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¿Fin de Era, surgimiento de Nuevo Orden?
Víctor Manuel Barceló R.
v_barcelo@hotmail.com

Pues si, se cumple un año más de vida planetaria, el final de ciclo-calendario maya de gran significación y 365 días de nuestras vidas. Saldo preocupante. Guerras localizadas por doquier; armas de todo tipo -incluso manejadas electrónicamente- para matar, que hacen su “agosto” en países y pueblos inermes; guerras económicas que enfrentan a naciones hegemónicas; zonas económicas en condiciones de vida desesperantes; continentes que deciden enfrentar su realidad e irrumpen en el reparto de la riqueza universal.

Nuestra vida de relación desde la familia al ámbito social, acusa situaciones alarmantes, no solo por presión de la delincuencia en las condiciones de la existencia, sino porque afectamos continuamente el hábitat local, regional y terráqueo, sobreexplotando nuestra naturaleza, en excesos de extracción de hidrocarburos, minerales, agua y tierra. Dicha sobreexplotación, al utilizarse en el confort de clases privilegiadas de países ricos, produce niveles de polución que trastocan la relación planeta-uso de recursos, provocando cambios en el clima, cada vez más visibles, por todos los rincones de la Tierra. 

Para enfrentar las condiciones vigentes, los pueblos se dan gobiernos que pretenden -dentro de la democracia o fuera de ella- avanzar por rutas que lleven a la felicidad de sus ciudadanos, al menos eso se pregona. Pero tales caminos, en lo general, no dan los resultados apetecibles: empleo universal, salarios dignos, educación gratuita y de calidad, prevención y atención puntual de la salud, vivienda pertinente y, sobre todo, equidad en la lucha por la existencia, solidaridad social plena para arribar al bienestar colectivo.

Oponen intereses, naciones poderosas –para quienes se creo y conserva el sistema de vida vigente- y empresas transnacionales, operando con apoyo de finanzas mundiales (los organismos multilaterales Banco Mundial y Fondo Monetario Internacional y bancos regionales, afines) quienes sojuzgan gobiernos y sistemas económicos de países pobres y en desarrollo, en aras de acrecentar el control de los mercados. El Mercado lleva hoy la rectoría económica en la Tierra, los gobiernos suelen seguir sus designios.

Pero ninguna fórmula creada por ser humano es para siempre. El Sistema vigente y sus doctrinas están en un tobogán. El peligro es que arrastre al resto de naciones y al interior de éstas, a los grupos más vulnerables que son el grueso de la población mundial. No es exagerado decir que la vida humana está en caída permanente, desde hace décadas. Sin embargo, en claustros universitarios, y en otras organizaciones sociales y gobiernos democráticos y nacionalistas, hay voces que pugnan por cambios de paradigma económico y el envión que esto lograría en la vida política, social y cultural de los pueblos.   

Esas voces y esos gobiernos dan muestras precisas de sus determinaciones por incursionar en un mundo de paz, concordia, corresponsabilidad y compromiso, con las mejores causas de la humanidad. Los organismos multilaterales de cada región –en nuestro caso la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL)- año con año califican avances hacia la igualdad, equidad y la atención educativa en cada una de nuestras naciones.

Durante el 34º período de sesiones en El Salvador (27-31-agosto-2012) CEPAL propuso nuevo enfoque para el debate sobre financiamiento al desarrollo, a través de la evaluación de brechas estructurales que identifiquen las principales vulnerabilidades y desafíos de los países. Sería opuesto y a la vez, agregado al ingreso per cápita, usado para asignar tal financiamiento. Entre las brechas que restringen el desarrollo sustentable, de países y al interior de los mismos, proponen considerar -junto al ingreso por habitante- la desigualdad, pobreza, inversión y ahorro; productividad e innovación, infraestructura, educación, salud, fiscalidad, género y el medio ambiente.

La CEPAL razona, entre otras cosas, que los países de renta media que reciben la asignación de asistencia oficial para el desarrollo (AOD) sobre la base del ingreso per cápita, padecen dos inconvenientes esenciales: "En primer lugar, la superación de la desigualdad es a la vez causa y efecto del proceso de desarrollo, que es multifacético y requiere que los países cierren importantes brechas estructurales que limitan o impiden procesos de desarrollo inclusivos, mediante los cuales sea posible abordar problemas de pobreza y desigualdad”. Reconoce en 2º término, la falacia de que en las categorías de países de renta media, baja o alta, están congregados los presumiblemente semejantes en insuficiencias económicas y sociales. http://www.eclac.org/pses34/

Actualmente, los países de renta media son el hogar de más de 70% de la población mundial en condiciones de pobreza. Se trata de un grupo de países muy heterogéneo en términos de pobreza, desigualdad y capacidad productiva, institucional y financiera. Pero en Latinoamérica se decidió dar un salto organizativo de incalculables consecuencias: la creación de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños(CELAC 2-3Dic-2011 en Caracas-Ven). 

Se inició la CELAC cuando los poderosos están sumergidos en denuedos internos o de grupo –EU, CE, Grupo8, OTAN- para encontrar rumbos que eleven sus economías, junto a tácticas bélico-financieras, para nuevas expansiones de sus transnacionales -brazos económicos y de espionaje, para mantener el control del Mundo- que llevan a la ruina económica, la anarquía política y la desgracia ambiental. Tal empeño se concreta por gobiernos democrático-progresistas. La tendencia de esos gobiernos es precisa en cuanto a integración. Se organizan en grupos del Cono Sur. Argentina, Brasil y Venezuela lideran organizaciones, buscando superar inconsistencias de la Asociación Latinoamericana de Libre Comercio de los 60s del siglo pasado (Cono Sur más México) y otros organismos como SELA, CARICOM de países caribeños y SIECA de Centroamericanos, entre otros.

Los desafíos económicos y sociales que tiene para la CELAC son enormes. Hay muchos esfuerzos previos, fracasados para fines de los pobladores.  Hoy funcionan organizaciones subregionales (MERCOSUR, UNASUR, ALBA, PETROCARIBE; Grupo de Río, Comunidades Centroamericanas, Caribeñas y Andinas). Todas pretenden elevar el nivel de vida de sus pueblos. El mayor logro es sortear calamidades originadas por la crisis que arrancó en EU, contaminando a Japón y la UE.

Organismos multilaterales muestran que de 580 millones de habitantes de la región, más de 180 están en línea de la pobreza; de ahí son indigentes casi 100 millones (81 millones de niños con 13 millones que no logran acceder a las mínimas necesidades alimentarias). Estos habitan sin alcantarillado, agua potable y en la más grave insalubridad. En hacinamientos inhumanos sobreviven decenas de millones de personas en todos los rumbos del subcontinente.

El cambio de paradigma económico será esencial para romper ligaduras con un sistema caduco y explotador. En tal tesitura no está sola la región. Por otros rumbos planetarios se crean organizaciones que impulsan el nacimiento de un Nuevo Orden Económico Internacional, como el que se acordó en los 70s del siglo XX en la ONU, a impulso de México, liderando al G77. ¿Dará resultados definitivos el impulso generalizado?. Los nuevos tiempos lo dirán.

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