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Apuntes históricos sobre la bandera del 4 de septiembre
por Maikel Arista-Salado y Hernández
[*]
aristashr@gmail.com

 
 

No deja de sorprenderme toda la simbología que se desprende de un personaje tan oscuro en la Historia de Cuba como lo fue el general Fulgencio Batista y Zaldívar. Para los que no están familiarizados con nuestra historia, diremos que Batista aparece en la palestra pública en 1933, cuando, siendo sargento taquígrafo y por ausencia de los organizadores de una revuelta militar, se pone los grados de coronel y se proclama cabeza del movimiento sedicioso. A partir de este momento comienza una vertiginosa carrera en ascenso, desde la Jefatura del Ejército hasta la Presidencia de la República, alcanzada ésta última por elecciones en 1940. La parte más oscura de Batista comienza cuando el 10 de marzo de 1952 dio un golpe de Estado que derrocó al gobierno democrático del Presidente Carlos Prío Socarrás, y estableció una dictadura que para mantener no escatimó en emplear todos los medios al alcance de su poder, como asesinar a los que se le opusiesen, por ejemplo. Este gobierno se prolongó hasta 1959, año en que un grupo de rebeldes encabezados por Fidel Castro Ruz derrocaron la tiranía de Batista y proclamaron un gobierno revolucionario, que pronto también se diluiría. 

Dice Julio A. Carreras en Historia del Estado y el Derecho en Cuba que “el 4 de septiembre de 1933 una sublevación militar encabezada por un grupo de sargentos del Campamento de Columbia derroca el Gobierno provisional mientras el Presidente visitaba a las víctimas de un ciclón que atravesó por Isabela de Sagua”. El golpe fue ampliamente respaldado por los estudiantes y muchas organizaciones de la oposición al general Gerardo Machado, que renunciara el 12 de agosto y sucedido en la Presidencia de la República, según la Constitución de 1928, por el doctor Carlos Herrera, que al renunciar, es sustituido a su vez por el doctor Carlos Manuel de Céspedes y de Quesada, cuya inamovilidad y vacilación en la Primera Magistratura de la República provocan su violento derrocamiento el 4 de septiembre de 1933.

En el Ejército se trabó una conspiración motivada por el descontento de la soldadesca, por pésimas condiciones de vida. La sublevación fue victoriosa e inmediatamente se organizó un gobierno constituido por cinco personas: la Pentarquía, que luego desembocó en el gobierno de los 100 días, presidido por el doctor Ramón Grau San Martín, derrocado a su vez por otro cuartelazo en enero de 1934, en el que también estuvo sangrientamente involucrado Batista. Es así que en un ambiente más distendido políticamente, el 21 de agosto de 1934, el doctor Carlos Mendieta y Montefur, a la sazón Presidente provisional de la República, dictó el Decreto número 2300, por el que creó una bandera denominada “Bandera del 4 de septiembre”, y como orienta el tercer Por Cuanto de la norma, ésta tiene carácter conmemorativo:

Por cuanto: El Ejército y la Marina de Guerra citados, necesitan simbolizar su fecha gloriosa del 4 de septiembre y rendir los honores que merece la epopeya renovadora y de liberación que para cada uno de sus miembros representa; debiendo adoptarse una bandera con los colores del 4 de septiembre izándose conjuntamente con nuestra enseña Nacional y debajo de esta, en las astas de toda Fortaleza, Puesto Militar, Apostadero y Buque de Guerra Nacional.[1] (Sic)

El Decreto presidencial 2300 fue publicado en la edición Ordinaria de la Gaceta Oficial de la República del 3 de setiembre de 1934, página 3899, y entró en vigor un día después; la primera anotación a hacer sobre este particular es que, contrario sensu, la bandera no fue creada en setiembre de 1933, como parece indicar Flags of the World (www.fotw.net), sino un año después, en 1934, en conmemoración del movimiento revolucionario de setiembre de 1933; por otra parte, la bandera creada es conmemorativa, por lo tanto, debe ser representada con la simbología correspondiente, creada e introducida por el simbólogo venezolano don Raúl Orta y Pardo.

