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¡Cómo me gustaría una iglesia pobre, para los pobres!
Víctor Manuel Barceló R.
v_barcelo@hotmail.com

 
 
 

Pocos analistas de iglesias, en especial de los sombríos días que pasan en la católica, predijeron que Jorge Mario Bergoglio, arzobispo de Buenos Aires –ungido cardenal en el 2001 por Juan Pablo II- sería el Sumo Pontífice de la Iglesia Católica, la gran sorpresa del cónclave cardenalicio.  

Ahora, viendo antecedentes, suena pertinente tal resultado que anunció Habemus Papam, la “fumata bianca” del miércoles. El hoy Papa Francisco, participó en el cónclave de 2005, quedando segundo, tras Joseph Ratzinger. Bergoglio, de 76 años - único cardenal jesuita en el cónclave- llegó con el consenso de italianos y del resto de Europa, de Latinoamérica, africanos norteamericanos, asiáticos. http://www.lanacion.com.ar    

Cautiva su estilo de vida simple, su cercanía a los pobres –de allí tal vez su autonombramiento de Francisco-, por no respaldarse en ningún lobby y por su visión de la Iglesia. Lo último de Bergoglio como cardenal permite algunas reflexiones acerca de la personalidad del nuevo Papa: antes de viajar a Roma, amigos le obsequiaron un par de zapatos nuevos, viendo los suyos gastados. Le ofrecieron viajar en primera clase, pero se decidió por clase turista. Afirma la prensa romana que fue el único cardenal que arribó a pie al Vaticano, con valija pequeña, como para viaje corto.   

El rector de la Catedral Metropolitana de Buenos Aires,  Alejandro Russo, comentó: "el Papa ya hizo de las suyas, cosas bergoglianas". En sus primeros momentos de Francisco I, no lució la muceta colorada ni cantó la bendición. Habló con los fieles de plaza San Pedro y pidió una oración. Mas tarde bajaría a confundirse con los fieles presentes y conversar.

El Papa porteño –mote para nativos de Buenos Aires- no es italiano, pero sí hijo de italianos -(Mario Bergoglio (empleado ferroviario) y Regina (ama de casa)- con dos hermanas y dos hermanos. En 1957 a los 21 años –se dice por allá que por decepción amorosa- decidió ingresar al sacerdocio en el seminario del barrio Villa Devoto, de la orden jesuita. Sacerdote en 1969 y cardenal en el del 2001. Es hombre formado en la lucha: lo mismo grita y alborota a favor de su equipo de futbol preferido – es “incha” del San Lorenzo de Almagro, un barrio porteño- que se enfrenta con gobiernos, el último de Cristina Fernández de Kirchner –por cierto llega a Roma para saludarle- quien le acusa por sus ideas de "tiempos medievales y de la Inquisición"  al oponerse: al matrimonio gay, la entrega gratuita de anticonceptivos, y la ordenación de mujeres sacerdotes.

Es firme en sus posturas: defiende la vida y la función del matrimonio que es la procreación. Se le cataloga como hombre de una pieza, con preferencia por los pobres. Es gente del pueblo, de trabajo. ¡Es jesuita, carajo! gritarían sus amigos de Buenos Aires, refiriéndose al primer pontífice de América Latina.     

Reemplaza a Benedicto XVI, quien sacudió a la Iglesia católica el mes pasado, al convertirse en el primer pontífice que renuncia, en casi 600 años. Es el primer Jesuita que llega al cargo. En Argentina, lo acusan de colaboracionista con la dictadura militar de los 70 del S. XX. Con la liturgia así retorcida, los cardenales reunidos bajo llave –como coloquialmente llama Moreno Bionche al cónclave- en la Capilla Sixtina, obedecieron “al dedo de Dios”, que, muestra del más excelso paganismo, Miguel Ángel pintó en el techo del sagrado recinto para regocijo universal. 

Este jesuita, con vinculaciones hacia la dictadura argentina aún no muy claras –hay discusión entre que entregó o no a dos sacerdotes que colaboraban con la guerrilla o intentó que salieran antes del país y después ya presos, abogó por ellos- de ideas conservadoras, misóginas; defensor de los pobres, populachero, humilde, quien arriba al trono de San Pedro, después de 500 años de italianos, un polaco y un alemán, desata polémicas y trascendidos, que solo su actuar de aquí para adelante podrán transparentar y permitir una visión más objetiva. 

No es posible que una institución con 2000 años de experiencia, que se sabe poder fáctico universal y  local, haya dejado “a la buena de Dios” una elección vital, urgente para avanzar entre abrojos en su futuro inmediato. Bien debió calcularse el costo de nominar a un papa -así sea de transición- que no ofreciera un mínimo de buenos resultados ante las graves y evidenciadas acusaciones de pederastia, desapego de la misión de Cristo y pérdida de capital humano, ante una evangelización fallida y un mundo cambiante, erizado de armas de destrucción masiva.     

¿Podrá este sacerdote, venido de los barrios bonaerenses, formado en las doctrinas revolucionarias de los jesuitas, contradictorio, valiente, polémico, conservador, zamarrear el antiquísimo árbol de la iglesia: alejar “demonios” de la banca vaticana, que chupan recursos y los manejan torcidamente en su nombre; a integrantes de su clerecía, que delinquen envenenando vidas de jóvenes, niños por todas partes; podrá en ese caos instaurar la humildad franciscana, cristiana en ritos y acciones, sin que solo queden declaraciones y homilías del perdón, que se lleva el viento?

Como rayo de esperanza tomaron personalidades de “centroizquierda” de la región, el acontecimiento: el presidente interino de Venezuela, Nicolás Maduro, en Argentina políticos como Hermes Binner del FAP (Frente Amplio Progresista) o Pino Solanas de Proyecto Sur, presentan esta elección como "un hecho histórico", que de alguna manera vendrá para mejorar la situación de explotados y oprimidos de América Latina. Dice el Papa Francisco: "Cómo me gustaría una Iglesia pobre y para los pobres" en recuerdo seguro del Concilio Vaticano II. ¿Será preludio de cambios revolucionarios o solo expresiones y deseos de un “pecador” arrepentido?.

En medio de polémicas expectantes, el martes (19-marzo próximo) será entronizado como papa Francisco. La "fumata blanca" puede ser el anunció de un nuevo amanecer para la iglesia de Cristo y el bienestar de sus feligreses y muchos más o solo "cortina de humo" de un "cambio" que no cambia nada de fondo, como afirma New York Times. Esperemos acontecimientos.

 

Víctor Manuel Barceló R.
v_barcelo@hotmail.com

Puebla, Pue. 17 de marzo del 2013

 

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