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Baracoa: Ciudad Primada de Cuba arriba al 499 aniversario de su fundación
por Lohania Aruca Alonso
carua@cubarte.cult.cu

 
 

El próximo 15 de agosto se celebrará el aniversario que precede al del  medio milenio de la fundación de la primera villa fundada en la Isla de Cuba por los españoles: Nuestra Señora de la Asunción, de Baracoa - que fue un asentamiento aborigen (taíno), parte del cacicazgo de Mayzí, o Maisí, en castellano. Actualmente, la Ciudad Primada se denomina solamente con el nombre aborigen: Baracoa, toponímico de origen aruaco que traducido  al castellano significa “existencia del mar” (de bara: mar y coa, sufijo de existencia), según nos informa el historiador de esa ciudad Alejandro Hartmann Matos (2006, p. [88][1]. Esta es la cabecera del municipio del mismo nombre, en la provincia de Guantánamo.

¿Cómo y por qué se efectuó la fundación de Baracoa?  Hacia los primeros días de junio de 1510, es decir,  quinientos años atrás, ¡medio milenio cumplido!, más dos meses y unos pocos días, desembarcó una expedición española encabezada por Diego Velázquez de Cuéllar[2], en el puerto de Palmas, localizado al sur del oriente cubano, en “la gran bahía de Guantánamo” –según nos precisa la reconocida investigadora e historiadora cubana doctora Hortensia Pichardo Viñals en La fundación de las primeras villas de la Isla de Cuba.[3] Dicha Bahía y Puerto, era de los sitios más cercanos a La Española.   

Velázquez cumplía la orden del virrey de La Española, Diego Colón,[4] quien lo designó, por instrucciones de Fernando II el Católico, para averiguar si existía o no oro en la Isla. La mentada expedición militar fue precedida por el bojeo a la Isla de Cuba, realizado por Sebastián de Ocampo en 1509, a solicitud del entonces gobernador de La Española, Nicolás de Ovando.

La fecha aproximada de la llegada a Cuba de Velázquez, se documenta por la Dra. Pichardo mediante una carta oficial fechada el 11 de junio de 1510,[5] en la que Diego Colón informaba al rey de la reciente partida del capitán Velázquez; éste, hasta ese momento, era vecino, fundador y teniente gobernador de Salvatierra de la Sabana,  cerca del cabo Tiburón, al sudoeste de La Española (actualmente en la parte que ocupa la República de Haití).

Después de su arribo a costa cubana, el capitán conquistador y su tropa, evidentemente tuvo que atravesar una parte de la región montañosa, y de los tupidos bosques que cubrían ese territorio, desde la costa sur  hasta  la nororiental, en pos el sitio donde estaba enclavado Porto Santo (Puerto Santo, Baracoa); así nombrado por el Almirante Cristóbal Colón.[6]  

Aquel fue el segundo lugar, después de Bariay (Puerto de Gibara, Holguín, 27-28 de octubre),  donde desembarcó Colón, el 27 de noviembre de 1492, durante su primer viaje al Nuevo Mundo, y  también donde hincó en tierra una Cruz de Parra, el sábado 1º de diciembre. Samuel Eliot Morison, en su magnífica biografía de Colón destaca la impresión del Almirante sobre la Bahía de Baracoa y los pueblos que la circundaban:

[…] No habían realizado dos millas cuando se abrió ante ellos, a corta distancia al Sud, “un singularíssimo puerto”…, rodeado por campo abierto y grandes poblaciones, y Colón decidió visitarlo. Entrando por un canal de 300 yardas de ancho, eludiendo la roca situada frente a barlovento, la Santa María y la Niña se encontraron  en un puerto redondo “qu´es como una escodella”[7], y separado por una estrecha playa[8] de un río [Macaguanigua], “que tenia la anchura que podía entrar una galera por ella”. Colón rápidamente decidió que este puerto, que llamó Puerto Santo, era el mejor de cuantos había visto para construir una ciudad y una fortaleza –“buenas aguas, buenas tierras, buenas comarcas y mucha leña”- y por la fuerza de su recomendación fue elegido como primer asiento español en Cuba, en 1512. (Morison, pp. 345-346)[9]

