Al pintor Giovanni Donato da Montorfano (1440 - 1510)

poema de Carlos Germán Belli

La Crucifixión, obra de Giovanni Donato da Montorfano
Convento de Santa María de la Gracia en Milán

 

Yaces sin gozar el favor de nadie,

y es tu soledad tanta un claro espejo

de aquello que sucede exactamente

ayer, hoy y mañana cuando todos

te toman las espaldas de improviso,

como el mayor efecto del olvido;

que este sombrío estado

demuestra en qué terminan finalmente

el físico vigor y el sabio seso

empeñados a fondo

en hacer bien las cosas de la vida,

que al final tal esfuerzo sobrehumano

resulta empresa de pequeña hormiga.

 

No te escabulles de tu mala estrella

y en cambio inmóvil hora a hora pasas

padeciendo cuán resignadamente

el desdén de los fieles de Leonardo,

que discurren delante sin mirar

ni siquiera de reojo el fruto máximo

de tus cien mil desvelos

cuando pusiste lo mejor de ti

en homenaje a El Crucificado,

vasta pintura tuya
que no la pueden doblegar las guerras

ni la del tiempo que puntual derruye,

ni menos la lid de los hombres fieros.

Mas pese a tu paleta y tu pincel,

has terminado siendo un émulo

del varón y de la dama desdeñados

por quienes ellos aman día a día,

que exactamente así te encuentras tú

al sufrir los desaires de las gentes;

y en verdad mucho más

que el amante transido en su penar

en el espacio de una corta vida,

y en cambio siglo a siglo

percibiendo tú en el mayor silencio

que ni la menor atención te prestan

cuando huyéndote pasan sin mirarte.

 

Y adviertes más que todos lo que ocurre

en tus alrededores diariamente,

aunque no puedes preservarte nunca

de la gélida indiferencia en torno

dictada por el hado inexorable

ordenando que víctima tú seas

como un manso cordero

bajo el esquivo gesto incomprensible

de tantos que muy cerca de ti cruzan;

mas es hiel que no mancha

el alma de la que soberano eres,

fábrica de tu incólume pintura

por encima de los siglos firme y fresca.

 

Eres el sumo ser inadvertido

sin parangón en todo el pardo mundo,

a quien a cada rato lo soslayan

como si así te hubiera sucedido

desde la cuna puntualmente siempre,

en donde ayer sin mimos de tus padres

que daban su cariño

a tu hermano mayor enteramente;

que nunca en nada fuiste primogénito,

y resignado vives

tu eternidad en desigual estado,

arriba en las empíreas salas árbitro,

abajo donde nadie en ti repara.

 

poema de Carlos Germán Belli

Originalmente en  Inti: Revista de literatura hispánica Nº 39 primavera de 1994

Providence College’s Digital Commons

Link: https://digitalcommons.providence.edu/inti/vol1/iss39/

 

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