; aquí encontraban un ambiente agradable y de hospitalidad a la amparo de la Virgen Purísima que se veneraba en el lugar, además de la calidez  que le daban aquellos poquitos pobladores desprendido de algunas estancias.

 

Todo fue una lucha tan conmovedora como titánica: había que sobrevivir y no desaparecer. En agosto de 1801 El Cabido de La Concepción peticionaba con energía ante el Gobierno de Córdoba que ordenara “restablecer el tráfico de carretas” que ahora pasaban por Santa Catalina, doce leguas más al sur, perjudicando nuestro comercio y dejando aislada a la población. 

 

Fue en el año 1806 que se había comenzado el edificio del Cabildo, al frente de la plaza, el cual fue inaugurado en 1809, contando con Sala Capitular y Cárcel; también en este año por medio del Cabildo se solicitaba al gobierno de Córdoba el traslado de la Comandancia de Frontera que estaba ubicada en La Carlota, argumentándose que Rio Cuarto  “era el centro de la frontera”;  y así llegamos al 25 de mayo de 1810  en condición incierta de existencia y con grandes amenazas  de desaparecer por el corrimiento del camino de las tropas y la gran amenaza de las invasiones.

 

Ante estos problemas de sobrevivencia la Revolución de Mayo en gran medida pasaba desapercibida  en esta Villa, no se conocía a ciencia cierta lo que había ocurrido cerca del puerto de Buenos Aires; solamente llegaron rumores de gauchos y carreros, pero fue  recién el 9 de agosto de 1810 cuando llega oficialmente  “la gran noticia”, el Cabildo de La Concepción ese día recibió “el pliego y las circulares de la Revolución de Mayo” enviada desde Buenos Aires por los miembros de la Junta de Gobierno; ante esta situación, debía convocarse  a Cabildo Abierto a todo el vecindario más calificado y especialmente al cura párroco, Padre Dr. Mariano López Cobo.

  

No era una noticia fácil, muchos no entendían, otros la rechazaban, mientras que centenares de pobladores se alegraban pensando en ser libres de la dominación española. En definitiva el movimiento revolucionario se fue extendiendo de esta Villa a toda la región y pueblitos vecinos encontrando una aceptación admirable, “ser libres de España”.

 

No con pocas dificultades la revolución se instalaba como gran realidad de los tiempos, después de nacer aquel solcito de libertad, aparecieron las guerras civiles, tremendas para los de la Concepción, el combate del General chileno José Carrera en 1821; El sitio y  la Toma de Facundo Quiroga en 1831;  y después continuaron sinnúmeros de invasiones de indios que cortaron vidas y sepultaban el progreso. 

 

Se debatía ahí La Concepción, entre la vida y la muerte, la lucha por la perseverancia era tremenda.  Superamos los tiempos, sobrevivimos a las guerras y a los feroces ataque de los ranqueles; ahora ya habían llegado los Franciscanos, luego  llega el ferrocarril, los inmigrantes, las sociedades de beneficencias y de ayuda mutua; el Hospital, la Casa Comunal, el Banco de Rio Cuarto, el primer periódico, la Biblioteca Pública, y el Club Social. Así  la ciudad comenzó a florecer y el tremendo sacrificio de tiempos pasados  daba sus frutos; llegamos a otro sol del 25, “el del primer centenario”. Habíamos conocido el fonógrafo, el cine; teníamos un monumental Teatro; se había instalado el “Regimiento 14”. Se puso en funcionamiento La Cárcel, el Molino Fénix, y habíamos inaugurado el edificio propio de la Escuela Normal, teníamos teléfonos y luz eléctrica; contábamos con la gran Tienda Los Vascos y la firma Ripamonti, junto con otros importantes comercios de ramos generales.

 

La  vieja Villa, era más Rio Cuarto que Concepción, y se constituía en el centro comercial destacado del sur de la provincia donde concurría toda la región. Los años fueron pasando y así llegamos al sol del 25 del segundo centenario, y dentro de estos grandes festejos  el   22 de mayo de 1910,   al amanecer, 21 bombas anunciaban el acontecimiento; luego se efectuó  reparto de recursos a los pobres; se colocaba una placa alusiva a la Avenida España; también en este día se inauguraba el arbolado y las nuevas veredas de baldosas de la Plaza Roca;(antes eran de tierra), luego retreta con la Banda de Música; kermese, y por la noche función en el Teatro Municipal.

 

Cada amanecer se lanzaban bombas, así hasta el día 25, en donde con la plaza colmada de familias, se entonó con júbilo  el Himno Nacional; Tedeum, oración patriótica, recepción en la Casa Municipal, palabras del Intendente don Miguel Agüero; desfile del Batallón 14 de Infantería, entrega de medallas conmemorativas, procesión cívica religiosa; función de gala en el ro Municipal. También en este día  es colocada por autoridades y pueblo con gran expectativa  en el centro de la Plaza Roca a unos tres metros de profundidad “La Piedra Fundamental del Monumento a los Próceres de la Independencia Argentina”, lo  que al final, queda solamente en un entusiasmo inicial de poseer el mismo. Este  fue un proyecto con bases y diseño definidos, pero nunca se lo concretó. Rio Cuarto por aquel centenario contaba con unos 19.000 habitantes ya era una ciudad consolidada y había sobrevivido a los tiempos difíciles y poseía un espíritu de gran esperanza.

 

Esperamos ahora un nuevo sol del 25 con toda la fe y esperanza de festejar con verdadera sinceridad de corazón, para realmente comprometernos con ser parte de una sociedad que anhela un futuro más justo y solidario que realmente tienda a lograr el bien común que tanta falta nos hace. 

 

Walter Bonetto
walterfbonetto@yahoo.com.ar

El Puntal, Río Cuarto (Córdoba)
Lunes, 17 de mayo de 2010
 

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