Los muiscas a la llegada de los españoles |
1. Introducción
Introducción
A
la llegada de los españoles al estrecho valle del actual municipio de
Capitanejo, en él y sus alrededores habitaban los siguientes grupos indígenas:
los Muiscas, los Laches y los Chitareros. Todos ellos tenían como base el
idioma Chibcha, los Muiscas en su forma más pura, los Laches mezclado con
dialectos de tribus de los Llanos Orientales y los Chitareros con
dialectos de las tribus caribes. Las tribus de los Llanos Orientales
llegaron a territorio Muisca por el camino hacia la Salina de Chita. Las
tribus caribes ascendieron
desde el río Magdalena por las márgenes de los ríos Sogamoso y
Chicamocha. Cuando se habla de familias indígenas los estudios se
refieren a grupos de una misma comunidad lingüística, en la cual puede
haber diferentes dialectos.
Primeros pobladores El
primitivo poblamiento de hace unos 35.000 años proviene de Norteamérica,
cuando se abrió el paso de Asia a América por la zona de Beringia, a
través de los puentes secos dejados por el mar en los períodos
interglaciares.
Las
primeras formas de sociedad tribal se asentaron en la costa y en los ríos
de Colombia. Aparecieron luego los "cacicazgos" y las
estructuras jerarquizadas de poder, hacia el último milenio a.C.
De
este proceso sobresalen los Panzenúes y otras dos culturas San Agustín y
Tierradentro. Los primeros
fueron grupos tribales de las zonas inundables en los deltas de los ríos
Sinú y San Jorge, los cuales dominaron las técnicas de drenaje y
cultivos estaciónales hace ya dos mil años. En
el plano político se organizaron simultáneamente las "federaciones
de aldeas", que encontraron los españoles, en dos grandes culturas
en proceso de formación de "estados": la Muisca, en el
altiplano cundi-boyacense; y la Tayrona, en la Sierra Nevada de Santa
Marta. Los indios
caribes, situados al norte y en las vertientes de los ríos fueron en su
inmensa mayoría aniquilados. Contribuyó a su exterminio el espíritu
guerrero, su poca vocación de servidumbre, la menor nucleación y escasa
organización política para negociar, el nomadismo en algunos casos y la
hostilidad ancestral entre unos grupos y otros, bien aprovechada por el
conquistador. A ello se sumaba la mayor desprotección de ciertas
etnias frente a las enfermedades introducidas por los europeos; y la
escasa aplicación de las Leyes de Indias, allí donde no había una
vigilancia muy directa de las autoridades coloniales. El caso extremo fue
la acusación de canibalismo, buen pretexto para cazarlos y esclavizarlos
sin escrúpulos teológicos ni objeciones civiles.
Entre
esta familia sobresalieron las tribus de los Muiscas y la de los Taironas
por su organización económica, social, política y religiosa.
Los Muiscas se ubicaron en la altiplanicie cundiboyacense, situada
entre 1.700 y 2.000 m sobre el nivel del mar, que facilitó el trabajo de
agricultura y el desplazamiento a través de sus zonas de dominio
comercial y militar. (Figura 1)
Fue la más importante en Colombia por su cultura y población. Las
numerosas tribus de esta familia tenían en común su idioma y algunos
oficios como la agricultura, la cerámica y el tejido de las mantas. |
(Figura
1). Territorio Muisca dentro de los departamentos de Boyacá, Cundinamarca
y Santander. |
Características Físicas
El
tipo del indio chibcha aún se conserva y puede describirse así, talla
mediana y robusta, pelo negro y lacio, nariz ancha y corta, ojos pequeños,
boca y dientes grandes, pómulos salientes. (Figura
2) |
(Figura
2) Indio e india Muiscas del estamento caciques. |
Organización social
La
sociedad Chibcha tenía como base las familias agrupadas en clanes, varios
clanes formaban una tribu y el conjunto de tribus se denominaba
confederación. Las dos
confederaciones principales fueron las de Bacatá o Bogotá y Hunsa o
Tunja. Los matrimonios se efectuaban generalmente entre gentes de la misma
tribu, los jefes tenían el privilegio de poseer varias esposas. La
sociedad se dividía en varias clases, nobles o usaques, sacerdotes o
jeques, quechuas o guerreros, comerciantes y el pueblo, que comprendía
agricultores, mineros y artesanos. Los Jeques eran a la vez médicos y
brujos y para llegar a esta posición tenían que prepararse durante
muchos años. La vivienda. Tanto templos como habitaciones eran construidos de madera, bahareque, bejucos y paja, sin contar para nada con la piedra o el ladrillo. Las casas eran de formas cuadradas o redondas (Figura 3) y generalmente estaban cercadas. Remataban en techo cónico y contaban con puertas y ventanas pequeñas. Los zipas y los zaques construían viviendas más cómodas y vistosas. |
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Figura
3. Casa rectangular y
cónica. |
Idioma.
