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Esclavitud y trabajo asalariado
Material de consulta para proyectos de vida
por Bolívar Grimaldos y Vita Paola Bolívar León
rbolivarg@hotmail.es

 
 
 

La esclavitud. Razones para la abolición de la esclavitud. Trabajo. Salario. Trabajo asalariado. La familia globalizada.

Desempleo y trabajo informal en Colombia. Empleos formales. Empleos informales. Empleo informal urbano.

Importancia global del empleo informal urbano en Colombia.

 

La esclavitud.

La esclavitud ha sido, durante siglos, un mecanismo de generación de riqueza, que ha llenado las arcas de los poderosos. Para mantener este sistema se ha recurrido a muy distintas justificaciones:

- En la época antigua era habitual realizar expediciones a territorios de adversarios, con el único motivo de conseguir prisioneros y esclavizarlos.

- La imposibilidad de atender las deudas contraídas fue una justificación para convertir en esclavos a personas libres de la misma sociedad, situación que aun hoy subsiste en muchas partes del mundo.

- En tiempos más recientes, fue la diferenciación física, la base para mantener la esclavitud, los negros fueron los más segregados. Eran los candidatos ideales. No habían formado parte del desarrollo social y cultural de la sociedad técnica y económicamente dominante de Europa y  presentaban una diferenciación física evidente que permitía una clara y rápida identificación.

La sociedad esclavista se consideraba cien por ciento humana. A los esclavos los ubicaba en un escalón intermedio entre humanos y animales, se afirmaba  que quien era esclavo, lo era porque éste era su papel en este mundo.

La decadencia del Imperio Romano condujo a la reducción del número de prisioneros de guerra, que constituía la fuente principal de esclavos, y luego el proceso de feudalización dio lugar a la sustitución de la esclavitud por la servidumbre, una esclavitud con ligeras modificaciones.

Razones para la abolición de la esclavitud. No fueron las voces críticas contra la esclavitud ni contra el sistema productivo que las ignoraba sistemáticamente. Fue la comprobación económica de que producir con siervos era más rentable que con esclavos. El costo de mantener un esclavo, para los dueños de los medios de producción, se volvió mayor que el de pagar un salario a un peón o a un sirviente.

La historia de la abolición de la esclavitud no fue la solución a un estigma humanista, sino una nueva visión de rentabilidad económica y de maquillaje humano. Y por esos mismos motivos la esclavitud, sin su nombre y sin las leyes claramente opresoras y denigrantes que la configuraban, sigue existiendo a través de las relaciones laborales que fomentan la sobreexplotación, el parasitismo empresarial y las cada vez mayores aglomeraciones de pobreza y marginación.

Trabajo, es la medida del esfuerzo hecho por seres humanos. Uno de los tres factores de producción, junto con la tierra y el capital.

Históricamente la forma predominante de trabajo fue la esclavitud, pero desde mediados del Siglo XIX, la esclavitud se ha ido reemplazando por el trabajo asalariado.

Salario, es el precio del trabajo del asalariado en el mercado de trabajo, determinado en un contrato individual  o colectivo de trabajo.

Junto a la esclavitud y el trabajo asalariado es posible también encontrar otras formas de trabajo, como el trabajo autónomo productivo  en profesiones liberales, o comerciantes, el trabajo informal de supervivencia, la servidumbre, etc.

El trabajo está esencialmente relacionado con la construcción y uso de herramientas, y por lo tanto con la técnica y la tecnología, así como con el diseño de los procesos de trabajo y producción.

Trabajo asalariado. Muy pocas personas, incluso en los sectores más críticos y lúcidos de la sociedad, cuestionan la existencia e imposición socioeconómica y política del trabajo asalariado, lo asumen con naturalidad, como una parte inherente de nuestra civilización.

Sin embargo hay que hacer conciencia de que esta dinámica, desde el aspecto humano, es degradante, deshumanizadora y esclavizadora, y que constituye uno de los principales mecanismos encubiertos de dominación y explotación,  por parte de las poderosas minorías oligárquicas que dirigen los estados, sus instituciones y sus  políticos.

La esclavitud moderna de los seres humanos, el trabajo asalariado, se sustenta  con la despiadada e inhumana lógica de “si no tienes sueldo, no tienes dinero, y si no tienes dinero, no tienes acceso a alimentación, vestido, vivienda, atención médica, etc.”.

