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El Santuario de la Virgen de Regla, la Bahía y el Puerto de La Habana (II parte)
por Lohania Aruca Alonso
carua@cubarte.cult.cu

 

 

(Cubarte).- La gran extensión de la costa, o, riberas interiores,  que rodea a la Bahía de La Habana alcanza una longitud de 18 kilómetros.  Su superficie está dividida interiormente “en tres partes,  por dos penínsulas que se proyectan desde su extremo sur, formando los tres lóbulos o ensenadas: la del noreste se denomina Marimelena, la del Sureste Guasabacoa, y la del  Suroeste Atares.  La parte central de la bahía está comprendida entre las entradas anteriores y un tramo de las costas norte y oeste de la misma.”[1]

Estas propiedades  naturales permitieron  el asentamiento alrededor de la costa interior de  poblaciones de pescadores que,  poco a poco,   se concentraron y especializaron en distintos tipos de  funciones económicas relacionadas con la actividad portuaria, incluyendo la del  transporte marítimo.  Unidas a éstas,  las  de tipo militar, religioso, etc.,  coadyuvaron al desarrollo de  identidades locales muy particulares.[2]  Ambos pertenecientes a la actual provincia Ciudad de La Habana. 

Por todos los motivos previamente expuestos,   fue muy usual,  desde antaño,  la afluencia de numerosos  barcos y de marineros,   hacia  este Puerto y Bahía. La navegación de cabotaje por la costa norte,  tuvo como  destino principal al Puerto de La Habana.

Los peligros naturales que amenazan a  toda travesía marítima -por ejemplo, los ciclones tropicales,  propios de la temporada que tiene lugar de julio a noviembre-  muchas veces fueron aumentados a causa de la persecución practicada por  corsarios y piratas europeos  enemigos de España.

De modo tal,  que el arribo a la Bahía, Puerto y ciudad de San Cristóbal de la Habana, bajo el abrigo de sus fortificaciones, fue  para los marinos, soldados y comerciantes, sus asiduos visitantes, símbolo de  una gran seguridad. Ellos agradecían, o, solicitaban tal favor,  según su filiación religiosa (generalmente católica en el caso de los españoles),   a los santos (el protector de la ciudad era San Cristóbal),  y/ o, las santas, cuyas devociones eran atendidas regularmente  en las iglesias, capillas y santuarios,  cercanos al  puerto y a sus lugares de alojamiento.   Esas acciones se pueden considerar parte de la vida cotidiana habanera.[3]

¿Qué relación hubo entre aquella  necesidad de protección  y la erección de un  Santuario de la Virgen de Regla  dentro de la Bahía de la Habana? ¿Por qué fue escogida esta Virgen y no otra?

Origen del mito católico de la Virgen de la Regla

La  devoción a la Virgen de Regla es originaria de África. Según cuenta la historia religiosa,  durante el siglo IV de n.e.,   la imagen de la Virgen María  ofreciendo el don de la Gracia Divina,  se le manifestó  en un sueño  a  quien sería canonizado posteriormente como San Agustín.  Era  conocido por el sobrenombre de  “El Africano”,  porque había nacido en la ciudad de Tagaste, al norte de África.   El monje, fundador de una de las reglas más antiguas del catolicismo,  eligió una madera  propia del lugar, oscura y duradera,  para hacer,  con sus propias manos la talla original de la imagen que había percibido de forma tan extraordinaria.  A los pies  de la figura  grabó el  nombre de la Virgen.

El  paso del tiempo trajo como consecuencia la desaparición total de aquella primitiva inscripción,  e, irremediablemente,  su nombre se borró también  de la memoria colectiva. La imagen había sido identificada siempre como el símbolo sagrado de la Regla de  San Agustín, de manera que,  a falta de otra denominación,  comenzó a ser llamada  “Virgen de la Regla de San Agustín”,  o , sencillamente la  “Virgen de la Regla”.

En Hipona, ciudad de la provincia romana de Numidia, al norte de África,  San Agustín fomentó la devoción a su Virgen, cuando aún ocupaba la función de  Obispo de aquella urbe. Allí  murió y  fueron sepultados sus restos mortales. Un siglo después , en 453 d.n.e.,  al ocurrir  la invasión vandálica de Gensérico,[4] un diácono,  llamado Cipriano,  salvó la imagen de la Virgen,  al embarcar en un bote y trasladarla hasta  la playa y villa de Chipiona, ubicada en Cádiz.  Cipriano, no era marinero y  cruzó sin percance alguno el peligrosísimo  Estrecho de Hércules, hoy Gibraltar.  Tal acontecimiento  fue considerado sorprendente por  los hombres de mar de aquel tiempo y se asumió como un “milagro”,  el primero  realizado por la Virgen,  en medio del mar y en camino hacia el puerto de Cádiz.