Los
Chibchas se expresaban con facilidad y
su idioma era rico en matices. No tenían escritura, pero usaban
signos y figuras. Desafortunadamente con el tiempo y la extinción sistemática
de su raza, tales sistemas de comunicación desaparecieron.
Creencias
y costumbres.
Para sus ceremonias religiosas se dirigían a los templos o lagunas. Allí
ofrecían a sus deidades esmeraldas y objetos de oro y barro cocido.
Sacerdotes o jeques y caciques, antes de entrar en ejercicio de sus
funciones, cumplían con ritos de purificación.
Leyendas.
Proliferaron leyendas como la
de Bachué, la de Bochica el protector y maestro, la de su
continuador Nemequene, la de
la formación del Salto del Tequendama y la leyenda del Dorado.
Fiestas.
Sus festividades religiosas
y sus peregrinaciones fueron
frecuentes y aparatosas. El sol y la luna eran protectores de la
agricultura, su actividad básica y a ellos estaban destinados los ritos más
solemnes y los tributos máximos. Fueron politeístas o creyentes en
numerosos dioses, como el dios de los orfebres, de los comerciantes, de
los tejedores, de los cortadores de madera, de la embriaguez, de los
atletas, de las siembras y las cosechas, etc.
Las festividades profanas consistían en danzas acompañadas de
cantos, música y abundantes libaciones de chicha. En ellas el deporte
favorito fue sin duda el de las carreras de competencia.
Celebraban sus fiestas con mucha solemnidad. Las procesiones eran
muy concurridas. Los adoratorios más célebres fueron las lagunas de
Guatavita, Siecha, Ubaque y Fúquene.
Organización
Política.
El pueblo Chibcha se movía dentro de una especie de monarquía férrea e
implacable. De las voluntades
despóticas del zipa o del zaque dependían vidas, bienes y honor de sus súbditos.
Suyos eran el territorio, las tierras y el trabajo de los hombres
subordinados. Los objetos de uso personal
valiosos eran enterrados con el cadáver del propietario. Los
Muiscas estaban organizados en tres grandes cacicatos o confederaciones:
El de Bacatá (Bogotá), quien residía en Funza, era venerado por sus súbditos,
poseía grandes riquezas y joyas, disfrutaba de casas de recreo. El de
Hunza (Tunja) soberano de gran fama y el de Tundama (Duitama), célebre
por ser un gran militar. Además había otros cacicatos menores como el de
Sáchica, Ramiriquí y Soatá. Cada grupo de estos tenía su gobierno
independiente, una jurisdicción territorial sobre una serie de poblados
que les pagaban tributo. El jefe principal o cacique era obedecido por
todos. Social y económicamente entre los Muiscas existieron seis clases o
estamentos, así: los caciques, los jeques y los guerreros o
guechas, los pregoneros o funcionarios que hacían conocer la
voluntad del cacique y los comerciantes, los artesanos, los agricultores,
los mineros en especial los que trabajaban en las minas de sal y
esmeraldas y por último, los esclavos que, generalmente, eran prisioneros
de guerra. Los ancianos eran muy respetados y formaban parte del consejo
para ayudar a los caciques en el gobierno. Las leyes de los chibchas
castigaban con rigor a quienes robaban, mentían o mataban. Su principal
legislador fue el Zipa Nemequeme. Pagaban impuestos para sostener a los
sacerdotes, a los ancianos y a los inválidos.