La pequeña tropa encabezada por Velázquez, y, probablemente, guiada por aborígenes de esas comarcas, en su avance hacia el norte encontró la resistencia armada que organizó Hatuey, o Yahatuey,  un cacique procedente de la comarca de Guahabá, en  La Española, quien conocía los crueles métodos de los conquistadores. Él llamó a la rebelión  a los aborígenes de los cacicazgos que circundaban el incierto camino de los españoles.  Hatuey fue capturado y quemado en la “santa” hoguera – proclamada por la Inquisición católica contra los herejes.  Según refiere Hortensia Pichardo (1986, p.17-18), esto ocurrió cerca del Río Yara, lugar donde más tarde, en 1513, se fundaría por primera vez  el pueblo y la iglesia de San Salvador, de Bayamo.[10]

Una vez vencida la resistencia,  y sembrado entre los indígenas el mayor pavor,  debido a la fiereza de los invasores, estos continuaron su marcha hasta llegar al lugar indicado por Cristóbal Colón como un posible asentamiento, localizado en la orilla de una zona montañosa, bañada por el océano Atlántico. El Padre Las Casas, todavía un soldado católico soberbio, acompañaba a la expedición  conquistadora y describe el hecho de la forma siguiente:

[Diego Velázquez] “constituyó una villa en un puerto de la mar del norte; cuyo asentamiento llamaban los indios Baracoa, la penúltima luenga, que estaba en comarca de aquella provincia de Maizí…”[11]

La fecha aproximada de la fundación del asentamiento español, se establece “a finales de 1510 o principios de 1511” (Pichardo, H., 1986, p.11; Rey E. y García del Pino C., 1994, p.81)[12]; pero otros investigadores e historiadores, como es el caso del Lic. Alejandro Hartmann Matos, Historiador de Baracoa, y notable estudioso de este tema, abogan por el 15 de agosto,   “dada la tradición de los conquistadores españoles y portugueses de ponerle el nombre del día del Santoral Católico, cuando se fundaban las villas, fuertes y se localizaban minas o lugares geográficos.”[13]

La villa de Nuestra Señora de la Asunción, con todos los atributos militares, civiles y religiosos, trasladados al Nuevo Mundo por los españoles, sirvió de una base excelente para la expansión del proceso de la conquista y creación de asentamientos coloniales por toda la Isla, a través de tierra y mar. Amén de la explotación de las minas de oro en beneficio de la Hacienda Real, abasteció de víveres y hombres y mujeres naturales del país,  esclavizados bajo el régimen de las encomiendas, a las limitadas huestes de Velázquez. 

A pesar de que la villa fue erigida primera ciudad de la Isla y se aprobó la sede de la catedral diocesana, debido a múltiples circunstancias favorables, especialmente por su posición septentrional, frente al océano Atlántico, cerca de las rutas marítimas que conducían a Europa, al virreinato de La Española,  y a otras colonias del Caribe, el mismo Padre Las Casas, horrorizado por la destrucción que presenciaba -a la que había contribuido en otros tiempos-  hizo saber su opinión  al rey, en contra de mantener este asentamiento a través de su famoso “Memorial de los Remedios”:

“Item, es necesario y complidero al servicio de Dios y de S.A. y utilidad y vida de los indios dichos de la dicha isla [Cuba] que un pueblo inútil, el primero que en ella se hizo, que se llama la Asunción, que vuestra reverendísima señoría mande que se deshaga, porque es carnecería de indios, porque esta entre las más altas sierra que pueden ser, y de la otra parte de costa, de la mar brava, que está cercado, y ni pueden salir del ni en él entrar, sino es, o por las dichas sierras muy agras é altas, ú por la mar muy brava, de manera que se han muerto en el dicho pueblo o villa, muy muchos indios, yendo y viniendo a él por los despoblados, y con las cargas grandes que por aquellas sierras les echan, e por la mar moliéndose de remar en los barquetes de un madero que allá  hay, ahogándose.  Así es que en ninguna manera puede el dicho pueblo allí estar ni sustentarse  sino es con sangre de indios, porque aunque ya quieran no cargallos, no podrán, porque ni entrar en él ni salir dél pueden bestias, sino las meen o sacan en naos por la mar, y otros inconvenientes que hay y se recrecerán.”(16)[14]

