Amigos protectores de Letras-Uruguay

 

Si quiere apoyar a Letras- Uruguay, done por PayPal, gracias!!

 
 

La Habana y sus parques
por Lohania Aruca Alonso
carua@cubarte.cult.cu

 
 

 

En la actualidad, La Habana se distingue por sus numerosos espacios públicos destinados a la función de parque, palabra proveniente del francés (parc) y que he tomado para este artículo en su acepción más general: “Terreno destinado en el interior de una población a prados, jardines y arbolado para recreo y ornato.[1] Aquí lo diferenciamos del jardín,  público o doméstico,  por la preeminencia que en este lugar tiene la función del cultivo de plantas,  el paisaje natural y su contemplación.[2]

Los parques públicos forman parte del sistema de áreas verdes de la ciudad; la diversidad dentro de dicho sistema es muy amplia y se relaciona fundamentalmente con las necesidades y beneficios de la higiene, la salud pública y el ornato urbanos. Pero también reflejan la cultura urbana de sus inversionistas ―generalmente el gobierno local o central―, de sus diseñadores, que en ellos dejan testimonio de sus paradigmas y modelos de época, tendencias estilísticas, etc.; inclusive de los elementos relacionados con los valores históricos ciudadanos (monumentos estatuarios, denominación propia del lugar, etc.),  así como del modo específico de uso o disfrute de lo urbano vinculado a la naturaleza, la historia y la educación cívica por parte de sus pobladores.

Parque de la Fraternidad

Históricamente en la Isla de Cuba, época colonial, aparece esta función urbana, recreativa cultural, a finales del siglo XVIII; forma parte del rediseño y la reconstrucción de la ciudad amurallada, que había sido asediada y en parte destruida por las tropas inglesas que atacaron La Habana en 1762.

Entre las áreas que fueron redefinidas por el gobierno colonial estuvo la antigua Plaza de Armas ―entonces expulsada hacia los terrenos extramuros―  y convertido el lugar en un pequeño parque de cierta jerarquía oficial, que quedó enmarcado en uno de sus frentes y ángulos por los nuevos palacios de los Capitanes Generales y del Segundo Cabo (hacia 1791). En 1834 se remodeló y fue adornada por árboles, fuentes de agua, y en su centro fue colocada, una estatua del rey Fernando VII. Ya en el siglo XX esta importante plaza fue restaurada y sustituida la estatua, en 1955, por el actual monumento del Padre de la Patria, Carlos Manuel de Céspedes, realizado por el escultor Sergio López Mesa. 

 

Parque Lenin

Jardín Botánico

 

Además, afloran dentro del recinto amurallado y también fuera de este, zonas más amplias dedicadas al paseo peatonal o vehicular y a la contemplación del paisaje. Acerca de sus características comentaba el Profesor emérito y arquitecto paisajista cubano Dr. Sergio Ferro:

[…] la construcción de la avenida de Paula […] fue el primer intento bien logrado de organizar los espacios abiertos frente a la bahía mediante alineaciones de árboles, y terrazas elevadas con balaustradas y otros ornamentos. Según se fue desarrollando la ciudad más allá de las murallas fueron apareciendo nuevos paseos arbolados a partir de las posibilidades que brindaba un trazado más abierto y despejado.  Así, [en el siglo XIX] además del paseo de Isabel II, otras vías tales como la calle de la Reina, el paseo de Tacón, la calzada de Belascoaín y la calzada de la Infanta fueron originalmente concebidas como calles o paseos arbolados.  Especial atención mereció la arborización de caminos suburbanos como los de Güines, Guanabacoa y Bejucal, en los que pueden ser aún contemplados y disfrutados algunos de sus centenarios algarrobos (Asmanea saman). (Ferro, p. 4-5)     

Las Ordenanzas de Construcción para la ciudad de La Habana de 1861[3], a las que se ha referido la autora en artículos anteriores, dispusieron las principales normas que los nuevos repartos debían observar para que sus proyectos fuesen aceptados por el Ayuntamiento municipal. Entre ellas se preveía la cesión de una o varias manzanas para uso público, las cuales dieron origen a los “parques del barrio”.

Artículo 41. Formado el proyecto de reparto con las condiciones establecidas, lo presentará el interesado al Excmo. Ayuntamiento para su aprobación y designación de las plazas y terrenos que hayan de cederse para uso público, que cuando más estime conveniente la municipalidad y sin que el proyecto sea aprobado no podrá enajenarse solares ni se consentirá ninguna clase de fábricas en ellos, bajo las penas que se determinan en el artículo 20. (Ordenanzas, Capítulo III, pp. 6-7)

A inicios del siglo XX, la urbanización de nuevos repartos adquiere un ritmo vertiginoso, debido a ello encontramos en una publicación oficial de 1923 (Política Urbana, Ayto. de La Habana) que existían más de treinta parques públicos atendidos por el antiguo municipio de La Habana (anterior a la División Político Administrativa de 1976) en los barrios del Carmelo, El Vedado, Cerro, Víbora, Lawton, Luyanó y Santos Suarez, entre muchos otros.

Los parques de lo que fueron las urbanizaciones del ensanche de La Habana extramuros en los siglos XIX y XX (desde el Paseo de Martí, o del Prado, hasta la calzada o avenida de la Infanta), denominados de Trillo, Peñalver y Dragones, tomaron tales nombres del reparto o barrio donde se ubicaron o de las estatuas que los adornan, dedicadas a los héroes, Antonio Maceo, u otras personalidades Carlos J. Finlay (científico cubano), o debido a asociaciones tradicionales que los vecinos les asignan, sin conocerse con exactitud cuál es su motivo germinal.