La miseria física y moral, que el trabajo asalariado ocasiona, impide la ineludible y efectiva transformación de estas masas dependientes, sumisas y desempoderadas, puesto que asumen y consienten su condición de asalariadas, impuesta por los estados, sus instituciones y sus leyes.

El salario es una estructura opresiva y alienante, destructora de los atributos básicos del ser humano, al servicio de una minoría de poderosos que dicta e impone, de hecho y de derecho, lo que  pueden hacer o no hacer, decir o pensar las masas mayoritarias de asalariados, resignados, maniatados, frustrados o insatisfechos con su salario.

Con el salario, olvidando una mínima ética y humanidad, se llega a extremos de degradación en los cuales la persona se vende, entrega su fuerza de trabajo  e incluso su propio cuerpo al mejor postor. Hace lo que sea con tal de mantener su empleo o trabajo remunerado. Se convierte fácilmente y muchas veces en ejecutora, partícipe, cómplice, encubridora o colaboradora  de las más viles prácticas, órdenes o instrucciones. Hace trabajo sucio  a cambio de un sueldo o salario, que  con frecuencia no le alcanza para cubrir el coste de sus necesidades más básicas, para sobrevivir  con dignidad.

Uno de nuestros deberes básicos en este mundo posmoderno y globalizado, como individuos y sociedad, sigue siendo cambiar la lógica insensata e inhumana del binomio trabajo-dinero, y sustituirla gradualmente por una más humana, natural, armónica y saludable, como ya se está haciendo a nivel colectivo, en forma embrionaria, mediante la puesta en marcha de iniciativas auto gestionadas, cooperativistas y asamblearias.

 

La familia globalizada. Las relaciones  familiares no deben restringirse al apellido, o el parentesco más o menos cercano, sino extenderse a todos los miembros de la misma especie en este caso, la humana. Comprender el íntimo e intrínseco vínculo y la  interrelación y conexión entre todos los seres que integran una especie, es algo fundamental, de sentido común; propio de una conciencia y una mente saludables. Ignorarlo y despreciarlo es, por el contrario,  clara evidencia de insensatez, reflejo de una profunda enfermedad mental y anímica.

Los miles de millones de alienados y adoctrinados del sistema no son justificación para que se desista de continuar intentando construir y desarrollar una sociedad más armónica y humana, en sintonía y coordinación con nuestros fines. Una sociedad que se ha venido plasmando en proyectos e iniciativas, que ya hoy son una realidad creciente en número, calidad, influencia e impacto.

Queda mucho camino por recorrer, es cierto; pero lo importante es que cada uno de nosotros según sus capacidades y posibilidades elijamos conscientemente dar algunos pasos en esa dirección. Ojalá la difusión y el eco de esta labor transformadora llegue a muchísimas personas más, que nos acompañen en construir una sociedad verdaderamente humana.

 

Desempleo y trabajo informal en Colombia

Seis de cada diez colombianos que tienen trabajo no cuentan con un empleo digno. Ellos laboran por cuenta propia y la mayoría son informales, han sido enganchados sin contrato laboral, ganan menos del mínimo y están por fuera de los sistemas de seguridad social.

La investigación concluye que 63 por ciento de los trabajadores en Colombia, o sea,18,8 millones de personas ocupadas, cuentan con empleos de baja calidad, que reproducen altos niveles de inequidad y desigualdad.

Ese es uno de los factores que ubica a Colombia como el país más desigual de Suramérica y el tercero en Latinoamérica, según la Cepal.

El informe advierte que esta forma de trabajo no sólo desperdicia el capital humano que ahora puede aportar al desarrollo del país sino que agudizará en el futuro los problemas sociales.

En su diagnóstico, el estudio revela que un trabajador en Quibdó (Chocó) recibe una sexta parte del sueldo que gana un bogotano y que las oportunidades de conseguir empleo formal en ciudades como Popayán, Cartagena, Manizales o Pereira son casi nulas.

La investigación de la Procuraduría concluyó que el 46 por ciento del total de asalariados perciben menos de 0,95 de un sueldo mínimo diario. Y de ellos, solo el 16 por ciento cuentan con algún nivel de educación superior.