La
guerra.
Los Chibchas no eran belicosos. Las luchas más frecuentes eran entre el
zipa y el zaque, permanentes enemigos. Como armas usaban varas de macanas
puntiagudas o con puntas de piedra, dardos, hondas, hachas de piedra y
arcos para disparar flechas. Cada soberano
tenía su ejército para defenderse, en caso de ataque o guerra declarada.
Religión Los
jeques para desempeñar su oficio, se recluían por algún tiempo en un
bohío solitario practicando el ayuno y luego dedicaban toda su vida a la
religión. El hombre
representaba la fuerza, el poder, la sabiduría y la prudencia. La mujer,
la vida, la fertilidad y la organización. Eran cultivadores y
consumidores de coca y tabaco. Dicho consumo tenía connotaciones
religiosas. Adoraban al Sol a quien llamaban Sue y a la Luna, Chía. Rendían
también culto al agua, al arco iris. Su dios principal fue Chimininchagua,
quien era el origen de todo y fue quien creó la luz, pues el mundo antes
era oscuro. Chibchacum era el dios protector y si se le ofendía, se
vengaba.
Sua.
Sua
era el sol, padre de la vida y como tal regalaba alegría, fecundidad y
bienestar.
Chía. Chía o la luna, era la esposa de Sua que les inspiraba emoción sagrada, amor y encanto. El arco iris sorpresa y compromiso.
Bachué
.El origen de la humanidad lo situaban en las aguas de la laguna de
Iguaque próxima a Tunja. De allí salió
una mujer llamada Bachué, acompañada de un niño de tres años.
Cuando creció se desposó con él y de esa pareja descendieron todos los
seres humanos. Bachué les enseñó lecciones muy sabias en todos campos y
ya anciana se dirigió con su marido a la laguna y ambos, convertidos en
serpientes, se lanzaron a ella.
Bochica. Cuando se inundó la sabana de Bogotá los hombres estaban a punto de ahogarse, apareció Bochica, quien los salvó dándole salida a las aguas al formar el Salto del Tequendama. Bochica se convirtió desde entonces en patrono de los Muiscas. Lo representaban en el Arco iris, símbolo de las relaciones entre el sol, padre de la luz y el agua, padre de los hombres y principio de la vida.
Según las tradiciones chibchas Bochica fue un personaje que influyó en sus vidas porque dio sabias enseñanzas e ilustró a los indios sobre la inmortalidad del alma y sobre los premios y castigos en una vida futura.
Los indios por lo general rendían culto a los muertos y como creían en la inmortalidad del alma los enterraban con alimentos, joyas, vestidos, etc.
La muerte era concebida como el comienzo de un viaje que los conduciría
a un mundo donde la vida sería más fácil o más difícil, de acuerdo
con el comportamiento que hubieran tenido en esta vida.
Ritos.