La ciudad se conservó no obstante, hasta que fue fundada Santiago de Cuba en 1515. Entonces, el Adelantado, llamó para el nuevo poblamiento a familiares y subordinados que se avecindaban en Nuestra Señora de la Asunción, con sus correspondientes servidores, grupos de indios e indias encomendados y africanos de piel negra, y por este motivo, entre otros, se fue despoblando la Ciudad Primada, y perdió su jerarquía civil y eclesiástica.

Los alzamientos armados de “indios bravos” o cimarrones alrededor de la ciudad de la Asunción de Baracoa contribuyeron también al cambio que sobrevino inevitablemente  - es importante tener en cuenta este contexto de lucha armada sobre todo partir del año 1520 y siguientes, en los que tuvo lugar la conquista del imperio azteca, y de otros territorios continentales de mucho mayor valor económico-, se organizaba y fomentaba el monopolio comercial  intraimperial, y se debilitaba progresivamente la población española, la economía y la fuerza militar en el oriente de Cuba, favoreciendo desde entonces a la villa de San Cristóbal de la Habana, en la región occidental.[15]   

Las profundas contradicciones entre las forma de vida urbana y rural -desconocidas por completo en el ámbito insular caribeño-, nos llegaron con la fundación de las villas y ciudades, así como otros problemas aportados por el coloniaje y la explotación de una clase productora subalterna por otra dominante parásita: la esclavitud, primero indígena y después de los africanos y africanas de piel negra, los conceptos retrógrados del centralismo, el monopolio, la dependencia del mercado externo, la supremacía de la riqueza, la raza blanca, la religión católica y la cultura occidental, unido todo a los acelerados procesos de transculturación,  borraron de nuestro territorio - a veces para siempre- las numerosas identidades que intervinieron, generalmente de forma brusca y violenta,  en el encuentro fundacional, y  así,  eliminaron la rica diversidad biológica y cultural que seguramente lo rodeó al inicio.

Actualmente, vivimos inmersos en una etapa llena de extraordinarios peligros; dirigida por un proyecto inhumano de dominación planetaria, por parte de un sistema en crisis total, del cual se derivará una nueva e inconmensurable extinción de nuestra especie; precisamente a causa de aspiraciones de potencias hegemónicas, que, como en épocas pasadas, cuyo análisis y reflexión, continuamente, intentamos convertir en importantes lecciones de historia, en las que son plenamente verificables sus  causas y consecuencias. Se demuestra sobradamente hasta donde puede llevarnos la soberbia, la codicia, la envidia y, en general,  la estupidez humana: por  imaginar y sobredimensionar,  irrealmente, el  efímero rol  de los individuos, grupos sociales o las naciones, en relación con la todavía incalculable trascendencia de la Naturaleza, del Universo, para nuestras mentes –y hasta para los más sofisticados artefactos aplicados al cálculo y la investigación. -  

La Habana, miércoles, 11 de agosto de 2010.

Notas:

[1] Hartmann Matos, A., Larramendi, J. y López F.: Baracoa. La Ciudad Primada de Cuba, Greta Editores, Madrid, 2006, pp. 264, con excelentes ilustraciones.

[2] Diego Velázquez de Cuéllar (1465-1524), conquistador español, gobernador de la isla de Cuba desde 1511. Nacido en Cuéllar (Segovia), marchó a las Indias en 1493, en el segundo viaje de Cristóbal Colón. Contó con el apoyo del obispo Rodríguez de Fonseca y colaboró con el gobernador Nicolás de Ovando (1501-1509) en la conquista y fundación de asentamientos españoles en la Isla de La Española. El virrey Diego Colón (1509-1515) le puso al frente de una expedición para conquistar y poblar Cuba en 1510, primero como capitán y más tarde como Adelantado, teniente de gobernador y gobernador de la isla.