Entre 1960 y el 2007, el nivel de enganche directo de las empresas industriales en Colombia, dice el informe de la Procuraduría, pasó del 96 al 72 por ciento. En marzo del 2011, de cada cien trabajadores, 48 laboraban sin contrato en las ciudades y 63 en el campo.

Y de los que tienen contrato, sólo la mitad lo firmó a término indefinido; pero los de término fijo aumentaron del 10 por ciento al 24 por ciento en los últimos 20 años.

Lo más cuestionable, según el informe, es que apenas el 62 por ciento recibe cesantías y el 57 por ciento cuenta con la posibilidad de vacaciones remuneradas. Esto indica que más de la mitad de los trabajadores firma convenios de tipo civil y no laboral, como prestación de servicios o como contratista.

Según los autores del estudio, el Gobierno debe adoptar políticas para regular de manera urgente el mercado laboral, combatir el desempleo, combinar una mayor flexibilización de las condiciones laborales con mecanismos de protección y diseñar nuevas estrategias de seguridad social.

Para ello, advierte la Procuraduría, es necesario volver a contar con un Ministerio del Trabajo, reformar el Código Sustantivo del Trabajo y aplicar una agresiva política de generación de empleo que se convierta en el centro de la Política macroeconómica.

De no tomarse estas medidas en corto tiempo, concluye el estudio, la relación de la que habla la Cepal, según la cual en Colombia el 10 por ciento de la población más pobre sólo recibe el 0,5 por ciento de los ingresos y el 10 por ciento más rico se queda con el 50 por ciento, convertirá al país en una bomba de tiempo social.

La investigación del Ministerio Público reafirma un fenómeno que ya ha sido advertido en el país: que las mujeres no sólo ganan menos que los hombres, así cuenten con un nivel educativo alto, sino que tienen mayor dificultad para conseguir un empleo. Esta situación las obliga a desistir de buscar trabajo para dedicarse al cuidado del hogar; las responsabilidades familiares son, de hecho, la causa más común de deserción laboral en ellas.

Las mujeres, al igual que las personas con un mayor nivel educativo y los mayores de 35 años, demoran más tiempo en lograr un empleo.

Lo mismo sucede entre los jóvenes. Tanto hombres como mujeres, que cuentan con baja preparación educativa, tienen más probabilidades de perder el empleo.

La situación también es preocupante en grupos de población como la afro descendiente. Según una encuesta que cita el estudio, realizada recientemente por la Escuela Nacional Sindical, en Buenaventura, Cali, Cartagena y Medellín el 65 por ciento de los afro colombianos encuestados reciben menos de un sueldo mínimo mensual y el 47 por ciento tiene empleo informal.

Aumentan contratos de tercería

Otro fenómeno que preocupa a la Procuraduría, según el informe, es el aumento de la contratación por medio de terceras empresas (temporales o cooperativas de trabajo asociado). Esta modalidad de contratación pasó de representar el 3,9 por ciento del total de empleo industrial en 1960, al 27,4 por ciento en 2007. El estudio calcula que las cooperativas generaron en el 2008, 540.773 empleos, mientras que las empresas temporales lograron colocar a 930.881 trabajadores. Si se contrasta esto con el número de ocupados promedio de la economía para ese año (17.448.000 personas), estas empresas estarían generando un 8,4 por ciento de ocupación total nacional.

Un millón de niños siguen trabajando

El informe señala que Colombia continúa violando los tratados de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) con la presencia en el mercado laboral de 1'050.174 niños entre los 5 y los 17 años, según cifras del Dane.

Las cifras se vuelven más preocupantes si se tiene en cuenta que 179.334 estaban buscando trabajo y que el 34 por ciento de ellos no está estudiando.

Según Sergio Chaparro, uno de los investigadores de Justicia, que hizo parte del equipo de trabajo del informe final, esta situación, aparte de ser inadmisible moral y jurídicamente, es también un fenómeno que desde la perspectiva económica es un muy mal negocio para el país. Esto, según Chaparro, se convierte hacia el futuro en una pérdida de capital humano capacitado en el mercado laboral. Además, desplaza a personas que están en edad de trabajar en oficios no calificados.( 16 de Octubre del 2011)

El desempleo y la informalidad han sido problemas recurrentes en la economía colombiana en la última década. En cuanto al primero, su promedio anual se ha mantenido por encima del 11%. La informalidad, por su parte, ha sido superior al 50%.