Celebraban los ritos religiosos principalmente en las lagunas. Allí
concurrían periódicamente en peregrinación a llevar sus ofrendas al Sol
y a la Luna; poseían también adoratorios como los cojines del diablo en
Tunja. El centro ceremonial del zipa estaba ubicado en la localidad de Chía
(actual municipio de Cundinamarca), donde había un templo dedicado a la
diosa Luna. |
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La
adoración al Sol se llevada a cabo en el centro ceremonial del zaque en
la población de Sogamoso. (Figura
4) |
En la laguna de Guatavita tenía lugar el baño en oro del zaque del estado muisca, de la famosa leyenda de El Dorado. En la laguna de Guatavita, el cacique de la región, para rendir culto a los dioses se cubría el cuerpo con oro en polvo y se bañaba en ella; los indios completaban la ceremonia, arrojando a sus aguas esmeraldas y figuras de oro. Bochica fue otro personaje fundamental hombre de gran sabiduría, había aparecido por el oriente de la sabana de Bacatá y les enseñó amor al trabajo, respeto a las leyes y honestidad. De él aprendieron a tejer, a construir las viviendas y a comerciar. Una mujer mala Chíe les hizo olvidar las normas del profeta e introdujo la corrupción. Como castigo la sabana se inundó hasta convertirse en un mar. Bochica escuchó las súplicas angustiosas, se presentó sobre el arco iris y con una vara de oro abrió el cauce formidable del Salto del Tequendama. Enviado de Bochica fue luego Nemqueteba. Además de las lagunas no les faltaron adoratorios, como el famoso templo de Sugamuxi consagrado al sol y memorable por las riquezas que albergaba y los adoratorios de Chita y Servitá. Los templos y palacios contaban con amplios patios y cercados de gruesos maderos. Solían pintarse de rojo y los gobernantes en ellos adornarse con láminas de oro. En las fiestas lucían zarcillos, brazaletes, gargantillas, cascos, pecheras, cinturones, mantos, cetros y coronas de oro con esmeraldas.
El código de Nemequene y las enseñanzas de Bochica y de Nemqueteba
formaron a la comunidad y la condujeron conforme a sus principios. La
familia estaba integrada por el padre, la madre y los hijos. El matrimonio
se efectuaba por compra: el pretendiente ofrecía por su compañera un
bulto de maíz, un venado u otras especies, según su condición. Entre
los jefes existía la poligamia o unión con varias mujeres. Mientras el
varón se dedicaba a la agricultura, la minería, la caza, la pesca, etc.,
la mujer preparaba los alimentos, tejía, cuidaba los niños, fabricaba la
chicha. Desde niños los
Chibchas eran formados en el trabajo que los hacía físicamente fuertes y
hábiles para los menesteres de la agricultura, la caza, la minería y la
guerra. No asistían a centros especiales sino que todo lo aprendían al
lado de los adultos.
Economía Pesca
y caza. Pescaban
en las lagunas; cazaban venados, armadillos y dantas; domesticaron los
conejos y los pavos.
Agricultura.
La agricultura fue actividad absorbente para los Chibchas y llegaron a ser
expertos en ella. Tuvieron importantes conocimientos sobre los ciclos de
la lluvia, los cambios de la luna y el cuidado de los cultivos Del maíz
obtenían los más variados alimentos como la mazamorra, los bollos, la
arepa y mediante el proceso de fermentación, la chicha. Cultivaron la
papa, la yuca, la arracacha, los frijoles, los tomates, las auyamas, la
calabaza y consumieron los frutos provenientes de los climas cálidos como
la papaya, el aguacate, las guayabas, la chirimoya y la guama. El ají les
sirvió como condimento y la coca para calmar el hambre. Con el tabaco se
distraían y mataban los ratos de ocio. Además la coca y el tabaco fueron
imprescindibles en las prácticas religiosas y de magia. Para curar las
enfermedades contaron con las más variadas especies vegetales. Aún hoy
los indios conocen como nadie las propiedades curativas de las hierbas y a
ellas apelan antes que a productos farmacéuticos. Para mejorar la
producción se valían de canales de regadío y de terrazas elaboradas con
piedra y tierra. El algodón, materia prima de una de sus industrias
principales lo canjeaban por sal, esmeraldas, oro y mantas con los vecinos
de las tierras cálidas. La carne la obtenían de venados, peces, aves,
conejos, armadillos, curíes, etc.
Minería.
Explotaron
minas de sal en Zipaquirá, Nemocón y Chita. La sal era canjeada por oro,
piedras preciosas y tejidos como elemento insustituible, por las
tribus más apartadas. Para formar panes o bloques, le evaporaban el agua
en recipientes de barro que luego rompían. Las esmeraldas de Muzo y de
Somondoco eran muy valiosas. El carbón para preparar los alimentos y
evaporar la sal lo extraían en Sogamoso, Tópaga y Gámeza. Fueron orfebres notables, aunque el oro tenían que traerlo de otros
lugares lejanos.