[3] Pichardo Viñals, Hortensia: La fundación de las primeras villas en la Isla de Cuba, Editorial de Ciencias Sociales, Historia de Cuba, La Habana, 1986, 89 pp. Las citas de este párrafo aparecen en la p. 9.

[4] Diego Colón (c.1482-1526), administrador colonial español, hijo y sucesor de Cristóbal Colón en el almirantazgo, virreinato y gobernación de las Indias, iniciador de los denominados Pleitos Colombinos contra la Corona castellana. 

[5] Las Casas, Bartolomé; Historia de las Indias, Editorial M. Aguilar [1927], libro 3º, capítulo I, t. II, p.473.

[6] Me parece muy posible, que Colón hiciera tal nombramiento en honor del lugar de nacimiento de su primogénito Diego, en Porto Santo, Isla de Madeira, Portugal. El mismo Diego Colón que después de algunos años ocuparía el cargo de virrey de La Española.

[7] Escudilla.  (Del lat. scutella). f. Vasija ancha y de forma de una media esfera, que se usa comúnmente para servir en ella la sopa y el caldo. DRAE.

[8] Tibaricón: usado en Baracoa, como nombre local para designar la barra de arena entre la desembocadura del río y el mar. 

[9]  Morison, Samuel Eliot: El Almirante de la Mar Océano. Vida de Cristóbal Colón. Prólogo por Héctor R. Ratto, Capitán de Fragata. Librería Hachette, Buenos Aires, impreso en junio 1945, Argentina. Pp.855. La cita corresponde a las pp. 345-346. El año de fundación de la villa de  Nuestra Señora de la Asunción ha sido rectificado por la historiadora H. Pichardo en la obra consultada y anteriormente citada en la nota iii.

[10] No obstante, otros historiadores sostienen que fue en la zona de Maisí, sin hacer referencia a la aseveración de la Dra. Pichardo, que se fundamentó en el relato hecho por Bartolomé de las Casas: […] “e que fizo poner la inglesia en la parte que convenia, y la nombró San Salvador, porque allí fueron libres los cristianos del cacique Yahatuey, e porque con la muerte suya se aseguró y salvó mucha parte de la isla…” en: Pichardo, H., óp. cit., p. 18, nota 22: Carta de relación del 1º de abril en H. Pichardo: Documentos, t. I.

[11] Las Casas, Bartolomé; Historia de las Indias, Editorial M. Aguilar [1927], libro 3º, capítulo I, t. II, p.473. Citado por Pichardo, H., óp. cit., p. 10.

[12]  Rey, E. y García del Pino, C. “Conquista y colonización de la isla de Cuba (1492-1553)” en: Instituto de Historia de Cuba, Historia de Cuba. La Colonia evolución socioeconómica y formación nacional. De los orígenes hasta 1867. Grupo de Redacción Ma. Del Carmen Barcia, Gloria García y Eduardo Torres-Cuevas. Editora Política, La Habana, 1994, cap. II, pp. 81-82.

[13]  Hartman y otros, óp. cit. Nota i, 2006, p. 89-90.

[14] Pichardo, H., 1986, Nota 16: “Colección de documentos inéditos, relativos al descubrimiento, conquistas y colonización de las antiguas posesiones españolas (…) del archivo de Indias, Madrid, 1867, t. VII, pp. 14-65.”

[15] Es imprescindible la lectura del siguiente artículo, por su cuidadoso análisis, poco citado por historiadores con obra reciente: Ibarra Cuesta, J. “Las grandes sublevacioes indias desde 1520 hasta 1540, y la abolición de las encomiendas”, en: del mismo autor, Aproximaciones a Clío, Editorial de Ciencias Sociales, La Habana, 1979, pp. 3-38.

Lohania Aruca Alonso
carua@cubarte.cult.cu

Publicado, originalmente, en el Portal Cubarte  http://www.cubarte.cult.cu/ el 18 de agosto de 2010

Link del artículo: http://www.cubarte.cult.cu/periodico/opinion/baracoa-ciudad-primada-de-cuba-arriba-al-499-aniversario-de-su-fundacion/15542.html


Autorizado  por la autora, a la cual agradecemos.

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