La bandera del 4 de septiembre fue creada por el apartado segundo del antes mencionado Decreto presidencial 2300/1934, de 21 de agosto: 

Segundo.—Crear la “Bandera del 4 de septiembre” que será un rectángulo con cinco franjas verticales con los colores azul, blanco, rojo, amarillo y verde.[2] (Sic)

Cada color representa un arma del Ejército: el Cuerpo de la Policía Nacional, la Marina de Guerra, la Artillería, la Infantería y la Guardia Rural, respectivamente. El Decreto presidencial, sin embargo, adolece de especificaciones sobre las dimensiones y las proporciones del paño, de manera que ello quedó al prudente arbitrio de los fabricantes, o de la costumbre. El artículo siguiente dispone que la bandera del 4 de septiembre debiera ser izada junto a y debajo de la bandera nacional en las astas de “toda Fortaleza, Puesto Militar, Apostadero y Buque de Guerra Nacional”.

[3]

                                               

Durante una década se mantuvo vigente el Decreto presidencial 2300, de 21 de agosto de 1934, y la bandera del 4 de septiembre en uso, hasta que llegó a la Presidencia de la República, bajo el imperio de la Constitución de 1940, el doctor Ramón Grau San Martín, que había sido derrocado con ayuda de Batista en 1934. Es así que, por motivos personales o por verdadera incoherencia constitucional, Grau dictó el Decreto presidencial número 4261, de 29 de noviembre de 1944, publicado en la Gaceta Oficial de 1º de diciembre, página 19847, por el que dejó sin efecto el Decreto creador de la bandera, bajo el supuesto de su inconstitucionalidad. Transcribimos por su interés intrínseco el Por Cuanto correspondiente: 

Por cuanto: El artículo quinto de la Constitución vigente que dispuso cuáles han de ser la Bandera, Escudo e Himno Nacional, consagró y reconoció, al mismo tiempo, su existencia excluyente de cualesquiera otros, sin que sea lícito entender que la disposición de excepción contenida en el último párrafo del citado artículo quinto tenga otro alcance que autorizar el uso de banderas que permitan distinguir entre sí, los Cuerpos Armados y las subdivisiones propias de cada uno de ellos, porque tal conclusión se desprende de la letra y del espíritu del precepto, derivado de los pronunciamientos de los proponentes de la excepción, en la sesión de la Convención de 7 de junio de 1940, de los que se colige que no era su intención legalizar la existencia dual de banderas, que por aplicación excesiva de los preceptos del Decreto número 2300 se venía manteniendo, sino evitar que la interpretación restrictiva del precepto imposibilitara usar banderas pertenecientes a cada uno de los cuerpos integrantes de las Fuerzas Armadas, así como a las sociedades, organizaciones o centros de cualquier clase, por lo que no está autorizado en forma, alguna el uso de otra bandera, además de la Nacional, que sea común a todas las Fuerzas Armadas. (Sic

El primer apartado del Decreto presidencial 4261/1944, de 29 de noviembre dispone la derogación en todas sus partes del Decreto presidencial 2300/1934, de 21 de agosto. Es posible que tal conflicto con el texto constitucional no haya sido más que un ardid para eliminar la bandera del 4 de septiembre, pero sea como fuere, el sustento jurídico que alega el Decreto presidencial de Grau es creíble, máxime cuando el mencionado artículo 5 de la Constitución de 1940 disponía que no se izase más bandera que la nacional en los edificios, fortalezas y dependencias públicas. Grau se las ingenió no sólo para derogar la bandera y el himno del 4 de septiembre, sino para mantener a Batista fuera del territorio nacional durante su mandato presidencial.

El 10 de marzo de 1952 ocurrió un nuevo golpe de Estado, organizado por el entonces general Fulgencio Batista y Zaldívar; luego se proclamó Jefe del Gobierno Primer Ministro, nombró ministros, cesó a los anteriores y al Legislativo, de tal suerte que el Congreso de la República se vio impedido de ejercer su función. Curiosamente, uno de los primeros decretos del Jefe de Gobierno, firmado justamente el propio 10 de marzo, fue dejar sin efecto el Decreto presidencial 4261, de 29 de noviembre de 1944 y por lo tanto, entró nuevamente en vigor el Decreto 2300, de 21 de agosto de 1934. Durante los años que duró la dictadura de Batista se mantuvo vigente el antedicho Decreto y se continuó usando la bandera del 4 de septiembre hasta que, a raíz del triunfo revolucionario de enero de 1959, la bandera cayó en desuso y el Decreto creador quedó derogado por obsolescencia. En la edición revolucionaria de la revista Bohemia puede verse una fotografía de un individuo que arranca del asta la bandera del 4 de septiembre.