Tejidos.
El
clima frío obligó a los Muiscas a perfeccionar las técnicas del tejido.
Las mujeres, hilaban el algodón y decoraban los tejidos con refinado
gusto. El vestido consistía
en una especie de túnica o una manta atada por las puntas en el hombro,
fabricadas con telas gruesas de algodón y adornadas con rayas de colores (Figura
1). Los personajes principales vestían mantas más finas de distintos
colores, estampadas con tintas de origen vegetal y mineral, para lo cual
utilizaban rodillos y sellos de cerámica. Con ellas también amortajaban a los muertos. No
utilizaban calzado. Utilizaban en la cabeza gorros de algodón o plumas
vistosas de aves. No acostumbraban a cortarse los cabellos. Se pintaban
con diferentes colores como el azul que obtenían del añil y el amarillo
rojizo del achiote. Como joyas usaban aretes, collares, pectorales,
brazaletes hechos de oro o con piedras de colores y huesos.
Cerámica.
El
continuo manejo de la arcilla hizo de ellos alfareros o ceramistas
maestros. En sus tumbas se ha descubierto además husos para hilar,
rodillos para imprimir los tejidos, instrumentos musicales, adornos,
figuras y vasijas. Mezclaban barro de diferentes colores con el objeto de
lograr efectos llamativos.
Para moler el maíz usaban morteros y manos de piedra, alisadores de
piedra para pulir la cerámica y agujas de hueso para coser. Para los jefes moldeaban banquillos de piedra y los demás se
acomodaban en cuclillas, no usaban asientos.
Orfebrería.
Entre
la orfebrería muisca sobresalen los tunjos, pequeñas figuras humanas de
una pieza en lámina delgada, en forma triangular, hechas en la técnica
de la cera perdida. En los cementerios y santuarios indígenas se han
encontrado muestras de estas piezas, como patenas, instrumentos musicales,
vasijas y los tunjos o ídolos de oro.
Comercio y comunicaciones Los
productos de la agricultura, minería, tejidos y cerámica, cubrían el
consumo y les permitía algún excedente para sus intercambios. Realizaban
ferias o mercados en cada pueblo semanalmente. Como mercaderes practicaron
el intercambio mercantil entre sus tierras frías y las de los llanos cálidos.
Esto lo hacían a través de caravanas por sus caminos, algunos empedrados
y con puentes colgantes, o por medio de trochas que les permitían
llegar a sus clientes.
Concurrían a Ráquira para
el comercio de cerámica, a Zipaquirá para la sal, a Muzo y Somondoco
para las esmeraldas, etc. Las cuentas las llevaban nudos en hebras de
algodón o con montoncitos de granos. Se concentraban para sus mercados en
Funza, Tocancipá y Turmequé. Intercambiaron,
a través del sistema de trueque, la sal y a cambio
recibían oro o piedras preciosas. El algodón lo obtenía también
por intercambio y con él elaboraban ruanas o ponchos, que tejían y
decoraban con estilo y colorido particular. Lograron
desarrollar una industria textil de gran aceptación. Para
comunicarse de lejos usaban los gritos. El transporte terrestre de carga
lo hacían a sus espaldas. Para el transporte fluvial usaban canoas
hechas de troncos ahuecados con fuego y hachas de piedra.
Las ciencias Los
cultivos dependían directamente del comportamiento del sol (Sua) y de la
Luna (Chía). Dividían el año solar en cuatro épocas, delimitadas por
los períodos de invierno y verano, que a su vez se subdividían de
acuerdo a los cambios lunares. Utilizaron los dedos de las manos para
contar y el palmo y el pie fueron sus medidas de longitud. Nota: http://www.todacolombia.com/precolombina.html http://pwp.supercabletv.net.co/garcru/colombia/Colombia/indios.html |
Rafael Bolívar Grimaldos
rbolivarg@hotmail.es
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