La combinación de ambos fenómenos representa no sólo un colosal desperdicio de recursos productivos (bien ociosos, o bien ineficientemente utilizados), sino también una condición nefasta para la lucha contra la pobreza y la aspiración de mayor equidad en la sociedad. En efecto, altos niveles de desempleo e informalidad son característicos de los grupos de menores ingresos, que son además castigados por la baja calidad del recurso humano de que disponen, y que trasiegan por ello su vida entre desocupación, oficios de rebusque o empleos mal remunerados

Los grupos más pobres tienen una alta tasa de desempleo, una alta tasa de informalidad, poca calificación, y una remuneración media muy inferior a la del promedio de la sociedad! Los cinco deciles más bajos urbanos presentaban, en 2008, tasas de participación inferiores al 56%, con desempleo superior al 14%. La informalidad era superior al 52%, pero alcanzaba, en el grupo más pobre, el 72%! Su tasa de calificación era inferior al 8%, con una remuneración promedio inferior a la cuarta parte de la remuneración calificada promedio de la sociedad. Incluso, la tasa de desempleo calificada era muy elevada para los grupos de ingresos bajos,

El presente artículo busca evaluar, mediante un modelo de equilibrio general computable, el  impacto de posibles acciones de política pública sobre la informalidad y el desempleo, y por esa vía, sobre la pobreza y la distribución del ingreso en la sociedad. El tipo de acciones considerado está relacionado con factores que afectan el precio relativo de los factores productivos o la dotación relativa de los mismos entre los grupos sociales. En concreto, evalúa el impacto de la eventual eliminación de los aportes parafiscales sobre la nómina; de una política alternativa de manejo del salario mínimo, que elimine su incremento gradual en términos reales; de la eliminación de los descuentos tributarios sobre la inversión en activos fijos; y de una política pública de fomento a la educación superior orientada a los grupos de menores ingresos. Para llevar a cabo la evaluación, se construye un escenario básico de evolución de la economía en el próximo quinquenio, en el que, al tiempo que se consideran las características relevantes de la economía colombiana (como la bonanza reciente petrolera y minera), se asume que el salario mínimo real y la población calificada se incrementan al ritmo en que han incrementado en los últimos años, y se mantienen tanto los aportes parafiscales como los descuentos tributarios sobre la inversión en activos fijos. Los resultados obtenidos en los escenarios alternativos de política económica, se comparan con ese escenario base, para extraer conclusiones acerca de cómo esas

Políticas afectan el desempleo y la informalidad, y por esa vía, la pobreza y la distribución del ingreso.

 

Empleos formales serían las actividades reguladas, aquellas que se acomodan a las formas previstas. Por oposición el empleo formal agruparía a los profesionales y técnicos independientes, los empleados del Estado y los asalariados y patrones de empresas privadas de más de 10 personas.

Empleos informales las que carecen de regulación o las que no obedecen las reglamentaciones legales existentes

Empleo informal urbano puede definirse el empleo informal urbano como el compuesto:

a) por los ayudantes familiares, el servicio doméstico, los trabajadores por cuenta propia distintos de profesionales y técnicos independientes, y

b) por los asalariados y patrones vinculados a empresas privadas de hasta 10 personas (3).

Importancia global del empleo informal urbano en Colombia

 

El grado de informalidad del empleo urbano colombiano ha sido tradicionalmente muy elevado (situado entre el 54 y el 57%); mayor en las ciudades intermedias; menor en las más grandes.

-La participación relativa del servicio doméstico y de los ayudantes familiares, típicos empleos de segunda calidad, ha disminuido permanentemente en todas las ciudades: del 8.9% en 1984 al 5.2% en 1994 en las cuatro principales; del 10.3% al 7.4% en las intermedias. Entre 1988 y 1994 cayeron además en términos absolutos.

-En contrapartida, el grado de salarización ha crecido. Pero no se trata sólo de que las antiguas servidoras domésticas se hayan convertido en asalariadas (lo que sería un simple cambio en la forma jurídica de su contratación). Durante los años noventa los asalariados de las empresas de más de 10 ocupados, ganaron importancia relativa.

-Por su parte, los empleos independientes han conservado su importancia relativa en las grandes ciudades y la han aumentado en las intermedias, pero se han modernizado.