El diseño de la bandera del 4 de septiembre fue inspiración para otros símbolos, como por ejemplo la Medalla del 4 de septiembre, creada por el Decreto presidencial 236, de 12 de enero de 1937, en cuyo apartado segundo regula la cinta de la medalla en los siguientes términos:

“La cinta de la medalla será de 35 milímetros de ancho y del largo de las cintas de las demás condecoraciones. Tendrá los colores que simbolizan las distintas armas, azul, blanco, rojo, amarillo y verde, formando franjas verticales de 7 milímetros de ancho cada franja”. (Sic)

También esta condecoración, como la Medalla Conmemorativa del 4 de Septiembre, creada por el propio Decreto presidencial 236/1937, de 12 de enero, corrieron la misma suerte que la bandera, pero fueron restituidas el 10 de marzo de 1952 por un Decreto del Jefe de Gobierno Primer Ministro.

Luego de este estudio, creo que podemos definir algunas cuestiones a modo de conclusiones:

  1. La bandera del 4 de septiembre no fue creada en 1933, sino en setiembre de 1934, que es cuando entra en vigor el Decreto presidencial correspondiente.

  2. El nombre oficial de la bandera es “Bandera del 4 de septiembre”, por lo tanto, no se debe agregar el año de creación, al menos no como su nombre propio.

  3. La bandera del 4 de septiembre es conmemorativa, por lo tanto, le corresponde el símbolo de la H invertida, creado por el simbólogo venezolano don Raúl Orta y Pardo, y que este investigador asume plenamente.

  4. La Bandera del 4 de septiembre quedó derogada en 1944 y restablecida en 1952; y se mantuvo vigente  hasta 1959, año en que su uso decae hasta ser derogado el Decreto fundador por obsolescencia, pero nunca ha sido expresamente abrogado. No es de aplicación en este caso, a mi entender, la Ley número 13, de 13 de enero de 1959, que dispone la suspensión de las normas que atañen a la organización del Ejército

Maikel Arista-Salado y Hernández,

La Habana y 29 de noviembre del 2007

Referencias bibliográficas. 

  1. ARISTA-SALADO Y HERNÁNDEZ, Maikel. El Derecho Honorífico cubano: un acercamiento a la historia de las condecoraciones. Inédito, 2007.

  2. ———. El Derecho Honorífico cubano: compendio legislativo. Tomos I y II. Inédito, 2007.

  3. ———. Introducción a la Simbología cubana. Inédito, 2006.

  4. ———. Breve historia de las banderas cubanas. Inédito, 2007.

  5. CARRERAS, Juan A. Historia del Estado y el Derecho en Cuba. Editorial Pueblo y Educación. La Habana,  1981.

  6. CUBA. Gaceta Oficial de la República de Cuba. Ministerio de Justicia. 1902-2007.

Referencias en Internet. 

  1. Flags of the World. www.fotw.net

  2. Símbolos de la Nación cubana. www.nacion.cult.cu

Notas

[1] Decreto presidencial número 2300, de 21 de agosto de 1934, publicado en la Gaceta Oficial de la República el 3 de setiembre de 1934.

[2] Ídem.

[3] La imagen de la bandera del 4 de septiembre ha sido tomada del sitio www.fotw.net enviada por Ivan Sache el 5 de mayo del 2000.

 

[*] Maikel Arista Salado y Hernández es miembro de la Unión Nacional de Historiadores de Cuba, corresponsal de la Asociación Venezolana de Simbología y Coordinador del Club de Simbología de la Habana. Ha publicado artículos sobre simbología en la Revista de la Biblioteca Nacional “José Martí”, así como en publicaciones extranjeras, y en el 2006 obtuvo una Mención en el Premio Anual Nacional de Investigación Cultural con el ensayo “Los escudos cívicos de Cuba”.

 

por Maikel Arista-Salado Hernández

aristashr@gmail.com                                

En Letras-Uruguay desde el 24 de abril de 2013

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