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Viaje a México: Taxco de Alarcón
por Lohania Aruca Alonso
carua@cubarte.cult.cu

 
 

La invitación a participar en el XVI Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios del Caribe,  unida a la oportunidad de realizar una corta estancia dedicada a la investigación, vinculada a un proyecto del Instituto José María Luis Mora, me permitieron realizar un viaje a México entre los meses de abril y junio del presente año.

Llegué en el inicio de la primavera a la ciudad capital, México D.F., en un día seco y con sol fuerte, algo poco frecuente en esa estación, según me aseguraron mis anfitriones. La altura, alrededor de 2 300 mts., significó un cambio brusco para mi organismo, adaptado a vivir a nivel del mar en La Habana.  Dos días después  salimos para Taxco de Alarcón, municipio del estado de Guerrero, limítrofe al suroeste con la ciudad de México. La famosa playa de Acapulco (en el municipio y ciudad Acapulco de Juárez), notable por su paisaje y gestión turística, se encuentra en el propio estado, sobre la costa  que limita con el Océano Pacífico.

Taxco, como se conoce abreviadamente la ciudad donde nos alojamos, fue originalmente un pueblo minero, llamado El Tlachco, de donde se extraía plata, otros minerales y piedras semipreciosas. Con posterioridad a la llegada de Hernán

Cortés y a la conquista española, consumada en el siglo XVI, se vio aumentada su importancia económica. El destino de sus producciones fue entonces Sevilla, la hacienda real española y por su intermedio comercial el resto de Europa. La etapa de auge económico y artístico de Taxco colonial se desarrolló durante los siglos XVII y XVIII.

Allí nació el escritor y dramaturgo novo hispano Juan Ruiz de Alarcón y Mendoza (¿1581?-1639) autor de La verdad sospechosa, la más reconocida entre sus numerosas obras de teatro; estudió en Salamanca, y a poco se avecindó definitivamente en Madrid. Pero su apellido es parte del nombre oficial de esta ciudad, un tributo a su genio.

La planta urbana de Taxco es completamente irregular, adaptándose de mil modos a la topografía del lugar. La ciudad novohispana se expandió por una de las laderas de la elevación sobre la cual creció (actualmente la habitan más 50 mil almas), y su plano de sustentación fue cada vez más inclinado y profundo, debido a la continuidad e intensidad de las excavaciones mineras. Sus edificaciones bordean calles retorcidas, empinadas, o, que descienden en ángulos pasmosos. Se asemeja a una aglomeración medieval europea, aunque carece de murallas.

En medio de este panorama, de una belleza impresionante, muy relacionada con la actividad económica (extractiva y artesanal) que se realizaba en el sitio, surgen las plazas. Estas se constituyen mediante asombrosos planos, abiertos, de dimensiones diversas, donde descuellan, deslumbrantes, las fachadas de los edificios religiosos barrocos (siglos XVII y XVIII), cubiertos de láminas de oro. Los interiores muestra altares desbordados de objetos hechos de la más pura plata taxqueña; techos y muros están decorados con estucos dorados con polvo de oro, plenos de imaginación, y, además, cuelgan numerosas obras de arte pictórico y escultórico de extraordinario valor artístico e histórico.  

En la Plaza mayor se encuentra,  la Iglesia de Santa Prisca, construida entre 1748-1758, y dedicada a San Sebastián y Santa Prisca; esta se conserva como un hito de la arquitectura hispanoamericana de su época y es patrimonio artístico nacional e internacional. La visitamos y recorrimos con un especialista en arte barroco, como parte del programa del Congreso.
 
Hay muchos otros edificios famosos en Taxco: el Palacio de Humboldt, otro ejemplo de arquitectura civil barroca, se vincula al barón Alejandro von Humboldt, un viajero científico, que recorrió Nueva España en la etapa final de su viaje exploratorio a América  y visitó esta ciudad minera como parte de su periplo mexicano
[1]. En la actualidad,  esta ciudad es uno de los más atractivos centros turísticos de México. Su relevancia en cuanto a minería y sobre todo en el trabajo artesanal de la plata, su diseño y confección, ha quedado relegada por la política neoliberal mexicana.

Iglesia de Santa Prisca

Los artesanos taxqueños solamente ensamblan piezas hechas con plata mexicana. Las joyas son diseñadas y elaboradas fuera del país, en partes, según nos explicó uno de aquellos artesanos, que ahora se dedica al trabajo de servicios múltiples en  hotelería y estaba empleado en el hotel que nos albergó.

El XVI Congreso de la Asociación Mexicana de Estudios del Caribe se celebró, justamente, en otro de los edificios de interés cultural: el Centro de Enseñanza para Extranjeros, de la Universidad Autónoma de México (UNAM), Campus Taxco. Allí, teniendo como marco edificios de piedra, rodeados de amplios patios y frescos jardines, que bordean los distintos niveles en que se desarrolla el campus universitario, se debatió por los delegados de distintos países caribeños o circuncaribeños, como es el caso del Caribe mexicano, en torno al tema central del evento: El Golfo-Caribe: Historia, Cultura y Sociedad.  

Un merecido homenaje se rindió por su centenario, al destacado escritor y político dominicano Juan Bosch. El primer día del evento se desenvolvieron mesas para la exposición sobre los temas: “Juan Bosch: historiador, pensador y político del Caribe” y “Juan Bosch: influencias y proyección política”. Disertaron especialistas de alto nivel científico, como el historiador dominicano Roberto Cassá, o, el profesor puertorriqueño Pedro San Miguel. Por México fueron ponentes los profesores María Eugenia del Valle Prieto Ortega, Salvador Morales (cubano, de la Universidad Michoacana de San Nicolás de Hidalgo), y Carlos Figueroa Ibarra.

Al igual que en eventos anteriores Cuba, su historia y contemporaneidad, y las peculiaridades de sus relaciones con el Caribe, centraron la atención de numerosos ponentes, a lo largo de las mesas y sus debates. La autora de esta crónica tuvo el honor de participar con un trabajo titulado “Una visión historiográfica acerca de las expediciones , exploraciones y viajeros en el Caribe, que se relacionan con la ruta de los aruacos”, que introdujo ese aspecto de la historia antigua de nuestra región como un tema de merecida actualidad científica y cultural.

Notas:

[1] Sus observaciones y descubrimientos en esta expedición americana, en la que incluyó a la Isla de Cuba,  los expuso en Viaje a las regiones equinocciales del nuevo continente (34 volúmenes, a partir de 1807). También escribió Ensayo político sobre el reino de la Nueva España (1811).

Lohania Aruca Alonso
carua@cubarte.cult.cu

Publicado, originalmente, en el Portal Cubarte el 14 julio 2009 http://www.cubarte.cult.cu/
Link del artículo: http://www.cubarte.cult.cu/periodico/opinion/viaje-a-mexico-taxco-de-alarcon-i-parte/8338.html

Autorizado  por la autora, a la cual agradecemos.

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