El suceso fue difundido rápidamente entre los pescadores y otros hombres de mar del pueblo de Chipiona, y  dio lugar al conocimiento y expansión de la devoción por la Virgen africana en tierra hispano - europea.  Desde entonces la Virgen de la Regla  es  muy  apreciada por los marineros católicos.

Durante 258 años la imagen permaneció en una ermita fundada por devotos pertenecientes a la Orden de San Agustín en la propia  Chipiona. En 711,  el Prior del Convento de Ermitaños de Chipiona salvó la imagen de la Virgen de ser destruida por la invasión de los árabes, guardándola dentro de un pozo cubierto por una piedra. Al parecer la ermita fue arrasada. Según afirman la tradición y la historia religiosa, siete  siglos después,  hacia  1330,  la antigua imagen fue encontrada y rescatada por un canónigo regular de San Agustín  -que vivía en León,[5] precisamente en el Convento de “Santa María de la Regla”-   gracias a un sueño revelador que lo condujo hasta el sitio exacto donde se hallaba aquella  reliquia en Cádiz.

Don Pedro Ponce de León, señor de la Villa de Chipiona, al conocer este nuevo “milagro” cedió su castillo a la Orden de San Agustín  para la fundación de un monasterio en el que se le ofreciera culto a la imagen,  que desde entonces fue llamada “Nuestra Señora Santa María de la Regla“,  en honor a la Madre de Jesucristo  y  al convento de León de donde procedía el monje que había  realizado el hallazgo.

Es probable que en ese monasterio,  o,  en sus alrededores,  don Pedro de Aranda, castellano, o señor, del castillo de San Salvador de la Punta, una de las principales fortalezas que protegen la entrada a la Bahía y al Puerto de La Habana,  comprase  una réplica de la  primitiva  representación  de la Virgen, también tallada en madera oscura,   y que, alrededor de 1690, trasladara la imagen desde Cádiz hasta el sitio donde se levantaría el primitivo asentamiento ultramarino de Regla.


Continuará...
 

[1] Otros datos geofísicos de la bahía de La Habana: tiene un área de 5,2 km2, una profundidad media de 9,2m, su ancho mayor es de 3,7 km. El canal de entrada o antepuerto tiene una longitud aproximada de 1574 metros, y un ancho de 140 metros, es estrecho y recto; su orientación es Noroeste - Sureste. La costa Noroeste es  acantilada y la Suroeste baja y llana, desde 1901 fue protegida por un malecón de hormigón. La profundidad del canal oscila entre 10 - 15 metros. Los fondeaderos interiores, Tasajera parte central de la bahía y Gallinero, en la ensenada de Marimelena,  actualmente tienen una profundidad máxima de 10mts. Cabañas,  Luis y  Las citas se toman de las Memorias del V Simposio sobre Investigación y Control de la Contaminación Marina y Mosquera,  Carmen. II Taller sobre la gestión ambiental de bahías en el Caribe, La Habana, 1984. Tomo 3, Capítulo 3 “Usos de la Bahía “, consultado para argumentar el aspecto de geografía física en este artículo.

[2] Fueron los casos de  Regla y Casablanca, primero  poblados ultramarinos de La Habana,  y  ahora (según la D.P.A. 1976) Municipio histórico el primero,   y el otro Consejo Popular #3 de  dicho Municipio. Casablanca ha pertenecido a distintos municipios según las diferentes divisiones político administrativas que han ocurrido en la Historia de la ciudad de La Habana: La Habana, Guanabacoa, Habana Vieja, Habana del Este, actualmente forma parte de Regla.

[3] Una viajera criolla de Cuba, la Condesa de Merlín, refiere una impresión personal imborrable acerca de su llegada a un puerto  y  ciudad,  Cádiz, después de una larga navegación ocurrida en 1801,   un siglo más tarde de los hechos que he relatado : “Podría decirse que la habían edificado expresamente, elevándose en medio de las aguas, para ofrecer los placeres de la vida á los pobres navegantes, que después de largas privaciones, llegan a sus orillas hospitalarias. Así fue que el regocijo de la tripulación se manifestó del modo más estrepitoso.”  Condesa de Merlín,  María de las Mercedes Santa Cruz Montalvo, “Mis primeros doce años”, 1898. París. Cáp. XXV.

[4] Gensérico, rey de los vándalos de 428 a 477. Conquistó África, donde fundó un vasto imperio. 

[5] León fue primero un reino de Asturias;  a partir de 1230 perteneció  a Castilla.

Lohania Aruca Alonso
carua@cubarte.cult.cu

Publicado, originalmente, en el Portal Cubarte  http://www.cubarte.cult.cu/ , el 19 de setiembre de 2008
Link del artículo: http://www.cubarte.cult.cu/periodico/opinion/el-santuario--de-la-virgen-de-regla-la-bahia-y-el-puerto-de-la-habana-ii-parte/6852.html

Autorizado  por la autora, a la cual agradecemos.

 

 

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