El peso de los trabajadores por cuenta propia no calificados, tradicional núcleo "duro" del sector informal, viene reduciéndose

La importancia de los profesionales y técnicos independientes ha crecido en todas partes. En las cuatro ciudades mayores pasó del 1.9% en 1984 al 2.2% en 1994 y en las intermedias del 1.1% al 1.4%.

Los patronos también han ganado significación. En las cuatro grandes ciudades se trata, sobre todo, de los microempresarios que pasaron del 3.9% al 6.1%. En las ciudades intermedias más de los medianos empresarios (que pasaron del 0.7% al 1.1%).

Debido a su baja productividad, el peso del sector informal en el PIB urbano es menos significativo que en el empleo y ha oscilado entre el 21 y el 23%.

 

Los altos niveles de empleo informal en Colombia, unido a la baja inversión en educación, infraestructuras y desarrollo institucional, ha supuesto en Colombia un retroceso en materia de competitividad respecto a los países vecinos.

Esta es una de las principales conclusiones que se desprenden del Informe Nacional de Competitividad 2012-2013, difundido por el Consejo Privado de Competitividad (CPC), organización sin ánimo de lucro que analiza los retos a los que se enfrenta este país.

Una de las debilidades es la productividad laboral, según el estudio, que considera que "la asignación del trabajo en Colombia no es eficiente" debido a "los niveles de informalidad laboral y empresarial", así como a los altos costes empresariales de contratación y despido.

Santiago Levy, vicepresidente del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), alertó a su turno que Colombia es "uno de los países con más informalidad de América Latina".

Según el Departamento Administrativo Nacional de Estadísticas (DANE), a finales de 2011 la informalidad laboral en Colombia alcanzó el 51,3 %.

Durante los seis primeros meses de este año, el empleo asalariado fue de 42.8%, la misma cifra del mismo periodo de hace un año. Lo anterior indica que no ha avanzado. La competitividad del país también está en tela de juicio debido a los altos niveles de empleo informal.

Según el informe de la Organización Internacional del Trabajo, OIT, y la Comisión Económica para América Latina y el Caribe, CEPAL, denominado Coyuntura laboral en América Latina, en nuestro país el empleo asalariado no está creciendo en comparación con lo que ocurre en el resto de países de la región.

“es preocupante saber que el empleo asalariado era en el primer semestre de este año del 42,8%, y no creció con respecto al mismo periodo del 2011”

Como dato, es preocupante saber que el empleo asalariado era en el primer semestre de este año del 42,8%, y no creció con respecto al mismo periodo del 2011. Mientras en Colombia el nivel de asalariados permanece en el porcentaje anterior, en 5 de los 10 países del continente analizados la situación mejoró.

A los altos niveles de empleo informal en Colombia, se le suma la baja inversión en educación, infraestructura y desarrollo institucional, lo que supone un retroceso en materia de competitividad comparado con los países vecinos. Esta es una de las principales conclusiones que se desprenden del Informe Nacional de Competitividad 2012-2013, publicado el pasado viernes por el Consejo Privado de Competitividad (CPC).

Otra de las teorías que maneja el estudio es el de las debilidades es la productividad laboral, donde se asegura que la asignación del trabajo en Colombia no es eficiente debido a los niveles de informalidad laboral y empresarial, así como a los altos costes empresariales de contratación y despido.

Según cifras del DANE, a finales de 2011 la informalidad laboral en Colombia alcanzó el 51,3%.

 

Fuentes:

http://liberacionahora.wordpress.com/2012/09/20/trabajo-asalariado-el-yugo-salvavidas-que-hunde-a-la-persona-y-mantiene-a-flote-al-esclavo-estatal/

http://books.google.es/books?isbn=8446019779

http://es.wikipedia.org/wiki/Trabajo_(econom%C3%ADa)

http://www.micajondesastre.org/Documentos/Historia/Esclavitud%20y%20trabajo%20asalariado.pdf

http://www.eltiempo.com/economia/finanzas-personales/ARTICULO-WEB-NEW_NOTA_INTERIOR-10577688.html

http://www.banrepcultural.org/blaavirtual/economia/ensayoecono/10.htm

www.banrep.gov.co/documentos/.../presentacionseminario2.pdf

 

Autora: Rafael Bolívar Grimaldos y Vita Paola Bolívar León

 

 

 
por Bolívar Grimaldos y Vita Paola Bolívar León
rbolivarg@hotmail.es
 

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