Sus funciones en aquel tiempo, se percibían claramente: lugar de diversión de los niños del barrio, sala grande para reuniones al aire libre de los adultos, con diversos fines, desde los puramente sociales hasta los de orden político.  El parque de [José] Trillo (propietario del reparto urbano), en el actual Municipio de Centro Habana, fue un ejemplo de esto último durante la etapa neocolonial,  precisamente por las acciones de su población obrera y la cercanía a la Universidad de La Habana, donde los estudiantes desarrollaban una vida política de resistencia activa contra los malos gobiernos de turno.

También fue el parque del barrio zona de circulación peatonal, sitio para ejercer pequeñas actividades comerciales ambulatorias (del vendedor de dulces o de maní); mientras que en el parque de mayor jerarquía municipal, casi siempre existía una glorieta y en ella se instalaba los fines de semana la banda de música del Municipio, y el público acudía a escuchar la retreta (concierto al aire libre que ofrece una banda militar u otra). Por ejemplo, esto sucedía metódicamente en el Parque Central, donde se encuentra la estatua del Héroe Nacional José Martí, que sustituyó a la del  siglo XIX, la representación de la reina española Isabel II.  

En sentido general en los parques era y es obligatorio el respeto a los árboles, al césped, estatuas, bancos, luminarias, y cualquier otro equipamiento de  propiedad municipal. Las veredas interiores, para el recorrido de los peatones,  paseantes o no, seguían diseños variados, muchas veces en forma de líneas diagonales; las aceras exteriores o perimetrales, eran rectas, arborizadas o libres, y constituían sus límites naturales. 

El parque de la primera etapa republicana, o neocolonia, siempre resultó un lugar de animación urbana, con más comodidades que la simple esquina de la calle. Desde el punto de vista formal, el parque del barrio no fue mucho más allá del rectángulo semejante en dimensiones a las demás manzanas de la urbanización (reparto), no mayor de cien (100) metros de lado.

Aunque hubo la construcción de algunos pocos parques especializados, a partir del Plan de J.N.C. Forestier (1925-1930): el Parque de las Misiones, por mencionar alguno; y, más adelante, el Parque Zoológico Nacional ―de la avenida 26, en el reparto de Nuevo Vedado―, fue otro de ese tipo. Estas inversiones eran excepcionales. No fue hasta después del 1959 que se edificaron en La Habana los grandes parques y jardines públicos de los que disfrutamos hoy día: el Parque Lenin, el Jardín Botánico Nacional, el Parque Zoológico Nacional y otros sitios de semejante envergadura urbana que serán objeto de nuevos artículos. 

Bibliografía:

Aruca Alonso, Lohania: “El parque público en la neocolonia”, en Arquitectura y Urbanismo, Vol. V., No. 2, 1984, pp. 22-24.

Ferro Cisneros, Sergio: “Evolución histórica de la construcción de jardines y áreas verdes en Cuba”, en Arquitectura y Urbanismo, Vol. XII, No.2, 1991.

Valladares, Ángel Luis: Urbanismo y Construcción. Compendio de Leyes, Ordenanzas, Reglamentos, Acuerdos de los Ayuntamientos, Decretos, Órdenes y demás disposiciones referentes a la urbanización y construcción en general. Impresores P. Fernández y Cía, S. en C., 1947. 

Notas:

[1] parque.(Del fr. parc). m. ||2. Terreno o sitio cercado y con plantas, para caza o para recreo, generalmente inmediato a un palacio o a una población. |||| ~acuático. m. Recinto dotado de piscinas y otras instalaciones para juegos de agua. de diversiones. m.Arg.,Cuba yUr. parque de atracciones. || ~zoológico. m. Lugar en que se conservan, cuidan y a veces se crían diversas especies animales con fines didácticos o de entretenimiento. (Todas las definiciones se refieren al Diccionario de la Real Academia Española, DRAE, 2006)

[2] jardín.(Del fr. jardin, dim. del fr. ant. jart, huerto, y este del franco *gard, cercado; cf. a. al. ant. gart, corro, ingl. yard, patio). m. Terreno donde se cultivan plantas con fines ornamentales. ||~botánico. m. Terreno destinado para cultivar las plantas que tienen por objeto el estudio de la botánica. || ~zoológico. m. parque zoológico. ciudad. (Del lat. civĭtas, -ātis). f. Conjunto de edificios y calles, regidos por un ayuntamiento, cuya población densa y numerosa se dedica por lo común a actividades no agrícolas. || ~jardín. f. Conjunto urbano formado por casas unifamiliares, provista cada una de jardín.

[3] Ordenanzas de construcción para la Ciudad de La Habana y pueblos de su término, 1861

Imágenes: Internet

Lohania Aruca Alonso
carua@cubarte.cult.cu

Publicado, originalmente, en el Portal Cubarte el 6 agosto 2012 http://www.cubarte.cult.cu/
Link del artículo: http://www.cubarte.cult.cu/periodico/opinion/la-habana-y-sus-parques/22869.html

Autorizado  por la autora, a la cual agradecemos.

Ir a índice de América

Ir a índice de Aruca Alonso, Lohania

Ir a página inicio

Ir a mapa del sitio